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sábado, 22 de marzo de 2014

Rusia no retrocede en anexión de Crimea. India apoya sus argumentos

Tomado de La Voz de Rusia 

Como parte de esta estrategia, con el fin de evitar que la República Popular China acudiera en ayuda de Pakistán, la India firmó un tratado de "paz, amistad y cooperación" con la Unión Soviética en agosto de 1971. Este tratado obligaba a cada parte a ayudar a la otra en caso de evidente amenaza a la seguridad nacional.

  

Crimea es el Bangladés del 71


Uno de los primeros líderes mundiales al que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, llamó por teléfono tras la suscripción del tratado de incorporación de Crimea a Rusia fue el primer ministro de la India, Manmohán Singh.


En el comunicado oficial de la Cancillería india Manmohán Singh agradeció a Putin por el esclarecimiento de la postura rusa con respecto a los recientes hechos protagonizados en Ucrania y “destacó la invariabilidad de la posición de la India en relación a la unidad e integridad territorial de los países”. 

Entre tanto, hechos relativamente no lejanos de la historia de la propia India muestran que la integridad territorial no es, ni mucho menos, ninguna vaca sagrada, y suelen darse situaciones en que fuerzas exteriores deben intervenir necesariamente en la marcha de los sucesos en otro país. 

La posición oficial moderada de la India sobre la situación en torno a Ucrania, y, particularmente, lo referente al retorno de Crimea a Rusia, es perfectamente explicable: se trata de los problemas territoriales propios, ante todo el de Cachemira, y el hecho de que a más tardar a fines de mayo el Gobierno de Manmohán Singh depondrá sus poderes. 

Un factor adicional que explica ese cierto alejamiento de la sociedad india y de las autoridades oficiales de los sucesos en torno a Ucrania, es que hoy ninguna agencia informativa india, sino solo el importante periódico The Hindu, tiene corresponsales en Moscú (sin hablar ya de Kiev). Como consecuencia, las informaciones que publican los medios indios se reducen a la reimpresión de las noticia de las agencias occidentales, lo cual se traduce en una cobertura unilateral y en su percepción unilateral por los lectores indios. De ahí que estos reciban informaciones sobre que aparentemente el referéndum en Crimea se celebró a punta de fusiles y en medio de la ocupación rusa. 

Entre tanto, hace unos cuarenta años la India no era tan cautelosa cuando se trataba del destino de todo un pueblo, que se vio casi en la misma situación en la que se vieron los habitantes de Crimea y en la que hoy están los pobladores del sureste de Ucrania. Se trata de los hechos acaecidos en 1971 en Bangladés (entonces Pakistán Oriental). 


La similitud de las situaciones obedece aunque sea al hecho de que, al igual que las fronteras administrativas entre las repúblicas de la antigua Unión Soviética (que se convirtieron en fronteras estatales en 1991) fueron trazadas de forma bastante convencional, sin que se tuvieran en cuenta los nexos económicos, histórico-culturales, idiomáticos y otros, que se habían conformado entre las poblaciones de las partes divididas. Como resultado, en el marco de una formación estatal (Pakistán de los años 1947-1971 y Ucrania) se vieron incluidas partes históricamente no relacionadas entre sí: en ambos casos había (en el caso de Ucrania perdura hasta ahora) una división bien clara en Oriente y Occidente. Y en la historia de ambos estados se dio que una de las partes procuraba por medio de la fuerza privar a la otra de su peculiaridad étnica, idiomática y cultural. Y cuando la población de Pakistán Oriental se rebeló, el Gobierno de la India no lo pensó mucho e introdujo sus tropas en esa parte de Pakistán. 

La derrota de Pakistán en la guerra de 1971 llevó a la creación de Bangladesh. La India fue el primer país que reconoció a Bangladesh como estado independiente.

Por cierto que existen diferencias entre la actual situación en Crimea y los sucesos de 1971 en Bangladés. No se llegó a una violencia abierta contra la población de Crimea por parte de las nuevas autoridades ilegítimas de Ucrania ni tampoco se incrementó el contingente militar ruso en Crimea más de lo que determina el tratado sobre emplazamiento de la Flota del mar Negro. Bastó la resolución del Consejo de la Federación (Senado) sobre la posibilidad de iniciar operaciones militares más allá de las fronteras de Rusia y el deseo de los propios crimeos de regresar a Rusia claramente expresado en el referéndum. 

De todos modos, al evaluar los actuales sucesos en Crimea no hay que olvidarse de las situaciones similares en otras regiones del mundo. Si no fuera por la ayuda militar india difícilmente la lucha de liberación nacional de los bengalís de Pakistán Oriental hubiese sido coronada por el éxito y en el mapa de la Tierra no existiría hoy el Estado independiente de Bangladés.