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miércoles, 21 de febrero de 2018

Hoy 21 de Febrero se celebra el Día Internacional de la Lengua Materna

Por Compartiendo mi Opinión
El Día Internacional de la Lengua Materna fue proclamado por la Unesco el 21 de febrero de 2000, y se celebra en la misma fecha cada año en los Estados miembros y en la sede de la organización para promover la diversidad lingüística y cultural y el plurilingüismo.

Este día está dedicado al reconocimiento del Movimiento por la Lengua Bengalí, que conmemoró en Bangladés el Día del Movimiento por la Lengua desde 1952, cuando la policía y el ejército del Estado pakistaní, que entonces ocupaba Bangladesh, abrieron fuego contra la multitud hablantes de lengua bengalí que se manifestaban por sus derechos lingüísticos en Dhaka, Bangladés. 

En 1999 la Conferencia General de la UNESCO aprobó la resolución con 37 recomendaciones de medidas para promover el multilingüismo, en particular mediante la promoción del acceso universal al ciberespacio y el multiculturalismo en las redes mundiales de información. 

En 2000 se celebra por primera vez el Día Internacional de la lengua materna; en un mensaje leído durante la ceremonia, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, apoyó la celebración ya que ésta crea conciencia en todos los pueblos sobre el valor de las lenguas. Reafirmando la importancia de preservar la diversidad de las lenguas, Kofi Annan pidió mayores esfuerzos para preservar las lenguas como un patrimonio común de la humanidad. 

La celebración del Día Internacional de la lengua materna en 2000, 2001, 2002 y 2003 fueron a través de discursos e intercambio de ideas dirigido por académicos, lingüistas, funcionarios gubernamentales, sociedades culturales y otros representantes de los Estados miembros sobre aspectos de la cultura, la educación y los idiomas. En todo el mundo se celebraron muchas actividades culturales locales tales como lectura de poesía en las escuelas, exposiciones y obras de teatro, emitiéndose además programas de radio y televisión producidos por medios de comunicación locales y nacionales. 

Las lenguas son el instrumento de mayor alcance para la preservación y el desarrollo de nuestro patrimonio cultural tangible e intangible. Toda iniciativa para promover la difusión de las lenguas maternas servirá no sólo para incentivar la diversidad lingüística y la educación multilingüe, sino también para crear mayor conciencia sobre las tradiciones lingüísticas y culturales del mundo e inspirar a la solidaridad basada en el entendimiento, la tolerancia y el diálogo. 

Para fomentar el desarrollo sostenible, los educandos deben tener acceso a la educación en su lengua materna y en otros idiomas. Es a través del dominio de la primera lengua o lengua materna que se adquieren las habilidades básicas de lectura, escritura y aritmética. 

Las lenguas locales, especialmente las minoritarias e indígenas, transmiten culturas, valores y conocimientos tradicionales, desempeñando así un papel importante en la promoción de los futuros sostenibles.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Políticos una vez más equivocados. Real Academia Española en contra del uso de “ todos y todas”

Tomado de La Nación


Lenguaje y sexismo
La Real Academia Española, contra el "todos y todas"

Defendió el uso del género masculino en el caso de citarse grupos de hombres y mujeres

Por Adrián Sack

Madrid. A la Real Academia Española (RAE) le llamó la atención el uso creciente de un latiguillo lingüístico en América latina: un artículo de la Constitución de Venezuela habla de "venezolanos y venezolanas", y la presidenta Cristina Kirchner comienza siempre sus discursos dirigiéndose "a todos y a todas".

Sin embargo, los hispanohablantes no están discriminando cuando usan el masculino para designar a hombres y mujeres: no necesitan modificar el uso de su idioma para huir del sexismo y tampoco están obligados a pasar al género femenino el nombre de algunas profesiones.

Titulado "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer", un informe de la RAE critica las nuevas guías sobre lenguaje no sexista elaboradas en España por universidades, sindicatos o gobiernos regionales, que proponen, por ejemplo, usar palabras como "la ciudadanía" en lugar de "los ciudadanos" o "el profesorado" en lugar de "los profesores" para hablar de grupos compuestos por hombres y mujeres.

El autor del informe de la RAE, Ignacio Bosque, defiende que "el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical" español y que no tiene sentido "forzar las estructuras lingüísticas".

"No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños", fustiga.

Asimismo, "no parecen admitir estas guías que una profesional de la judicatura puede elegir entre ser juez o jueza", critica el académico, considerando que las pautas propuestas por estas guías están únicamente pensadas para el lenguaje oficial.

La corriente "reformista" ya ha tenido varios ejemplos, además de los que brindan la Constitución venezolana y la presidenta Kirchner. El 15 de mayo del año pasado, la Puerta del Sol se vio desbordada por un movimiento de manifestantes que, para subrayar su conformación por mujeres indignadas y hombres indignados, se autodenominó "de l@s indignad@s". Con el signo de arroba, para ser más inclusivos.

Pero la RAE decidió ponerle, si no freno, al menos un límite a un modo de expresarse que considera artificial y derivado de la exposición pública. En un detallado informe, cuestiona con contundencia e ironía una serie de nueve guías gramaticales destinadas a "evitar el sexismo en el lenguaje", que fueron publicadas en los últimos 10 años en España.

En esas publicaciones, sus autores recomiendan a los lectores, entre otros consejos, que no apelen al uso genérico del masculino cuando se debe referir a los dos sexos al mismo tiempo. Así, por ejemplo, sugieren que se emplee "las personas becarias" en lugar de "todos los becarios" o, también, "las personas sin trabajo" para reemplazar a "parados", en España.

INSOSTENIBLE

Si bien Bosque reconoce la existencia de la "discriminación hacia la mujer" en la sociedad, su análisis concluye que con el uso y tendencias aconsejados en las guías "se extrae una conclusión incorrecta de varias premisas verdaderas", entre las que admite el uso de "comportamientos verbales sexistas" en el idioma español. En las guías cuestionadas se suele llegar a "una conclusión injustificada que muchos hispanohablantes consideramos insostenible", añade.

Esa "conclusión injustificada" hace suponer, explica Bosque, "que el léxico, la morfología y la sintaxis de nuestra lengua han de hacer explícita y sistemáticamente la relación entre género y sexo, de forma que serán automáticamente sexistas las manifestaciones verbales que no sigan tal directriz, ya que no garantizarían «la visibilidad de la mujer»".

Bosque denunció así una suerte de "discriminación" a la inversa, que, del mismo modo que esta tendencia presuntamente promotora de la igualdad en el lenguaje, ve apuntalada por el "despotismo ético" de un sector de la sociedad. En este sentido, el académico alertó sobre una contradicción fundamental. "Si [como establecen las guías] el uso del masculino con valor genérico implica un trato lingüístico discriminatorio, ¿cómo han de reaccionar las mujeres que no perciben en él tal discriminación?", plantea.

Luego de analizar las expresiones que habría que suprimir por recomendación de esos organismos -que en la mayoría de los casos no consultaron a lingüistas- Bosque teme por el empleo de expresiones "sexistas" como "los reyes", "mis tíos" o "sus suegros", donde no se contempla la "visibilidad" de la mujer.

Tras criticar y resaltar la nula practicidad del "desdoblamiento" genérico -como el citado "todos y todas"- para evitar la supuesta caída en el sexismo, así como el uso indebido del símbolo "@" para superponer el uso femenino de la "a" y el masculino de la "o", el lingüista descartó la viabilidad de las recomendaciones de las guías.

"Si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar", señala.

Por último, Bosque observa que las propuestas reformistas "no están hechas" para ser adaptadas al lenguaje común, puesto que, según entiende el académico, "se supone que los cambios que se solicitan han de afectar únicamente al lenguaje oficial". Es decir, al utilizado por quienes hablan delante de un micrófono o de una cámara y que, fuera de estas situaciones, se expresan "como todo el mundo".

El informe de Bosque fue aprobado en forma unánime por los académicos, entre los que figuran Luis Goytisolo y Arturo Pérez-Reverte.

LOS FUNDAMENTOS

· Advertencia. "No deja de resultar inquietante que desde dependencias oficiales se sugiera la conveniencia de extender -y es de suponer que de enseñar- un conjunto de variantes lingüísticas que anulan distinciones sintácticas y léxicas conocidas".

· Forzado. "El uso genérico del masculino para designar a los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical" español y no tiene sentido "forzar las estructuras lingüísticas".

· Separación. Si bien el propósito último de las guías de lenguaje no sexista es loable porque quieren "contribuir a la emancipación de la mujer y que alcance su igualdad con el hombre en todos los ámbitos", cuestionó las recomendaciones porque estarían impulsando políticas normativas que separan "el lenguaje oficial del real".

· Insostenible. Las guías aludidas suelen llegar "a una conclusión injustificada que muchos hispanohablantes consideramos insostenible".



sábado, 4 de agosto de 2012

¿Hispano o Latino, Español o Castellano?


Tomado de Long Island al Dia 
 Por Luis Alberto Ambroggio* 


Ensayo
No se pretende encontrar soluciones dogmáticas, sino justificar predilecciones o preferencias en temas que (como todos los buenos temas) enardecen las pasiones en la emoción de sus muchas connotaciones, dentro de nuestra perenne búsqueda identitaria. Hablo del español y de lo hispano, frente al castellano y latino , pasando simplemente a explicarme, en una explicación que espero ilumine la controversia y justifique las elecciones.
Si el idioma es nuestra patria, parafraseando a Albert Camus, me quisiera aferrar a la universalidad del español, ése que poetizara Pablo Neruda cuando se expresó en Confieso que he vivido: “Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras”.
Pero ¿por qué digo español y no castellano?. Una preferencia que elijo dentro de los avatares de la política y la historia. Si bien, muchos consideran estos términos sinónimos y algunos insisten en que nos refiramos a nuestro idioma como castellano, en mi casa, en mi escuela, en mi patria de la infancia aprendí siempre el español, ese idioma que nos dejó quien solíamos llamar “nuestra madre patria”. El idioma de España como nación, que también tiene muchos otros como el gallego, el catalán, el euskera, etc. Lo dijo ya el anónimo de Lovaina: “Esta lengua de la cual damos aquí preceptos se llama española. Llámase así no porque en toda España se hable una sola lengua que sea universal a todos los habitadores de ella, porque hay otras muchas lenguas, sino porque la mayor parte de España la habla”. Y también lo señalaba en 1737 el valenciano Gregorio Mayans y Siscar en su libro Orígenes de la lengua española al escribir: “Por “lengua española” entiendo aquella lengua que solemos hablar todos los españoles cuando queremos ser entendidos perfectamente unos de otros.”
Y ése es el idioma que nos dejaron-, el que usaban cuando descubrieron y conquistaron este Nuevo Mundo desde Alaska hasta la Patagonia; el idioma no solo de Castilla, sino también de León y Aragón. Dicho sea de paso en el español gauchesco hay muchas expresiones del español andalúz y no es difícil al hablar con un canario (de las Islas Canarias), confundirlo como si fuese Cubano o Venezolano por su modo de expresarse, su modalidad y acento.
 Evitando entonces en mi foro interno polémica o ambigüedad, opto por referime a nuestro idioma, como el español, con una presencia internacional y panamericana que nos une más allá de los mestizajes, variedades geolectales, influencias de culturas, lenguas y estructuras socio-económicas regionales que lo enriquezcan y distingan en ese dinamismo constante en la evolución sociolinguística .
Considero apropiada tal preferencia por una serie de argumentos (a los que siempre se les puede encontrar una antítesis). Es la preferencia de todas las Academias de la Lengua Española y su Asociación (ASALE). De hecho el Diccionario Panhispánico de Dudas, aprobada por la Asociación de Academias de la Lengua Española, establece:
“Español”. Para designar la lengua común de España y de muchas naciones de América, y que también se habla como propia en otras partes del mundo, son válidos los términos castellano y español.
La polémica sobre cuál de estas denominaciones resulta más apropiada está hoy superada. El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy más de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.).  Aun siendo también sinónimo de español, resulta preferible reservar el término castellano para referirse al dialecto románico nacido en el Reino de Castilla durante la Edad Media, o al dialecto del español que se habla actualmente en esta región. En España, se usa asimismo el nombre castellano cuando se alude a la lengua común del Estado en relación con las otras lenguas cooficiales en sus respectivos territorios autónomos, como el catalán, el gallego o el vasco” .
Sin embargo otros, como Andrés Bello, el reconocido linguista y escritor venezolano, opinan de forma diferente, al titular su principal obra Gramática de la lengua castellana, explicando en las nociones preliminares (3b):3 que «Se llama lengua castellana (y con menos propiedad española) la que se habla en Castilla y que con las armas y las leyes de los castellanos pasó a América, y es hoy el idioma común de los Estados hispanoamericanos». No concuerdo con tal afirmación.
Si bien ese idioma común en los siguientes países se identifica la lengua oficial como “castellano”: Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú, Venezuela y España ahora luego de la Consitución de 1978, por el contrario en los siguientes países lo es el “español”: Cuba, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Costa Rica, Guinea Ecuatorial y la República Dominicana. Argentina, Puerto Rico y México no lo declaran como tal y en Estados Unidos en los documentos oficiales se habla del “español” (Spanish), y no del “castellano” (Castillian).
En general, los países, las instituciones gubernamentales y educativas, las Academias de la Lengua, se refieren a esta lengua común de España e Hispanoamérica (que incluye a los Estados Unidos) como “español”, prefiiriendo reservar el vocablo “castellano” para referirse al dialécto romántico oriundo del Reino de Castilla, de León y Aragón durante la Edad Media, o al que se utiliza en la actualidad en esas regiones de España, como lo indica la cita arriba mencionada.
Insisto entonces en la preferencia por el término “español” para designar al idioma que nos entronca con una historia, cultura, literatura excepcional, el idioma que nos une, nos identifica, continental e intercontinetalmente.
¿Hispano o latino?
Después de lo expuesto, una conclusion lógica, rápida y aparentemente fácil sería “si hablo español entonces soy hispano”.  O, a la inversa, ¿porqué me llaman “latino” si no hablo latín? Y en esta controversia entran las emociones que producen las experiencias de casi toda la civilización humana con su historia de conquistas y reconquistas, algunas no tan infelices como otras.
En el mundo académico se ha utilizado fríamente la clasificación de algunos críticos literarios, arbitraria como todas las clasificaciones (y ésta en particular, sin mayor profundización en este uso de nomenclaturas, tan controvertido), que distingue a los escritores entre “hispanos”, aquellos de procedencia hispánica en los Estados Unidos que han optado por escribir en español, y “latinos”, aquellos de procedencia hispánica que escriben en inglés . Como sostengo en el estudio preliminar a la antología Al pie de la Casa Blanca.  Poetas hispanos de Washington DC, sin privilegiar uno sobre el otro, consciente de sus resonancias y manejos socio-políticos, prefiero hispano, por la procedencia del imperialismo francés del a veces preferido y más popular término “latino” que paradójicamente es utilizado por algunos con orgullo y por otros de una manera despectiva.
A modo de ilustración me permito citar el mentado informe del Pew Hispanic Center que publicó recientemente sobre el tema de la identidad y encontró que 51 por ciento utiliza el origen de su país para identificarse y 24 por ciento utiliza los términos hispano o latino. Pero cuando se trata de elegir entre los términos hispano o latino, los encuestados optan por el primer término en un margen de 2 contra 1.
Frente a una apreciada poeta como Sandra Cisneros con “Yo soy Latina” y otros que militan cerradamente por este término, y lo que presumen ser su connotación identitaria, opto por la designación de “Hispano”, porque –a pesar de la llaga de la Conquista y reconociendo esa desventura histórica- no estoy de acuerdo con quienes quieren eliminar la realidad de la hispanidad en nuestra identidad y substituirla por la latinidad (latinidad ¿de quién? ¿De los romanos? ¿De los franceses?).
Efectivamente este concepto de latinidad surge a partir de la expresión América Latina creada en siglo XIX por el sociólogo francés Michel Chevalier (1806-1879). promotor del imperialismo francés en América. Seguido en 1861 por L. M. Tisserand, quien llamó “L’Amérique Latine” a lo que hasta entonces se conocía como Sudamérica o las Indias. Este término de América Latina creado por Chevalier y Tisserand pretendía justificar los objetivos imperialistas francesas, que se materializaron con la intervención de Napoleón III en México (1861 -1867) y la imposición del Emperador Maximiliano. A pesar de que este Emperador extranjero en México resultó ser más liberal de lo deseado y apoyó el rescate y desarrollo de las culturas nativas, la adopción del término “latino” fue un instrumento de los imperialistas franceses para justificar cierta “hermandad” identitaria como “latinos” con los sujetos a los que estaban conquistando.. Curioso apoyo verbal a sus esfuerzos de una nueva conquista.
Esto, el uso despectivo con que me he encontrado en los Estados Unidos al ser alguien denominado como “latino”, y el orgullo en nuestra historia, cultura, lengua hispana con todas sus imperfecciones, me motivan a elegir el vocablo “hispano” para identificarme, e identificar a quienes de algún modo por su idioma, historia o cultura, hayan sido conformados dentro del contexto hispano, ya sean europeos, mestizos, amerindios, afro-americanos, etc. De hecho vale la pena destacar que la población emigrante indígena mexicana, centroamericana, suramericana rechazan la palabra “latino”. Además aprecio lo que opina Duard Bradshaw, presidente panameño de la Asociación Nacional Hispana de Abogados: “Te voy a decir por qué me gusta la palabra hispano. Si usamos la palabra latino, excluimos a la península ibérica y a los españoles. La península ibérica es de donde venimos, todos tenemos un poco de ese pequeño hilo (thread) que proviene de (comes from) España”.
Y, sobre todo, lo prefiero porque nos hace más como comunidad, como fuerza socio-política y presencia poblacional, sin ser conservador. Al contrario, potenciando la capacidad de distinguir incluyendo a una gran población estadounidense que va creciendo y que se está empezando a hacer respetar porque puede basarse en su rica historia y cultura para estar orgullosa y ser reconocida por la mayoría anglosajona, y no simplemente con esa distinción generalizada (anglosajones, blancos europeos del Norte versus los países latinos del sur).
Para cerrar este ensayo personal de felices elecciones, adopto las conclusiones de Jorge J.E. García en su libro Hispanic/Latino Identity. A Philophical Perspective , entre otros quien luego de analizar los téminos y concepto de “Hispano” y “Latino” desde cuatro enfoques amplios diferentes: empírico, politico-sociológixo, lógico y pragmático, destaca la elección estratégica del témino “Hispano” como identitario de nuestra población porque está anclado en la red de conecciones históricas, que desde siglos continúa hasta el presente y, al mismo tiempo que nos identifica, nos diferencia en un sentido positivo más allá de separaciones regionales o nacionales, con orgullo y sin necesidad de aceptar o fomentar discriminaciones.
Esperando que el lector profundice su propia preferencia, sé que no tengo que pedir perdón por sentir pasionalmente y compartir mis sencillas aproximaciones y predilecciones en lo que creo nos identifica como hispanos, con sensibilidad para quienes optan por las alternativas y su validez sentimental. En todo caso, sin representar ningún interés nacionalista, politico o institucional.
©Luis Alberto Ambroggio
 Academia Norteamericana de la Lengua Española
 Miembro Correspondiente de la Real Academia Española
http://www.anle.us/338/Luis-Alberto-Ambroggio.html

sábado, 26 de marzo de 2011

Símbolo gráfico del corazón es incluído en Diccionario Oxford como acepción del verbo amar

Tomado de El País

Logo 'I love New York'

Desde ahora, un corazón junto a dos nombres no será un simple dibujo de adolescentes o una demostración de amor; el símbolo tendrá reconocimiento oficial como verbo. Al menos, en inglés. El Diccionario de Oxford ha incluido el símbolo gráfico del corazón ('heart' en inglés) como otra acepción, de utilización coloquial, del verbo amar. Incluso ya se puede encontrar la definición en la versión online con la que cuenta el prestigioso diccionario. Es uno de los más de 45.000 nuevos términos que el Diccionario de Oxford ha aceptado en su última actualización, concluida hoy. El resultado ha sido la revisión de 285.000 acepciones de diferentes vocablos que han cambiado a lo largo del tiempo.

'I (corazón) NY' es el logo que más popularidad le ha generado al dibujo cardiaco, eternamente inmortalizado en camisetas y pegatinas. Fue un encargo en 1977 de William S. Doyle, comisario del departamento de Comercio de Nueva York, a la agencia Wells Rich Greene. El Ayuntamiento de Nueva York necesitaba una campaña publicitaria para promocionar el turismo y los creativos Milton Glaser y Bobby Zaremn se encargaron de darle una forma tan sencilla como esta: Una i latina en mayúscula, un corazón y las letras NY en estilo American Typewriter.

"Hemos centrado el esfuerzo en revisar las palabras más importantes del siglo XX y del siglo XXI", asegura John Simpson, uno de los editores del Diccionario de Oxford, en un vídeo de Youtube. "Los símbolos son cada vez más una expresión no hablada del lenguaje que se usan con relativa normalidad y se suelen nombrar con el sustantivo al que representan. Sin embargo, es muy difícil encontrar un icono que sea tan evocador y tangencial como este", asegura Graeme Diamond, editora del Diccionario de Oxford, refiriéndose al diseño de Glaser: "En inglés, desde finales del siglo XII, el corazón ha sido el lugar del amor y el afecto". Parece que ahora el corazón no sólo se ve, sino que también se pronuncia.

El Diccionario de Oxford (OED, en sus siglas en ingles) se considera la máxima autoridad en materia lingüística inglesa - el equivalente a la Real Academia Española (RAE), la institución que gestiona el español-, ya que recopila el significado, historia y pronunciación de 600.000 palabras del inglés que se habla en todo el mundo. Desde 1989, cuando apareció la segunda edición del diccionario, no se había hecho una renovación tan amplia de contenidos.

"Los diccionarios están compuestos de lemas -palabras-, no de iconos, pero recogen los significados reales de los términos y su perspectiva histórica. Si hubiera algún icono en español que representase una realidad así, no dudaríamos en incluirlo como acepción, como ha hecho Oxford con el logo del corazón", asegura Darío Villanueva, secretario de la Real Academia Española y catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Santiago. Villanueva recuerda que el caso más similar en español es el lema de la ciudad de Sevilla: NO8DO. El icono central -un ocho colocado en horizontal con forma de madeja de lana. La composición se lee NO MADEJA DO, queriendo decir "No me ha dejado". La frase hace referencia a la lealtad que mantuvo la ciudad al rey Alfonso X el Sabio en la guerra contra su hijo Don Sancho en el siglo XIII.

Otros términos aceptados por el Diccionario de Oxford han sido abreviaturas OMG, FYI y LOL. Éstas forman parte de la nueva ola de términos ligados a la tecnología, -OMG (Oh my God), LOL (Laugh Out Loud) y FYI (For Your Information-, expresiones que abundan en los mensajes de texto y en los programas de chats como Messenger, páginas web como Myspace, además de en los correos electrónicos. Estas siglas sirven para expresar emociones: OMG significa "Oh, ¡Dios mío!"; LOL, "reírse a carcajadas" y FYI, "para tu información", todas ellas en inglés. Desde el anuncio de la aprobación de estos términos, Oxford English Dictionary se ha convertido en uno de los temas más comentados en todo el mundo a través de Twitter.

"La Real Academia nunca va a agregar las abreviaturas como entradas a nuestro diccionario. Sin embargo, sabemos que son fórmulas de escritura que simplifican y economizan el lenguaje", explica Darío Villanueva, sobre la aceptación de LOL, FYI y OMG en Oxford. La Real Academia Española actualizó su diccionario en junio de 2010, en la que se agregaron 2.000 modificaciones en su versión online. Villanueva asegura que en la historia del español las palabras han ido perdiendo sílabas y creando apócopes y síncopas, que no son otra cosa que otra forma de abreviación natural de la lengua: "Las ha habido siempre: todo copista medieval escribía abreviaturas. No hay dos líneas seguidas en un manuscrito que no tenga una".