Tomado de Infobae
"La
corrupción y las verdades a medias, en especial en estadísticas, frenan inversiones"
Por Gabriela Esquivada
Sebastián Edwards, chileno
titular de la cátedra Henry Ford II de Economía y Comercio Internacional en la
Universidad de California, analizó para Infobae las
realidades en Argentina, Venezuela y Brasil
Las definiciones de Sebastián Edwards,
economista chileno titular de la cátedra
Henry Ford II de Economía y Comercio Internacional en la Universidad de
California en Los Angeles (UCLA), son contundentes:
Sobre Venezuela: "Un país sofocado por el autoritarismo, las
carencias económicas y la desesperanza".
Sobre Argentina: "Las empresas no invierten y los individuos
compran dólares. Una receta para el desastre".
Sobre Brasil: "Un país atrapado entre la corrupción y las malas
políticas económicas".
Edwards es un especialista en la región.
Entre 1993 y 1996 fue economista en jefe para América Latina y el Caribe del
Banco Mundial; mucha de su extensa obra académica se ha ocupado del tema: Left Behind:
Latin America and the False Promise of Populism (2010),
The Decline of Latin American Economies (2007), The Economics and Political Transition to an Open Market Economy:
Colombia (2001), Anatomy of an Emerging-Market
Crash: Mexico 1994(1997), Labor Markets in Latin America:
Combining Social Protection with Market Flexibility (1997) y Crisis and Reform in Latin America: From Despair to Hope (1995),
entre muchos otros.
Su trabajo más reciente sobre los países
latinoamericanos, Left Behind (Quedarse atrás: América Latina y las falsas promesas del populismo),
mostraba el optimismo que hace cinco años todavía causaba la región, porque en
promedio había crecido de modo rápido y por primera vez en mucho tiempo no se
la asociaba a la palabra crisis. También alertaba sobre los riesgos de
basar esa mirada positiva en factores económicos volátiles. El libro
clasificaba a los países latinoamericanos en tres categorías: los que estaban
despegando, integrándose al mercado global; los nostálgicos de políticas económicas
antimercado, y los que están a mitad de camino entre un modelo neoliberal y uno
populista.
El profesor Edwards dialogó con Infobae sobre lo que
sucedió en estos cinco años y cómo cambiaron esas economías.
-En vista de la evolución de Venezuela,
Argentina y Brasil, ¿sigue pensando igual, o nuevamente observa una relación
entre crisis y crecimiento en América Latina, y se repetirá el ciclo de alta
ganancia y alta volatilidad?
La historia de la región latinoamericana es
la historia de dieciocho países diferentes, por lo que es difícil generalizar.
Hay países a los que les va mejor que a otros. Dicho esto, es verdad que ha
habido un bajón en casi todas las naciones. Eso era predecible y muchos
analistas lo dijimos en su momento. La bonanza latinoamericana se basó, en casi
todos los lugares, en un boom de los precios de los commodities. Con la caída
de los precios de exportación ha caído el crecimiento. Left Behind era un llamado de atención a los
políticos locales, en el sentido de que toda experiencia populista
termina mal. La historia reciente de un puñado de países de la
región —incluyendo la Argentina— lo confirma en forma absoluta.
-¿Cuál ha sido la modificación mayor en el
mapa de los tres grupos en los que dividió a los países latinoamericanos?
En ese libro dije que la gran duda era qué
iba a pasar con Brasil. Es triste, pero irrefutable: Brasil ha caído del grupo
de los que estaban despegando y hoy se encuentra entre los menos dinámicos, los
más vulnerables y con mayores complicaciones. Es un país atrapado entre la
corrupción y las malas políticas económicas.
-¿Qué lecciones ofrece el caso brasileño?
Tres. La primera: la inflación es un enemigo
decidido de la buena performance económica. La segunda: no basta con controlar
la inflación. La estabilidad es una condición necesaria para crecer y
progresar, pero no es suficiente: se requiere además de reformas que promuevan
la productividad y el empleo. (La reforma laboral del primer ministro francés,
Manuel Valls, reafirma este punto). La tercera lección es que el tamaño es
importante. Un país grande siempre atrae inversiones. La pregunta es cómo hacer
para que estas sean óptimas. Estas lecciones también se aplican a Argentina,
Venezuela y Nicaragua.
"MADURO
ES UN ENERGÚMENO CON AMBICIONES DE TIRANO"
Después de estudiar durante décadas la
economía moderna de América Latina, el profesor Edwards ha sintetizado que no
es una exageración definirla como una combinación de crisis, crecimiento
modesto, desigualdad y pobreza.
También advierte ciclos: si durante los
tardíos 80 y los 90 muchos países de la región encararon reformas promercado,
por efecto de su propia implementación y de la imbricación profunda del mundo
global (por el cual lo que sucede en una punta del planeta afecta al resto)
hubo crisis en México (1994), Brasil y Ecuador (1999), Argentina (2001),
Uruguay (2002), República Dominicana (2003).
El crecimiento escaso, el desempleo
creciente y el deterioro del tejido social causaron frustración y escepticismo.
Algunos países se inclinaron por gobiernos entre reformistas y populistas, que
adaptaron algunas de las medidas de la década neoliberal o inclusive dieron
marcha atrás con éstas.
Sigo diciendo lo mismo: no hay nada
rescatable en el populismo. Ahora lo digo en forma más enfática y terminante.
El populismo no es sólo una catástrofe económica, sino que además termina
siendo profundamente antidemocrático.
-En vida del presidente Hugo Chávez usted
vaticinó que el neopopulismo en Venezuela tendría más consecuencias negativas
que las aparentes. ¿Qué porvenir le ve al presidente Nicolás Maduro?
Maduro es un energúmeno con ambiciones de
tirano. El populismo tiene un ciclo perverso y trágico: genera una euforia
en el corto plazo y luego vienen el derrumbe, la frustración y la
crisis. Los que pagan son siempre los más pobres. Lo vemos en Venezuela, un
país sofocado por el autoritarismo, las carencias económicas y la desesperanza.
El alto precio del petróleo hizo que la fase ascendente del ciclo fuera más
larga que en otras experiencias. Pero al final la lógica de la historia se
impuso.
ARGENTINA,
"EL EPÍTOME DE LA CRISIS LATINOAMERICANA"
En su libro, el profesor Edwards —también
asesor económico durante la gobernación de Arnold Schwarzenegger en California,
Estados Unidos, y miembro del Comité de Consejo Científico del Instituto Kiel
de Economía Mundial, basado en Alemania— sólo destaca positivamente el proceso
en Chile, anuncia la crisis de Venezuela y ubica a algunos países como
Colombia, Costa Rica y Perú entre los que pueden avanzar hacia la integración
global con reformas de mercado.
Se mostró menos esperanzado con el caso
Argentino. No sólo porque se encontraba dando clases en Buenos Aires durante
2001, poco antes de la gran crisis económica de diciembre que derivó en un
peligroso resquebrajamiento institucional, sino porque ve en Argentina una síntesis de la historia económica de América
Latina como una sucesión de crisis.
"Eso es así, desafortunadamente. Argentina es, sin dudas, el país más sofisticado de la región.
Pero, al mismo tiempo, está capturado por una clase política mediocre y un
tanto paranoica. Hay una idea generalizada de que en el mundo entero
quiere perjudicar a la Argentina. Esta idea de una conspiración global ha
llevado a los políticos argentinos a tomar atajos una y otra vez, a través de
las décadas. El problema es que la política de los atajos lleva a crisis
recurrentes", afirmó.
-¿Diría que ya atraviesa otra crisis o que se
avecina otra?
Argentina es uno de tan sólo dos países en
la región donde hay mercado negro de dólares; el que se le llame
"azul" es una tontería. La sola existencia de este mercado negro
demuestra que Argentina ya entró en la etapa de la crisis. La única pregunta
pertinente es cómo va a ser la salida: si costosa o si muy costosa.
-¿Cuáles son los elementos más graves, tanto
en la política económica como en el plano institucional?
Hay una carencia de certidumbre y de reglas
de juego claras y estables. Ante esta realidad las empresas no invierten y los
individuos compran dólares. Una receta para el desastre. La corrupción y las verdades a medias —especialmente en el área de
las estadísticas— frenan las inversiones extranjeras. Esto es
grave, ya que impide que se produzca la requerida transferencia de nuevas
tecnologías. Entre los aspectos más importantes para generar inversiones
extranjeras están la seguridad jurídica, el proceso de resolución de
conflictos, la existencia de sistema judicial probo y honesto, y el respeto a
los derechos de propiedad.
"EL
POPULISMO NO ES SÓLO UNA CATÁSTROFE ECONÓMICA, SINO QUE ADEMÁS TERMINA SIENDO
PROFUNDAMENTE ANTIDEMOCRÁTICO"
Edwards ha destacado en sus trabajos que no
conviene confundir a la izquierda en general con el populismo. En Amércia
Latina hay una nueva izquierda que considera moderna, como opuesta a la
izquierda populista al estilo venezolano. Sus ejemplos centrales ha sido dos
presidentes chilenos: Michelle Bachelet y Ricardo Lagos. Ambos son tan
antipopulistas como él y en sus políticas modernas radica el éxito económico de
Chile, cree el académico.
-Su país permanece como la estrella del sur.
¿Cómo cree que puede afectar el tema de la corrupción reciente, que la
presidente Bachelet encaró prontamente?
Es un problema muy serio, sin duda. Sin
embargo tiene un lado positivo. Con el éxito económico ha
surgido una clase media exigente, que aspira a más y más. Entre
otras cosas quiere transparencia y un fin a la corrupción. Otro aspecto
positivo es que la competencia entre los medios ha hecho que sea imposible
—como lo era en el pasado— esconder los escándalos.
-Usted dijo que el desafío de Chile era la
modernización: que una cosa es tener buenos indicadores económicos y otra es
ser un país moderno. ¿Qué puntos marcan la diferencia?
Un país moderno es tolerante, inclusivo y da
igualdad de oportunidades; tiene igualdad de género, competencia verdadera
entre las empresas y un motor económico basado en la innovación y los avances
científicos. En estos temas Chile sigue retrasado.
Como derivado de sus estudios y de sus
trabajos de consultoría para numerosas instituciones multilaterales, gobiernos
y corporaciones internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo, el
Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, el profesor Edwards ha cifrado el futuro de América
Latina en tres factores: buenas políticas económicas, instituciones fuertes y
educación. Otros economistas, como Gavin Serkin,
autor del libro Frontier,
sobre mercados fronterizos, destacan otros elementos y la región resulta menos
atractiva.
-¿Cómo ve el porvenir económico
latinoamericano? Muchos mercados fronterizos, como algunos países africanos o
Vietnam, por ejemplo, son más atractivos para los inversores.
África es, efectivamente, la frontera. América Latina es (o debiera ser) la clase media. Son
realidades diferentes, ambas con atractivos para los inversionistas. Nuestra
región compite con países como Turquía (que después de las elecciones enfrenta
cierta inestabilidad) y no con África.