Mostrando entradas con la etiqueta Redes Sociales. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Redes Sociales. Mostrar todas las entradas

sábado, 22 de octubre de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PADRES Y VIOLENCIA EN MEDIOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Nuestros hijos cada vez están más expuestos a situaciones de violencia, droga, discriminación y/o escenas sexo. Es casi inevitable. Nos bombardean desde anuncios publicitarios, redes sociales, películas o series de televisión, y ya no importa tanto si es ficción o realidad.

A veces pasa con tanta frecuencia que ya se asume como algo normal, y por lo tanto aceptable. El problema es esto, de normalizar estas situaciones, es que ya no nos parece tan mal y hasta podríamos intentar imitar, con las consecuencias que eso acarrea. 

 

Si un personaje de la serie hace bullying y luce cool, ¿cómo no caer en la tentación de imitarlo? Si el héroe de la película consigue todo por la fuerza, ¿por qué no replicar sus modos?


Lo primero que hay que evitar es que nuestros hijos se vuelvan inmunes al horror de la violencia y, mucho peor, que la adopten como un modo de resolver problemas. 

 

Como padres, lo primero que tenemos que entender es que este tipo de situaciones cada vez se da más y el camino parece irreversible. Es la vida real, con la crudeza visual que a veces nos azota, y debemos afrontarla. Esos temas hay que tratarlos desde tempranas edades, con naturalidad y sin aspavientos. Pero, por supuesto, de forma detallada y acorde a la edad de nuestros hijos. La primera reacción podría ser alejarlos de las redes sociales y prohibirles ver series y películas así. Pero no. Prohibir es igual que sugerirles que lo hagan. Debemos tratar de matizar, explicar qué cosa no nos agrada de ciertas películas y/o series, y detallar los peligros existentes. 

 

Algo está comprobado: la presencia de tabaco en las películas estimula a los adolescentes a empezar a fumar. Esta fue la conclusión de un estudio desarrollado por investigadores de Argentina publicado en The Journal of Pediatrics, que además coincide con otras investigaciones realizadas en México, Estados Unidos y Europa. 

 

Explicar que a veces la realidad la pintan muy cruda o falsa, que pueden darnos deseos de repetir lo que vemos en la pantalla sin comprender que ellos son actores. Es decir, que siguen un guion, que es ficción y que tienen hasta dobles para realizar ciertas escenas de riesgo. 

 

Algo parecido ocurre con los videojuegos que exaltan la violencia. Conviene platicarles sobre las consecuencias de lo que puede generar y, sin prohibirlos, evitar todo el tiempo posible su compra… que se lo vayan ganando. Además, así ganamos tiempo y vamos aprovechando para hacerles ver por qué no nos gustan. También se les puede poner límite de tiempo para jugarlos o, mejor aún, jugar con ellos, para opinar sobre la violencia. 

 

La clave no está en la prohibición sino en la educación, como muchas otras cosas. Es cierto que la TV y el cine influyen mucho en nuestras vidas, al igual que la internet y la tecnología, pero si logramos matizar los hijos pueden ser nuestros aliados. Porque si no les abrimos los ojos nosotros, otros -y probablemente con malas intenciones- lo harán y causarán mucho daño.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

sábado, 29 de enero de 2022

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR. PELIGRO PARA LA AUTOESTIMA: INSTAGRAM

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

En un mundo donde la tecnología manda y lo virtual se convirtió en realidad, las redes sociales son un “mal necesario”.

Prescindir de ellas es casi imposible, a riesgo de ser considerado un personaje “antisocial” o ermitaño. Sin embargo, aún más grave puede ser el uso desmedido de ellas, especialmente en los adolescentes.

Dentro de las redes hay algunas más necesarias y otras no tanto. 

Instagram, por ejemplo, aplica en el grupo de éstas últimas. Alguien alguna vez escribió que si las redes sociales fueran los pecados capitales, Instagram sería la gula: “La usuaria que, como una niña delante de un bote de mermelada, se deja vencer por los impulsos y no consigue controlarse. No sabe vencer su impulso de agarrar cada dos minutos el teléfono para ver si hay notificaciones o actualizaciones para ver fotos o para publicarlas. El resultado es una indigestión digital que sólo se cura mediante una desintoxicación de las redes”. También puede haber grandes dosis de vanidad, un “pecado” al que también se asocia a Facebook, el hermano mayor de Instagram.

Definitivamente Instagram puede representar un peligro para los adolescentes, ya que está basado en estilo de vida y apariencia física de unos pocos que imponen modas y tendencias. Todas las personas allí tratan de ser perfectos, aun con falsedad y engaño, con filtros y retoques digitales.

Los jóvenes, sobre todo las mujeres, intentan hasta lo imposible para emular esos modelos artificiales con la consecuente ansiedad y depresión que esto conlleva.

Esto debe ser una alerta para los padres.

No tengo dudas de que deben limitar el tiempo de sus hijos frente a las pantallas y en las redes. Incluso, aunque parezca algo rudo, a veces los padres deben intervenir mas, aún a riesgo de invadir la privacidad.

Esto no debe ser de forma continua, pero sí en caso que detecten algún peligro. Además, redes como Instagram pueden crear adicción y eso se puede reflejar, por ejemplo, en el bajo rendimiento académico. 

No es un tema fácil controlar el uso de las redes en los hijos, y puede generar reacciones de todo tipo. Depende de la edad y la crianza hacia la madurez que les han fomentado sus padres. Si esto ha sido nulo, deberá inmiscuirse más, pero siempre tratando de educar y de no parecer un espía.

Si bien nadie menor de 13 años puede tener una cuenta de Instagram, no es difícil modificar una fecha de nacimiento para tener acceso. Además, en los últimos meses, Facebook -dueño de Instagram desde 2012- admitió que estaba evaluando lanzar una versión para menores de 13 años en la que los padres tendrían el control. Luego la desestimó. 

Es cierto que los likes de Instagram pueden elevar la autoestima de cualquier persona, pero también la falta de ellos genera depresión. Hay ansiedad por tenerlos y desánimo si no los consigue, peor aún si hay resultados negativos. En busca de esa aprobación, muchos adolescentes se venden como algo que no son en Instagram. Eso es parte de la naturaleza humana y ellos aún mas, pues son inmaduros, inseguros y tendientes a imitar a sus referentes. 

No poder ser como sus ídolos o influencers favoritos -al menos en número de likes- también genera frustración. Depende de la personalidad y la madurez de cada uno para asumirlo, pero pueden llegar a deprimirse mucho e incluso a hacerse daño corporal. También pueden tener conductas peligrosas como conducción temeraria, uso de alcohol, tabaco y drogas... Algunos, en casos más extremos, podrían pensar en quitarse la vida, sobre todo si no tienen un buen entorno familiar ni grupo de amigos que les protejan.

Para algunos tímidos, las redes pueden ser un medio donde se sientan menos incómodos que en la vida real y se atrevan a expresar o a mostrarse como no lo harían de otro modo. Sin embargo, desgraciadamente casi siempre casos así son para exhibir actitudes y conductas negativas. 

Precisamente del anonimato que pueden dar las redes, cualquier extraño puede contactar con nuestros hijos. Por eso es muy importante que los padres hablen sobre los peligros de relacionarse con extraños o perfiles dudosos en estas plataformas. Ante una sospecha de ese tipo, se vale ser intrusivo. Todas estas acciones necesitan, de preferencia, apoyo terapéutico para tener un punto de vista neutral y lograr el equilibrio necesario.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DESCUBRE EL EFECTO FOMO Y SI LO PADECES

Si alguna vez sientes que te estás perdiendo algo de lo que el resto disfruta, puede que sea normal. Pero si vives con esa sensación permanente entonces eres una víctima del Síndrome FOMO (Fear of missing out).

Se trata de una necesidad constante de estar conectado y revisando las redes sociales para enterarse de las actividades que hace el resto de nuestro círculo y así no perderse de disfrutar algo. 

De esta práctica, obviamente enfermiza, surge un claro elemento: el miedo a la exclusión. 

Por ejemplo, comprobar que nuestros amigos tienen un plan mejor que el nuestro para el fin de semana provoca una sensación de estar perdiéndonos algo. Surge, inevitablemente, una comparación en la que siempre la vida propia resultará menos interesante que la ajena. Eso genera frustración, ansiedad, stress y tensión.

No se trata de una enfermedad nueva, pero sí hay que reconocer que la tecnología y las redes sociales la han amplificado. En mi forma de ver, tiene que ver con el deseo de participar en todos los eventos sociales y conocer a mucha gente, sobretodo de alto rango social que manifiestan muchas personas. 

Antes, cuando no existían los teléfonos inteligentes, todo era más lejano. Se relacionaba más con indagar todos los eventos sociales existentes -desde bodas a bautizos- y tratar de pertenecer a ellos. Muchas personas leían de cabo a rabo los eventos de la sección sociales de los periódicos y muchas revistas que retrataban la vida de personajes famosos y adinerados.

Hoy la tecnología nos permite conocer todo esto en segundos y tener la sensación de que controlamos más estos mundillos, pero a la vez nos provocan la incertidumbre de perdernos de algo si no estamos en vigilancia plena y continua.

Con personajes, noticias y medios que se multiplican con una asombrosa velocidad, “perderse algo” cada vez es más probable, y por lo tanto más frustrante. 

Este fenómeno lo vemos mayormente entre adolescentes y jóvenes. Es lógico: de alguna manera tienen más tiempo y, a la vez, menos vida propia o grupo familiar al cual sentirse atados y obligados a mantener y atender. 

Alguien puede estar pasándola genial en su casa, ya sea disfrutando de un libro, de una película o una cena exquisita, pero un post en Instagram de alguien cercano -quizás de viaje o en un restaurante- le cambiará por completo el panorama y la angustia y la ansiedad se apoderan de esa persona.  
 
En la medida que seamos más inseguros, será más fácil que tratemos de integrarnos de alguna manera a toda esta actividad y grupos a los cuales quizás ni siquiera pertenecemos, pero el miedo a la exclusión puede ser muy fuerte. 

Según un estudio, 3 de cada 10 personas de entre 13 y 34 años han experimentado esta sensación, y generalmente sucede cuando ven que sus amigos hacen cosas a las que no están invitados.

Gran parte de las causas se deben a la facilidad para presentarnos -y comprar- un mundo más maravilloso y deslumbrante de lo que la realidad suele ser. 

La fantasía de vivir en un universo de emociones fuera de lo común engaña a aquellos que no se dan cuenta que la realidad es bastante más monótona de lo que queremos creer. Y esto conlleva muchas veces al uso de factores externos como alcohol, drogas, juegos de azar, ludopatías, comilonas y todo en exceso.
 
Para contrarrestar este síndrome debería de regularse el uso de la tecnología, con aumento de los acontecimientos de vida del individuo que se ha aislado de su mundo real para vivir de una forma virtual. Eso ocasiona, muchas veces, un olvido total de su propia higiene personal, alimentación y vida escolar, laboral y social. Por eso es necesario acompañarlo, además, de una terapia adecuada.

Por supuesto, también influye el mundo de la publicidad y el marketing, los cuales nos hacen sentir que siempre nos falta algo para ser felices y nos convierte en seres insaciables.  Es la forma de vender, de crear expectativas para que siempre parezcamos incompletos y necesitemos consumir lo que el marketing anuncia. 

En ese sentido, somos carne de cañón para el gasto descontrolado de objetos que rápidamente nos dejarán de satisfacer. Porque así es: pronto crean la necesidad de seguir buscando algo más para ser felices, cuando en realidad muchas veces tenemos todo para serlo. 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
 
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


sábado, 26 de septiembre de 2020

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DE PROFESION INFLUENCER


Cuando uno está rellenando un formulario electrónico y llega al ítem “profesión”, un amplio abanico de opciones aparecen en el menú, desde médico a abogado, desde contador a sacerdote, desde ingeniero a profesor… Sin embargo, en ese enorme listado no aparece aún el término “influencer”, la profesión de moda. ¿Qué son los influencers? Pues son personas, generalmente jóvenes, que conocen muy bien lo tecnológico, el manejo de redes y el uso de cualquier App digital para crear ilusiones, situaciones, formas de conducta y de vestir. Son personas que influyen, o que intentan influir al resto, condicionando sus gustos y sus consumos. Marketing digital le llaman.

La mayoría crean ilusiones, viven de su imagen y aparentan tener una gran autoestima. Se venden como inteligentes, elegantes y muchos incluso se arriesgan y hasta pierden la vida tratando de tener un número de seguidores. El número de followers es fundamental. A mayor cantidad, mayor alcance… Y por lo tanto mayor cotización. En ese juego, atrapados por sus publicaciones, caen generalmente idealistas e ilusos que desean copiar y admiran a estos influencers que les marcan tendencias y tratan de imponer modas.

Más de 20 millones de personas trabajan como influencers en todo el mundo. Son muchos, pero no todos pueden dedicarse. Lo que sobran son aspirantes. Obvio: se gana mucho dinero y se trabaja poco, además de que no se necesita un título universitario. A veces ni siquiera es necesario saber escribir sin faltas de ortografía o errores de puntuación, ya que un community manager lo hará por él. Cada publicación tiene precio, y poco importa si algunas veces esos mensajes son engañosos.

En un mundo donde muchos jóvenes sueñan con tener dinero fácil y pronto, el rol de influencer se cotiza alto. Pero para eso se necesitan seguidores en las redes, y eso -a menos que sea un personaje muy famoso-, y eso se consigue con escándalos, fotos provocadoras o información engañosa.

Es evidente que los medios están haciendo a los jóvenes cada vez más fatuos. Los países y gobiernos hacen cada día más difícil destacar y ganar dinero de forma adecuada. Es decir, a través del esfuerzo, la perseverancia, el estudio y el ahorro. Veamos, una señorita con escote profundo -ya con un nombre en los medios de comunicación- ganará más dinero con un solo post en Instagram promoviendo una bebida que una cajera de un supermercado en un mes entero de salario.

Nos inundan con anuncios, y ahora también con posteos en las redes, de lo que se puede comprar y la gente no tiene aparejados sus deseos con su poder adquisitivo. Nos hacen envidiar a los que tienen, ya que lo gastan de forma desmedida. Claro, a ellos no les cuesta obtenerlo. ¿Pero qué clase de influencia positiva pueden ejercer las Kardashian? Una de ellas, por ejemplo, se hizo famosa por publicar un video sexual de ella y su novio. Pero somos, en general, muy influenciables. Nos hacen ver todo fácil, bonito y lujoso, pero vivimos en otra realidad.

Lo peor de todo es que no solo nos influencian para comprar una u otra marca de productos, sino que nos llevan a imitar retos peligrosos y estilos de vida que nada tienen que ver con nosotros. Aunque no sería extraño que pronto comience la decadencia. Según un estudio de Bazaarvoice en Europa, la mitad de los consumidores están cansados de los mensajes repetitivos y de baja calidad que publican los perfiles más seguidos en las redes sociales. Cuatro de cada cinco usuarios confía más en la opinión de un cliente anónimo que en un influencer. Cuando el público sabe que el personaje se mueve por dinero, la publicidad deja de funcionar.

Yo me permito dudar de los influencers. Si fueran gente buena y transparente no serían influencers sino aburridos y poco populares. Hay algunos, como Kim Kardashian, que está buscando ser tratada mejor en medios por sus detractores, entonces organiza eventos y ayuda a alguien a salir de prisión o dar algún discurso legal. Pero lo que realmente les vale es el dinero que han hecho y el poder que este dinero les da.

No tengo dudas que hay personas que realmente influyen en la vida de los otros, pero seguramente no serán ni tan famosos ni se hacen llamar influencers. Simplemente aplican la educación, los valores y la comunicación para dejar su sello, y ahí poco importa si tienen 800,000 seguidores en Instagram o si son lo suficientemente cool para lograr 400k likes en un par de horas.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades. 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

lunes, 15 de abril de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: TODO POR UN LIKE


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Hay algo mucho más grave que la adicción al teléfono o a las redes sociales: se trata de la obsesión por los likes y los follows.

Es cierto que a todos nos gusta sentirnos escuchados, aceptados y que la gente está atenta a lo que publicamos.

Suena normal, un like es la prueba de ello en las redes. Lo buscan también las marcas, que pretenden sumar “likes" o "me gusta" como forma de obtener un número grande de personas, ya que esto representa que más gente vea su producto en un sitio o red.

Esto puede llevar a las empresas a utilizar sus servicios para promocionar productos en sus publicaciones, pagando bastante bien por lo mismo, llegándose a dar el caso de personas que viven de esto. Un ejemplo son los community managers o los influencers, oficios que antes no existían.

Pero cuando hablamos de personas particulares, esa obsesión tiene otra lectura y puede ser peligrosa. Se trata de gente que solamente busca ser aceptada para alimentar su ego. Representa eso, la necesidad de aprobación que cuando es excesiva indica una falta de autoestima y una falta de control de la frustración. No son capaces de aceptar que -al igual que en la vida real-, “no somos monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”. Postear una foto en Facebook o Instagram es el primer paso, el siguiente es ir verificando periódicamente - en algunos casos cada tres minutos- la cantidad de “me gusta” en una competencia por popularidad que se vuelve insana. Lo mismo ocurre con los follows, o seguidores. El más cool es el que más seguidores tiene…

Además, muchos abusan de las redes para decir lo que desean sin pensarlo mucho e incluso dañando con sus comentarios, que muchas veces caen en la vulgaridad.

El problema es que la vida social moderna se trasladó, en gran parte, a las redes. Por supuesto que se hace más fácil la interacción, no debemos preocuparnos por tomar el teléfono o salir a la calle para hacerlo. Es más, no necesitamos ni arreglarnos, ni lavarnos los dientes… A menos que pretendamos tomarnos una foto y lucir radiante, aunque para eso hay filtros que corrigen arrugas, dan color y arreglan imperfecciones. Resultado final: una persona irreconocible.

Por otro lado, es más sencillo dejar la "conversación" cuando ya no queremos estar comunicándonos e incluso evitar a alguien que no queremos ver ni saber nada de ellos.

Mucho más difícil es ignorarlos en la calle.

El mundo virtual también facilita el hecho de pretender ser lo que no somos. Siempre tratamos de impresionar a los demás y que lo nuestro sea lo mejor. En las redes, es más difícil ser descubiertos, cuestionados o desenmascarados, lo que nos permite tener un mundo artificial paralelo. Nuestra vida es color de rosa y todo lo que nos pasa es lo mejor ante todos los demás porque nosotros mismos controlamos la publicación.

Claro, lo nuestro es importante y sobretodo para nosotros mismos sin importar nada ni nadie más. Pero atención, aquí aparece el monstrito verde de la envidia, que en las redes es más fácil de provocar y además si conocemos a las personas que se descubra nuestra realidad.

Y ni se diga cuando alguien postea algo y a cambio no recibe lo esperado: le siguen sentimientos de tristeza, depresión y aislamiento, un efecto que algunos psicólogos llaman "depresión Facebook". A menor madurez y baja autoestima, mayor será la necesidad de encontrar la aprobación del resto.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.