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lunes, 4 de abril de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA FELICIDAD VIRTUAL



No dejo de sorprenderme de cómo las redes sociales están cambiando nuestras vidas. Empezaron siendo una forma moderna de comunicarse y compartir lo que solíamos comunicar y compartir las personas, es decir, un poco de todo, alegrías, tristezas, logros, preocupaciones… Sin embargo, cualquiera que entre hoy día a las redes sociales se da cuenta de que las preocupaciones, tristezas y fracasos ya no existen en nuestras vidas; han desaparecido como por arte de magia. Solo existe la alegría y la felicidad. Pareciera que las redes sociales han conseguido el milagro de hacernos a todos felices. ¿Será esto así? ¿Qué tan cierto es?

La respuesta es muy simple. Cualquier aficionado a subir a las redes “selfies y happy pictures” sabe perfectamente que se trata simplemente de un intento de mostrar a los demás una imagen idílica de uno mismo; imagen que puede ser real o falsa, o parcialmente falsa; imagen que puede ser forzada, manipulada, y sobre todo, manipuladora, porque tiende a contagiar a otras personas a través de ese mecanismo natural de los seres humanos, que se mueve a un lado y a otro de la frontera entre lo sano y lo insano, llamado envidia.

Vivimos en una sociedad donde la felicidad está muy valorada, no importando si es real o ficticia; lo importante es que lo parezca, lo que se suele llamar “postureo”. Las personas tienden a mostrar lo que creen mejor de ellas, de sus vidas o incluso lo que les gustaría que fuera, aunque sólo sean meras ilusiones sin intención de convertirlas en realidad, para ser valoradas como personas felices ante los demás y ante sí mismas. No importa que la familia sea un desastre. Una simple foto de todos juntos y sonrientes, subida a las redes, la convierte en una familia feliz. No importa que una pareja no funcione; una foto suya en las redes, con actitud cariñosa para la ocasión, la convierte en la pareja perfecta.

El resultado de todo ello es que cada vez una mayor parte de la sociedad, particularmente entre los jóvenes se ve envuelto en ese mundo de fantasía, en esa burbuja de alegría y felicidad que son las redes sociales. Viven dos vidas paralelas: la vida real, con sus cosas buenas y malas; y la vida virtual, con solo la parte buena de la real, y, sobre todo, con lo bueno de la realidad ficticia, que siempre es buena, porque para eso es artificial. Y todo el mundo sabe que se trata de un mundo irreal, porque, de la misma manera que uno crea su burbuja irreal, racionalmente tiene que asumir que los demás hacen lo mismo, como, de hecho así es.

Sin embargo, da igual; el efecto que provoca esa realidad artificial parece ser tan embriagador como el del alcohol o las drogas. Poco importa si es artificial o no; lo que importa es que uno se siente bien con ello. De hecho, las personas con una vida real bien asentada participan mucho menos de este tipo de relaciones virtuales; la vida virtual tiende a convertirse en el refugio de aquellos cuya vida real no está sólida y bien construida, porque en el mundo virtual es fácil arreglarla; en el mundo virtual todo tiene arreglo y queda “mucho mejor” que en la vida real. Y con la ventaja añadida de que no provoca daño físico. Sin embargo, no estoy segura de que no provoque otro tipo de daño.

Es, quizás, algo temprano para hablar de ello, y será el tiempo quien dé o quite razones, pero hay algunos aspectos psicológicos que quisiera señalar: Tiende a ser adictivo, y toda adicción es dañina. La vida virtual es solo una vida paralela, pero la vida en que nos desenvolvemos es la vida real; nos tenemos que ganar la vida en nuestra vida real; nuestra familia y seres queridos están en la vida real; nuestros retos y problemas que deben ser resueltos o superados están en la vida real. Y todo eso importante de nuestra vida real tiende a verse desatendido cuando se pasa más tiempo y se dedica más esfuerzo a construir la vida ficticia paralela. Y cuando las situaciones cotidianas de la vida real se desatienden, los resultados nunca pueden ser buenos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a 

domingo, 16 de agosto de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: INYECCIONES DE AUTOESTIMA



En sendos blogs publicados recientemente Relaciones Humanas Virtuales y Exhibicionismo en las redes sociales analizaba e interpretaba el comportamiento que tenemos la gran mayoría de las personas en las redes sociales. Hablaba de la tendencia que tenemos a querer provocar la envidia de los demás, así como de la tendencia al exhibicionismo. El tema da para bastante, y en esta ocasión voy a hablar de otro aspecto importantísimo que mucha gente busca en las redes sociales, inyecciones de autoestima.

A nadie le molestan los halagos, y, de igual manera que las críticas de los demás tienden a dañar nuestra autoestima, el que los demás hagan un reconocimiento positivo sobre nosotros tiende a reforzárnosla. De este modo, muchas personas utilizan las redes para forzar una sobreexposición de su imagen, o de la parte positiva de su imagen, con el fin de provocar una respuesta positiva de los demás. Si el exhibicionismo del que hablaba en el otro blog frecuentemente tiene como objetivo provocar envidias, la sobreexposición pretende provocar comentarios como “qué bonita te ves”, o “hermosaaaaaaa...”, o algo similar; o, simplemente, que te den un like, que es la forma más sencilla de cumplir por parte de los demás con ese protocolo casi obligado de mostrar aprobación. ¿Y qué diferencia hay entre el exhibicionismo y la sobreexposición en las redes? Algunas sutiles y una fundamental: la intención con que se hace.

Habitualmente se hace mediante fotografías personales que se postean en las redes, ya que hoy día la tecnología permite tomar la foto y subirla inmediatamente a las redes, y porque la imagen física es lo más importante para la mayoría de personas. Sin embargo, es común también encontrar personas, para quienes la imagen espiritual es más importante que la física, que sobreexponen esa imagen espiritual en las redes posteando constantemente mensajes profundos y grandilocuentes de filósofos, sabios, etc. Algunas veces dogmáticos, sesgados y tendenciosos, particularmente los referidos a temas religiosos, pero habitualmente tan verdaderos e innegables como lejanos a la vida terrenal cotidiana.

Comparaba también ciertas actitudes exhibicionistas comunes en las redes con lo absurdo que resultaría ese mismo exhibicionismo en la vida real. En el caso de la búsqueda de la aprobación de los demás, no resulta absurdo hacerlo también en la vida real. De hecho, se hace igualmente, siempre se ha hecho; pero en la vida real, provocar dichas situaciones resulta más complicado, y más difícilmente encontraremos la aprobación de los demás, porque esa sobreexposición en la vida real, si no se hace muy sutilmente, resulta más evidente y tiende a provocar rechazo más que aprobación.

De hecho, resulta curioso que muchas personas que tácitamente desaprueban a alguien que se expone demasiado en la vida real, sí harían un comentario positivo, o darían un like a esa misma persona cuando se sobreexpone en las redes. Pero en realidad no es tan extraño. Fingir aprobación en la vida real es más difícil; en las redes es tan sencillo como dar un click, y con ello se cumple un protocolo no escrito, pero real, que existe en las redes, que es precisamente ese, el hacer sentir bien a los demás. Por eso las redes parecen un gran invento para quienes buscan subir su autoestima.
Sin embargo, no debemos olvidar que nuestra autoestima real debe basarse en nuestra imagen real, que es la que tenemos en la vida real. Cuando la imagen que proyectamos en las redes es solo la parte bonita de nuestra imagen, la que queremos que los demás vean; difícilmente podemos esperar que la respuesta en los demás sea auténtica, y la autoestima que logramos con ella es falsa. Las redes sociales cumplen una función importante, pero deben interpretarse con cautela. En cierto modo, la relación humana en las redes puedes llegar a ser mucho más hipócrita que en la vida real, porque es mucho más manipulable, y porque no hay una convivencia real, cara a cara, que es la que proyecta la imagen de las personas en su verdadera dimensión, y, por tanto, la que recibe respuestas auténticas. Es cada vez más común encontrar personas que triunfan en las redes sociales a la vez que fracasan en las relaciones humanas de la vida real.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 6 de junio de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EXHIBICIONISMO EN LAS REDES SOCIALES


Recientemente hablábamos de las relaciones humanas virtuales para referirnos a esta moda del uso de las redes sociales para la comunicación lúdica e intrascendente con otras personas. Mencionábamos que uno de los principales usos que se le da es proyectar en ellas solo nuestra mitad bonita, frecuentemente exagerada y hasta irreal, con objeto de provocar envidias; y aprovechando que en la comunicación virtual es más fácil ocultar nuestra mitad fea. De este modo nos vamos aislando de la relación humana real, escondiéndonos en la virtual.

Mencionábamos también que, entre los usos absurdos (casi diría que patológicos) de las redes sociales, éste no era el único. Otro demasiado común es el exhibicionismo, la exposición exagerada e irracional de uno mismo. Por ejemplo, viéndolo desde un punto de vista racional, ¿Qué sentido tiene tomarse treinta selfies al día, casi a cada paso que uno da, para subirlos a las redes? En la vida real, ¿Nos preocuparíamos a cada momento de decirles a los demás: “Mírenme cruzando la calle”, “ahora mírenme subiendo las gradas”, “ahora mírenme con mi prima”… Ridículo, ¿verdad? Pues eso es lo que hacemos con los selfies en el mundo virtual. La fiebre por los selfies llega al punto de que hay personas que han perdido la vida en accidentes por buscar selfies arriesgados ¿Y para qué?

Pero el exhibicionismo en las redes va más allá. La inhibición que se siente en la vida real desaparece, y es común ver en las redes a gente que se exhibe con ropa íntima, y hasta sin ella. ¿Se imaginan en la vida real caminar por la calle en calzones y brasier, o incluso desnudo/a? Pues eso es lo que hacemos en la vida virtual. Esta tendencia al exhibicionismo es más común entre los jóvenes, quienes valoran enormemente tener una vida activa, atrevida e intensa; y el exhibirla es una forma de mostrar que realmente se tiene, mientras que piensan que si no se muestra es porque no se tiene. Y en realidad esto funciona al revés. Cuando pones demasiado interés en mostrar que la tienes, es probable que no la tengas, o que no tengas la que quisieras o la que quisieras que los demás vean en ti.

Este exhibicionismo suele ser un síntoma de inseguridad en uno mismo. Y puede considerarse normal esta inseguridad en los jóvenes; a fin de cuentas, los jóvenes son jóvenes, y la seguridad es algo que se adquiere con el tiempo, con la experiencia. Pero cuando esta tendencia al exhibicionismo se da en personas más “maduras”, lo cual no es raro, es síntoma claro de inmadurez. Piensen algo: si realmente están disfrutando mucho de una situación, ¿Por qué perder esa intensidad, por qué perder el momento para hacerse selfies y mostrarlos a los demás? Eso solo indica que no les interesa tanto disfrutar ustedes mismos, sino más bien que los demás vean que disfrutan. Volvemos a lo ya comentado en el otro blog; vivimos en función de los demás en lugar de en función de nosotros mismos. Pero el tema de las redes sociales tiene más jugo. Ya hablaremos de ello.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.


sábado, 23 de mayo de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: RELACIONES HUMANAS VIRTUALES


¿Nunca se han preguntado por qué todo el mundo parece tan feliz en las redes sociales, y qué tanto hay de cierto o de falso en esa aparente felicidad? ¿Nunca ha sentido envidia al ver lo que otros proyectan en las redes sociales? Y a la vez, ¿Nunca ha posteado algo falso, o exagerado, o deformado, para que parezca lo que no es, o más que lo que es; o ha tenido intención de hacerlo? ¿Nunca ha visto en las redes sociales algo sobre alguien que conoce bien, y que para nada concuerda con la realidad? Bienvenido/a al mundo de las relaciones humanas virtuales.
Las redes sociales han revolucionado la forma lúdica e intrascendente de comunicación entre las personas. Pareciera que ha transformado a las propias personas a mucho mejor, a mucho más felices, e incluso a más ricas, pues pareciera que siempre están viajando o disfrutando en restaurantes. Uno sabe en el fondo que no puede ser cierta tanta maravilla, y también que la tentación que pueda tener uno de usar las redes sociales para aparentar y provocar envidias, es la misma tentación que tienen los demás; más en nuestra cultura latina, en la que dicha tendencia es marca registrada.
Y sin embargo, a sabiendas de todo eso, no podemos evitar sentir cierta incomodidad al ver que los demás son todos, aparentemente, más felices que nosotros. Y es que estamos dando por cierto lo que vemos en la red, y comparándolo con lo que sabemos que es cierto en nosotros, ya que a nosotros mismos no nos podemos engañar. Como consecuencia, trataremos de indagar sutilmente la veracidad de lo que vemos u oímos, al tiempo que tratamos de desacreditarlo; y, a la vez buscaremos la oportunidad para invertir la jugada y aparentar nosotros mismos en la red con objeto de provocar la misma o mayor reacción en los demás. Y nos sentiremos muy bien si lo conseguimos.
De este modo, la participación en las redes no pasa de ser un absurdo juego en el que nuestra felicidad, en vez de depender de nosotros mismos, de lo que somos y lo que tenemos, depende de lo que tienen o aparentan los demás y de las envidias que despierta lo que nosotros tenemos o aparentamos. Y esto no es muy diferente de lo que es y ha sido siempre nuestra vida en realidad, fuera de las redes, es decir, vivir en función de los demás, en vez de en función de nosotros mismos. La diferencia es que en la vida real la gente de nuestro entorno conoce más cómo es nuestra vida, igual que nosotros conocemos la de ellos, y no es tan fácil deformar la realidad; mientras que en la vida virtual de las redes sociales nuestro entorno es diferente; mucho más amplio, más lejano y más anónimo, y es mucho más sencillo presentar a los demás la imagen idílica que quisiéramos que los demás vean en nosotros.
Tan es así que existe una tendencia cada vez mayor a aislarse poco a poco de la vida real y las amistades y el entorno de siempre, para refugiarnos en la vida virtual y relacionarnos cada vez con amistades virtuales, que pueden ser amistades reales, pero la forma de comunicarnos con ellas es cada vez más virtual, de modo que es más sencillo proyectar lo que queremos que vean y no la pura realidad. Pero el mencionado tema de las envidias es solo una de las varias razones por las que la gente se refugia en las redes sociales para proyectar fantasías. Próximamente analizaremos otras; casi todas tienen algo en común: inseguridad en uno mismo.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

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Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.