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domingo, 23 de junio de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ANSIEDAD PROCESO POSITIVO HACIA LO NEGATIVO


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Siempre se asocia la ansiedad a lo negativo y no es así: Se trata de un mecanismo defensivo, una alarma que salta ante situaciones consideradas amenazantes. Es normal y ayuda al rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta. En cierto modo nos empuja a tomar las medidas convenientes, como huir, neutralizar, afrontar o atacar, según la circunstancia lo requiera. 

Richard Lazarus, célebre psicólogo estadounidense, definía a la ansiedad como “un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes”. 

En todo caso, el problema viene cuando nos obstaculiza algún deseo o emprendimiento que conlleve el factor riesgo. Esto porque el ser humano desea lo que no tiene, y quiere conservar lo que tiene. 

Estos mecanismos ansiosos tienen dos componentes: físico y psíquico. Los físicos, aparecen ante un detonante, preparando el cuerpo para la situación de defensa ante el mismo. 

Proveniente del latín anxietas, la palabra ansiedad significa congoja o aflicción. Es un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desasosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y de causa indefinida. 

En caso que el detonante actúe demasiado a menudo, el organismo empieza a repetir el efecto ansiedad sin necesidad del estímulo de forma aparente. Puede aparecer ante pequeños detalles o anticipaciones a la causa matriz. Deja de ser adaptativo y empieza a reproducirse como una forma de tensión constante o stress. Precisamente cuando la tensión es constante pueden iniciarse cuadros de problemas relacionados con esta, ya sea a nivel psíquico y/o con manifestaciones físicas. Ya hay una especialidad médica propia de esta relación y es la medicina psicosomática. 

Obtener un diagnóstico apropiado puede ser complicado 

Lo más evidente aparece en la parte física y por los tabúes de la enfermedad mental hace que quienes los padecen no les agrade que les expliquen que su sintomatología física esté derivada de un problema psíquico y les den referencia para un psicólogo y, peor aun, un psiquiatra. 

En lo físico, algunos síntomas son: problemas de garganta, reacciones del hígado, reacciones cutáneas, actividad del bazo, sudor frío y enrojecimiento de mejillas. 

La medicina psicosomática es una referencia alternativa y que es bien aceptada. Sin embargo no existen muchos especialistas en este ramo y lo más común es, en el mejor de los casos, que se les envíe a un profesional con conocimientos de esta especialidad. 

La ansiedad no es algo que se adquiere como una infección, aunque podría aumentarse si alguien de autoridad o que representa algo importante para nosotros la padece en el hogar o el entorno. 

Hay crisis de ansiedad que son permanentes y otras por períodos. Depende del sujeto y los componentes disparadores o causas de la ansiedad.. Hay sujetos en los cuales permanece una ansiedad perenne llegando a constituir problemas del rango de los trastornos de ansiedad y otros que las proyecta en algún objeto y/o circunstancia especifica , como las fobias. 

Ayudar a una persona con ansiedad no siempre es fácil. Los familiares y amigos de las personas que sufren problemas de ansiedad se encuentran ante una situación que, en muchas ocasiones, no saben cómo manejar y pueden llegar a sentirse frustrados o cansados. Al paciente se le debe tratar con manos de seda y también con firmeza, es decir no hacerle sentir como víctima o enfermo pero a la vez proporcionarle amor y seguridad. Es fundamental participar en el afrontamiento de miedos e incertidumbres y también ayudar a cambiar de foco la atención puesta sobre las preocupaciones. 

Recientemente el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington (IHME) realizó un estudio que deja datos escalofriantes: El trastorno mental más común en los países de la Unión Europea es el trastorno de ansiedad, el que sufren 25 millones de personas (el 5,4% de la población). Este fenómeno se nota, además, en edades cada vez más tempranas. En síntesis, una alarma que suena cada vez más fuerte, aunque muchos no quieran escucharla.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 8 de junio de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: QUE HACER PARA QUE NOS ESCUCHEN LOS HIJOS

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
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La buena comunicación es la clave de toda relación, y mucho más cuando se trata de padres e hijos. Sin embargo, conseguir esa conexión no siempre es sencillo y en muchos casos se vuelve frustrante. 

Sin un diálogo fluido y sincero, es imposible que nuestros hijos nos obedezcan. El principal problema es que no solemos ser consistentes en la crianza. Damos una orden y luego la olvidamos, lo cual genera confusión.

En un principio, los niños deben de tener pocas reglas pero bien claras. Cuando empiezan a caminar deben tener un espacio grande y allí poder andar sin temor a que se caigan o rompan algo. Se recomienda poner una alfombra y es interesante instalar algún espejo para que se distraigan con su propia imagen, además de algunos juguetes. 

La palabra NO debe ser firme y ser usada solo cuando realmente se va a cumplir algo o con peligros reales. De esta manera aprenden a identificar el NO como no, y no como algo que les entra por un oído y sale por otro.

Si un niño aprende que su padre cumple lo que dice, pondrá mucho más interés en escuchar porque sabrá que esas palabras se convierten en realidad. Por el contrario, si advierte que no cumple lo que dice, simplemente aprenderá que las palabras no merecen la pena ser escuchadas. Por lo tanto, si una madre amenaza con apagar la TV si su hijo no hace determinada cosa, pues deberá cumplirlo… aunque por dentro le dé lástima.

A medida que crecen, los limites se va haciendo más grandes, así como las diferentes actividades y normas del hogar, pero ya tienen introyectado -es decir, fijado en su mente- que “no es no” y que hay límites que no se deben traspasar bajo ninguna circunstancia.

Con reglas claras, el niño será más obediente y madurará más rápido a medida que vaya creciendo. Pero la mayoría de las personas educan a sus hijos con un “no débil”, por lo que cuando no hacen caso o no escuchan no hay consecuencias: sus padres simplemente se ríen o hasta se olvidan del limite que habían impuesto

Transmitir disciplina, de acuerdo con las diferentes edades, es el camino. 

Mientras son pequeños funciona el no y quitar el objeto. En cierta edad funcionan las planas de no hacer algo y por qué no, pero siempre razonando con ellos el porque de dicha sanción.

Recuerde, no es castigo: es una sanción acorde a la falta que han cometido y elegida y razonada con ellos mismos.

Si solamente se les da unos cinchazos -como se usaba en otros tiempos- o se les quita algo, pensaran que usted es un tirano y empezaran a odiarlo y resentir a cualquier autoridad.

La mayoría de las personas creen que los niños entienden y son educables a partir de los 10 años, cuando ya los ven grandecitos. Grave error. A esa edad ya deben estar educados, y el trabajo de los padres es ir reforzando esa educación con las variables nuevas que van apareciendo a lo largo de su vida de hogar, escolarización y socialización, por mencionar algunas.

Como padres, es muy fácil perder autoridad ante nuestros hijos. Y reconquistar este terreno puede llevar mucho tiempo. 

Sucede cuando no somos estables en los límites que ponemos, cuando decimos no y luego cambiamos a sí. También, por supuesto, cuando los niños nos sabotean con el cónyuge que sí les apoya o con un llanto

Límite es la palabra clave. Para que los límites sean claros debemos de ser confiables al ponerlos, por ello de pequeños empezamos con pocos pero bien claros y contundentes.

Es fundamental ayudarles a promover los buenos hábitos, y eso se logra dando el ejemplo. Si quiere que sus hijos se levanten temprano, tendrá que sacrificarse usted y levantarse temprano también. Luego llegará un momento, cuando tengan alrededor de los 9 o 10 años, que hasta les puede poner un despertador y ellos solos se levantarán al sonido del mismo.

Pero no todo es cuestión de instalar una disciplina militar en la casa, porque convertirse en padres inflexibles tampoco sirve, y mucho menos si lo hace de repente, sin tener un entrenamiento previo. Porque además de la disciplina debe haber amistad, cariño, compartir juegos, experiencias y conversaciones con nuestros hijos, lo cual va generando empatía. Eso sí, hay que dejar claro que no es una amistad sin límites sino que lo que usted ejerce es una autoridad amistosa. 

Hay que olvidar las frases trilladas como “Es así porque lo digo yo…”

Todo pasa por “escuchar para que nos escuchen” para imponer la autoridad desde la empatía.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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www.dramendozaburgos.com

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades. 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
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sábado, 25 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ALIMENTACION Y SENTIMIENTOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Las películas, especialmente las de la factoría de Hollywood, suelen retratar a la mujer angustiada con ciertas características estereotipadas.

Una de ellas, quizás la más trillada, es la de la bella protagonista llorando frente al televisor mientras consume compulsivamente un bote de grasienta comida china o medio galón de helado como si no hubiese mañana. ¿Mito o realidad? Realidad.

Es así, sin vueltas. En la mayoría de las personas, el comer proporciona tranquilidad, sosiego. Probablemente, si queremos buscar una explicación, se deba que al nacer el hecho de ser alimentados nos produce consuelo y satisfacción. Sin embargo, si la angustia o el estrés crecen, nuestro apetito se vuelve incontrolable.

La “terapia” de la comida puede que tenga un efecto inmediato, pero también de duración efímera, ya que el comer produce angustia y ansiedad. Solo en contadas personas la tensión y depresión conllevan a la pérdida de apetito.

El famoso dicho “comer es un placer” obedece a razones químicas. Es decir, todo el control lo tiene nuestro cerebro y no el estómago. Al ingerir alimentos, nuestras neuronas segregan una hormona llamada dopamina, que está asociada con el sistema del placer del cerebro y hace que no podamos controlarnos. Por supuesto que se puede revertir la situación y recuperar el control…

Generalmente, lo ideal es abordar estos problemas conjuntamente con un dietista, ya que ellos orientarán a las personas a comer el tipo de comida adecuada para mantener la saciedad y evitar desequilibrios. Básicamente es importante consumir bastante proteína, muchos vegetales y seguir una alimentación que contemple al menos cinco tiempos de comida. Pero todo este esfuerzo puede quedar en la nada si ante una situación de crisis o ansiedad, el consuelo es un atracón para apagar nuestros berrinches y tristeza. Recuperar la alegría a través de la comida es como querer apagar un incendio con gasolina.

Desde mayo de 2013, cuando se publicó la quinta actualización del Manual de Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos Mentales (DSM-5) por parte de la American Pychiatric Association de Estados Unidos, esa situación tiene nombre científico: en el manual se le reconoce como Trastorno por Atracón (binge eating disorder).

Una de las claves está en nuestras hormonas. Así lo explica la doctora Marta Garaulet, quien además de ser catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia (España) y profesora visitante en Harvard, es la autora del libro “Pierde peso sin perder la cabeza”. Según la española, “si el estrés es puntual prima la respuesta de la adrenalina sobre el cortisol, lo que hace que disminuya el apetito y además se produzca movilización de grasa del organismo. Pero si el estrés es crónico, en la respuesta fisiológica a este estrés prima el cortisol frente a la adrenalina, por lo que aumenta el apetito y además se acumula más grasa en el tejido adiposo abdominal que es dónde tenemos más concentrados los receptores a cortisol”.

Estas patologías, llevadas al extremo, están relacionadas o bien con la bulimia y la anorexia o con la obesidad. En la bulimia se come en exceso y luego la persona recurre al vómito o al uso de laxantes para expulsar la comida. En la anorexia directamente se come muy poco y hay un temor excesivo a subir de peso aunque sea solamente unas onzas. Ambas son partes de los trastornos alimenticios que tanto han golpeado a las adolescentes y jóvenes en todo el mundo y para las cuales hay clínicas especializadas de rehabilitación. Por el contrario, el comer compulsivamente como antídoto de la ansiedad es igualmente dañino porque conduce inexorablemente a la obesidad: se cae en un círculo vicioso, pues a más comida hay, más culpa de comer... Y eso produce más apetito y luego más depresión, además de complicaciones físicas y psicológicas como aumentar el riesgo del colesterol alto, la presión sanguínea alta, la diabetes, enfermedades de la vesícula biliar y cardiopatías.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.