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viernes, 17 de diciembre de 2021

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CONSEJOS DE ALIMENTACION PARA LA FAMILIA

Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Hasta hace poco, la obesidad infantil no era tratada con la suficiente importancia y se la consideraba “una enfermedad de ricos”.

Hoy la perspectiva ha cambiado, sobre todo porque los casos en la infancia y la adolescencia están aumentando en casi todos los países. Ahora la obesidad afecta a los niños de países de todos los niveles de ingresos. Si se compara con las cifras de 1975, la obesidad afecta diez veces más a las niñas y doce veces más a los niños. Para peor, hay poca evidencia de que algún país haya logrado una disminución sostenida.

 

La clave, sin duda, es que cada vez más los hábitos alimenticios son peores, debido a que se incluyen muchos aditivos que hacen desear la comida -los llamados cravings- y a que las porciones son demasiados grandes y se ofrecen como recompensa a todo. 

 

Gran parte de esta responsabilidad, sobre todo en los casos de los más pequeños, es de los padres: ellos deciden qué y cuánto comerán sus hijos. En términos generales hay cada vez más problemas en la alimentación relacionados con los hijos, ya sea por exceso de consumo o por conductas alimentarias inadecuadas.

 

De repente vemos comidas maratónicas seguidas de ayunos, es decir comportamientos contradictorios del tipo de pensar todo con comida pero a la vez tener ideales de belleza inalcanzables.

 

En muchos casos, sobre todo cuando ambos padres trabajan y están ausentes gran parte del día, la responsabilidad de la alimentación recae en la niñera o la persona que los cuida.

 

Los padres pueden sugerir e incluso adoptar platillos sanos, pero a veces la comodidad prima, y se les deja elegir a las empleadas, que en la mayoría de los casos no tienen ni idea de salud al comer. A veces parece que cuanto más sabroso, grasiento y engordador, mejor es el alimento. O, peor aún, se excede en los delivery, que por lo general son comida chatarra. Por eso es fundamental la supervisión de parte de los padres.  

 

Además de “enfermedad de ricos”, había otros mitos o falsas verdades que envolvían a la obesidad infantil. Uno de ellos es la ecuación niño gordo = niño sano. Aunque parezca mentira, en algunas familias eso no ha cambiado mucho. Los niños producen infinidad de células grasas y luego deseamos que sean muy adecuados a esquemas corporales que incluso tienen poco que ver con la imagen latina.

  

Esto no solo pasa por una cuestión estética. La obesidad aumenta las probabilidades de que un niño desarrolle problemas médicos que pueden afectar su salud actual y futura. Por ejemplo, afecciones graves como el colesterol alto, la diabetes tipo 2 y la hipertensión arterial, que antes se consideraban como exclusivas de la etapa adulta. 

 

Majid Ezzati, catedrático de la Facultad de Salud Pública del Imperial College de Londres, consultado por la Organización Mundial de la Salud, expresó: “Es preciso encontrar soluciones para que, tanto en los hogares como en las escuelas, las familias y las comunidades desfavorecidas puedan acceder a alimentos saludables y nutritivos. Además, los países también deben establecer normas e impuestos para proteger a los niños de los alimentos malsanos”

 

Otro mito, fácilmente comprobable, es que la alimentación saludable es más cara. 

 

Al  contrario, puede ser económica si sabemos cómo acceder a ella. 

 

Utilizando productos de temporada (vegetales y frutas) o sabiendo buscar proteínas económicas como combinar arroz con frijoles. También se recomienda el uso de soya procesada para aumentar la proteína animal y además hacerla más saludable. Otra recomendación es el uso de incaparina, que es  muy económica y puede combinarse con otros productos para hacerla más apetecible.

 

Si bien no es necesario consultar a un nutricionista, hacerlo puede ayudar a reforzar nuestros propósitos ante el resto de la familia. Ellos pueden también hablarnos de recetas y combinaciones novedosas. Sin embargo, la clave para lograr estos buenos hábitos de alimentación dependerá de nosotros mismos. Se requiere mucha iniciativa y cierta voluntad, porque nada se consigue sin la voluntad real de lograr un objetivo

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

www.dramendozaburgos.com

 

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

 

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

 

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

 

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

 

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

viernes, 7 de junio de 2019

Hoy 7 de Junio se celebra el Día Mundial de la inocuidad de los alimentos


Por Compartiendo mi Opinión
Inocuidad: Cualidad de inocuo. Inocuo que no hace daño

La Comisión del Codex Alimentarius en su 39º período de sesiones, celebrado en 2016, acordó por unanimidad promover una propuesta relativa a la proclamación de un Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos con carácter permanente en el marco de las Naciones Unidas.

La Conferencia de la FAO en su 40º período de sesiones, celebrado en julio de 2017, aprobó una resolución en la que respaldaba la proclamación de un Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, y la Organización Mundial de la Salud manifestó su apoyo en diciembre de 2017.

En diciembre de 2018, la Asamblea General declaró el 7 de junio como el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos.

El 13 de febrero de 2019 se celebró Primera Conferencia Internacional FAO/OMS/Unión Africana sobre Inocuidad de los Alimentos, en Addis Abeba (Etiopía), donde sus participantes subrayaron el papel fundamental de la inocuidad alimentaria en el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Además, destacaron los cambios que se estaban produciendo en el clima y en los sistemas mundiales de producción y suministro de alimentos; así como la necesidad de potenciar el papel de los consumidores suministrando información datos con base empírica y educación sobre salud y nutrición.

Datos destacables*

· El acceso a alimentos inocuos y nutritivos en cantidad suficiente es fundamental para mantener la vida y fomentar la buena salud.

· Los alimentos insalubres que contienen bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas nocivas causan más de 200 enfermedades, que van desde la diarrea hasta el cáncer.

· Se estima que cada año enferman en el mundo unos 600 millones de personas –casi 1 de cada 10 habitantes– por ingerir alimentos contaminados y que 420.000 mueren por esta misma causa, con la consiguiente pérdida de 33 millones de años de vida ajustados en función de la discapacidad (AVAD).

· Los niños menores de 5 años representan un 40% de la carga de morbilidad por enfermedades de transmisión alimentaria, que provocan cada año 125.000 defunciones en este grupo de edad.

· Las infecciones diarreicas, que son las más comúnmente asociadas al consumo de alimentos contaminados, hacen enfermar cada año a unos 550 millones de personas y provocan 230.000 muertes.

· La inocuidad de los alimentos, la nutrición y la seguridad alimentaria están inextricablemente relacionadas. Los alimentos insalubres generan un círculo vicioso de enfermedad y malnutrición, que afecta especialmente a los lactantes, los niños pequeños, los ancianos y los enfermos.

· Al ejercer una presión excesiva en los sistemas de atención de la salud, las enfermedades transmitidas por los alimentos obstaculizan el desarrollo económico y social, y perjudican a las economías nacionales, al turismo y al comercio.

· En la actualidad, las cadenas de suministro de alimentos atraviesan numerosas fronteras nacionales. La buena colaboración entre los gobiernos, los productores y los consumidores contribuye a garantizar la inocuidad de los alimentos.

* Fuente: ONU
    

sábado, 25 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ALIMENTACION Y SENTIMIENTOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Las películas, especialmente las de la factoría de Hollywood, suelen retratar a la mujer angustiada con ciertas características estereotipadas.

Una de ellas, quizás la más trillada, es la de la bella protagonista llorando frente al televisor mientras consume compulsivamente un bote de grasienta comida china o medio galón de helado como si no hubiese mañana. ¿Mito o realidad? Realidad.

Es así, sin vueltas. En la mayoría de las personas, el comer proporciona tranquilidad, sosiego. Probablemente, si queremos buscar una explicación, se deba que al nacer el hecho de ser alimentados nos produce consuelo y satisfacción. Sin embargo, si la angustia o el estrés crecen, nuestro apetito se vuelve incontrolable.

La “terapia” de la comida puede que tenga un efecto inmediato, pero también de duración efímera, ya que el comer produce angustia y ansiedad. Solo en contadas personas la tensión y depresión conllevan a la pérdida de apetito.

El famoso dicho “comer es un placer” obedece a razones químicas. Es decir, todo el control lo tiene nuestro cerebro y no el estómago. Al ingerir alimentos, nuestras neuronas segregan una hormona llamada dopamina, que está asociada con el sistema del placer del cerebro y hace que no podamos controlarnos. Por supuesto que se puede revertir la situación y recuperar el control…

Generalmente, lo ideal es abordar estos problemas conjuntamente con un dietista, ya que ellos orientarán a las personas a comer el tipo de comida adecuada para mantener la saciedad y evitar desequilibrios. Básicamente es importante consumir bastante proteína, muchos vegetales y seguir una alimentación que contemple al menos cinco tiempos de comida. Pero todo este esfuerzo puede quedar en la nada si ante una situación de crisis o ansiedad, el consuelo es un atracón para apagar nuestros berrinches y tristeza. Recuperar la alegría a través de la comida es como querer apagar un incendio con gasolina.

Desde mayo de 2013, cuando se publicó la quinta actualización del Manual de Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos Mentales (DSM-5) por parte de la American Pychiatric Association de Estados Unidos, esa situación tiene nombre científico: en el manual se le reconoce como Trastorno por Atracón (binge eating disorder).

Una de las claves está en nuestras hormonas. Así lo explica la doctora Marta Garaulet, quien además de ser catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia (España) y profesora visitante en Harvard, es la autora del libro “Pierde peso sin perder la cabeza”. Según la española, “si el estrés es puntual prima la respuesta de la adrenalina sobre el cortisol, lo que hace que disminuya el apetito y además se produzca movilización de grasa del organismo. Pero si el estrés es crónico, en la respuesta fisiológica a este estrés prima el cortisol frente a la adrenalina, por lo que aumenta el apetito y además se acumula más grasa en el tejido adiposo abdominal que es dónde tenemos más concentrados los receptores a cortisol”.

Estas patologías, llevadas al extremo, están relacionadas o bien con la bulimia y la anorexia o con la obesidad. En la bulimia se come en exceso y luego la persona recurre al vómito o al uso de laxantes para expulsar la comida. En la anorexia directamente se come muy poco y hay un temor excesivo a subir de peso aunque sea solamente unas onzas. Ambas son partes de los trastornos alimenticios que tanto han golpeado a las adolescentes y jóvenes en todo el mundo y para las cuales hay clínicas especializadas de rehabilitación. Por el contrario, el comer compulsivamente como antídoto de la ansiedad es igualmente dañino porque conduce inexorablemente a la obesidad: se cae en un círculo vicioso, pues a más comida hay, más culpa de comer... Y eso produce más apetito y luego más depresión, además de complicaciones físicas y psicológicas como aumentar el riesgo del colesterol alto, la presión sanguínea alta, la diabetes, enfermedades de la vesícula biliar y cardiopatías.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.