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sábado, 11 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: FALSOS IDOLOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Los falsos ídolos existen desde siempre y son todo una tentación. En los relatos bíblicos, por ejemplo, están representados por el becerro de oro. 

En estos tiempos podemos hablar de los falsos ídolos modernos, que son de carne y hueso y pueden hacer entrarnos en un conflicto interno con suma facilidad. Aunque parezca una contradicción, son aquellos personajes que más adora la gente, los que más brillan, los que hacen cosas fuera de lo común. Pero, vale aclarar, destacan más por lo escandaloso que por lo filantrópico. Con o sin talento, brillan por ser diferentes y representan el lado más oscuro de nuestras fantasías. 

Es evidente que como humanos necesitamos adorar y aclamar a alguien o algo, y estos falsos ídolos se aprovechan de nuestra condición. Puede ser un músico, un político, un deportista, un actor, un modelo, o un “influencer”, término muy de moda por estos días… Generan cada vez más morbo y apetencia por ver hasta dónde llegan rompiendo límites y siendo hasta perversos… Parece que lo bueno no es “cool”, aburre y es trillado. 

Lo peor es que los buenos ejemplos pasan inadvertidos. Como se dijo antes, lo correcto es sinónimo de aburrimiento, porque eso no genera el morbo de estarlos viendo y viendo repetidamente, deteniendo las escenas más provocativas y fuera de lo común. Lo bueno no vende. Los medios de comunicación tienen bastante que ver en esto y sacan partido de esa situación. Un interesante ejemplo es lo que sucedió en Nueva Zelanda, donde por orden de la primer ministro se decidió omitir el nombre del responsable de la reciente matanza en Christchurch a dos mezquitas. La idea no es invisibilizar el hecho sino su perpetrador, ya que lo último que se quiere es que alguien con ansias de fama pretenda inmortalizarse repitiendo dichas acciones. 

Es importante detectar una característica que hace especial a los falsos ídolos: el afán de sorprender, teniendo para eso que transgredir cada vez más límites, porque cada vez cuesta más ser diferente. Otra es el amor desmedido por el lujo, el dinero y la fama eterna, detrás de lo cual la mayoría esconde la tristeza de la soledad, la poca relación familiar, los pocos amigos verdaderos, el hastío, la tristeza de pasar de moda y la presión de sus excesos que lleva también al abuso de alcohol, drogas y relaciones desechables. 

Las consecuencias de rendirle culto a estos falsos ídolos pueden ser, literalmente, letales. Vemos cada día más muertes por hacerse los selfies más diferentes, tristeza por no poder ser esos ídolos, inventos de retos virales peligrosos y hasta estúpidos, baja autoestima, depresión, suicidios y adicciones. 

Para contrarrestar todo eso, hay un aspecto que es clave: la familia. Solo sembrando el amor y valores auténticos, con un núcleo familiar fuerte, se podrá evitar esa “devoción” hacia esos falsos ídolos modernos. Y basta con cosas sencillas, como disfrutar de la naturaleza, de los atardeceres, las sobremesas interminables. Todo lo bello y lo sencillo que llena el alma en un segundo. En esa lista no pueden faltar los grandes abrazos a nuestros seres queridos, las mascotas inocentes que son felices con poco. Aprendiendo que ser feliz no es transgrediendo, sino viviendo una libertad ordenada y simple. 
Ídolos no son aquellos que marcan moda y tendencias desde las redes sociales con sus millones de seguidores. No, definitivamente. Son aquellos que nos dan el ejemplo, como el señor de 92 años que iba a sembrar y que fue atropellado, o el socorrista que arriesga la vida para salvar un niño… Sin ir más lejos, todo aquel que se levanta temprano a trabajar de forma honrada o el que dedica parte de su fortuna a ayudar a mejorar el mundo. En fin, cada uno de nosotros cuando actuamos bien sin creernos tontos por eso. Y para los que creen en Cristo, ese en un auténtico ídolo: dio su vida por nosotros sin pedir nada a cambio.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 4 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION Y SENTIDO COMUN


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
“Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, el Sentido Común, que ha estado con nosotros durante muchos años. No se sabe con certeza la edad que tenía, puesto que sus registros de nacimiento se perdieron hace mucho tiempo entre las formalidades de la burocracia…” Así comienza un sentido obituario, de autoría anónima, que circula por la Internet y se comparte en grupos de Whatspp. 

“Sentido Común -continúa el escrito- vivió bajo simples y sensatas políticas financieras (no gastar más de lo que se gana) y estrategias confiables (los adultos, no los niños, están al mando). Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando las regulaciones bien intencionadas, pero ineficaces, fueron fijadas en su lugar. Sentido Común perdió terreno cuando los padres arremetieron contra los maestros por hacer el trabajo disciplinario que ellos mismos habían dejado de hacer con sus ingobernables hijos”. 

Efectivamente, el Sentido Común dejó de ser el más común de los sentidos, como lo explica el obituario. Quizás haya sido desde que la gente ha estado más bombardeada con una serie de consejos y medidas que son aplicados en otras culturas y que muchas veces no funcionan en la nuestra, o se aplican sin pasarlas por el tamiz de nuestra inteligencia, cultura, y por supuesto, el sentido común... Tal vez a medida que nos hemos globalizado lo vamos perdiendo más, y en la educación de nuestros hijos es donde más queda en evidencia. 

En definitiva, nos hemos vuelto insensibles y nada nos sorprende. Las imágenes son cada vez más descarnadas. A la vez ya no ejercitamos el espíritu en materias como el arte, la música y la poesía. El ser humano necesita constantemente una dosis de adrenalina. A más jóvenes, más a menudo... Antes, estas grandes dosis se obtenían con los arrobamientos platónicos, las grandes causas y los ideales... Actualmente , como todo se ha vuelto más rápido y no existe el deseo de esforzarse, la adrenalina se sube con drogas, modas extremas o una serie de actividades que no involucran mucho el espíritu, la emoción, incluso cierta pasión por lo experimentado... Hoy parece normal la sobrealimentación de comida chatarra, la ostentación excesiva. Antes, en cambio, se criaba con más mesura, humildad y comida sana. 

Ahora todo se hace a la ligera, porque produce dinero y/o placer instantáneo. La adrenalina sube sin espíritu ni emoción, generando seres cada vez más deshumanizados. Como si fuera poco, los padres consienten a los hijos desde antes de nacer comprándoles cosas extravagantes, pensando en lo que desean para ellos y suelen ser solo cosas grandiosas para presumir de su status y posición económica. Se les sobre estimulan para seguir pautas de crianza o las modas del momento, como centros para despertar la inteligencia del bebé que es lo mismo que se ha hecho desde siempre con el maternaje o la alimentación etc. Aun los animales estimulan a sus bebés y no necesitan escuelas caras y sofisticadas para hacerlo. Sí, en cambio, es necesario mucho amor, deseo y tiempo para hacerlo. 

Es fundamental volver a una crianza más amorosa, comprensiva y adecuada a cada hijo y a cada cultura, pero enseñando valores con el ejemplo y no solamente el "chancletazo o castigo extremo". Estimularlos en exceso es un error. No está mal dejarlos llorar o aguantar un poco de hambre antes de darles de comer y no hacerlos dormir siempre con la teta o el biberón en la boca o paseándolos en el carro. Es una medida justa entre atención y frustración... El exceso siempre será malo, lo mismo que la ambigüedad: no puedo educar bien si los padres educan de una forma y el colegio, los abuelos o la empleada de otra... Debe de haber congruencia en el proceso educativo y disciplinario. 

No puedo dejar de ver el futuro de la educación con enorme preocupación. En algunos lugares la imagino demasiado tendiente a “adultizar” a los hijos, como en las sociedades más desarrolladas. En otros, en cambio, una gran sobreprotección de los mismos y un abismo más grande que el actual que separa la gente acomodada y de los que tienen menos. Además, con padres sin Sentido Común, todo resultará más difícil aún.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 27 de abril de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: GENERACIÓN Z


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Durante todos estos años, el foco de atención estuvo sobre la Generación Millennials y sus especiales características: inconformes, inestables, globalizados, multitareas y dependientes hasta el extremo de sus dispositivos móviles. 

Hoy, sin embargo, la lupa se ha trasladado a la Generación Z, un grupo de edad que está empezando a irrumpir en el mercado laboral y que es digno de un análisis profundo. 

Si bien algunos autores difieren en las fechas exactas, podemos clasificar a los integrantes de la Generación Z al conjunto de personas nacidas entre a mediados de los años 90 hasta mediados de la década del 2000. Son, definitivamente, nativos digitales y las interacciones en las redes sociales es lo más natural del mundo para ellos, mucho más que los Millennials. No en vano también se los llama Generación iGen o Generación net. 

A diferencia de la generación anterior, ya nacieron con la Internet funcionando y no conciben un mundo que no esté interconectado ni dato o solución que no pueda encontrarse en la web. 

Para ellos, la vida sin Internet es algo digno de los libros de historia antigua, casi del mismo modo que nosotros nos remontamos al pasado para estudiar las épocas del Paleolítico. Sus medios para relacionarse principalmente son redes sociales, Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, WhatsApp, Badoo, Tinder y YouTube, entre otros. 

Pero no todo es negativo o superficial… 

Un informe del periódico The New York Times destaca que los jóvenes Z han vivido desde pequeños con un presidente de su país negro, leyes a favor de la comunidad LGBT+ como el matrimonio entre personas del mismo sexo y mucha concienciación en contra del racismo o el machismo. Por eso, afirma el periódico, la nueva generación parte de una base más tolerante, multicultural y con mayor preocupación social y ambiental que las anteriores. Claro, no es lo mismo en Estados Unidos que en El Salvador, pero el perfil es similar a nivel global. 

Otro dato interesante es que la Generación Z cuenta con un coeficiente intelectual que sobrepasa a las anteriores generaciones según un estudio realizado en la Universidad de Stanford, de Estados Unidos, “debido a la transferencia cultural o generacional”. Esta generación aplica parte de sus habilidades las cuales están orientadas al futuro tecnológico. 

Por todo esto, el desafío de los padres radica en cómo tratar a sus hijos de esta generación. En principio, debe ser de una manera más moderna, explorando nuevas formas de estudiar y aprender y nuevas profesiones Se les tiene que educar en límites, valores, pero brindarles cariño y compartir con ellos igual que a cualquier hijo de otras generaciones. 

Sin dudas, requerirán más tiempo online para realizar sus tareas, ya que lo digital cada vez está más vigente en el sistema educativo. Pero aparte de eso deben controlar los tiempos que pasan conectados, dependiendo de la edad y alrededor de unas cuatro horas diarias. Es importante establecer reglas claras: nada de dispositivos durante las comidas porque ese es tiempo familiar. Tampoco permitirle que se lleven el teléfono a sus cuartos, aunque sí -dependiendo de las circunstancias- podrían tener un espacio de tiempo en la noche antes de irse a dormir. 

Es necesario controlarlos, pero no limitarlos. En la Generación Z está nuestro futuro. Se trata de personas con una gran libertad de ideas, sin tanto prejuicios, capaces de desarrollar notables descubrimientos para la humanidad. Incluso, por qué no, con condiciones para crear el invento que en determinado momento nos salve la vida, la alargue o la haga más llevadera.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

lunes, 15 de abril de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: TODO POR UN LIKE


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Hay algo mucho más grave que la adicción al teléfono o a las redes sociales: se trata de la obsesión por los likes y los follows.

Es cierto que a todos nos gusta sentirnos escuchados, aceptados y que la gente está atenta a lo que publicamos.

Suena normal, un like es la prueba de ello en las redes. Lo buscan también las marcas, que pretenden sumar “likes" o "me gusta" como forma de obtener un número grande de personas, ya que esto representa que más gente vea su producto en un sitio o red.

Esto puede llevar a las empresas a utilizar sus servicios para promocionar productos en sus publicaciones, pagando bastante bien por lo mismo, llegándose a dar el caso de personas que viven de esto. Un ejemplo son los community managers o los influencers, oficios que antes no existían.

Pero cuando hablamos de personas particulares, esa obsesión tiene otra lectura y puede ser peligrosa. Se trata de gente que solamente busca ser aceptada para alimentar su ego. Representa eso, la necesidad de aprobación que cuando es excesiva indica una falta de autoestima y una falta de control de la frustración. No son capaces de aceptar que -al igual que en la vida real-, “no somos monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”. Postear una foto en Facebook o Instagram es el primer paso, el siguiente es ir verificando periódicamente - en algunos casos cada tres minutos- la cantidad de “me gusta” en una competencia por popularidad que se vuelve insana. Lo mismo ocurre con los follows, o seguidores. El más cool es el que más seguidores tiene…

Además, muchos abusan de las redes para decir lo que desean sin pensarlo mucho e incluso dañando con sus comentarios, que muchas veces caen en la vulgaridad.

El problema es que la vida social moderna se trasladó, en gran parte, a las redes. Por supuesto que se hace más fácil la interacción, no debemos preocuparnos por tomar el teléfono o salir a la calle para hacerlo. Es más, no necesitamos ni arreglarnos, ni lavarnos los dientes… A menos que pretendamos tomarnos una foto y lucir radiante, aunque para eso hay filtros que corrigen arrugas, dan color y arreglan imperfecciones. Resultado final: una persona irreconocible.

Por otro lado, es más sencillo dejar la "conversación" cuando ya no queremos estar comunicándonos e incluso evitar a alguien que no queremos ver ni saber nada de ellos.

Mucho más difícil es ignorarlos en la calle.

El mundo virtual también facilita el hecho de pretender ser lo que no somos. Siempre tratamos de impresionar a los demás y que lo nuestro sea lo mejor. En las redes, es más difícil ser descubiertos, cuestionados o desenmascarados, lo que nos permite tener un mundo artificial paralelo. Nuestra vida es color de rosa y todo lo que nos pasa es lo mejor ante todos los demás porque nosotros mismos controlamos la publicación.

Claro, lo nuestro es importante y sobretodo para nosotros mismos sin importar nada ni nadie más. Pero atención, aquí aparece el monstrito verde de la envidia, que en las redes es más fácil de provocar y además si conocemos a las personas que se descubra nuestra realidad.

Y ni se diga cuando alguien postea algo y a cambio no recibe lo esperado: le siguen sentimientos de tristeza, depresión y aislamiento, un efecto que algunos psicólogos llaman "depresión Facebook". A menor madurez y baja autoestima, mayor será la necesidad de encontrar la aprobación del resto.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.