domingo, 29 de julio de 2012

Algunos consejos para catar vinos


Tomado de El Clarín
Cómo hacer una cata de vino
La degustación requiere de tres etapas: evaluación visual, olfativa y gustativa. Es decir, ver, oler y probar. ¿Estás lista para descubrir nuevas sensaciones?

Por Maximiliano Pérez
La finalidad de la cata o degustación analítica de un vino es determinar el origen, el método de elaboración, las características organolépticas- aquellas que se perciben por medio de los sentidos- y, fundamentalmente, la calidad del producto.
Para realizar una correcta degustación se debe usar una copa traslúcida e incolora. Está compuesta por tres partes: base, tallo y cáliz. El cáliz debe presentar un diámetro más ancho en su parte inferior e ir achicándose a medida que llega hacia la boca. De esta manera, los aromas del vino quedarán retenidos por más tiempo.
La copa debe tomarse por el tallo o la base, nunca por el cáliz: la temperatura de nuestras manos se transmitiría a la bebida rápidamente.
Vista
Con sólo observar un vino es posible deducir si está sano, la añada o cosecha a la que pertenece, cuál es su cuerpo o estructura, y su grado alcohólico aproximado. 
Para apreciar correctamente el color de la bebida, la copa debe inclinarse levemente sobre un fondo blanco (mantel, servilleta, etc.)
Un vino está en buenas condiciones si, al observarlo, notamos que tiene brillo o limpidez. Uno defectuoso suele verse opaco o turbio. La intensidad del color nos da una idea sobre el tipo de cepa y el cuerpo del vino. A mayor intensidad, mayor cuerpo. Respecto a la calidad, se suele percibir mejor teniendo en cuenta la penitencia en el olfato y el gusto.
Olfato
El aroma debe percibirse, en principio, con la copa quieta. Luego se debe hacer girar el vino suavemente para que al entrar en contacto con el oxígeno se desprendan los ésteres aromáticos y cobren mayor intensidad.
Cuando un vino, al caer en la copa, revela sus aromas con nitidez y potencia, se dice que tiene "buena expresividad". Sin embargo, este dato sólo refiere a sus características de origen, a la variedad de uva con que fue elaborado y a su tipicidad, pero no necesariamente está relacionado con su calidad.
La calidad de un vino se reconoce por la duración de sus aromas, por lo que se conoce como "persistencia aromática". Si no hay persistencia no hay calidad. Muchos vinos se muestran expresivos en los primeros instantes, pero a medida que transcurren los minutos sus aromas se apagan, se caen. En esos casos, no se puede apreciar una gran calidad. Por más agradables que sean los aromas de una bebida, si no hay persistencia, no hay calidad.
Gusto
Se debe probar un pequeño sorbo y hacerlo recorrer la lengua para que las papilas gustativas perciban los gustos. De ser posible, hacer ingresar oxígeno entre los labios mientras el vino todavía está en la boca, para que aparezcan los sabores.
La bebida debe presentar un equilibrio o balance entre tres gustos básicos: dulce, ácido y amargo. Se debe analizar su fluidez y su posible aspereza (relacionada con los taninos).
Por último, se evalúa lo que se llama “final de boca”. Está compuesto por los sabores que pueden percibirse en la cavidad bucal, más lo que se denomina retrogusto: aromas que se perciben a través de la vía retronasal una vez que el vino es ingerido. La complejidad de aromas y sabores percibidos por vía retronasal, al igual que su duración, son importantes indicadores de la calidad del producto degustado. Los vinos de mayor calidad presentan un retrogusto largo y complejo.
Por Maximiliano Pérez, sommelier y coordinador docente del área Vinos y Sommellieríe de la Escuela de Arte Gastronómico (EAG). www.eag.edu.ar 

Colombia: Popularidad de Santos en su segundo año de gobierno se reduce casi a la mitad


Tomado de Semana
La Gran Encuesta ratifica el mal momento por el que pasa el gobierno. Qué está funcionando y qué no. ¿Qué puede hacer el presidente?

Si el primer año del gobierno de Juan Manuel Santos sorprendió por lo bien que terminó frente a la opinión, el segundo ha sorprendido por lo contrario. Sus niveles de popularidad hasta finales de 2011 fueron cercanos al 80 por ciento, superando inclusive los de Álvaro Uribe que muchos creían inalcanzables. Hoy el presidente está en cifras cercanas al 50 por ciento. Aunque este es un índice que otros presidentes de la región envidiarían, en términos relativos es un bajonazo importante.
El gran interrogante es determinar si esa pérdida de 30 puntos obedece a problemas reales, de percepción o de ambos. Sin duda la respuesta es ambos. La crisis de la reforma a la Justicia, por ejemplo, fue un episodio que se manejó mal y tuvo consecuencias políticas enormes. Y, por ahora, el presidente y el Congreso siguen en terapia de pareja. 

Pero hay nubarrones más preocupantes que se están formando alrededor de dos frentes: seguridad y economía. El primero ha sido el talón de Aquiles de este gobierno.

Si bien el orden público en Colombia está mucho mejor que en los días del Caguán, está menos bien que cuando Uribe dejó el poder. Con el aumento en ataques guerrilleros, boleteos y voladuras de torres y oleoductos, la presión sobre el equipo de defensa aumenta. No deja de sorprender que el mismo equipo que obtuvo los resultados espectaculares del segundo gobierno de la seguridad democrática, no haya podido mantener la misma tendencia durante los dos primeros años del gobierno de la prosperidad democrática.



No menos grave para el presidente es que en el último año la economía pasó de muy buena a regular. Lo único que afecta más al ciudadano del común que la seguridad es el bolsillo. Y en el segundo semestre de 2012 el bolsillo se va a ver afectado. Los días del crecimiento del 6 por ciento anual quedaron atrás. También los del 5 y ahora va en el 4 por ciento. Al igual que la popularidad del presidente, esta es una cifra que anhelarían muchos países en situaciones más complicadas. Pero el sector privado se acostumbró al nivel de crecimiento, empleo y consumo que ese 6 por ciento jalonaba. Y es por eso que en este momento en materia de plata todo el mundo se siente un poco menos bien. Ese flanco débil no es responsabilidad del gobierno. Obedece a factores externos.

Tanto Europa como Estados Unidos y China están a punto de producir un estancamiento en la economía mundial. Colombia está en capacidad de navegar esas aguas mucho mejor que otros países, pero la economía no estaba tan blindada como se había dicho.

La administración Santos tiene logros importantes que han quedado opacados por el impacto cotidiano de la seguridad, la reforma a la Justicia y la economía.

La reducción de la pobreza, por ejemplo, ha sido el mayor éxito hasta ahora y tal vez el menos comprendido. Las cifras hablan por sí solas: han salido de la pobreza 1,2 millones de colombianos. Y más importante que los números fríos es que el foco de este gobierno es cerrar la brecha y reducir la inequidad social y, si la tendencia sigue, se estaría empezando a lograr. 



Otro elemento positivo es que el gobierno tiene una estrategia realista para neutralizar el golpe de la desaceleración de la economía: 40 billones de pesos de inversión pública para 2013. Esto constituye una monumental inyección para revivir al paciente. Puede que este empujón no permita regresar al 5 por ciento o al 6 por ciento pero debería evitar no caer por debajo del 4 por ciento en medio de la recesión económica mundial. 



La clave del éxito en todo lo que se refiere al futuro inmediato está en la ejecución. El gobierno y sus asesores creen que el problema se reduce a la comunicación. Esta es una interpretación algo simplista. Más válida sería la crítica de que este gobierno ha sido demasiado mediático.

Desde el presidente para abajo hay una obsesión con la comunicación. Esto ha generado un exceso de anuncios y expectativas que se convierten en frustración frente a unos resultados que no se ven en algunos frentes, como en el de infraestructura. Hay que ejecutar más y comunicar menos. Y saber comunicar mejor lo que se ejecuta, como en el caso de los logros en la lucha contra la pobreza. 

El problema del gobierno en este momento es que las amenazas que enfrenta, economía y seguridad, le respiran en la nuca mientras que las metas con las cuales piensa pasar a la historia solo se concretarán a mediano o largo plazo.

El presidente se la ha jugado por la Ley de Víctimas y la restitución de tierras que no solo rectifican injusticias históricas sino que constituyen los cimientos de una sociedad más moderna y justa. Pero estos son procesos complejos, llenos de obstáculos y que pisan muchos callos, por lo cual los resultados no pueden ser tan inmediatos. Esta es una de las razones por las cuales los observadores políticos dan por sentado que Santos buscará la reelección.

Sus programas bandera solo rendirán frutos en un segundo cuatrienio. De aquí al 7 de agosto de 2014 serán iniciativas en proceso embrionario, más incipientes que finiquitadas.

Y aunque Santos lo niega, ya es evidente que después de la historica legislación de tierras y víctimas, su aspiración es firmar un acuerdo de paz con la guerrilla.

Este propósito, que en el fondo es el anhelo de todo presidente –y de todo colombiano--, ha sido malinterpretado y utilizado en su contra políticamente. La palabra ‘paz’ ha sido asociada con debilidad y baja de guardia, cosa que no se le ha pasado por la cabeza ni al presidente, ni a los militares ni a nadie en el gobierno. Es evidente que la guerra sin cuartel contra las Farc seguirá en este gobierno hasta que se den las condiciones para sacar la llave del bolsillo.

Pero, salvo los exitosos golpes con las muertes de Cano y Jojoy, los resultados contra la guerrilla han sido muy regulares y los mensajes que se han dado, con marco para la paz incluido, son confusos y les han dado abundante munición a Álvaro Uribe y a sus áulicos antigobiernistas. Por eso cualquier proceso de paz en las actuales condiciones sería una bomba atómica para el gobierno. 



Quizá el mayor problema del presidente Santos es que pretende abarcar demasiado. A diferencia de su antecesor, quien centró su mensaje y obra de gobierno exclusivamente en la seguridad democrática, el actual presidente le apuntó a un abanico demasiado amplio de temas para una reestructuración integral del Estado. Y su estilo, que fue bienvenido el primer año como el de un director de orquesta que escogía muy bien a sus músicos y producía una sinfonía perfecta, ha pasado a ser percibido como un líder con exceso de delegación frente a sus subalternos y de distancia frente a su electorado.

El gobierno es tan consciente de esto que se ha embarcado en una estrategia de recorrer el país haciendo rendición de cuentas y mostrando a un jefe de Estado más cercano al colombiano raso que a las cumbres diplomáticas. Es un paso en la buena dirección que para ser exitoso requiere continuidad, ejecución y buena comunicación y prontos resultados.



El presidente de la prosperidad democrática sufre del desgaste de liderar un gobierno en un país tan complejo como Colombia. Muchos de los flagelos vienen de atrás y ninguno tiene una solución pronta y sencilla.

Resolver el problema de la salud, la restitución de tierras, las víctimas, la infraestructura, las pensiones, o el invierno, para citar solo algunos, son retos monumentales.

Pero aunque muchos de los lunares del panorama actual no se le pueden atribuir a esta administración, algunos sí y el resultado es que en estos momentos en el país se vive una sensación de preocupación y desconfianza.


Hablar de crisis en el país es quiza exagerado pero la delicada situación que vive el primer mandatario y su equipo los está poniendo a todos a prueba. Es al presidente a quien le corresponde desplegar todos sus dotes de estratega para corregir el rumbo, incluido el de su propio estilo de liderazgo. Y a su equipo de tecnócratas, a mostrar rápidamente resultados frente a un país que exige que el gobierno de la prosperidad democrática pase del dicho al hecho. 



En este segundo tiempo le corresponde al gobierno enfrentar las raíces de este malestar coyuntural y acelerar las respuestas a los desafíos estructurales que han sido desde el primer momento los que Santos ha querido resolver.

sábado, 28 de julio de 2012

Curiosidades políticas dentro de los Juegos Olímpicos


Tomado de Foreign Policy
palestina
 Mahmud Hams/AFP/Getty Images

Por Lourdes Romero

¿Quién puede o no participar en Londres?
Una de las anécdotas más llamativas de Londres 2012 es que habiendo en el mundo 196 países (193 de ellos son miembros de Naciones Unidas), a los Juegos se presentarán nada más y nada menos que un total de 205. En anteriores ediciones el COI vetó la participación de ciertos Estados por no cumplir con los criterios establecidos, pero este año sí que ha permitido a otros países la participación en la cita olímpica aun sin cumplir dichos criterios. ¿Cómo se marcan estos requisitos? ¿Muestra realmente el COI su deportividad? He aquí algunas incongruencias olímpicas.


   
   

Palestina. Récord mundial de obstáculos 
Aunque Palestina no es un país, ni es miembro de Naciones Unidas, sí que es uno de los 11 territorios o entidades a las que el COI permite participar. De hecho, se estrenó en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. Desde entonces, ha participado en todos los que se han celebrado hasta el momento. Sin embargo, de los 8 criterios que hay que cumplir para poder jugar, Palestina no tienen uno de ellos, que es el reconocimiento internacional como país. Otros requisitos, como que el participante tenga plena soberanía, en el caso palestino tampoco se cumpliría plenamente.
Cinco serán los representantes de Palestina en los Juegos, cuatro de Cisjordania y uno de Gaza. Bahaa al Farra, corredor de Gaza, es el único que se presenta procedente de la Franja. Entrenar en esta zona no es fácil ni barato, no hay patrocinadores y es la Federación Palestina de Atletismo, ubicada en Gaza, la que paga el transporte y el equipo al atleta. Debido a las deficientes instalaciones y la complicada situación en la zona, los competidores palestinos están entrenando, previamente a los Juegos, en Qatar y Barcelona.

 Arabia Saudí. Una llama de esperanza
Las mujeres saudíes podrán ir por primera vez a los Juegos Olímpicos de Verano de Londres. Tras recibir duras criticas y ante una primera negativa del Comité Olímpico de Arabia Saudí y las 29 federaciones deportivas oficiales, el país va a llevar a deportistas femeninas a la competición. Según miembros del Comité saudí: “en un principio no había representación femenina, porque no habían podido encontrar ninguna candidata válida”. Ahora, Wodjan Alí Seraj Abdulrahim Shahrkhani, competidora de judo, y Sarah Attar, corredora de 800 metros, irán a Londres. Un informe publicado por Human Right Watch desvela que Arabia Saudí era uno de los tres países que nunca habían enviado atletas femeninas para los Juegos  -los otros dos eran Brunei y Qatar, aunque ambos habían llevado a mujeres a otros programas internacionales y regionales-. Las saudíes sufren la violación sistemática de sus derechos fundamentales, no pueden casarse, trabajar, practicar deporte o conducir sin el permiso del guardián masculino (padre, hermano, marido o un hijo). Para practicar deporte deben entrenar en espacios cerrados para no ser vistas por los hombres. 
Afganistán. Del puño de acero talibán a los puños de acero de Sadaf Rahimi
afganistan
















Majid Saeed/AFP/Getty Images
Los Juegos Olímpicos de Londres será la edición con mayor representación femenina (todos los países contarán con la participación de mujeres), en parte, gracias a la incorporación del boxeo femenino al programa deportivo, una nueva disciplina donde Afganistán cuenta con una luchadora. Al contrario que a Arabia Saudí, a Afganistán sí se le prohibió participar en los Juegos Olímpicos de Sidney en el año 2000 cuando los talibanes gobernaban el país. Durante ese periodo practicar deporte estaba prohibido para todo el mundo y en especial para las mujeres, que sufrían una violación sistemática de sus derechos. A pesar de la caída talibán, y ya bajo el nuevo Gobierno, todavía existe una sociedad muy segregada donde la religión juega un papel importante y tiene una gran influencia, que repercute negativamente en el sector femenino de la población. Sus derechos están limitados y las deportistas se encuentran con muchas restricciones, incluidas las que les ponen las propias familias.
En 2004 el COI volvió a admitir la candidatura de Afganistán y, entonces, dos mujeres participaron en los Juegos. En esta edición Tahmina Kohistani, corredora de 100 metros, y Sadaf Rahimi, una boxeadora de 17 años, representarán a su país en la competición.
  
Siria. No todos pasan por el aro
Los deportistas sirios podrán participar en los Juegos Olímpicos de Londres, pero no podrá asistir el presidente del Comité Olímpico de Siria, el general Mowaffak Joumaa, por haberle sido denegada la visa para entrar en Reino Unido. Según fuentes oficiales, el Gobierno británico no quiere tener relación con un representante del presidente sirio Bachar al Assad. Tampoco podrá estar Ahmed Hamsho, saltador sirio y sobrino de Maher Assad, el hermano del presidente. Sin embargo, los participantes sirios competirán bajo la bandera de su país, porque su Comité Olímpico está reconocido por el COI. Muchos de los deportistas entrenan fuera de Siria y han sido financiados directamente por el COI a través de programas solidarios internacionales.
Sudan del sur

   
   
Adam Pretty/AFP/Getty Images
Sudán del Sur. Abanderados por otro país
Sudán del Sur es el país más joven del mundo. Declaró su independencia en julio de 2011 y se convirtió en el miembro 193 de Naciones Unidas. El país puede crear un Comité Olímpico Nacional que le permitiría organizarse y participar. La inestabilidad reinante y, por supuesto, el hecho de que no sea una prioridad la creación de un organismo con estas características (tienen otras muchas necesidades), le ha impedido poder configurar uno y, por lo tanto, estar preparado para afrontar los Juegos. Los atletas sudaneses podrán acudir pero bajo otras banderas. Una podría ser -aunque es poco probable- la de Sudán, del que se separó hace escasamente un año. Otros deportistas de Sudán del Sur han competido en anteriores ediciones con otros países, como el caso de Lopez Lomong refugiado de la guerra civil con Sudán, quién pidió asilo a EE UU y que en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 fue el encargado de llevar en la ceremonia de apertura la bandera estadounidense. También Guor Marial, residente en Estados Unidos, irá como Participante Olímpico Independiente, puesto que no tiene la ciudadanía de su país de acogida y rechazó competir bajo la bandera de Sudán.
kosovo

   
Cortesia de Majlinda Kelmendi
   


Kosovo. Salida nula
Al contrario que Palestina, Kosovo sí es un país pero no podrá ver ondear su bandera en los Juegos de Verano. Declarada su independencia en 2008, es el segundo país más joven del mundo, aunque no cuenta con el reconocimiento internacional de muchos Estados u organismos internacionales como España, Naciones Unidas o el Comité Olímpico Internacional. De este modo, sólo 91 Estados lo reconocen, incluyendo a Reino Unido, el huésped del evento. Esto, sumado a sus disputas con Serbia, ha hecho que solo una deportista kosovar -de los seis que tenía pensado enviar el Comité Olímpico de Kosovo- la campeona de judo Majlinda Kelmendi, compita sosteniendo una bandera que no es la suya: la albanesa. Sin embargo, los atletas yugoslavos sí pudieron competir, como independientes, en los Juegos de Barcelona en 1992, a pesar de que Yugoslavia estaba sancionada por la ONU por crímenes de guerra.

Reina Isabel y James Bond llegaron en paracaídas a la inauguración de los Juegos Olímpicos

Agencias Noticiosas


Por Alex Oller

Juegos Olímpicos inauguración: Bond, la Reina y McCartney: ¡que comience Londres 2012!

LONDRES— Gran Bretaña inauguró los Juegos Olímpicos con una entrada real como jamás ha habido.
Londres recibió al mundo del deporte celebrando lo viejo y lo nuevo en una ceremonia dramática e imaginativa, que incluyó la llegada de la reina Isabel II —o, mejor dicho de una doble_, al Estadio Olímpico en paracaídas acompañada por James Bond.
El encendido del pebetero, uno de los secretos mejor guardados de los Juegos, estuvo a cargo de siete jóvenes atletas británicos, que recibieron el fuego olímpico de manos del ex campeón olímpico de remo Steve Redgrave para luego encender pétalos de cobre que habíán portado las delegaciones durante su desfile.
Una vez encendidos, los 204 pétalos ascendieron hasta formar una anotorcha gigante, que arderá en el Estadio Olímpico durante los 16 días de los Juegos.
La fiesta cerró con una emotiva interpretación de Paul McCartney de la famosa canción "Hey Jude" de los Beatles, que fue coreada por las 60.000 personas en el estadio.
Durante el desfile de las delegaciones, Usain Bolt, el abanderado de Jamaica, recibió una tremenda ovación, al igual que el equipo de Estados Unidos, que fue vitoreado por el público y la primera dama Michelle Obama. Por supuesto, nada en comparación con la delegación anfitriona que clausuró el desfile.
"Londres 2012 inspirará a toda una generación", proclamó después del desfile el líder del comité organizador, Sebastian Coe. "Las próximas dos semanas demostrarán todo lo que ha convertido a Londres en una de las grandes ciudades del mundo".
"Esta es la única ciudad que ha albergado los Juegos tres veces, y cada vez que lo ha hecho el mundo ha enfrentado momentos de conmoción y problemas, y cada vez han sido un éxito", agregó. "Algún día le diremos a nuestros hijos y nietos, que cuando llegó nuestro momento, lo hicimos bien".

Buena parte de la ceremonia inaugural fue un recorrido por la historia de la música británica, desde el himno del club de fútbol West Ham hasta el tema "My Generation" de The Who y "Bohemian Rapsody" de Queen.
Después de siete años de preparativos y el gasto de miles de millones de libras esterlinas, los Juegos se pusieron oficialmente en marcha con un recordatorio de los momentos claves de la historia británica, incluyendo sus orígenes campestres y la Revolución Industrial.
La ceremonia incluyó una presentación de JK Rowling, la célebre autora de Harry Potter, leyendo un pasaje de Peter Pan.
Además, hubo una secuencia filmada en la que el actor Daniel Craig, en su papel de James Bond, visitó a Isabel II en el Palacio de Buckingham y la escoltó hasta un helicóptero decorado con la "Union Jack", como se conoce a la bandera del Reino Unido, que luego sobrevoló lugares famosos de la ciudad como el Puente de Londres hasta llegar —ahora en vivo— al Estadio Olímpico.

Después de salto en paracaídas del doble, Isabel II apareció luego entre el público acompañada por el presidente del Comité Olímpico Internacional, Jacques Rogge.
La gala dirigida por el cineasta Danny Boyle, a un costo de 42 millones de dólares y 15.000 voluntarios, debe alcanzar una audiencia televisiva global de 1.000 millones de dólares.
Su desafío fue enorme: ser tan inolvidable como el extraordinario despliegue hace cuatro años en Beijing, el más caro en la historia.
Boyle apeló a Shakespeare, la cultura pop, literatura y música para comunicar la esencia británica al resto del mundo. Y se divirtió encandilando al público con escenas de películas famosas entremezcladas con los actos en vivo.
En la apertura de la ceremonia, el ciclista Bradley Wiggins, ganador del reciente Tour de Francia y luciendo la casaca amarilla que conquistó en esa prueba, hizo sonar la campana olímpica en la misma fundición que produjo el Big Ben.
El espectáculo apeló al peculiar humor británico con participación de cómicos como Rowan Atkinson, quien encarna al célebre personaje de Mr. Bean.




Como no podía ser de otra manera, la música dominó en todo momento la escena y también brilló con luz propia la dinámica escenografía ideada por el imaginativo Boyle, quien retrató con destreza y poesía tanto el tono gris de la Revolución Industrial, como la colorida década de los años 80 o el amplio estampado musical británico de los 90.


Iniciado el tradicional desfile, la primera gran ovación de la noche fue para la delegación argentina, efusiva también en su respuesta al público, con la mayoría de integrantes portando dispositivos móviles para inmortalizar la ocasión. Integrantes veteranos del básquetbol como Manu Ginóbili o Luis Scola, de exitoso palmarés olímpico, se mostraron algo más comedidos que sus jóvenes compañeros.
Brasil siguió, mientras las banderas eran plantadas, una a una, en la verde loma al fondo del estadio, las delegaciones se ubicaban sobre el escenario y los flashes de las cámaras fotográficas brillaban en un graderío iluminado en azul eléctrico, también con punteos blancos.
La música de baile sonó por los altavoces, en especial la atronadora voz de la artista local Adele, mientras el público bailaba, ondeaba sus banderas y alentaba a favoritos como Bolt, quien esta vez reservó los bailes para una mejor ocasión.
Rogge recordó en su mensaje que los Juegos de Londres son los primeros en la historia en que todas las delegaciones incluyen atletas mujeres.
"Ese es un gran impulso a la igualdad de género", señaló Rogge. "En un sentido, los Juegos Olímpicos vuelven a su hogar".
Y dirigiéndose a los atletas, agregó: "Rechacen el dopaje, respeten a sus oponentes, recuerden que son ejemplos. Si lo hacen, inspirarán a toda una generación".
Acto seguido, Isabel II inauguró oficialmente los Juegos.