Por Alex Oller
Juegos Olímpicos inauguración: Bond, la Reina y McCartney: ¡que
comience Londres 2012!
Londres recibió al mundo del deporte celebrando lo viejo
y lo nuevo en una ceremonia
dramática e imaginativa, que incluyó la llegada de la reina Isabel
II —o, mejor dicho de una doble_, al Estadio Olímpico en paracaídas acompañada
por James Bond.
El encendido del pebetero, uno de los secretos mejor
guardados de los Juegos, estuvo a cargo de siete jóvenes atletas británicos,
que recibieron el fuego olímpico de manos del ex campeón olímpico de remo Steve
Redgrave para luego encender pétalos de cobre que habíán portado las
delegaciones durante su desfile.
Una vez encendidos, los 204 pétalos ascendieron hasta
formar una anotorcha gigante, que arderá en el Estadio Olímpico durante los 16
días de los Juegos.
La fiesta cerró con una emotiva interpretación de Paul
McCartney de la famosa canción "Hey Jude" de los Beatles, que fue
coreada por las 60.000 personas en el estadio.
Durante el desfile de las delegaciones, Usain Bolt, el
abanderado de Jamaica, recibió una tremenda ovación, al igual que el equipo de
Estados Unidos, que fue vitoreado por el público y la primera dama Michelle
Obama. Por supuesto, nada en comparación con la delegación anfitriona que
clausuró el desfile.
"Londres 2012 inspirará a toda una
generación", proclamó después del desfile el líder del comité organizador,
Sebastian Coe. "Las próximas dos semanas demostrarán todo lo que ha
convertido a Londres en una de las grandes ciudades del mundo".
"Esta es la única ciudad que ha albergado los Juegos tres
veces, y cada vez que lo ha hecho el mundo ha enfrentado momentos de conmoción
y problemas, y cada vez han sido un éxito", agregó. "Algún día le
diremos a nuestros hijos y nietos, que cuando llegó nuestro momento, lo hicimos
bien".
Buena parte de la ceremonia inaugural fue un recorrido
por la historia de la música británica, desde el himno del club de fútbol West
Ham hasta el tema "My Generation" de The Who y "Bohemian
Rapsody" de Queen.
Después de siete años de preparativos y el gasto de
miles de millones de libras esterlinas, los Juegos se pusieron oficialmente en
marcha con un recordatorio de los momentos claves de la historia británica,
incluyendo sus orígenes campestres y la Revolución Industrial.
La ceremonia incluyó una presentación de JK Rowling, la
célebre autora de Harry Potter, leyendo un pasaje de Peter Pan.
Además, hubo una secuencia filmada en la que el actor
Daniel Craig, en su papel de James Bond, visitó a Isabel II en el Palacio de
Buckingham y la escoltó hasta un helicóptero decorado con la "Union
Jack", como se conoce a la bandera del Reino Unido, que luego sobrevoló
lugares famosos de la ciudad como el Puente de Londres hasta llegar —ahora en
vivo— al Estadio Olímpico.
Después de salto en paracaídas del doble, Isabel II
apareció luego entre el público acompañada por el presidente del Comité Olímpico
Internacional, Jacques Rogge.
La gala dirigida por el cineasta Danny Boyle, a un costo
de 42 millones de dólares y 15.000 voluntarios, debe alcanzar una audiencia
televisiva global de 1.000 millones de dólares.
Su desafío fue enorme: ser tan inolvidable como el
extraordinario despliegue hace cuatro años en Beijing, el más caro en la
historia.
Boyle apeló a Shakespeare, la cultura pop, literatura y
música para comunicar la esencia británica al resto del mundo. Y se divirtió
encandilando al público con escenas de películas famosas entremezcladas con los
actos en vivo.
En la apertura de la ceremonia, el ciclista Bradley
Wiggins, ganador del reciente Tour de Francia y luciendo la casaca amarilla que
conquistó en esa prueba, hizo sonar la campana olímpica en la misma fundición
que produjo el Big Ben.
El espectáculo apeló al peculiar humor británico con
participación de cómicos como Rowan Atkinson, quien encarna al célebre
personaje de Mr. Bean.
Como no podía ser de otra manera, la música dominó en todo momento la escena y también brilló con luz propia la dinámica escenografía ideada por el imaginativo Boyle, quien retrató con destreza y poesía tanto el tono gris de la Revolución Industrial, como la colorida década de los años 80 o el amplio estampado musical británico de los 90.
Iniciado el tradicional desfile, la primera gran ovación de la noche fue para la delegación argentina, efusiva también en su respuesta al público, con la mayoría de integrantes portando dispositivos móviles para inmortalizar la ocasión. Integrantes veteranos del básquetbol como Manu Ginóbili o Luis Scola, de exitoso palmarés olímpico, se mostraron algo más comedidos que sus jóvenes compañeros.
Brasil siguió, mientras las banderas eran plantadas, una
a una, en la verde loma al fondo del estadio, las delegaciones se ubicaban
sobre el escenario y los flashes de las cámaras fotográficas brillaban en un
graderío iluminado en azul eléctrico, también con punteos blancos.
La música de baile sonó por los altavoces, en especial
la atronadora voz de la artista local Adele, mientras el público bailaba,
ondeaba sus banderas y alentaba a favoritos como Bolt, quien esta vez reservó
los bailes para una mejor ocasión.
Rogge recordó en su mensaje que los Juegos de Londres
son los primeros en la historia en que todas las delegaciones incluyen atletas
mujeres.
"Ese es un gran impulso a la igualdad de
género", señaló Rogge. "En un sentido, los Juegos Olímpicos vuelven a
su hogar".
Y dirigiéndose a los atletas, agregó: "Rechacen el
dopaje, respeten a sus oponentes, recuerden que son ejemplos. Si lo hacen,
inspirarán a toda una generación".
Acto seguido, Isabel II inauguró oficialmente los
Juegos.
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