lunes, 25 de febrero de 2013

ARENA se vio obligada a pactar con aliados “No Tradicionales” que hasta hace poco la adversaban



René Portillo Cuadra, escogido como candidato vicepresidencial de ARENA

“Aquellos dentro de ARENA que ostentan algún liderazgo se ven en problemas de imagen, credibilidad  y coherencia para convencer a sus seguidores  de que la escogitación de los candidatos ha sido democrática”, señaló Luis Montes Brito.


De diseñar una propuesta para la Ley de Partidos a candidato a la vicepresidencia

Por Gerardo Arbaiza

SAN SALVADOR – René Portillo Cuadra ha tenido que acostumbrarse a lidiar con el dime que te diré característico de la política salvadoreña, luego de concluirse el primer fin de semana como candidato a la vicepresidencia de la otrora gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).

El partido oficial Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), se hizo sentir sobre lo que considera un mal intento de ARENA para levantar la “bandera de la sociedad civil”, con una persona como Portillo Cuadra, quien se caracterizó por su oposición a que la Asamblea Legislativa desobedeciera a la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, sobre las sentencias que involucraban dos elecciones de magistrados y una del Fiscal General.

Precisamente esa posición, la cual abanderaba ARENA durante las negociaciones para desentrampar la designación de funcionarios judiciales en Casa Presidencial, fue la que acercó a partido y al ahora candidato a la vicepresidencia.

“(ARENA) está queriendo recoger la bandera de la sociedad civil, que al final de cuentas es una ramificación prefabricada de una sociedad civil identificada con el partido (…) Yo no creo que ese anuncio genere mayor impacto”, fue la valoración que el presidente de la Asamblea Legislativa y dirigente del FMLN, Sigfrido Reyes, otorgó a la designación de Portillo Cuadra para completar la fórmula presidencial de su principal antagonista político.

A lo que el académico y funcionario de una universidad privada del país refutó, ya en un acto de campaña del candidato presidencial arenero, Norman Quijano: “Todos tenemos derecho en un estado democrático a opinar lo que nosotros pensamos y respetamos todas las opiniones”.

Hace casi un año, Portillo Cuadra formaba parte del equipo financiado por la Unión Europea que trabajaba en la conformación de una propuesta de Ley de Partidos Políticos, para presentarla al Órgano Legislativo, cuando este todavía no empezaba dicha discusión.

En este reporte brindado por este medio, el jurista destacaba la toma de conciencia de los partidos en temas como la regulación de su organización interna y su financiamiento de su campaña.

El pasado 15 de febrero, los partidos políticos aprobaron una Ley la cual distintas organizaciones ciudadanas, entre ellas las que integran el consorcio al que perteneció Portillo Cuadra, consideran como incompleta.

El cuerpo legal que no brinda cualidades al Tribunal Supremo Electoral (TSE) para indagar las finanzas partidarias y darlas a conocer al público, fue respaldada por ARENA, instituto político al cual Portillo Cuadra calificó como “defensor de la institucionalidad del país”.

ARENA en necesidad por “aliados no tradicionales”

Buscando opiniones sobre el por qué ARENA se decantó por un foráneo para hacer dupla con un “pura sangre” como Norman Quijano para su fórmula presidencial, ContraPunto encontró al consultor de asuntos políticos y columnista de HuffPost Voces, Luis Montes Brito.

Este salvadoreño residente en Nueva York, Estados Unidos, cree que los mandamases de ARENA (que no es necesariamente su dirigencia formal) no mira con respeto a sus aliados, existe una conducta elitista donde hay un grupo que se siente  arriba de todos los demás y que creen que la diplomacia del dólar es suficiente para que les soporten sus ínfulas de superioridad.

Por tal motivo, en opinión de Montes Brito, el principal opositor político al gobierno ha tenido que buscar aliados “no tradicionales”.

“Los salvadoreños ya no quieren ser gobernados en función de grupos élites, entienden que para prejuicios discriminatorios están los clubes sociales, pero en política se buscan correligionarios o aliados, donde la opinión de los participantes es tomada en cuenta”, señaló el especialista.

Montes Brito agrega que ya se están viendo repercusiones en ARENA, con inconformidades manifiestas y solapadas por lo que él considera, fue un método excluyente de selección para dar con la fórmula presidencial.

“Aquellos dentro de ARENA que ostentan algún liderazgo se ven en problemas de imagen, credibilidad  y coherencia para convencer a sus seguidores  de que la escogitación de los candidatos ha sido democrática”, señaló.

Perfil bajo y buena imagen entre la UTEC

Para una óptica distinta a la del análisis político, también se consultó con estudiantes y docentes de la casa de estudios superiores a la que Portillo Cuadra ha estado ligado en tiempo reciente: La Universidad Tecnológica (UTEC).

Las opiniones recabadas por la comunidad de la UTEC son de entusiasmo, principalmente entre los estudiantes que llevan un buen tiempo cursando una carrera, así como entre los catedráticos que han compartido experiencias con el ahora candidato a la vicepresidencia.

Yamileth Tejada, estudiante de tercer año de la carrera de Comunicaciones, aseguró: “Es un gran aporte a la sociedad, porque desempeña bien sus labores en la Universidad y merece el cargo que le otorguen, pues él tiene buenos valores, es muy bondadoso y le gusta compartir su conocimiento con sus alumnos”.

Mientras que Esteban Martínez, estudiante de último año de Derecho ve favorable la candidatura del catedrático: “Cuadra es una figura fresca para la política y podría aportar mucho en beneficio al pueblo  por ser un personaje de la sociedad  civil y porque en la actualidad no había quien nos represente.”

Por su parte Elder Gómez, Catedrático y Periodista  expresó que Portillo Cuadra haría un buen desempeño como vicepresidente, y espera que conserve su postura, ya que alega que ha trabajado con los sectores más pobres y que tiene una gran trayectoria social en bien de los más necesitados. 

domingo, 24 de febrero de 2013

46% de españoles piensan que el Rey estaba al tanto de lo actuado por su yerno


Tomado de El País
La mayoría cree que el Rey ayudó a su yerno
Solo un 7% considera que la Infanta no sabía lo que hacía su marido

Por Natalia Junquera

La estrategia de Diego Torres, parece estar funcionando, según revela un sondeo elaborado por Metroscopia para EL PAÍS el pasado 20 de febrero, cuatro días después de que el exsocio del duque de Palma declarase ante el juez que la Casa del Rey supervisó la actividad del Instituto Nóos, tuteló sus negocios y que el Monarca, al que internamente se referían como “el jefe”, les había ayudado incluso a buscar patrocinadores. La mayoría de encuestados, un 46%, considera que lo que ha dicho o sugerido Torres es verdad, frente a un 40% que cree que sus acusaciones son solo una táctica para tratar de salir lo mejor parado posible.

Entre los votantes del PSOE, el porcentaje de personas que están convencidas de que el Rey sabía e incluso habría participado en las actividades de Urdangarin sube al 52%, mientras que entre los del PP baja al 32%.

En cuanto a la infanta Cristina, solo un 7% de los encuestados cree que no estaba al corriente de las actividades de su marido frente a un 86% convencido de que sí sabía lo que estaba haciendo. En este caso la diferencia entre votantes del PSOE y del PP es mínima, del 90 % al 89% respectivamente. En abril de 2012 el porcentaje de personas que creían que doña Cristina conocía las actividades de Urdangarin era casi diez puntos más bajo: el 77%.

En cualquier caso, la mayoría de encuestados, un 88%, opina que el caso Urdangarin ha dañado la imagen de la Casa del Rey. Ese porcentaje sube hasta el 94% entre los votantes del PP y baja un punto, hasta el 87%, entre los del PSOE.

A la pregunta de si cree que el yerno del Rey está siendo mejor, igual o peor tratado por la justicia que cualquier otra persona en su situación, un 69% contestó que mejor, un 23% igual y un 3% peor. En diciembre de 2011, la percepción era algo distinta. El porcentaje de personas que consideraban que Urdangarin estaba recibiendo un trato especial de la justicia era diez puntos más bajo. Entre los votantes del PP, el 65% considera que está siendo mejor tratado por la justicia que cualquier otro ciudadano en esa situación y entre los socialistas sube hasta el 75%. 

ARGO fuerte aspirante a ganar el Oscar. Aquí la verdadera historia que dio vida a la película


Tomado de BBC Mundo   

Argo, una película sobre el audaz rescate de seis estadounidenses que se escondían en Teherán después de la toma de la embajada en noviembre de 1979, es una de las favoritas de los premios Oscar. El agente de la CIA Tony Méndez, encarnado en la pantalla grande por Ben Affleck, explica cómo se formuló el plan de rescate.

El verdadero espía de "Argo" cuenta su increíble historia

Advertencia: detalles importantes de la trama -real y de la película- serán revelados a continuación.

Por Naveena Kottoor

Los seis estadounidenses habían escapado por la puerta trasera de la embajada en momentos en que los revolucionarios iraníes se abrían paso, y se refugiaron en la casa del embajador de Canadá. Pero corrían el riesgo de ser descubiertos, bien sea por los revolucionarios o por los medios de comunicación.

Mucha de la atención estaba sobre las varias decenas de empleados de la embajada que habían caído como rehenes del nuevo régimen revolucionario iraní. Del grupo de 66 personas, 13 habían sido liberadas dos semanas después. Pero el presidente de EE.UU. Jimmy Carter se encontraba bajo una enorme presión para lograr el retorno de todos los rehenes, incluidos aquellos de cuya existencia no se habían enterado los revolucionarios.

Entrar y salir


Tony Méndez tenía que encontrar una manera de sacarlos del país, pero primero tenía que hallar la forma de entrar a Irán sin levantar sospecha.

"Normalmente usamos una excusa muy aburrida. Pero no podíamos ir como maestros, porque las escuelas internacionales estaban cerradas. No podíamos ir como técnicos de hidrocarburos. No podíamos ir como nutricionistas que venían a inspeccionar cultivos", le dijo a la BBC.

Méndez también tenía que tomar en cuenta que, a diferencia de él, los seis rehenes no tenían ningún entrenamiento en asuntos clandestinos.

El espía se encontraba en Otawa, en conversaciones con el gobierno de Canadá, cuando decidió "revertir las reglas y crear una distracción".

Un total de 66 rehenes fueron capturados por los revolucionarios.

Su plan era viajar a Teherán como supuesto integrante de un equipo de investigación de locaciones cinematográficas, que trabajaba en una película de ciencia ficción.

"Todo el mundo sabe que la gente de Hollywood va donde quiere, sin importar el momento histórico. No toman en cuenta las circunstancias políticas ni los peligros", dice.

En enero de 1980 voló a Los Ángeles con US$10.000 en el bolsillo. La CIA y Hollywood tenían un largo historial de colaboración, en especial cuando se trataba de crear disfraces.

Méndez contrató a un guionista, que empezó a trabajar inmediatamente, y alquiló una oficina para su compañía de producción falsa, Studio 6, el mismo número de personas que planeaba rescatar.

En dos días el guión de una nueva producción estaba listo. Se llamaba "Argo". La historia era parecida a la trilogía de ciencia ficción La Guerra de las Galaxias, un gran éxito de taquilla de la época, y se desarrollaba en un lugar mítico con un bazar exótico.

Studio 6 contactó a revistas como Hollywood Reporter y Variety para generar un revuelo en los medios acerca del nuevo largometraje. Méndez quería que sonara tan creíble como fuera posible, en caso de que el régimen iraní decidiera chequear su historia.

El riesgo de fallar


Le tomó varias semanas convencer a sus superiores en la CIA y a integrantes de los gobiernos canadiense y estadounidense de que le dieran luz verde. La situación era impredecible en el terreno, y discusiones sobre si los rehenes debían recibir pasaportes falsos estadounidenses, canadienses o de otra nacionalidad consumieron largas horas.

La liberación se convirtió en una prioridad para el presidente Jimmy Carter.

Un fracaso hubiera sido terriblemente vergonzoso para los gobiernos. Y peligroso para los rehenes.

"No había plan B. Generalmente uno tiene un plan de escape, pero no tendríamos un automóvil esperándonos con el motor encendido", dice Méndez. Era una misión "peliaguda", como dice él.

Cuando finalmente estaba listo para viajar a Teherán, ni siquiera su esposa Jonna Méndez, también empleada de la CIA, sabía en qué misión se estaba embarcando.

El presidente Carter había sido informado, y le envió a Méndez una nota especial: "Buena suerte", decía, aunque es muy inusual que un presidente haga contacto directo con agentes de la CIA, dice el ex espía.

Cuando llegó a la capital iraní, la ciudad parecía tierra de nadie, recuerda.

"En la noche, los guardias revolucionarios se divertían manejando por las calles y disparando su armas hacia los edificios. Todas las convenciones sociales aceptadas parecían estar en suspenso".

"No había plan B. Generalmente uno tiene un plan de escape, pero no tendríamos un automóvil esperándonos con el motor encendido"

Ser identificado como ciudadano estadounidense en las calles de Teherán era muy arriesgado.

Pero cuando Méndez y su colega Julio, que hablaba farsi, se perdieron y le preguntaron a un guardia revolucionario el camino a la embajada canadiense, tuvieron suerte. Él lo atribuye a su coartada exótica: "veníamos de Hollywood. Éramos más interesantes que nadie".

El 25 de enero de 1980, Méndez y su colega finalmente conocieron al personal refugiado en la residencia de Teherán, donde se habían estado escondiendo por 86 días.
"Ya se estaban preocupando", dice.

El ayatola Jomeini ordenó la liberación de 13 rehenes.

Méndez les informó el plan, les dio tarjetas de presentación de Studio 6 y ropa que los hiciera parecer "más Hollywood".

El gobierno de Canadá había acordado entregarles pasaportes falsos. Las siguientes 48 horas las pasaron practicando técnicas de interrogatorio hostil.

Todos sabían que el plan de escape era peligroso, recuerda Méndez.

"Los iraníes podían haber decidido decapitarnos. O nos podían haber llevado arrastrados por un jeep. Todo era posible", dice.

Un "juego"


Para lograr que se relajaran, trató de hacer de los preparativos una especie de juego.

"Esperaba que de esta manera se soltaran y disfrutaran de la operación. Puede sonar extraño, pero uno puede distraer a la gente mucho más fácil con diversión, en vez de con susto. Con uno de los invitados tuve que recurrir al licor -a un trago de Cointreau- para intentar ponerlo contento".

El lunes 28 de enero, el grupo se dirigió al aeropuerto de Teherán para tomar el vuelo de las 07:00 a Zurich.

"Hubo momentos en que pasamos por puntos de control en que no estábamos seguros de si íbamos a lograrlo", dice Méndez.


Él y sus colegas decidieron viajar con Swissair, la aerolínea que consideraban más eficiente y confiable, y con ayuda de información de inteligencia sobre el personal en el aeropuerto, el grupo reservó para salir en el vuelo matutino.

Méndez esperaba que si llegaban de madrugada, se encontrarían con oficiales y revolucionarios soñolientos, demasiado cansados como para prestarle atención al grupo. Y funcionó.

El avión despegó sin problemas. Al llegar a Zurich, los seis estadounidenses fueron escoltados por personal del departamento de Estado.

"No hubo tiempo para gracias y despedidas, así que Julio y yo fuimos a almorzar", dice Méndez.
 El supuesto productor de Hollywood, ahora material de película.

En marzo de 1980, después de un encuentro en persona con el presidente Carter en lel Despacho Oval, la CIA le otorgó un reconocimiento a Méndez, la Intelligence Star, pero como la misión era clasificada, se vio obligado a regresarla inmediatamente. Ni siquiera su familia pudo asistir a la ceremonia.

Por 17 años, la operación se mantuvo en secreto. Implicaba información tan sensible que no podía ser referida ni en la revista interna de la CIA, "Estudios en Inteligencia".

Al final, fue George Tenet, director de la CIA entre 1997 y 2004, quien animó a Méndez a compartir la historia de la operación, que se convirtió en la inspiración de la película "Argo".

Y lo demás es historia. En los libros y la pantalla grande.