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sábado, 25 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ALIMENTACION Y SENTIMIENTOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Las películas, especialmente las de la factoría de Hollywood, suelen retratar a la mujer angustiada con ciertas características estereotipadas.

Una de ellas, quizás la más trillada, es la de la bella protagonista llorando frente al televisor mientras consume compulsivamente un bote de grasienta comida china o medio galón de helado como si no hubiese mañana. ¿Mito o realidad? Realidad.

Es así, sin vueltas. En la mayoría de las personas, el comer proporciona tranquilidad, sosiego. Probablemente, si queremos buscar una explicación, se deba que al nacer el hecho de ser alimentados nos produce consuelo y satisfacción. Sin embargo, si la angustia o el estrés crecen, nuestro apetito se vuelve incontrolable.

La “terapia” de la comida puede que tenga un efecto inmediato, pero también de duración efímera, ya que el comer produce angustia y ansiedad. Solo en contadas personas la tensión y depresión conllevan a la pérdida de apetito.

El famoso dicho “comer es un placer” obedece a razones químicas. Es decir, todo el control lo tiene nuestro cerebro y no el estómago. Al ingerir alimentos, nuestras neuronas segregan una hormona llamada dopamina, que está asociada con el sistema del placer del cerebro y hace que no podamos controlarnos. Por supuesto que se puede revertir la situación y recuperar el control…

Generalmente, lo ideal es abordar estos problemas conjuntamente con un dietista, ya que ellos orientarán a las personas a comer el tipo de comida adecuada para mantener la saciedad y evitar desequilibrios. Básicamente es importante consumir bastante proteína, muchos vegetales y seguir una alimentación que contemple al menos cinco tiempos de comida. Pero todo este esfuerzo puede quedar en la nada si ante una situación de crisis o ansiedad, el consuelo es un atracón para apagar nuestros berrinches y tristeza. Recuperar la alegría a través de la comida es como querer apagar un incendio con gasolina.

Desde mayo de 2013, cuando se publicó la quinta actualización del Manual de Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos Mentales (DSM-5) por parte de la American Pychiatric Association de Estados Unidos, esa situación tiene nombre científico: en el manual se le reconoce como Trastorno por Atracón (binge eating disorder).

Una de las claves está en nuestras hormonas. Así lo explica la doctora Marta Garaulet, quien además de ser catedrática de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Murcia (España) y profesora visitante en Harvard, es la autora del libro “Pierde peso sin perder la cabeza”. Según la española, “si el estrés es puntual prima la respuesta de la adrenalina sobre el cortisol, lo que hace que disminuya el apetito y además se produzca movilización de grasa del organismo. Pero si el estrés es crónico, en la respuesta fisiológica a este estrés prima el cortisol frente a la adrenalina, por lo que aumenta el apetito y además se acumula más grasa en el tejido adiposo abdominal que es dónde tenemos más concentrados los receptores a cortisol”.

Estas patologías, llevadas al extremo, están relacionadas o bien con la bulimia y la anorexia o con la obesidad. En la bulimia se come en exceso y luego la persona recurre al vómito o al uso de laxantes para expulsar la comida. En la anorexia directamente se come muy poco y hay un temor excesivo a subir de peso aunque sea solamente unas onzas. Ambas son partes de los trastornos alimenticios que tanto han golpeado a las adolescentes y jóvenes en todo el mundo y para las cuales hay clínicas especializadas de rehabilitación. Por el contrario, el comer compulsivamente como antídoto de la ansiedad es igualmente dañino porque conduce inexorablemente a la obesidad: se cae en un círculo vicioso, pues a más comida hay, más culpa de comer... Y eso produce más apetito y luego más depresión, además de complicaciones físicas y psicológicas como aumentar el riesgo del colesterol alto, la presión sanguínea alta, la diabetes, enfermedades de la vesícula biliar y cardiopatías.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 11 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: FALSOS IDOLOS


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Los falsos ídolos existen desde siempre y son todo una tentación. En los relatos bíblicos, por ejemplo, están representados por el becerro de oro. 

En estos tiempos podemos hablar de los falsos ídolos modernos, que son de carne y hueso y pueden hacer entrarnos en un conflicto interno con suma facilidad. Aunque parezca una contradicción, son aquellos personajes que más adora la gente, los que más brillan, los que hacen cosas fuera de lo común. Pero, vale aclarar, destacan más por lo escandaloso que por lo filantrópico. Con o sin talento, brillan por ser diferentes y representan el lado más oscuro de nuestras fantasías. 

Es evidente que como humanos necesitamos adorar y aclamar a alguien o algo, y estos falsos ídolos se aprovechan de nuestra condición. Puede ser un músico, un político, un deportista, un actor, un modelo, o un “influencer”, término muy de moda por estos días… Generan cada vez más morbo y apetencia por ver hasta dónde llegan rompiendo límites y siendo hasta perversos… Parece que lo bueno no es “cool”, aburre y es trillado. 

Lo peor es que los buenos ejemplos pasan inadvertidos. Como se dijo antes, lo correcto es sinónimo de aburrimiento, porque eso no genera el morbo de estarlos viendo y viendo repetidamente, deteniendo las escenas más provocativas y fuera de lo común. Lo bueno no vende. Los medios de comunicación tienen bastante que ver en esto y sacan partido de esa situación. Un interesante ejemplo es lo que sucedió en Nueva Zelanda, donde por orden de la primer ministro se decidió omitir el nombre del responsable de la reciente matanza en Christchurch a dos mezquitas. La idea no es invisibilizar el hecho sino su perpetrador, ya que lo último que se quiere es que alguien con ansias de fama pretenda inmortalizarse repitiendo dichas acciones. 

Es importante detectar una característica que hace especial a los falsos ídolos: el afán de sorprender, teniendo para eso que transgredir cada vez más límites, porque cada vez cuesta más ser diferente. Otra es el amor desmedido por el lujo, el dinero y la fama eterna, detrás de lo cual la mayoría esconde la tristeza de la soledad, la poca relación familiar, los pocos amigos verdaderos, el hastío, la tristeza de pasar de moda y la presión de sus excesos que lleva también al abuso de alcohol, drogas y relaciones desechables. 

Las consecuencias de rendirle culto a estos falsos ídolos pueden ser, literalmente, letales. Vemos cada día más muertes por hacerse los selfies más diferentes, tristeza por no poder ser esos ídolos, inventos de retos virales peligrosos y hasta estúpidos, baja autoestima, depresión, suicidios y adicciones. 

Para contrarrestar todo eso, hay un aspecto que es clave: la familia. Solo sembrando el amor y valores auténticos, con un núcleo familiar fuerte, se podrá evitar esa “devoción” hacia esos falsos ídolos modernos. Y basta con cosas sencillas, como disfrutar de la naturaleza, de los atardeceres, las sobremesas interminables. Todo lo bello y lo sencillo que llena el alma en un segundo. En esa lista no pueden faltar los grandes abrazos a nuestros seres queridos, las mascotas inocentes que son felices con poco. Aprendiendo que ser feliz no es transgrediendo, sino viviendo una libertad ordenada y simple. 
Ídolos no son aquellos que marcan moda y tendencias desde las redes sociales con sus millones de seguidores. No, definitivamente. Son aquellos que nos dan el ejemplo, como el señor de 92 años que iba a sembrar y que fue atropellado, o el socorrista que arriesga la vida para salvar un niño… Sin ir más lejos, todo aquel que se levanta temprano a trabajar de forma honrada o el que dedica parte de su fortuna a ayudar a mejorar el mundo. En fin, cada uno de nosotros cuando actuamos bien sin creernos tontos por eso. Y para los que creen en Cristo, ese en un auténtico ídolo: dio su vida por nosotros sin pedir nada a cambio.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 4 de mayo de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION Y SENTIDO COMUN


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
“Hoy lloramos la muerte de un querido amigo, el Sentido Común, que ha estado con nosotros durante muchos años. No se sabe con certeza la edad que tenía, puesto que sus registros de nacimiento se perdieron hace mucho tiempo entre las formalidades de la burocracia…” Así comienza un sentido obituario, de autoría anónima, que circula por la Internet y se comparte en grupos de Whatspp. 

“Sentido Común -continúa el escrito- vivió bajo simples y sensatas políticas financieras (no gastar más de lo que se gana) y estrategias confiables (los adultos, no los niños, están al mando). Su salud comenzó a deteriorarse rápidamente cuando las regulaciones bien intencionadas, pero ineficaces, fueron fijadas en su lugar. Sentido Común perdió terreno cuando los padres arremetieron contra los maestros por hacer el trabajo disciplinario que ellos mismos habían dejado de hacer con sus ingobernables hijos”. 

Efectivamente, el Sentido Común dejó de ser el más común de los sentidos, como lo explica el obituario. Quizás haya sido desde que la gente ha estado más bombardeada con una serie de consejos y medidas que son aplicados en otras culturas y que muchas veces no funcionan en la nuestra, o se aplican sin pasarlas por el tamiz de nuestra inteligencia, cultura, y por supuesto, el sentido común... Tal vez a medida que nos hemos globalizado lo vamos perdiendo más, y en la educación de nuestros hijos es donde más queda en evidencia. 

En definitiva, nos hemos vuelto insensibles y nada nos sorprende. Las imágenes son cada vez más descarnadas. A la vez ya no ejercitamos el espíritu en materias como el arte, la música y la poesía. El ser humano necesita constantemente una dosis de adrenalina. A más jóvenes, más a menudo... Antes, estas grandes dosis se obtenían con los arrobamientos platónicos, las grandes causas y los ideales... Actualmente , como todo se ha vuelto más rápido y no existe el deseo de esforzarse, la adrenalina se sube con drogas, modas extremas o una serie de actividades que no involucran mucho el espíritu, la emoción, incluso cierta pasión por lo experimentado... Hoy parece normal la sobrealimentación de comida chatarra, la ostentación excesiva. Antes, en cambio, se criaba con más mesura, humildad y comida sana. 

Ahora todo se hace a la ligera, porque produce dinero y/o placer instantáneo. La adrenalina sube sin espíritu ni emoción, generando seres cada vez más deshumanizados. Como si fuera poco, los padres consienten a los hijos desde antes de nacer comprándoles cosas extravagantes, pensando en lo que desean para ellos y suelen ser solo cosas grandiosas para presumir de su status y posición económica. Se les sobre estimulan para seguir pautas de crianza o las modas del momento, como centros para despertar la inteligencia del bebé que es lo mismo que se ha hecho desde siempre con el maternaje o la alimentación etc. Aun los animales estimulan a sus bebés y no necesitan escuelas caras y sofisticadas para hacerlo. Sí, en cambio, es necesario mucho amor, deseo y tiempo para hacerlo. 

Es fundamental volver a una crianza más amorosa, comprensiva y adecuada a cada hijo y a cada cultura, pero enseñando valores con el ejemplo y no solamente el "chancletazo o castigo extremo". Estimularlos en exceso es un error. No está mal dejarlos llorar o aguantar un poco de hambre antes de darles de comer y no hacerlos dormir siempre con la teta o el biberón en la boca o paseándolos en el carro. Es una medida justa entre atención y frustración... El exceso siempre será malo, lo mismo que la ambigüedad: no puedo educar bien si los padres educan de una forma y el colegio, los abuelos o la empleada de otra... Debe de haber congruencia en el proceso educativo y disciplinario. 

No puedo dejar de ver el futuro de la educación con enorme preocupación. En algunos lugares la imagino demasiado tendiente a “adultizar” a los hijos, como en las sociedades más desarrolladas. En otros, en cambio, una gran sobreprotección de los mismos y un abismo más grande que el actual que separa la gente acomodada y de los que tienen menos. Además, con padres sin Sentido Común, todo resultará más difícil aún.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

sábado, 27 de abril de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: GENERACIÓN Z


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos

Durante todos estos años, el foco de atención estuvo sobre la Generación Millennials y sus especiales características: inconformes, inestables, globalizados, multitareas y dependientes hasta el extremo de sus dispositivos móviles. 

Hoy, sin embargo, la lupa se ha trasladado a la Generación Z, un grupo de edad que está empezando a irrumpir en el mercado laboral y que es digno de un análisis profundo. 

Si bien algunos autores difieren en las fechas exactas, podemos clasificar a los integrantes de la Generación Z al conjunto de personas nacidas entre a mediados de los años 90 hasta mediados de la década del 2000. Son, definitivamente, nativos digitales y las interacciones en las redes sociales es lo más natural del mundo para ellos, mucho más que los Millennials. No en vano también se los llama Generación iGen o Generación net. 

A diferencia de la generación anterior, ya nacieron con la Internet funcionando y no conciben un mundo que no esté interconectado ni dato o solución que no pueda encontrarse en la web. 

Para ellos, la vida sin Internet es algo digno de los libros de historia antigua, casi del mismo modo que nosotros nos remontamos al pasado para estudiar las épocas del Paleolítico. Sus medios para relacionarse principalmente son redes sociales, Facebook, Instagram, Twitter, Snapchat, WhatsApp, Badoo, Tinder y YouTube, entre otros. 

Pero no todo es negativo o superficial… 

Un informe del periódico The New York Times destaca que los jóvenes Z han vivido desde pequeños con un presidente de su país negro, leyes a favor de la comunidad LGBT+ como el matrimonio entre personas del mismo sexo y mucha concienciación en contra del racismo o el machismo. Por eso, afirma el periódico, la nueva generación parte de una base más tolerante, multicultural y con mayor preocupación social y ambiental que las anteriores. Claro, no es lo mismo en Estados Unidos que en El Salvador, pero el perfil es similar a nivel global. 

Otro dato interesante es que la Generación Z cuenta con un coeficiente intelectual que sobrepasa a las anteriores generaciones según un estudio realizado en la Universidad de Stanford, de Estados Unidos, “debido a la transferencia cultural o generacional”. Esta generación aplica parte de sus habilidades las cuales están orientadas al futuro tecnológico. 

Por todo esto, el desafío de los padres radica en cómo tratar a sus hijos de esta generación. En principio, debe ser de una manera más moderna, explorando nuevas formas de estudiar y aprender y nuevas profesiones Se les tiene que educar en límites, valores, pero brindarles cariño y compartir con ellos igual que a cualquier hijo de otras generaciones. 

Sin dudas, requerirán más tiempo online para realizar sus tareas, ya que lo digital cada vez está más vigente en el sistema educativo. Pero aparte de eso deben controlar los tiempos que pasan conectados, dependiendo de la edad y alrededor de unas cuatro horas diarias. Es importante establecer reglas claras: nada de dispositivos durante las comidas porque ese es tiempo familiar. Tampoco permitirle que se lleven el teléfono a sus cuartos, aunque sí -dependiendo de las circunstancias- podrían tener un espacio de tiempo en la noche antes de irse a dormir. 

Es necesario controlarlos, pero no limitarlos. En la Generación Z está nuestro futuro. Se trata de personas con una gran libertad de ideas, sin tanto prejuicios, capaces de desarrollar notables descubrimientos para la humanidad. Incluso, por qué no, con condiciones para crear el invento que en determinado momento nos salve la vida, la alargue o la haga más llevadera.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.