Mostrando entradas con la etiqueta Conflicto. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Conflicto. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de octubre de 2013

Prensa hondureña destaca declaraciones de temor de Ministro de Defensa salvadoreño


El Salvador dice que carece de fuerza militar para resguardar Isla Conejo

Tegucigalpa - El ministro de Defensa salvadoreño, David Munguía, aseguró a medios locales del vecino país que El Salvador carece de la fuerza militar necesaria para disuadir a Honduras sobre la propiedad de la Isla Conejo, ubicada en el Golfo de Fonseca.

 - El Salvador continúa con su retórica sobre la Isla Conejo, pese a que Honduras ha reiterado que el islote les pertenece y nunca ha estado en disputa.

- El presidente Lobo dijo la semana anterior que no tenía nada que hablar con su homólogo salvadoreño sobre la isla en mención.

Munguía se refrió a la problemática entre El Salvador y Honduras por la pertenecía de la isla Conejo que según el funcionario, es territorio salvadoreño aunque este ocupado militarmente por soldados hondureños.

En declaraciones a una estación radial de San Salvador, el funcionario aceptó que militarmente El Salvador no podría pelear el islote en este momento, sin embargo, aseguró que el ejército salvadoreño siempre ha permanecido en alerta ante esta situación.

“Es necesario equipar a las Fuerzas Armadas porque en cuanto al equipamiento, nos hace falta bastante y siempre es una aspiración de nosotros tener buenos equipos y armamento, porque no es cierto que no tengamos amenazas a la seguridad territorial”, argumentó.

Agregó que “en este momento tenemos el ejemplo de la Isla Conejo y el Golfo de Fonseca siempre será una amenaza, y esto se disuade mostrando un poco de fuerza, porque se te miran débil te golpean, pero si te miran fuerte te respetan”.

El funcionario explicó que al poseer la Isla Conejo, El Salvador tendría el control de tres kilómetros alrededor de ese territorio, por lo que lamentó que haya inconvenientes para tener que pedir permiso a Honduras para navegar en aguas que supuestamente le pertenecen a El Salvador en la bahía de La Unión.

Munguía reconoció que “en estos momentos, El Salvador está en desventaja con respecto al ejército de Honduras, principalmente en cuanto a equipamiento, ya que la Fuerza Aérea Hondureña tiene la capacidad de incursionar en El Salvador y en 40 minutos destruirnos represas, objetivos estratégicos y atrasar el desarrollo del país por 20 años. Es una decisión apresurada, los hondureños lo pueden hacer y ya nos quedamos fregados”.

Detalló que el ejército salvadoreño cuenta actualmente con cuatro aviones los que están deteriorados, una diferencia significativa en comparación con los 25 aviones que posee el ejército hondureño.

La tensión por la Isla Conejo aumentó a partir del pasado 1 de septiembre, cuando los militares hondureños izaron la bandera hondureña como siempre lo hacen.

No obstante, Honduras siempre ha sostenido que en el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que dirimió el conflicto limítrofe con El Salvador, la Isla Conejo nunca estuvo en disputa y ha mantenido una posesión histórica sobre ese territorio.


sábado, 13 de julio de 2013

Clichés entre Arabes y Occidentales dificultan una relación pacífica

Tomado de esglobal  
Cómo se ve desde el mundo Árabe a los países Occidentales
Acabando con los clichés.
El desconocimiento sobre el otro ha sido el que ha hecho que árabes y occidentales desconfíen el uno del otro, pero ¿somos realmente tan diferentes?
La brecha entre ambos mundos continúa. Los árabes suele recurrir a imágenes simplificadoras y distorsionadas (con frecuencia) sobre Occidente, tratan de preservar su identidad y protegerse frente a la Westoxication. Mientras que Occidente los sigue viendo como bárbaros, violentos, terroristas y extremistas religiosos. Por todo ello, existe la necesidad de realizar un esfuerzo para propiciar un mejor conocimiento que los aproxime.
He aquí dos ejemplos que podrían ayudar a conseguir esa aproximación. (Mañana publicaremos Cómo se ve desde  los países Occidentales al mundo Árabe)
 OCCIDENTE VISTO POR LOS ÁRABES
Por Ignacio Alvarez-Ossorio

Colonizadores, libertinos, interesados, usurpadores…Acabando con los estereotipos.
Hace treinta años, Amin Maaluf publicó Las cruzadas vistas por los árabes. A través de los relatos de los cronistas Ibn al Qalanisi, Usama Ibn Munqid, Ibn Yubair e Ibn al Atir, el autor libanés ofrecía la versión árabe de las Cruzadas y describía, con especial crudeza, las masacres perpetradas por los francos. Nueve siglos después, los árabes siguen considerando a los occidentales como “violentos y fanáticos”, así como “egoístas, inmorales y codiciosos”, según la encuesta The Great Divide: How Westerners and Muslims View Each Other del Pew Global. 
Estos datos no nos aclaran si las percepciones negativas han sido transmitidas de generación en generación o, por el contrario, obedecen a nuevos agravios. Lo que sí constatan es la imperiosa necesidad de realizar un esfuerzo para propiciar un mejor conocimiento entre dos mundos que, a pesar de la proximidad geográfica, siempre han vivido de espaldas. 
¿Se ha ampliado en los últimos años la brecha que separa al mundo árabe del occidental? Cada cierto tiempo se plantean preguntas similares para explicar la desconfianza mutua que se profesan Occidente y el mundo árabe. Probablemente, la principal razón que la explica es el desconocimiento existente sobre el otro. Como evidencia la encuesta Research from Within: “los árabes basan sus opiniones sobre Occidente en un conocimiento bastante débil de sus culturas y sociedades”, tal y como reconocieron más de la mitad de los encuestados en cinco países árabes.
De todos estos datos cabe deducir que el recurso al estereotipo no es patrimonio exclusivo de los occidentales. Los árabes suelen recurrir a imágenes simplificadoras y, con frecuencia, distorsionadas para describir al mundo occidental. Si en Occidente se tiende a poner el énfasis en la religión como el elemento que explica este desencuentro, en el mundo árabe más bien se subrayan los aspectos políticos y económicos. 
Occidente es visto por los árabes como potencia dominadora. Gran Bretaña y Francia los colonizaron durante décadas y explotaron sus recursos naturales. Tras las independencias nacionales, EE UU se opuso frontalmente tanto al nacionalismo árabe como al islam político, prestando, al mismo tiempo, un respaldo inquebrantable a Israel. Por eso no nos debe extrañar que uno de los lugares comunes sea culpabilizar a las potencias occidentales de los males del mundo árabe. Las teorías conspirativas acusan a la CIA o al Mossad de golpes de Estado y derrocamientos e, incluso, de los atentados del 11-S o de la propia primavera árabe.
Parece claro que “la política exterior de EEUU en la región es el factor más importante a la hora de influenciar las actitudes árabes”. Esta imagen negativa no es estática, ya que varía en función de los cambios políticos registrados en la escena estadounidense. Las intervenciones de Afganistán e Irak durante el mandato de George W. Bush provocaron un retroceso considerable de Estados Unidos entre la opinión pública árabe, que tachaba a dicho país de “racista”, “agresivo” e “inmoral”. Una encuesta realizada en seis países árabes por el Saban Center for Middle East Policy de Brookings Institution -2007 Annual Arab Public Opinion Survey- concluía que la actitud en torno a EE UU era sumamente desfavorable entre el 57% de los encuestados (y que sólo un 4% tenía una imagen muy favorable).
Tras la llegada a la presidencia de Barack Obama registró una clara mejoría, aunque en los últimos meses su imagen ha experimentado cierto desgaste, tal y como pone de manifiesto la encuesta Global Opinion of Obama Slips, International Policies Faulted, como resultado de su incapacidad o renuencia a revisar algunos de los postulados tradicionales de la política exterior norteamericana, en especial lo que atañe a la relación privilegiada con Israel. De hecho, el respaldo sin fisuras a los israelíes es la principal fuente de descontento árabe hacia EE UU. La encuesta realizada en 2011 por el Anwar Sadar Chair for Peace and Development constataba que la imagen de Estados Unidos mejoraría, notablemente, en el caso de que se firmara un acuerdo de paz palestino-israelí (según un 55% de los encuestados), se dejase de prestar ayuda a Israel (un 42%), las tropas estadounidenses abandonaran Arabia Saudí (un 29%) e Irak (un 26%), se otorgara más ayuda económica (12%) y se promoviera la democracia (un 11%).
  
Buena parte de la opinión pública árabe considera que el principal interés de los países occidentales es controlar sus recursos y muy pocos creen que EE UU y la UE deseen impulsar realmente la democracia, las libertades públicas o los derechos humanos. El matrimonio de conveniencia que Estados Unidos mantiene con Arabia Saudí, un país que hasta en las antípodas de los valores socio-políticos occidentales, suele ser puesto como ejemplo de ello. Otro tanto puede decirse de la Unión que, en las últimas décadas, mantuvo una excelente relación con algunos gobernantes autoritarios como Ben Alí y Mubarak, considerados una barrera de contención frente al islamismo radical.
Según la encuesta 2007 Annual Arab Public Opinion Survey, realizada por el Saban Center for Middle East Policy, el 65% de los encuestados no consideraban que EE UU esté interesado en promover la democracia (frente a un 5% que interpretaba lo contrario). Otro dato interesante es la pregunta en torno a cuáles son los objetivos que persigue Estados Unidos en Oriente Medio. El primer objetivo sería el control del petróleo (83% de los encuestados), el segundo la protección de Israel (75%) y el tercero debilitar al mundo islámico (69%); por el contrario, los últimos objetivos serían promover la paz (10%), defender los derechos humanos (10%) y, por último, extender la democracia (9%). 
Esta percepción negativa también se explica en clave identitaria. El modo de vida occidental está cada vez más presente en las capitales árabes y con él una creciente uniformización de las costumbres que es vista con recelo por parte de la sociedad, en particular por los sectores más tradicionalistas. La globalización, entendida como occidentalización, es percibida como una amenaza para las tradiciones locales. En definitiva, un intento de Occidente de universalizar sus valores. En las últimas décadas, la religión se ha convertido en un refugio mediante el cual preservar la identidad musulmana y protegerse frente a la Westoxication.
Pero no todo iban a ser malas noticias. Las encuestas también demuestran que el abismo que nos separa no es tan grande como cabría imaginar. La mayoría de la población árabe es partidaria de más democracia y menos autoritarismo, tal y como demostró la primavera árabe. Además, buena parte de los árabes confiesan abiertamente su admiración por el sistema de libertades e instituciones democráticas occidentales. Según una reciente encuesta de 2011 realizada por el Anwar Sadar Chair for Peace and Development, un 55% de los encuestados en Egipto, Jordania, Marruecos, Arabia Saudí y Emiratos Árabes era optimista con la primavera árabe y un 57% consideraban que su principal propósito era conseguir la dignidad, garantizar las libertades y alcanzar una vida mejor. No obstante, la caída de Mubarak no contribuyó a mejorar la imagen de la Administración Obama, ya que el 52% de la población tenía una imagen negativa frente al 20% que tenía una positiva.
El hecho de que la religión no ocupe un lugar preferente entre las prioridades de los encuestados, como habitualmente se suele considerar en los países occidentales, queda meridianamente claro en una encuesta de Zogby International realizada en siete países. La principal sorpresa reside precisamente en que las preocupaciones de la población árabe no distan mucho de la occidental, ya que son, en orden de importancia: generar oportunidades de empleo, desarrollar la sanidad, combatir la corrupción, mejorar el sistema educativo y luchar contra el extremismo y el terrorismo. Quizás estemos mucho más cerca de lo que habitualmente pensamos. 

sábado, 27 de abril de 2013

Venezuela: Crece el enfrentamiento entre oficialismo y opositores


Tomado de La Voz de América

Se agudiza crisis en Venezuela

Luego de la impugnación de las elecciones presidenciales, todavía no se conocen fechas de auditorías de la votación. Crece el enfrentamiento entre oficialismo y opositores.

La impugnación de las elecciones presidenciales en Venezuela por parte de quien fue candidato de la oposición, Henrique Capriles, aumentó las tensiones políticas en el país que es gobernado por Nicolás Maduro.

Mientras la oposición espera que el Tribunal Superior de Justicia se pronuncie sobre la solicitud de impugnación, el oficialismo ha arreciado las denuncias de supuestos planes de desestabilización.

El legislador oficialista Pedro Carreño, presidente de la comisión legislativa que se creó para investigar las protestas ocurridas en las elecciones, instó a la Fiscalía General proceder con rapidez para llevar ante la justicia a los opositores supuestamente implicados en los desórdenes, entre los que ha sido mencionado el propio Capriles.

Capriles dijo que no aceptará una auditoría amañada y que la oposición no participará de ese proceso hasta que no se cumpla con las condiciones que se han demandado.

Por su parte, el consejero electoral, Vicente Díaz, dijo que la autoridad Nacional Electoral anunciará en breve los términos de la auditoría que se realizará en las siguientes semanas.

Según se supo, la auditoria no incorporará la revisión de los cuadernos de votación, tal como lo había exigido la oposición.

jueves, 28 de marzo de 2013

Conociendo un poco más sobre la crisis de las dos Coreas


Tomado de BBC MUNDO  

Las maniobras de Corea del Norte han equiparado su encendida retórica en los últimos días.

La realidad tras las amenazas de Corea del Norte

Más de 40.000 soldados estadounidenses y surcoreanos se encuentran actualmente realizando maniobras militares en la península coreana, como parte del ejercicio anual Foal Eagle.

POR Andrea Berger
Royal United Services Institute, especial para BBC

Aviones de combate, bombarderos y submarinos de Estados Unidos se dirigieron a la región, en un esfuerzo por "mejorar la seguridad y la preparación" de Corea del Sur.

Esos ejercicios son considerados como una garantía visible de la confiabilidad de la alianza de Washington y Seúl y su compromiso extendido de disuasión.

Corea del Norte supuestamente hace una lectura diferente del propósito de estos ejercicios, argumentando que podrían ser una pantalla para la preparación de un ataque sorpresivo.

Por tanto, como respuesta, Pyongyang ha recurrido a su herramienta más familiar: fieras amenazas de escalada del conflicto.

Palabras de guerra


Kim Jong-un ha visitado unidades militares varias veces en medio de las tensiones en la península.

La cobertura internacional de las tensiones con Corea del Norte crea la impresión de que sus recientes amenazas en respuesta a los ejercicios militares surgieron de la nada.

De hecho, Pyongyang ha objetado ruidosamente las maniobras conjuntas durante décadas.

En lo que sus últimas amenazas difieren del pasado es en su intensidad y especificidad.

Durante el mes pasado, Pyongyang prometió hacer trizas el armisticio de 1953 entre las dos Coreas y cerrar la línea directa en la región fronteriza.

Luego anunció que había incrementado el nivel de disposición al combate de sus fuerzas de artillería, con las bases estadounidenses en Guam y Hawai en el punto de mira.

El aviso más audaz de Pyongyang fue que se reserva el derecho a una guerra nuclear preventiva contra Washington o Seúl.

Aunque Pyongyang ha cumplido con cortar la comunicación en Panmunjom, hay pocas razones para sospechar que lo hará con algunas de sus otras promesas, al menos a corto plazo.

Una razón es que el principal público de las duras palabras de Kim Jong-un es interno. El joven líder fue promovido velozmente en el Ejército Popular de Corea por su difunto padre, a pesar de haber hecho poco para merecer esas calificaciones. Enfrentarse a los enemigos externos del país ayudará a Kim Jong-un a consolidar su poder militar y político.

Una segunda causa para la calma temporal son las deficiencias tecnológicas de Corea del Norte en los campos nuclear y de misiles.

En su mayoría, los analistas concuerdan en que es improbable que Pyongyang haya dominado exitosamente la tecnología necesaria para ubicar una ojiva nuclear en un misil balístico y apuntarlo a Washington... todavía.

Sin embargo, sus recientes pruebas nucleares y de lanzamiento de misil demuestran que Corea del Norte está ansiosa por avanzar en su capacidad en ese campo.

Temor a ejercicios militares


A la vez que podemos repudiar las amenazas de Pyongyang y sus bravuconerías mayormente para consumo nacional, es posible que las inseguridades subyacentes de Corea del Norte sean sinceras.

Las preocupaciones de que los ejercicios militares puedan ser usados como un velo para preparar un ataque sorpresivo contra Corea del Norte parece incomprensible desde una óptica occidental.

Los "juegos de guerra" son precisamente eso, y su valor para tranquilizar a una nerviosa Corea del Sur es un importante beneficio político agregado.

Pero Corea del Norte, que piensa en términos "militares primero" y prioriza la autosuficiencia en sus asuntos, podría tomar con escepticismo que los ejercicios conjuntos sean sólo sobre su preparación a responder a un ataque o una demostración benigna del compromiso de la alianza de Corea del Sur y EE.UU.

Lo que posiblemente consolide la interpretación divergente norcoreana es el hecho de que en 1950, Pyongyang usó los ejercicios con el mismo propósito maligno que ahora ve en Foal Eagle.

En junio de 1950, Pyongyang puso en marcha un plan que encubría movimientos militares a gran escala hacia el paralelo 38, disfrazados de ejercicios de entrenamiento. En medio de estos juegos de guerra, varias divisiones participantes se dirigieron al sur hacia Seúl, desencadenando la Guerra de Corea.

Gobiernos estadounidenses previos han reconocido tácitamente que la brecha en el entendimiento entre Washington y Pyongyang acerca del propósito de las maniobras militares es vasta.

El riesgo de un error de cálculo

Corea del Norte se opone enérgicamente a las maniobras anuales de EE.UU. y Corea del Sur.

El expresidente de Estados Unidos, Bill Clinton, canceló reiteradamente los ejercicios anualesTeam Spirit para aplacar las preocupaciones de Pyongyang e incentivar las negociaciones sobre su programa nuclear.

Actualmente, el riesgo no es de una guerra a gran escala o un ataque nuclear, sino de un error de cálculo.

Corea del Norte continúa buscando nuevas formas de emitir amenazas, en parte en un intento del régimen de consolidar su poder y en parte esperando que EE.UU. cancele sus ejercicios como hizo Clinton.

Entre tanto, Occidente la pone en evidencia y sigue con sus prácticas y vuelos de aviones B-52 sobre la península.

Este patrón ocurre en ausencia de cualquier compromiso regular entre EE.UU. y Corea del Norte. Si persiste, el riesgo de error de cálculo de cualquier bando subirá.

Corea del Norte podría malinterpretar una acción estadounidense, determinar una amenaza inminente y existencial al régimen, y atacar. O, si se le pone demasiado en evidencia, podría sentir que su retórica ya no funciona y decidir una acción más agresiva para equiparar sus palabras.

Una prueba de la sinceridad de los temores norcoreanos sobre las maniobras militares será medir la retórica del régimen cuando concluyan los ejercicios en abril.

Las salidas de la situación actual son limitadas. Es improbable que las conversaciones entre Washington y Pyongyang convenzan a Corea del Norte de renunciar a su programa nuclear.

Pero el diálogo sobre la seguridad en la península coreana, incluyendo el asunto de los ejercicios militares, podría ayudar a evitar más malentendidos y errores de cálculo. Podría asegurar que Corea del Norte no escuche sólo el enérgico mensaje de seguridad adaptado para Seúl.

Washington debería también ser cauteloso con cualquier subsiguiente esfuerzo para garantizar visiblemente a los aliados sin la contraproducente exacerbación de las potenciales inseguridades norcoreanas.

Medidas como mantener en la región activos militares con capacidad nuclear podrían prolongar innecesariamente el riesgo de error de cálculo cuando terminen los ejercicios Foal Eagle.