Jesús Ríos. Editor
Servicios de Long Island al Día
El discurso con el que Michael Bloomberg, instaló su tercer mandato al frente de la alcaldía de New York, este 1 de Enero, hace que me detenga y medite ante su abierto respaldo a las políticas migratorias del presidente Barak Obama, al adherir a la iniciativa a través de la cual se busca que 12 millones de extranjeros obtengan los documentos que acreditarían su presencia legal en territorio estadounidense.
"Junto con líderes de todo el país convocaremos a una coalición bipartidista para apoyar la petición del presidente Obama de una reforma migratoria integral que haga honor a nuestra historia, eleve nuestros valores y promueva nuestra economía", advirtió el burgomaestre.
Meritoria la posición de Bloomberg, al asumir en forma pública el reto por una reforma integral, claro está, sin la presión del voto, pensando más como estadista que como político de parroquia, ajeno al cálculo aritmético, a la caza de algunos votos tradicionalmente cautivos.
Todo lo que redunde en beneficio de EE.UU y en este caso, de los millones de trabajadores que se encuentran en la oscuridad dada su situación de permanencia legal en el país, debe ser asumido con valentía y seriedad por los políticos o los aspirantes a serlo, eso sí de manera clara y contundente, sin doble discurso y sin palabras construidas a la medida de sus necesidades electorales.
La posición de los políticos regionales, electos ya algunos o que tienen en su agenda el propósito de la reelección en el 2010, debe ser ampliamente conocida por todos. Que los republicanos en sus distintos matices, ortodoxos y menos conservadores, nos digan de forma clara, que es lo que apoyarán en materia migratoria.
Que los demócratas se le midan al reto de Obama de llevar a feliz término una reforma migratoria integral, tal y como lo propone Bloomberg y que ha venido encabezando el congresista de Illinois Luis Gutiérrez. Que dejen la hipocrecía de ser demócratas a la hora de cazar votos y luego se conviertan por cuenta de esos votos en fieros detractores de los inmigrantes sin documentos.
Que quienes se dicen representantes del sector hispano y ahora se encuentran esperando cargos en la administración de Edward Mangano en Nassau, por ejemplo, nos digan que será de la política en este sentido del nuevo ejecutivo de ese condado y qué será lo que ellos apoyarán de esas propuestas.
Que en Suffolk, se diga abierta y públicamente, en que se sustentará la plataforma pro reelectoral de Steve Levy.
Entender de esas plataformas puede ser un buen aliciente para que los hispanos sin distingo alguno participemos de la contienda electoral que se avecina. Unos consolidando con su voto las políticas de su referente, otros, modificando el mapa electoral de Long Island, a través del conteo del censo.
Cada uno que aporte lo que pueda, pero esta vez, sin mentiras o medias verdades.
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El discurso con el que Michael Bloomberg, instaló su tercer mandato al frente de la alcaldía de New York, este 1 de Enero, hace que me detenga y medite ante su abierto respaldo a las políticas migratorias del presidente Barak Obama, al adherir a la iniciativa a través de la cual se busca que 12 millones de extranjeros obtengan los documentos que acreditarían su presencia legal en territorio estadounidense.
"Junto con líderes de todo el país convocaremos a una coalición bipartidista para apoyar la petición del presidente Obama de una reforma migratoria integral que haga honor a nuestra historia, eleve nuestros valores y promueva nuestra economía", advirtió el burgomaestre.
Meritoria la posición de Bloomberg, al asumir en forma pública el reto por una reforma integral, claro está, sin la presión del voto, pensando más como estadista que como político de parroquia, ajeno al cálculo aritmético, a la caza de algunos votos tradicionalmente cautivos.
Todo lo que redunde en beneficio de EE.UU y en este caso, de los millones de trabajadores que se encuentran en la oscuridad dada su situación de permanencia legal en el país, debe ser asumido con valentía y seriedad por los políticos o los aspirantes a serlo, eso sí de manera clara y contundente, sin doble discurso y sin palabras construidas a la medida de sus necesidades electorales.
La posición de los políticos regionales, electos ya algunos o que tienen en su agenda el propósito de la reelección en el 2010, debe ser ampliamente conocida por todos. Que los republicanos en sus distintos matices, ortodoxos y menos conservadores, nos digan de forma clara, que es lo que apoyarán en materia migratoria.
Que los demócratas se le midan al reto de Obama de llevar a feliz término una reforma migratoria integral, tal y como lo propone Bloomberg y que ha venido encabezando el congresista de Illinois Luis Gutiérrez. Que dejen la hipocrecía de ser demócratas a la hora de cazar votos y luego se conviertan por cuenta de esos votos en fieros detractores de los inmigrantes sin documentos.
Que quienes se dicen representantes del sector hispano y ahora se encuentran esperando cargos en la administración de Edward Mangano en Nassau, por ejemplo, nos digan que será de la política en este sentido del nuevo ejecutivo de ese condado y qué será lo que ellos apoyarán de esas propuestas.
Que en Suffolk, se diga abierta y públicamente, en que se sustentará la plataforma pro reelectoral de Steve Levy.
Entender de esas plataformas puede ser un buen aliciente para que los hispanos sin distingo alguno participemos de la contienda electoral que se avecina. Unos consolidando con su voto las políticas de su referente, otros, modificando el mapa electoral de Long Island, a través del conteo del censo.
Cada uno que aporte lo que pueda, pero esta vez, sin mentiras o medias verdades.
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