jueves, 15 de octubre de 2009

Escenario Político salvadoreño de cara a las elecciones del 2012

Por Luis Montes Brito
(Primera entrega)

  • Partidos mayoritarios salvadoreños en intensos debates internos para definir cuotas de poder, liderazgos y rumbos a seguir.
  • El escenario político salvadoreño está agitado con síntomas previos a un estado de convulsión en las cúpulas de los partidos mayoritarios.


En el espectro político salvadoreño ya nadie duda sobre la existencia de las diferencias en ARENA ni entre el Presidente Funes y la cúpula efemelenista, éstas son cada vez más frecuentes y públicas. La pregunta ahora es cuán profundas son las diferencias? El motivo de la disputa en ambos partidos es el mismo, definir cuotas de poder.
En esta entrega compartiré mi opinión sobre ARENA para en una entrega posterior dedicarme a exponer mi visión sobre la actualidad de la izquierda salvadoreña.


ARENA en busca de rostros frescos y nuevos liderazgos

En el lado derecho del horizonte político de los salvadoreños, hay un fuerte debate interno en ARENA, acompañado de inusuales acusaciones públicas y privadas de todo tipo entre dirigentes, mandos medios y simpatizantes. Sin duda alguna la amargura de la derrota y la farsa de las primarias para elegir al anterior candidato calan aún muy profundo en todos los ARENEROS, situación utilizada para pasar facturas a sus anteriores dirigentes de todo nivel que todavía reconocen en la figura del Presidente Saca a su máximo líder y quienes como es lógico todavía conservan cierta cuota de poder y sobre todo liderazgo dentro de las bases, además que no están dispuestos a cederlo en favor de viejos grupos de poder que también son liderados entre otros por el Presidente Cristiani.


La crisis actual de ARENA,
una coyuntura cuya solución definirá su futuro y el de la derecha salvadoreña
“Un partido complaciente y mudo ya demostró que termina en el fracaso”. Mario Acosta Oertel

Los 12 diputados disconformes, son más bien un síntoma de lo que pasa no solo en ARENA, sino de lo que pasa a nivel del país, pretender reducir la crisis a la rebeldía de los doce diputados es una lectura equivocada.
Con extrañeza he leído artículos de sesudos editorialistas en los cuales se quedan cortos al efectuar únicamente el análisis del efecto y no de la causa de la coyuntura en mención. La base de sus análisis parte de lo que únicamente señalan algunos de los sectores interesados como posibles causas de la crisis, las cuales se reducen a: “el poder y prebendas que perdieron algunos al dejar de ser directores departamentales, que el ex presidente que los puso fraguó el complot para dividir y recuperar el control absoluto del partido o hacer otro; que el dinero con que se compran voluntades proviene o pasa por las manos de un empresario de oscura reputación vinculado al FMLN son solo algunas; hay otras peores que no vale la pena mencionar”.
Creo que no incluir en el análisis como una posible motivación de la crisis, la sensación de abandono de las bases por parte de la dirigencia, o la falta de sentirse identificados o representados por parte parte de la dirigencia actual es quedarse cortos y de no considerarlas en el mismo se llegaría a conclusiones equivocadas que solo provocarían soluciones aparentes.
La dirigencia actual debe hacer un análisis integral, lo contrario equivaldría a pretender ignorar la realidad o lo que sería peor a no entenderla.
Por otra parte, definitivamente un motín a bordo no es el mejor método para resolver diferencias internas, habría que revisar los mecanismos de retroalimentación del COENA que le llevaron a no anticipar la rebelión pública de parte de su bancada legislativa. Da temor pensar que si la dirigencia no es capaz de leer o escuchar las demandas de sus círculos más cercanos e importantes como es su fracción legislativa, entonces como pueden pretender leer, escuchar, entender e identificarse con los intereses de las mayorías que es el pueblo común y corriente.


La solución pasa por asumir la nueva realidad de ARENA


Después de las elecciones del 15 de marzo ARENA hizo una consulta a sus bases para re enrumbar el partido, se formó una comisión entre los ex presidentes de la república quienes para evitar suspicacias expresaron desde un inicio que su objetivo era colaborar con el partido en un momento importante pero que “NO” pretendían dirigirlo. Las bases hablaron entonces fuerte y claro y entre las cosas de consenso que dijeron fue:

· Queremos caras frescas en la dirigencia.
· Queremos dirigentes cercanos a las bases

Peticiones normales y coherentes con la nueva realidad política del partido, ante las cuales, aparentemente, hubo acuerdo común de todas las partes incluyendo los diferentes grupos que se escuchan al interior del partido.
Inmediatamente después de esto sorpresivamente el 1 de mayo, aparecen en los medios de comunicación salvadoreño las noticias de 3 hechos separados pero con un efecto de desencanto común en los salvadoreños: “Cristiani es nombrado presidente del COENA, Ciro Cruz Zepeda elegido Presidente de la Asamblea Legislativa, FMLN realiza vandalismo y desórdenes callejeros, además se toma la Asamblea Legislativa”, hechos los cuales en su conjunto demostraban una involución de la política salvadoreña, la cual retrocedía a la fatídica década de los 80’s -90’s.
Los momentos de importancia histórica que le ha correspondido vivir al presidente Cristiani, son hechos ya superados y en los cuales se le agradecen su importante aporte para resolverlos, pero de ahí a pensar que el perfil de líder que se necesita en los tiempos actuales es el de él, es otra historia completamente diferente.
El Presidente Cristiani es una persona inteligente, pragmática y con muchas virtudes más, pero las condiciones y circunstancias bajo las que fue elegido hace 20 años son diferentes a las actuales. Por su linaje, sus recursos y su forma de vida al Presidente Cristiani se le identifica y se le percibe como parte del gran capital del país, pero no de la mayoría de salvadoreños.

La crisis actual requiere de una persona con vivencias y problemas comunes a la mayoría. Con todos los atributos del presidente Cristiani y con el respeto que se merece, en mi opinión, no es el perfil que necesita ARENA ni el país actualmente, este momento no es políticamente oportuno para que alguien del gran capital lidere un partido o el país. Debo aclarar, que considero legítimo el derecho de cualquier salvadoreño, sin importar su condición económica o social, a aspirar a dirigir un partido político o el país, pero los hechos hablan por sí solos sobre el perfil en las preferencias actuales de los salvadoreños, y los miembros del gran capital no aparecen en ellos. Ignorar estas preferencias es sumar obstáculos para una aspiración seria de volver al poder por parte de ARENA.
Creo que todos los demás miembros del COENA cumplen con lo que la mayoría de sus militantes y simpatizantes quieren: “caras frescas y dirigentes cercanos a sus bases”. Todos ellos son miembros capaces, honorables, preparados académicamente, con un gran amor y compromiso con El Salvador, con ideas frescas.
De muy poco sirve que el cuerpo y el músculo sean jóvenes si la cabeza es de otra época, por lógica el criterio que domina es el del presidente del COENA.
La población, que en su mayoría es joven en nuestro país, reclama un relevo generacional en el liderazgo político, sino miremos al FMLN, quien pudo hacer dicho relevo hasta que falleció su principal líder histórico Shafick Handal, cuyo pensamiento anquilosado generaba una gran cantidad de votos del miedo a favor de ARENA, pero en fin dieron el paso, ¿Porqué en la derecha no puede hacerse la sucesión sin la necesidad de hechos traumáticos, como la crisis actual, que no solo arriesgan al partido, sino al país entero?
Se argumentará que la dirigencia anterior de ARENA ejerció el poder ignorando a algunos sectores, inclusive a parte del gran capital, lo cual es cierto y reprobable por principios, pero actualmente ARENA no es más un partido gobernante, de manera tal que el poder de sus presidentes y dirigentes se reduce al interior del partido. Los dirigentes actuales deben irse separando de antiguos vicios al ejercer el poder privilegiando el diálogo y consenso a la imposición de voluntades.
ARENA es un partido de oposición formado por 8 diferentes sectores con intereses distintos pero unidos bajo una filosofía de libertades y de amor patrio sobre los intereses de grupos.
El mensaje que expresan los diputados discrepantes sobre sus motivaciones está establecido en el marco constitucional según el artículo 125 de la misma, sus motivaciones reales solo ellos lo saben en lo más íntimo de sus convicciones.
Ningún sector del partido está sobre el otro, esto implica que debe buscarse el interés común.
ARENA es un partido incluyente que debe sumar y no restar, las elecciones cada vez son más reñidas y cada voto es importante, de hecho la experiencia nos demuestra que se han ganado o perdido municipios por escaso número de votos. Así que los tipos de autoritarismos de que “al que no le guste que vaya”, deben mesurarse y cambiarse por intercambio de ideas.
ARENA debe mostrarse más cercano a sus bases y a las mayorías. La principal forma de acercarse es conociendo la realidad de sus bases. Existen una gran cantidad de militantes y simpatizantes de ARENA que actualmente están siendo acosados en sus puestos de trabajo en el gobierno, por el solo hecho de sus creencias políticas. ARENA ha hecho muy poco y en algunos casos nada por defenderlos, hasta el momento desconocemos si existe alguna denuncia consistente legal, pública y política sobre un funcionario acosador. Recordemos la experiencia del FMLN ellos individualizan sus acusaciones tanto públicas como legales y políticas, en la derecha según mi percepción, hay conformidad con quejarse ante los medios, situación que no enmienda nada.
ARENA debe remozar sus cuadros dirigenciales. Los líderes históricos deben ser facilitadores de la sucesión de liderazgos.
Desde mi punto de vista, un hecho que ha sido clave para aumentar las divisiones y la inconformidad interna en ARENA es el atropello y falta de respeto del que fueran objeto personalidades y líderes del partido que cívicamente participaron en las primarias de las pasadas elecciones.
Reconozco que la siguiente propuesta cae en el campo de las utopías o imposibles, pero que de darse abonaría grandemente a la reconciliación interna. Como parte de las acciones de reconciliación interna de ARENA, debería hacerse un mea culpa y solicitarse disculpas públicas, de parte de los responsables de la farsa de las primarias anteriores, a los simpatizantes de ARENA y en especial a todos los respetables líderes que participaron en ellas de buena Fe y que fueron injustamente maltratados y vilipendiados desde el interior del partido. El canibalismo político es inadmisible, hasta en las mismas comunidades antropófagas tienen como norma no comerse a sus familiares ni a los miembros de sus tribus.
Compleja tarea tiene el COENA, pero nadie les dijo que iba a ser fácil.
Finalmente, la complejidad de la crisis actual demanda de sus actores una gran dosis de patriotismo y humildad para reconocer y cambiar lo que haya que cambiar, además de una gran visión y sabiduría para tomar las decisiones acertadas y salir cohesionados de la misma y ser el partido sensato que los salvadoreños demandan para confiarles nuevamente las riendas de su destino.

En la próxima entrega compartiré mi opinión sobre el panorama en la izquierda salvadoreña.

1 comentario:

  1. Me parece Luis que es muy acertado tu comentario, ya que cambiar visión para ser competitivos y tener un cambio de actitud positiva es la unica solución para que no haya disolución.
    Simplemente tener Voluntad política de pensar en los demás y no en los que siempre se ha defendido.
    De lo contrario hagan otro partido.
    Armando Rodezno

    ResponderEliminar