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sábado, 30 de marzo de 2013

¿Es posible acabar con la corrupción en China sin cambiar el sistema político?


Tomado de esglobal



Policías chinos instalan carteles anticorrupción en el centro de Pekín.

EL SUEÑO DE CONFUCIO
Por Diego Torres

 “En política, la mejor manera de protegerte es gritar '¡alto al ladrón!' mientras coges la cartera del bolsillo de tu vecino”. Esa es la conclusión de uno de los personajes de la novela Apuntes de un funcionario público, que describe las cañerías de la lucha por el poder en China. El autor, Wang Xiaofang, sabe de lo que habla. Antes de convertirse en un escritor de éxito, hizo carrera en la administración. De hecho, su jefe, Ma Xiangdong, fue condenado a muerte por apostar –y perder– 3,6 millones de dólares de dinero público en los casinos de Macao. Desde entonces, Wang ha publicado 13 obras que tratan sobre la corrupción en el país asiático.
Xi Jinping ha tratado de convencer a los escépticos como Wang de que va a enfrentarse en serio contra la corrupción, convirtiendo esta lucha en uno de sus estandartes desde que asumió el cargo de secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) en el pasado mes de noviembre. “A fin de ganarnos la confianza del pueblo con resultados reales, debemos tener la determinación de luchar contra cualquier tipo de corrupción, de castigar a todos los funcionarios corruptos y de erradicar el caldo de cultivo que alimenta la corrupción”, afirmó Xi el pasado 22 de enero en una reunión de la comisión de disciplina del Partido, según la agencia de noticias Xinhua.
En este tiempo han saltado a la palestra un buen número de casos delictivos, lo que invita a pensar que hay más que mera palabrería en los repetidos alegatos de Xi. También han tenido efecto las consignas de mayor frugalidad en todos los niveles de la Administración, hasta el punto de que las ventas de licores como el Maotai y otros objetos de lujo se han desplomado. Xi ha prometido luchar contra las “moscas” y los “tigres”, esto es, contra los líderes más poderosos, así como contra los funcionarios de más bajo nivel. Pero todavía le falta una pieza de caza mayor. “Los hechos cuentan más que las palabras; debe derribar un objetivo grande para demostrar que el Partido va en serio”, afirma Kerry Brown, profesor de la Universidad de Sidney.
Durante la Asamblea Popular Nacional, que se ha celebrado recientemente en Pekín y ha nombrado un nuevo Gobierno, los líderes anunciaron una reforma del Gobierno dirigida a mejorar la eficiencia y combatir la corrupción. Los ministerios pasarán de 27 a 25. Además, el Ministerio de Ferrocarriles –foco de importantes corruptelas– se divide en dos: un regulador, por un lado, en manos del Gobierno; y una empresa pública, por otro, que preste los servicios.
¿Se encamina China con este tipo de mejoras a hacer realidad, paso a paso pero constantemente, el sueño confuciano de un liderazgo benevolente, meritocrático y limpio? ¿Puede una dictadura de partido único construir una administración exenta de corrupción?
El sueño, si es posible, aún queda muy lejos. El académico Minxin Pei, director del Centro Keck para los Estudios Estratégicos Internacionales, calcula que la corrupción se lleva alrededor del 3% anual del PIB chino, lo que al nivel de 2012 supondría alrededor de 190.000 millones de euros al año.
Un informe clasificado como confidencial pero colgado momentáneamente en la web del Banco Central en 2011 admitía que 18.000 funcionarios corruptos habían sacado del país alrededor de 95.000 millones de euros desde mediados de los 90 hasta 2008, la fecha de la nota. Los destinos preferidos por los ladrones fueron Estados Unidos, Canadá, Australia y Holanda.
La corrupción es uno de los problemas más graves del país, como reconoce el propio Gobierno. La gente lo percibe –y lo sufre– a todos los niveles, incluso en servicios públicos como la educación y la sanidad. Es difícil saber la evolución real del problema. Pero está claro que la ciudadanía es cada vez más consciente de él, y de que está perdiendo la paciencia. En 2008, un 39% de los chinos pensaba que la corrupción de los funcionarios públicos era un problema muy grave; en 2012, la proporción había subido al 50%, de acuerdo a las encuestas del Pew Research Center. Mucho tiene que ver con eso la emergencia de Internet y las redes sociales como herramienta de fiscalización y denuncia de los abusos de las autoridades.
El país asiático se encuentra en la actualidad en el puesto número 80 –entre 176 Estados– del ránking de percepción de la corrupción que elabora Transparencia Internacional. Las democracias europeas copan los primeros puestos de la clasificación. Sin embargo, la democracia no garantiza la limpieza del sistema, como atestiguan las posiciones de Italia (72), India (94), Bolivia (105) o Venezuela (165), entre muchos otros. Es más, hay países autoritarios, o al menos no escrupulosamente democráticos, que ocupan puestos altos en la lista, como Singapur (5) o el territorio de Hong Kong (14). Por otra parte, las naciones más corruptas son, con excepciones, los más pobres del planeta.
De acuerdo con la lista de Transparencia Internacional, por tanto, la democracia y la riqueza ayudan generalmente a disminuir la corrupción, pero hay muchos otros factores en juego.
La dirigencia china incide sobre todo en la creación de riqueza y en esos otros factores que pueden aportar beneficios en la lucha contra la corrupción. "Debemos asegurar la supervisión de los gobernantes por los ciudadanos y evitar el exceso de concentración de poder”, dijo el pasado 5 de marzo Wen Jiabao, en la inauguración de la Asamblea Popular Nacional.
Para los escépticos, sin embargo, este tipo de reformas sólo pueden aportar un beneficio marginal. “El obstáculo más grande para acabar con la corrupción es el régimen de partido único”, asegura Perry Link, profesor de la Universidad de California. “Mientras una organización ostente todo el poder, los supuestos organismos encargados de controlarlo –la prensa, los tribunales, las organizaciones no gubernamentales y los sindicatos– serán ineficientes”, afirma.

martes, 5 de marzo de 2013

Alianza Cubano Venezolana (Cubazuela) se tambalea

Tomado de The Wall Street Journal
Enfermedades terminales y avanzada ancianidad llevan hacia el fin a una alianza entre caudillos
 
El futuro de 'Cubazuela' está en peligro

La estrecha relación entre Fidel Castro y Hugo Chávez ha mantenido a flote la isla

Por José de Córdoba

Pocas personas en el mundo están más interesadas en la salud del presidente venezolano Hugo Chávez que los hermanos Fidel y Raúl Castro.
Desde que llegó a la presidencia de Venezuela en 1999, Chávez, que hoy en día está batallando un cáncer, ha desarrollado un lazo excepcionalmente fuerte con Fidel Castro, quien ha hecho de mentor, asesor médico y figura paterna del mandatario. La relación personal entre el viejo dictador cubano y su pupilo autocrático más joven se ha convertido en una red de lazos económicos y políticos que hoy entrelazan los destinos de las dos naciones. Esa relación le ha dado a la isla pobre y casi quebrada un poder enorme sobre su vecino petrolero que es mucho más rico y que goza de una población mucho mas grande.
Reuters

Fidel Castro y Hugo Chávez (en una foto de 2001) se identificaron por su afinidad al béisbol, entre otras cosas.

Cuba, al mando de los hermanos Castro desde 1959, tiene mucho que perder si Chávez muere. Desde 2007, Venezuela ha provisto a la isla comunista con alrededor de US$10.000 millones al año en ayuda económica, en gran parte en la forma de petróleo a un precio reducido y pagos inflados por miles de doctores y otros profesionales, según el Centro de Estudios Cubanos de la Universidad de Miami. La ayuda e inversión totales de Venezuela ahora componen cerca de 22% del Producto Interno Bruto de Cuba, dijo Carmelo Mesa Lago, profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh, y experto en la economía cubana.

Si la relación entre La Habana y Caracas se acaba o debilita, muchos cubanos temen que la frágil economía de la isla pueda ser arrastrada a una recesión, como ocurrió en los años 90, cuando Cuba perdió la ayuda soviética y su economía se derrumbó cerca de 40%. "Podría provocar una agitación social", dijo Riordan Roett, director de estudios latinoamericanos de la Universidad Johns Hopkins.

En febrero, después de pasar dos meses recuperándose de su cuarta cirugía contra el cáncer en 18 meses, en el mejor hospital de Cuba, el convaleciente Chávez volvió a Caracas en medio de la noche e ingresó a un hospital militar. Su prognosis es un secreto de Estado, pero muchos analistas creen que se encuentra en etapa terminal.

Si Chávez muere, la ley venezolana requiere que se convoquen nuevas elecciones. La oposición política ha criticado duramente la ayuda del gobierno a Cuba, y promete gastar el dinero derivado del petrolero dentro de Venezuela.

Asesoría política

 

El mayor de los Castro ha sido por años el principal asesor de Chávez en el arte de la supervivencia política, dicen analistas. Los dos países han firmado más de 300 acuerdos de cooperación comercial y económica, muchos de los cuales involucran pactos de intercambio que parecen favorecer a Cuba.

"¿Desde cuándo los países pobres controlan a los ricos, los países pequeños mandan a los países grandes y los países débiles dictan a los países poderosos?", preguntó el ex secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda. "Es como si Puerto Rico controlara a EE.UU. Es una locura".

El lazo entre los dos países no tiene precedentes en la historia latinoamericana, dijo Carlos Alberto Montaner, un analista político en Miami. En 2004, incluso consideraron una fusión formal, añadió. Los venezolanos bromean con que su país debía cambiar de nombre a "Cubazuela".

La relación empezó en una pista del aeropuerto de La Habana en 1994. Castro había ejercido su poder absoluto por 35 años. Chávez era un flaco teniente coronel desconocido, un golpista fracasado. Recién había salido de la cárcel, indultado tras servir dos años por rebelión.

Castro, molesto con el presidente venezolano por dar audiencia a líder del exilio cubano, desenrolló la alfombra roja para Chávez, recibiéndolo con honores usualmente reservados para un jefe de estado. Durante la visita de dos días, Castro estuvo constantemente a su lado, sosteniendo conversaciones que duraban toda la noche. Encontraron afinidades en su mutuo amor por el béisbol y los monólogos, resentimientos contra la hegemonía estadounidense y una codicia por el poder personal. "Fidel vio que Chávez era un diamante en bruto y empezó a pulirlo", dijo un ex miembro del gabinete de Chávez.

Una vez elegido presidente en 1998, el venezolano se convirtió en el aliado más cercano de Castro. Chávez vio a Castro como un padre y una manera de ganar respetabilidad revolucionaria. Ex funcionarios venezolanos y analistas dicen que Castro vio a Chávez como un rico inocentón que podía ayudar al experimentado dictador a continuar su labor de desafiar a EE.UU.

"Es un cálculo político-estratégico", dijo Brian Latell, ex analista de Cuba para la CIA y biógrafo del líder cubano. "Pero Fidel es un gran actor y Chávez pudo haberse realmente convencido de que lo quiere".

El interés de Fidel Castro por Venezuela, y su petróleo, precede a Chávez por 40 años. Apenas semanas después de derrocar al dictador cubano Fulgencio Batista el Año Nuevo de 1959, Castro voló a Caracas en su primer viaje internacional. Fue recibido con gran júbilo por decenas de miles de venezolanos, que un año antes habían derrocado a su propio dictador.

De acuerdo con el historiador británico Hugh Thomas, Castro se reunió con el presidente venezolano Rómulo Betancourt y le pidió su respaldo en la forma de un préstamo de US$300 millones y petróleo para financiar el planeado "juego con los gringos". Betancourt se negó y pasó rápidamente a encabezar la lista de enemigos de la revolución.

Castro no tardó en poner a Betancourt a la cabeza de su lista de enemigos e intento derrocarlo, respaldando a las guerrillas venezolanas en una insurgencia sangrienta. En 1963, John McCone, entonces director de la CIA, testificó ante el Congreso estadounidense que al menos 200 venezolanos recibieron entrenamiento militar en Cuba, de lejos el grupo más grande de guerrilleros de cualquier país latinoamericano. Castro envío a algunos de sus oficiales más capacitados a ayudar a los insurgentes, patrocinando al menos dos desembarcos de guerrillas de pequeña escala en Venezuela en 1967.

"Creo que Fidel siempre pensó en el petróleo", dijo Latell. "Después de todas estas décadas, recibió su recompensa".

La relación se afianzó en 2000 cuando Chávez, como presidente, invitó a Castro a Venezuela para que visitara el pueblo donde nació, Sabaneta. "Chávez, imagina, en 100 años los venezolanos estarán haciendo peregrinajes a esta casa", le dijo Castro mientras veían la dilapidada casa donde creció Chávez, según el ex secretario del Interior, Luis Miquilena, quien participó en el tour.

Durante el viaje, Chávez firmó el primer acuerdo petrolero con Castro, proveyendo a Cuba con 53.000 barriles de crudo al día a precio rebajado, una suma que se ha elevado a 110.000 barriles en la actualidad. A cambio, Cuba ha enviado a Venezuela cerca de 40.000 doctores, dentistas, entrenadores deportivos y otros expertos en campos desde la agricultura hasta las telecomunicaciones. Los doctores, que prestan atención médica en los barrios pobres venezolanos, son enormemente populares y han ayudado a mantener el atractivo de Chávez entre las masas.

Pero la relación ha sido costosa. La preocupación de muchos venezolanos se agravó cuando Chávez dijo en 1999 que Venezuela y Cuba estaban nadando juntos hacia "un mar de felicidad". Para 2002, la retórica de Chávez de una lucha de clases y su determinación de implementar una educación y políticas agrícolas al estilo cubano había dividido al país. En marzo, generales del ejército desafiaron la orden de Chávez de disparar contra manifestantes antichavistas que se dirigían al palacio presidencial para forzar la renuncia del mandatario.

Chávez fue llevado a una base naval de la isla y, al parecer, un exilio en Cuba. Pero Castro llamó rápidamente al venezolano.

"!No dimitas! ¡No renuncies!", le habría dicho según le contó el mismo Castro a un biógrafo español.

El líder cubano también persuadió a generales venezolanos para restaurar a Chávez en el poder. Respaldado por el ejército, Chávez hizo un regreso triunfal al palacio presidencial dos días después. Chávez nunca olvidó el favor.

"Chávez estaba flaqueando, se estaba acobardando", dijo Latell. "Fidel ayudó a reavivarlo, cuando llamo por teléfono a los oficiales venezolanos. Chávez le debe una enorme deuda de gratitud".

Es una deuda que aparentemente Chávez ha pagado con creces.

sábado, 16 de febrero de 2013

Ivan Marquez jefe supremo de las FARC, un comunista más del club de la Hoz y el Martini


Tomado de Revista Semana

Detrás de Márquez se alcanza a observar una parte de un campero Toyota Prado con una placa de Venezuela.

Comentario de Compartiendo mi opinión. Gustos pequeño-burgueses de los comandantes revolucionarios. La disciplina anticonsumista es para las masas.

 

Iván Márquez, el comandante harlista

 

Semana.com revela unas sorprendentes fotos del jefe guerrillero y negociador en La Habana.


La mayoría de los colombianos identifican la imagen del guerrillero Iván Márquez, quien hace parte del equipo negociador de las FARC en los diálogos de paz que se desarrollan en la Habana, como un hombre duro, profundamente anticapitalista y antiyanqui.

Además, de sus ahora frecuentes apariciones en ruedas de prensa en la capital cubana Luciano Marín Arango, su verdadero nombre, hasta ahora se le había visto defendiendo sus posiciones radicales y rechazando con vehemencia la sociedad de consumo.

Por eso, entre otras cosas, estas imágenes sorprenden. Semana.com tuvo acceso a varias fotografías inéditas y que hoy están en poder de la Fiscalía. Se trata de una serie de tomas que fueron encontradas en uno de los más de 50 dispositivos, entre PC, USB y memorias extraíbles, que han terminado en poder del CTI y fiscales tras diferentes operativos en los últimos años.

En las fotos se observa a Márquez sentado sobre una motocicleta Harley Davidson de color rojo, del modelo llamado por la fábrica americana como Sportster, uno de los mayores íconos de la cultura y la sociedad de Estados Unidos. Las motos Harley Davidson son tan famosas que sus constructores les fijan altísimos precios en el mercado.

En las fotos llama la atención también que, aunque son tomadas en una área urbana, Márquez posa vestido con un uniforme verde oliva en impecable estado y prácticamente nuevo, con el escudo de las FARC en el brazo derecho. Lo mismo ocurre con sus botas de caucho que se ven en perfecto estado y como recién desempacadas.

Aunque no es claro cuándo fueron tomadas exactamente las fotos la moto sobre la que está montado Márquez da una pequeña pista.

Las Harley Davidson Sportster se empezaron a fabricar desde 1957 el modelo específico sobre el cual el jefe guerrillero empezó a ser producido sólo desde 2007. Es decir que esa sería la fecha mínima en la que se tomaron esas fotos. Otro aspecto que se nota en una de las fotografías también permitiría eventualmente deducir sobre el lugar en donde habrían sido tomadas.

Detrás de Márquez se alcanza a observar una parte de un campero Toyota Prado con una placa de Venezuela terminada en 46P. En la parte inferior se ve también que corresponde al estado de Carabobo, ubicado en el centro y hacia la costa de Venezuela, muy distante de la frontera con Colombia.

No es claro si fue allí en donde el comandante guerrillero le dio rienda suelta a su hasta ahora desconocida pasión por las Harley. Esa es una de las preguntas que se hacen los investigadores que ahora observan en detalle la información de los computadores decomisados.
 

domingo, 27 de enero de 2013

El lado oscuro del milagro económico chino


Tomado de El País

Presos del campo de trabajos forzados X'ian, en la provincia de Shaanxi, hacen cola para recoger edredones en noviembre de 2006. 

Testimonio de un chino ‘reeducado’

Trabajan 10 horas diarias por un euro al mes, hacen instrucción continua y apenas duermen



Muchos de los 310.000 encarcelados sin sentencia son simples críticos con el régimen de Pekín


Por José Reinoso
El 19 de marzo de 2011, Huang Chengcheng, un joven de la municipalidad de Chongqing, fue arrestado formalmente por la policía, acusado de “conspirar para derrocar al Gobierno”. Las pruebas: dos textos que había escrito en el servicio de mensajes cortos QQ, en los que citaba a los amigos a salir a tomar un té de jazmín, al calor de lasconvocatorias que circularon en Internet en China instando a la gente a pasear en lugares céntricos de las ciudades como forma pacífica de protesta. Sin necesidad de juicio, tribunal ni sentencia, Huang fue enviado días después al campo de trabajos forzados Shanping, en Chonqging. El mundo vivía la eclosión de las revoluciones árabes —o del jazmín—, y el Gobierno chino, alarmado ante la posibilidad de un contagio, lanzó por todo el país una dura campaña contra activistas y disidentes. Huang cayó así en el sistema de reeducación por el trabajo,que permite a la policía encarcelar hasta cuatro años sin necesidad de juicio.

“Dos mensajes fueron toda la evidencia de mi crimen. Pasé 21 meses en campos de reeducación; hasta las 3.50 de la tarde del 17 de diciembre de 2012”, explica por teléfono. “Pretenden cambiar tu comportamiento. Nos obligaban a cantar canciones revolucionarias, a sentarnos de una determinada forma, a caminar en fila. Nos hacían formar como en el ejército, nos adoctrinaban. Buscaban cansarnos lo máximo posible para que no pensáramos en nada más”.

El sistema, inspirado en el modelo soviético, data de mediados de la década de 1950. Originalmente, surgió para encarcelar a “contrarrevolucionarios”, “capitalistas” y críticos con el nuevo Gobierno comunista de Mao Zedong, tras la fundación de la República Popular China, el 1 de octubre de 1949. Pero, más tarde, fue extendido a autores de otros delitos, prostitutas o drogadictos. Es ampliamente utilizado también contra activistas políticos y religiosos, y miembros del movimiento de inspiración budista Falun Gong, que Pekín considera un “culto diabólico”, por lo que lo ilegalizó a finales de la década de 1990.

Según el Ministerio de Justicia, en 2008 había en China 160.000 personas internadas en un total de 350 de estos centros. La cadena de televisión pública CCTV eleva el número a 310.000, en 310 centros.

La reeducación por el trabajo es un sistema de detención administrativa para delitos menores, dictada por la policía fuera del sistema judicial. Es distinta de la antes llamada reforma por el trabajo (laogai), que incluye prisiones, granjas y campos de trabajos forzados para condenados por un tribunal, con penas más largas. Estas instalaciones continúan, pero el Gobierno no usa el término laogai desde mediados de los noventa.

En Shanping, Huang fue obligado a trabajar primero en el equipo dos de la unidad cinco, donde fabricó componentes de motocicletas, y luego en el equipo dos de la unidad uno, donde, según dice, se producen cables de automóvil para la compañía china Changan. “Trabajaba 10 horas al día. A veces más, a veces menos, dependiendo de las necesidades en la factoría. Dormíamos muy pocas horas, porque también teníamos todas las otras actividades”. En Shanping, los presos están repartidos en siete unidades, según cuenta: de la uno a la nueve. No existen la número cuatro —cuya pronunciación es similar a la de la palabramuerte— ni la ocho —número de la suerte en China, ya que suena como fortuna—. Le pagaban ocho yuanes (un euro) al mes.

En cada unidad había entre 100 y 300 internos. “Son peticionarios [personas que protestan ante las autoridades por causas que van desde las expropiaciones ilegales de tierras hasta la corrupción o injusticias en los tribunales], pequeños ladrones, participantes en altercados públicos, proxenetas, y gente como yo, que es detenida por sus palabras”, afirma este hombre de 29 años. En la habitación en la que él dormía se apiñaban 16 personas en literas dobles. La unidad siete era la de los miembros de Falun Gong.

Los campos de reeducación han sido muy criticados por organizaciones internacionales como Naciones Unidas, pero también, dentro de China, por abogados y académicos, que los consideran ilegales y fuente de abusos. Además, son campo de corrupción, con familiares de detenidos que pagan a los funcionarios para reducir sus penas o para mejorar su alimentación.

“El sistema de reeducación por el trabajo viola la Constitución china y la ley, no es humanitario, ha sido utilizado en muchos casos injustos, falsos y erróneos y causa muchas peleas en la sociedad. Es hora de que sea abolido”, afirma Hu Xingdou, profesor de Economía en el Instituto de Tecnología de Pekín, que ha denunciado con frecuencia el modelo. “Quienes están internados no han quebrantado la ley criminal, y estos campos son ilegales; por tanto, no son criminales. Este sistema priva a la gente de sus derechos sin un juicio”, añade Pu Zhiqiang, un abogado que ha llevado muchos casos sensibles y contribuyó a la liberación de Huang.

Desde hace años, el Gobierno dice que va a reformar el sistema. Pero la presión, entre otros, del Ministerio de Seguridad Pública, que ha advertido de que su eliminación supondría una amenaza para la estabilidad social, ha ido retrasando la decisión. Sus defensores argumentan que ayuda a reducir la criminalidad. Algunos expertos consideran que su cambio podría aumentar los casos en los ya muy sobrecargados tribunales, y otros, que su transformación supondrá una merma de ingresos para los Gobiernos locales, que se benefician de la mano de obra gratis para fabricar productos, que incluso son exportados.

La llegada de Xi Jinping, en noviembre pasado, a la secretaría general del Partido Comunista Chino (PCCh) y sus llamamientos a luchar contra la injusticia y la corrupción parecen haber dado un nuevo impulso a la reforma.

El Diario del Pueblo —órgano oficial del PCCh— publicó en noviembre un editorial en el que decía que la reeducación viola la ley y se ha convertido en “una herramienta de venganza” en manos de algunos. A principios de enero, Meng Jianzhu, miembro del Politburó del PCCh y director del Comité de Asuntos Políticos y Legales, aseguró que su uso “finalizará este año”, tras la aprobación en el Parlamento, cuya sesión anual tiene lugar en marzo. Las declaraciones del alto funcionario fueron matizadas, poco después, por la agencia oficial Xinhua: “El Gobierno chino promoverá este año las reformas de su controvertido sistema de reeducación por el trabajo, que, según expertos, contradice leyes superiores, incluida la Constitución china”.

Huang, un operario especializado en máquinas de control numérico, afirma que la seguridad en Shanping es, incluso, “mayor que en una cárcel”, y el régimen de funcionamiento, muy estricto. “Tienes las llamadas seis posiciones fijas obligatorias. Cada interno tiene su mesa y su lugar en ella para comer, su sitio en las filas, su lugar para las clases de estudio, su puesto de trabajo, su cama. No puedes caminar libremente, y si incumples las normas, te castigan de pie durante horas, te confinan en solitario en una habitación pequeña o te golpean. Además, te deducen puntos y alargan tu estancia”. Dice que los maltratos son frecuentes. “He visto a menudo pegar a internos hasta que sangraban y tenían que darles varios puntos en la cabeza. Quienes pegan no son los policías, sino otros empleados”.

Algunos críticos temen, sin embargo, que la reforma sea solo una operación de maquillaje. Según Human Rights Watch, en los últimos años, Pekín ha considerado sustituir los campos de reeducación por un sistema de detención que “dejaría esencialmente intactas características clave del mecanismo existente: un sistema de detención administrativa, bajo el control del Departamento de Seguridad Pública, que existiría en paralelo al sistema criminal formal y permitiría detenciones a largo plazo sin los beneficios de un juicio y el debido proceso legal”. Según la organización, “utilizaría un nombre diferente, establecería una sentencia máxima y, en teoría, permitiría algunos derechos procesales, como el acceso a un abogado”.