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sábado, 17 de mayo de 2014

Estadio Garrincha, serio aspirante a ganar la Copa Mundial de la corrupción

Tomado de The Wall Street Journal

Una vista aérea del monumental estadio Mané Garrincha en Brasilia. 

El gran estadio Mané Garrincha en Brasil levanta sospechas

A un costo final de US$900 millones, el Mané Garrincha, de Brasilia, es blanco de acusaciones de corrupción y malgasto a semanas del Mundial

Por PAULO TREVISANI

BRASILIA—El nuevo estadio en la capital brasileña se completó con bastante anticipación al Mundial y ha sido halagado por su arquitectura. Pero su precio y su tamaño desproporcionado han suscitado acusaciones de corrupción y desperdicio.
Con un costo de 2.000 millones de reales, unos US$900 millones, el Estadio Nacional Mané Garrincha es el recinto de fútbol más caro que se haya construido en la historia de Brasil. Su costo estimado se triplicó desde que empezó su construcción, en 2010, y un auditor federal ha concluido en una serie de informes que casi un cuarto de los costos del estadio son excesivos o inflados.
Los excesos del presupuesto son o "un error garrafal o mala voluntad", dice Renato Rainha, un auditor que ha dirigido dos investigaciones sobre el estadio.
Los funcionarios locales rechazan las acusaciones. Los fiscales federales no han levantado cargos ni presentado demandas. Las autoridades responsables de los contratos niegan cualquier conducta indebida y aseguran que están cooperando con los auditores.
De todos modos, el estadio ha generado resentimiento entre algunos brasileños que creen que su gobierno derrochó dinero en sus proyectos ligados al Mundial, enriqueciendo a unos cuantos con pocos beneficios tangibles para el país.
"Podríamos haber gastado menos en el estadio e invertido dinero en áreas fundamentales como la salud pública y las escuelas", afirma Rainha.
Desde que abrió en mayo de 2013, el Mané Garrincha se ha convertido en un monumento imponente en la capital brasileña, conocida por los edificios modernistas del arquitecto Oscar Niemeyer. Muchos habitantes están perplejos por el lujo y la escala del estadio.
El complejo de 71.000 asientos presume de columnas elevadas, paneles solares, césped peinado y un techo especial autolimpiante para proteger a los espectadores del feroz sol de Brasilia. En Brasil, sólo el famoso Maracaná en Rio de Janeiro es más grande.
En Brasilia, se disputarán siete partidos del Mundial en junio y julio, pero llenar el estadio después del torneo será todo un desafío. La ciudad no cuenta con un equipo importante de fútbol que llene el recinto una vez que concluya la Copa.
"Estamos sorprendidos con sus costos", dijo Eliana Pedrosa, una legisladora local. "Brasilia puede darse abasto con un estadio la mitad de ese".
Los funcionarios a cargo de la construcción dicen que los costos reflejan una obra de última generación que, prevén, en el futuro aportará sustanciales ingresos adicionales a la ciudad.
Dos grandes franquicias nacionales de fútbol de Brasil —Flamengo y Vasco da Gama de Rio de Janeiro— tienen grandes bases de hinchas en Brasilia y han alquilado el Mané Garrincha para algunos de sus partidos. El complejo también se está ofreciendo para conciertos. Beyoncé y Aerosmith se han presentado en el nuevo recinto.
El estadio fue construido por un consorcio encabezado por Andrade Gutierrez, uno de los mayores contratistas de Brasil, con Via Engenharia, una desarrolladora con sede en Brasilia, como socia.
Las firmas constructoras son importantes fuerzas en la política brasileña, lo que genera preocupaciones sobre cómo su dinero puede influir sobre las obras públicas. En 2012, los cuatro principales donantes a campañas políticas de Brasil fueron firmas de construcción: Andrade Gutierrez SA, Queiroz Galvão SA, OAS SA y Camargo Correa SA. Juntas donaron 211 millones de reales, que es casi la mitad de lo que aportaron los principales 20 contribuyentes, según datos oficiales.
"No hay altruismo en este asunto", dijo el juez Marco Aurélio Mello, presidente del tribunal electoral de Brasil, en una entrevista este año. Mello también es juez del Tribunal Supremo, que evalúa una prohibición a todas las contribuciones corporativas a la política.
Rainha, el auditor público, apunta que su investigación destapó varias irregularidades con el estadio de Brasilia, incluyendo costos ampliamente inflados para materiales como barandales y letreros.
El nuevo recinto lleva su nombre en honor a Manuel Francisco dos Santos, apodado Garrincha, una de las estrellas del fútbol brasileño de los años 50 y 60. Su impresionante estructura circular es sostenida por 288 pilares de 30 metros de altura. Se utilizaron casi 200.000 metros cúbicos de concreto y 24.000 toneladas de acero para su construcción.
"Es uno de mi estadios favoritos del mundo", expresó el secretario general de la FIFA Jérôme Valcke sobre el Mané Garrincha durante una visita al estadio este año. Valcke señaló que incluso los hinchas en los asientos más altos pueden disfrutar una vista buena de la acción en la cancha. También le gusta el pasto, que proviene del estado norteño de Sergipe. El césped viajó unos 1.600 kilómetros hacia el sur en camiones con temperatura controlada y fue instalado con sistemas de desagüe e irrigación.
Claudio Monteiro, un secretario del comité del Mundial de Brasilia, dijo que la gran inversión dará fruto.
"No podemos competir con la belleza natural de Rio, así que necesitamos un complejo grande para eventos para atraer un flujo de turistas a Brasilia", acotó Monteiro. "Fomentará un nuevo deseo de visitar la capital". 

domingo, 13 de abril de 2014

Chile y Uruguay son los países latinoamericanos menos corruptos. ¿Qué hicieron para lograrlo?

Tomado de Infobae 


Haití, Venezuela y Bolivia los más corruptos de una región corrupta

Cómo hicieron Chile y Uruguay para ser los países menos corruptos

Por Darío Mizrahi

siete de cada diez haitianos alguna autoridad civil o policial le pidió un soborno durante 2012, según revela la última edición del Barómetro de las Américas que realiza el Proyecto Opinión Pública de América Latina (LAPOP, por sus siglas en inglés), con sede en la Universidad de Vanderbilt.

Según Transparencia Internacional, los que tienen mayores niveles de corrupción son Haití y Venezuela, que apenas suman 19 y 20 puntos respectivamente.


En Bolivia, el segundo país más corrupto de la región para este sondeo, un 44,8% asegura haber sido víctima de cohecho. La media latinoamericana ronda el 20 por ciento.

En el otro extremo, sólo 5,8 de cada 100 chilenos se vieron expuestos a este delito. La proporción es equivalente a la de Estados Unidos y se ubica apenas dos puntos por encima de Canadá, uno de los países con instituciones más consolidadas del mundo.

"Chile y Uruguay están por encima de la media e incluso mejor que algunas naciones desarrolladas"

No muy lejos queda Uruguay, el segundo más honesto. El 8,2% reconoció haber sido extorsionados por alguna autoridad.

El Barómetro no es el único estudio que destaca a estos dos países por sobre el resto.
"Si miramos el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, que es la encuesta más completa, hay dos países que claramente despuntan favorablemente. Uno es Chile y el otro es Uruguay. Ambos están por encima de la media e incluso mejor que algunas naciones desarrolladas", dice aInfobae el abogado peruano José Carlos Ugaz Sánchez Moreno, consultor internacional en políticas contra la corrupción.

Uruguay aparece en el puesto 19 a nivel mundial del ranking 2013 de la ONG, con 73 puntos (100 es el máximo posible, que supondría la virtual ausencia de corrupción). Tres puestos más abajo está Chile, con 71 puntos.

Ambos están mejor posicionados que países desarrollados como Francia, España, Italia y Austria. Les sacan casi 30 puntos de ventaja al resto de los latinoamericanos mejor posicionados, Cuba y Brasil.

Según Transparencia Internacional, los que tienen mayores niveles de corrupción son Haití y Venezuela, que apenassuman 19 y 20 puntos respectivamente.

"Curiosamente -continúa Sánchez Moreno-, Chile limita con Perú y Argentina, que tienen muchos problemas de corrupción. Una primera pregunta es cómo países vecinos, con historias comunes, terminan teniendo performances tan diferentes".


América Latina, una región corrupta

"Un problema grande es la falta de coordinación entre las distintas instituciones del Estado. No se puede tener una investigación de corrupción si no hay cooperación entre la contraloría pública, las fiscalías y el poder judicial. Si se manejan apartadas es muy difícil que un juez pueda de verdad examinar cuentas bancarias y transacciones económicas", explica Luis Salas, director del Centro de Administración de Justicia de la Universidad de Florida, en diálogo con Infobae.

"Uno de los factores que más ha contribuido a la corrupción es la impunidad, que se genera cuando no hay sanción"

"Tiene que ver con la debilidad institucional. No hemos tenido instituciones debidamente estructuradas, con un servicio civil profesionalizado. El clientelismo ha fomentado el intercambio de favores. Una burocracia ineficiente que se mueve según los turnos políticos genera nichos de corrupción muy altos, porque no ha habido tampoco un orden administrativo", dice Sánchez Moreno.

Una consecuencia de la debilidad de las instituciones es que los gobiernos pueden arrasar con ellas. Al reducir a su mínima expresión a los organismos de control, se vuelve muy difícil investigar hechos de corrupción.

La falta de autonomía del poder judicial en relación al poder político termina haciendo casi imposible que un funcionario público sea condenado por defraudar al Estado.

"Uno de los factores que más ha contribuido al desarrollo de la corrupción es la impunidad, que se genera cuando no hay sanción. Ni de las autoridades que deben investigar, como son la policía, las fiscalías y la justicia, ni de las contralorías, que son muy ineficientes, cuando no están directamente digitadas por el poder político", explica Sánchez Moreno.

La impunidad refuerza la corrupción porque los políticos deshonestas obtienen enormes ventajas frente a los que se someten a las reglas. A la larga, esa competencia desigual lleva a una naturalización de estas prácticas, que en algunos casos se vuelven casi inevitables para tener éxito política.

Cuando el Estado no cumple su función, la última instancia que queda son los controles externos. "Un factor determinante -dice Salas- es lo fuertes o débiles que son los medios de comunicación y las ONG, que son los vigilantes de la probidad de los gobiernos. Si son débiles, la cultura de corrupción va a estar muy activa".


martes, 25 de febrero de 2014

Expresidente de Ucrania otro vulgar político corrupto

 Tomado de Infobae.com 


 

Tiene interiores de mármol, un recorrido de golf, grifería de oro y hasta un zoológico privado. Los miles de ciudadanos que descubrieron las excentricidades del presidente destituido salieron boquiabiertos y furiosos

"Estoy impactada", exclamaba Natalia Rudenko, militar retirada, contemplando los céspedes impecables, adornados con estatuas de conejos y ciervos, en esta propiedad situada a los 15 km de Kiev y percibida como un símbolo de la corrupción del régimen.

Su titular habitual, Viktor Yanukovichfue destituido de facto unas horas antes por el Parlamento y "se esconde actualmente en algún lugar de la región de Donetsk", prorrusa, en el este de Ucrania, donde nació, dijo el presidente del Parlamento, Olexandre Turchinov.

"En un país con tanta pobreza, ¿cómo puede tener tanto una persona? Debe ser un enfermo mental", comentaba Natalia Rudenko.

"Todo el mundo tiene que ver esto y tienen que llevarlo ante la justicia", insistía.
La afluencia de curiosos provocó un enorme atasco en la carretera de acceso a la residencia y una cola interminable delante del imponente pórtico de hierro forjado de la propiedad.

"No os preocupéis, que todo el mundo podrá entrar. Es bastante grande para todos vosotros", gritaba con megáfono un militante opositor encaramado a una columna.
Los visitantes son advertidos de la posible presencia de minas en la hierba y contra los "provocadores" que vengan a degradar el lugar.

"Bienvenidos a Ucrania", decía a la multitud cuando pasaba delante de él.
Protegida pocas horas antes por guardias de élite, la propiedad, de una extensión no divulgada, pasó a estar controlada por un servicio de orden de la oposición a Yanukovich. Patrullaban el lugar e impedían el acceso al interior del edificio para evitar saqueos.

Los recién llegados eran acogidos en la entrada por un panel: "Visitantes, no destruyan las pruebas de la arrogancia de los ladrones".

El edificio principal, estilo palacio barroco, es todo de mármol, con iconos recubiertos de oro, armaduras antiguas. Algunos cartones por el suelo sugieren una salida precipitada.

Entre divertidos y furiosos, algunos posaban delante de falsas columnas griegas, o fotografiaban con los teléfonos, la colonia de faisanes de colección del dueño, algunos importados de Sumatra o Mongolia.

Recorrían kilómetros a pie para contemplar el helipuerto, los establos, un garaje que contiene un museo de vehículos militares soviéticos.

"Mamá, ¿dónde están los lavabos de oro?", preguntaba un niño de 5 años a su madre, que se estaba mostrando una sala de banquetes acondicionada en un falso galeón de la época isabelina.

"Yo también quiero un barco pirata como este", exclamaba el niño.
"No te preocupes, ya hemos requisado éste", le contestaba su madre.
Algunos visitantes conservaban vivas las imágenes de los violentos choques que han dejado decenas de muertos esta semana en Kiev y transformado su centro en zona de guerra.

"Esto refuerza la impresión de que valía la pena", señalaba Bogdan Pantchichin, un comerciante de Lviv (oeste).
"Si las cien personas muertas pudieran ver esto, creo que dirían lo mismo", añadía.

Estupefactos ante lo que habían visto, los visitantes especulaban acerca de la magnitud de la fortuna del presidente destituido.
"esta mansión, este jardín, tanto lujo...", repetía Viktor Kovaltchuk, un mecánico, mientras su mujer asentía, sonada.

"Deberían transformar esto en un hospital, en un orfanato o en algo para las personas heridas en las manifestaciones", sugería el mecánico.
"De cualquier modo, esto tiene que volver al pueblo. Lo construyeron con nuestro dinero, nos lo tienen que devolver".

En Moscú, donde Yanukovich era considerado un estrecho aliado, el presidente de la comisión parlamentaria de Asuntos Exteriores de la Duma (cámara baja del Parlamento ruso), Alexei Puchkov, deploró la suerte del presidente ucraniano.

"Dejan entrar a cualquier en la residencia de Yanukovich, Mejiguiria, en las afueras de Kiev: él huyó, su guardia huyó, el personal de su residencia huyó (...) triste final para un presidente", tuiteó. 

sábado, 1 de febrero de 2014

CIUDADANOS TIENEN EN SUS MANOS CURA CONTRA LA CORRUPCIÓN

Tomado de esglobal
 DEPENDE: ¿LA CORRUPCIÓN TIENE CURA?
Su solución está en gran medida en manos de los ciudadanos.
Por Alejandro Salas
“Los países, cuanto más pobres, más corruptos”
No necesariamente. No existe una correlación directa entre pobreza y corrupción. El fenómeno de la corrupción es muy complejo y multidimensional. Tiene que ver con valores, creencias, normas, reglas, instituciones, etcétera. Si miramos a Iberoamérica, por ejemplo, estudios como el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia International, publicado en 2013, que mide las percepciones de corrupción en el sector público de los países, muestran a Venezuela y Argentina como dos de los peor calificados, sin embargo, ninguno de los dos es de los más pobres. Más bien, habría que poner el énfasis en la fortaleza o la debilidad de la institucionalidad democrática.
Cuando el ejecutivo de un país domina a los otros poderes del Estado; cuando las fiscalías, contralorías, tribunales electorales y otros viven bajo el mando de uno de los poderes, por ejemplo, del Ejecutivo; cuando la prensa no es independiente o está concentrada en manos de unos pocos; cuando los políticos deben favores a grupos económicos poderosos que financian sus campañas; cuando lo que aprenden los niños sobre ética y valores en la escuela no se practica en casa, y cuando la población es pasiva y solo participa de la vida pública el día de las elecciones, hay un campo fértil para la corrupción. Por ello, la correlación entre pobreza económica y corrupción no es lo fundamental. Se trata más bien de un tema de riqueza o pobreza institucional y de participación ciudadana.

“Todos los políticos son corruptos, por eso nada va a cambiar”
Falso. No todos los políticos son corruptos ni la política es un mal oficio. Tampoco es cierto que nada vaya a cambiar. La política es parte esencial de la vida democrática y de la convivencia en Estados modernos. Hay muchos políticos que hacen las cosas bien y que quieren hacer más. Es necesario que nosotros como ciudadanos los identifiquemos y los apoyemos.
En España, de acuerdo al Barómetro Global de la Corrupción, muy pocos ciudadanos han pagado sobornos para acceder a trámites o servicios públicos, más bien los encuestados identifican como las instituciones más plagadas de corrupción a los partidos políticos (8 de cada 10 españoles) y al Parlamento (7 de cada 10). Estas son dos instituciones clave para una democracia sana, entonces es ahí donde hay que centrar esfuerzos.
Hay que dejar de votar por los corruptos, por aquellos que han estado involucrados en actos indebidos. Es asombroso, independientemente del país o de la ideología del partido político, que se siga votando por alcaldes, diputados y otros que son conocidos por los abusos de poder y delitos de corrupción como fraude, evasión fiscal, enriquecimiento ilícito o que simplemente no hacen más transparente la información sobre ellos a los votantes.
Usemos un ejemplo sencillo. Si tengo que llevar mi automóvil a reparar, ¿lo llevo al mecánico que sé que en las últimas tres ocasiones me cobró muy caro y el coche se volvió a estropear una semana más tarde, o busco un mecánico nuevo en quien pueda confiar? La respuesta es obvia. Entonces, ¿por qué no aplicamos la misma lógica a los políticos y a los partidos y dejamos de apoyar a los que tienen malos antecedentes? El voto es la primera y más accesible herramienta que tienen los ciudadanos para sancionar a los corruptos.

 “En España y América Latina existe mucha corrupción, es una cuestión cultural”
Depende. Si entendemos cultura como una región geográfica con ciudadanos con orígenes, historia y otros elementos comunes, como podría ser Iberoamérica, definitivamente no. Los ciudadanos de España, Perú, Costa Rica, Brasil o Argentina, por ejemplo, no son por nacimiento o cultura más o menos corruptos que los de los Balcanes, Asia Central, Escandinavia o el Norte de África.
Cuando miramos los resultados del más reciente Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia International vemos que Estados como Uruguay y Chile obtienen calificaciones muy positivas, a la par de países como EE UU, Irlanda y Francia, incluso por encima de Austria o Estonia. Por el contrario, otros países de la región como Venezuela o Paraguay están en la parte más baja de la tabla, peleándose las últimas posiciones con Angola, Congo, Myanmar o Yemen, solo por nombrar algunos. España es un país de media tabla, obtiene una calificación de 59, donde 100 es un país percibido como muy limpio y cero como muy corrupto.
La corrupción ha estado presente en la historia de la humanidad y se ha manifestado en las diversas sociedades. Por ello, más que un tema de cultura en el sentido más amplio de la palabra, es importante entender aspectos puntuales que se repiten ampliamente en una sociedad y se transmiten y replican a través del tiempo. Por ejemplo, el nivel de tolerancia que ciertas sociedades muestran a la corrupción. Ahí sí se observa que en varios países de América Latina existe un alto grado de tolerancia.
En México, por ejemplo, existe la figura del coyote, un individuo que ronda las oficinas donde hay que hacer trámites con la administración pública como son las licencias, pasaportes, etcétera. El coyote te da un servicio, hace que el trámite sea más rápido y sencillo, y esto lo hace gracias a sus amigos en la burocracia o al pago de sobornos. Esta es una manifestación de la corrupción. Muchos utilizamos sus servicios porque nos sirve, nos conviene no perder el tiempo. Es decir, demandamos el servicio y ellos proveen. Se podría decir, entonces, que en México está muy difundida la cultura del coyote como un facilitador de trámites para el ciudadano.
Esto no se da solamente a nivel personal y en trámites puntuales, ¿qué pasa cuando a pesar de haber sido descubierto que el ex presidente peruano Alberto Fujimori estaba en el centro de una red de corrupción que capturó al Estado durante diez años, un alto porcentaje de la población le sigue apoyando? Estamos, sin darnos cuenta, premiando al corrupto. Estos y muchos otros ejemplos son expresiones de esa tolerancia a la corrupción. La tolerancia y la resignación son elementos que sí determinan que en ciertas sociedades esté más extendida esta lacra que en otras.

“España ha demostrado ser uno de los países más corruptos del mundo”
No se sabe, pero no es lo más relevante. Al ser un fenómeno que se maneja en secreto, no existen mediciones que te permitan decir exactamente que un país es más corrupto que otro. Es más, aunque existieran dichas mediciones, en el fondo tampoco es lo importante. ¿De qué serviría saber si Noruega o Francia son países más o menos corruptos que España? Lo importante es identificar que hay un problema, cómo se manifiesta, cuáles son sus causas y a partir de ello atajarlas. Es en esto último donde se vuelve importante mirar a otros Estados, para aprender de aquellos que han hecho las cosas bien.
Tampoco nos hagamos una idea falsa en cuanto al incremento reciente de la corrupción, es decir, la corrupción no es nueva, no es un fenómeno que surge en los últimos dos o tres años o que va de la mano con la crisis económica. La corrupción siempre ha estado presente, con mayor o menor énfasis en algún sector u otro. Lo que muchas veces sucede es que en épocas de bonanza económica suele ser un problema secundario para los ciudadanos, es decir, existe en el fondo una falta de interés basada en el pensamiento “mientras algo no me afecta directamente, no me importa”. A raíz de la crisis económica, que tuvo vinculaciones con temas de corrupción, ahora a todos parece molestarnos. En gran medida, los ciudadanos somos responsables, ya que la dejamos florecer durante mucho tiempo, ahora juntos debemos frenarla.
Hay que aprovechar de manera positiva el descontento. El Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia International de 2013 muestra que el 60% de los españoles creen que los ciudadanos comunes pueden hacer algo en la lucha contra la corrupción.

“La corrupción es incurable, hay que aprender a vivir con ella”
Para nada. Definitivamente se puede cambiar. Los ciudadanos no tienen que aceptar y resignarse a vivir con la corrupción. Hay que reducir la tolerancia hacia estas actividades y trabajar en generar cambios. Además, hay que ser realistas, esto no es tarea solamente de un presidente o de un solo individuo. Se necesita de alianzas entre los ciudadanos y los sectores público y privado.
Hay que empezar por entender que la corrupción, por más pequeña que parezca, tiene consecuencias muy severas. Por ejemplo, si se le da un soborno a un inspector de una municipalidad para que me deje operar un club nocturno sin las medidas de seguridad en regla, el día que hay un incendio y fallecen varios jóvenes, el origen del problema fue, en gran medida, ese soborno. Es responsabilidad de todos entender que un acto indebido, por más mínimo que parezca, tiene consecuencias.
También hay que fortalecer y mejorar las reglas e instituciones que previenen y castigan la corrupción. Necesitamos leyes que permiten el acceso a la información, mejores sistemas de compras públicas, más esquemas de gobierno electrónico, controles efectivos y autónomos por parte de las instituciones responsables del control y auditoria, entre muchas otras.
Además, es clave contar con ciudadanos que activamente demanden transparencia. La democracia no se vive solamente el día de las elecciones, es ahí donde empieza. Es necesario vivir en democracia pidiendo rendición de cuentas de los políticos que elegimos y a los funcionarios, cuestionándolos cuando no estamos de acuerdo.
Finalmente, y este es un elemento clave, es preciso que exista el castigo a los corruptos. La impunidad se da cuando no se castiga a alguien que ha cometido una falta. Lamentablemente, con los casos de corrupción esto sucede con frecuencia. Quienes tienen los medios o la capacidad de evitar el castigo, ya sea por su influencia, recursos financieros o porque conocen bien las debilidades del sistema, suelen evadir el castigo o negociar uno mucho menor al que correspondería en proporción al daño cometido.
Es imperante que no les permitamos salirse con la suya. De otra manera, no existe un incentivo para ir por el buen camino, para que aquellos que están en posición de corromperse se inhiban. Cuando empecemos a ver a más corruptos que son castigados, ya sea formalmente por las instituciones encargadas de impartir justicia o por la población, a través de medidas simples como dejar de votar por ellos si son políticos, dejando de comprar sus productos y servicios si son empresas, o simplemente marginándolos socialmente, habremos dado grandes pasos en el duro camino para eliminar la corrupción.
Por todo esto, no es sorprendente que en la más reciente medición de percepción de la corrupción de Transparencia Internacional España haya sido uno de los países, junto con Siria, que más retrocedió. A pesar de los escándalos frecuentes y las denuncias, hay muy pocos castigos, muy pocos cambios profundos e incluso se promovió una reforma a través de la Ley de Transparencia, aprobada el noviembre pasado, que se queda muy corta ante las necesidades actuales del país.

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