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sábado, 13 de junio de 2015

En Argentina, Brasil y Venezuela la corrupción y las falacias de las estadísticas ahuyentan la inversión

Tomado de Infobae
"La corrupción y las verdades a medias, en especial en estadísticas, frenan inversiones"


Por Gabriela Esquivada

Sebastián Edwards, chileno titular de la cátedra Henry Ford II de Economía y Comercio Internacional en la Universidad de California, analizó para Infobae las realidades en Argentina, Venezuela y Brasil


Sobre Venezuela: "Un país sofocado por el autoritarismo, las carencias económicas y la desesperanza".

Sobre Argentina: "Las empresas no invierten y los individuos compran dólares. Una receta para el desastre".

Sobre Brasil: "Un país atrapado entre la corrupción y las malas políticas económicas".
Edwards es un especialista en la región. Entre 1993 y 1996 fue economista en jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial; mucha de su extensa obra académica se ha ocupado del tema: Left Behind: Latin America and the False Promise of Populism (2010), The Decline of Latin American Economies (2007), The Economics and Political Transition to an Open Market Economy: Colombia (2001), Anatomy of an Emerging-Market Crash: Mexico 1994(1997), Labor Markets in Latin America: Combining Social Protection with Market Flexibility (1997) y Crisis and Reform in Latin America: From Despair to Hope (1995), entre muchos otros.

Su trabajo más reciente sobre los países latinoamericanos, Left Behind (Quedarse atrás: América Latina y las falsas promesas del populismo), mostraba el optimismo que hace cinco años todavía causaba la región, porque en promedio había crecido de modo rápido y por primera vez en mucho tiempo no se la asociaba a la palabra crisis. También alertaba sobre los riesgos de basar esa mirada positiva en factores económicos volátiles. El libro clasificaba a los países latinoamericanos en tres categorías: los que estaban despegando, integrándose al mercado global; los nostálgicos de políticas económicas antimercado, y los que están a mitad de camino entre un modelo neoliberal y uno populista.

El profesor Edwards dialogó con Infobae sobre lo que sucedió en estos cinco años y cómo cambiaron esas economías.

-En vista de la evolución de Venezuela, Argentina y Brasil, ¿sigue pensando igual, o nuevamente observa una relación entre crisis y crecimiento en América Latina, y se repetirá el ciclo de alta ganancia y alta volatilidad?
La historia de la región latinoamericana es la historia de dieciocho países diferentes, por lo que es difícil generalizar. Hay países a los que les va mejor que a otros. Dicho esto, es verdad que ha habido un bajón en casi todas las naciones. Eso era predecible y muchos analistas lo dijimos en su momento. La bonanza latinoamericana se basó, en casi todos los lugares, en un boom de los precios de los commodities. Con la caída de los precios de exportación ha caído el crecimiento. Left Behind era un llamado de atención a los políticos locales, en el sentido de que toda experiencia populista termina mal. La historia reciente de un puñado de países de la región —incluyendo la Argentina— lo confirma en forma absoluta.

-¿Cuál ha sido la modificación mayor en el mapa de los tres grupos en los que dividió a los países latinoamericanos?
En ese libro dije que la gran duda era qué iba a pasar con Brasil. Es triste, pero irrefutable: Brasil ha caído del grupo de los que estaban despegando y hoy se encuentra entre los menos dinámicos, los más vulnerables y con mayores complicaciones. Es un país atrapado entre la corrupción y las malas políticas económicas.
-¿Qué lecciones ofrece el caso brasileño?
Tres. La primera: la inflación es un enemigo decidido de la buena performance económica. La segunda: no basta con controlar la inflación. La estabilidad es una condición necesaria para crecer y progresar, pero no es suficiente: se requiere además de reformas que promuevan la productividad y el empleo. (La reforma laboral del primer ministro francés, Manuel Valls, reafirma este punto). La tercera lección es que el tamaño es importante. Un país grande siempre atrae inversiones. La pregunta es cómo hacer para que estas sean óptimas. Estas lecciones también se aplican a Argentina, Venezuela y Nicaragua.
"MADURO ES UN ENERGÚMENO CON AMBICIONES DE TIRANO"

Después de estudiar durante décadas la economía moderna de América Latina, el profesor Edwards ha sintetizado que no es una exageración definirla como una combinación de crisis, crecimiento modesto, desigualdad y pobreza.
También advierte ciclos: si durante los tardíos 80 y los 90 muchos países de la región encararon reformas promercado, por efecto de su propia implementación y de la imbricación profunda del mundo global (por el cual lo que sucede en una punta del planeta afecta al resto) hubo crisis en México (1994), Brasil y Ecuador (1999), Argentina (2001), Uruguay (2002), República Dominicana (2003).
El crecimiento escaso, el desempleo creciente y el deterioro del tejido social causaron frustración y escepticismo. Algunos países se inclinaron por gobiernos entre reformistas y populistas, que adaptaron algunas de las medidas de la década neoliberal o inclusive dieron marcha atrás con éstas.
 - Hace cinco años le preguntaron qué está mal de los populismos. "Todo", respondió entonces ¿Revisaría algunos puntos hoy?
Sigo diciendo lo mismo: no hay nada rescatable en el populismo. Ahora lo digo en forma más enfática y terminante. El populismo no es sólo una catástrofe económica, sino que además termina siendo profundamente antidemocrático.
-En vida del presidente Hugo Chávez usted vaticinó que el neopopulismo en Venezuela tendría más consecuencias negativas que las aparentes. ¿Qué porvenir le ve al presidente Nicolás Maduro?
Maduro es un energúmeno con ambiciones de tirano. El populismo tiene un ciclo perverso y trágico: genera una euforia en el corto plazo y luego vienen el derrumbe, la frustración y la crisis. Los que pagan son siempre los más pobres. Lo vemos en Venezuela, un país sofocado por el autoritarismo, las carencias económicas y la desesperanza. El alto precio del petróleo hizo que la fase ascendente del ciclo fuera más larga que en otras experiencias. Pero al final la lógica de la historia se impuso.

ARGENTINA, "EL EPÍTOME DE LA CRISIS LATINOAMERICANA"

En su libro, el profesor Edwards —también asesor económico durante la gobernación de Arnold Schwarzenegger en California, Estados Unidos, y miembro del Comité de Consejo Científico del Instituto Kiel de Economía Mundial, basado en Alemania— sólo destaca positivamente el proceso en Chile, anuncia la crisis de Venezuela y ubica a algunos países como Colombia, Costa Rica y Perú entre los que pueden avanzar hacia la integración global con reformas de mercado.
Se mostró menos esperanzado con el caso Argentino. No sólo porque se encontraba dando clases en Buenos Aires durante 2001, poco antes de la gran crisis económica de diciembre que derivó en un peligroso resquebrajamiento institucional, sino porque ve en Argentina una síntesis de la historia económica de América Latina como una sucesión de crisis.

"Eso es así, desafortunadamente. Argentina es, sin dudas, el país más sofisticado de la región. Pero, al mismo tiempo, está capturado por una clase política mediocre y un tanto paranoica. Hay una idea generalizada de que en el mundo entero quiere perjudicar a la Argentina. Esta idea de una conspiración global ha llevado a los políticos argentinos a tomar atajos una y otra vez, a través de las décadas. El problema es que la política de los atajos lleva a crisis recurrentes", afirmó.
-¿Diría que ya atraviesa otra crisis o que se avecina otra?
Argentina es uno de tan sólo dos países en la región donde hay mercado negro de dólares; el que se le llame "azul" es una tontería. La sola existencia de este mercado negro demuestra que Argentina ya entró en la etapa de la crisis. La única pregunta pertinente es cómo va a ser la salida: si costosa o si muy costosa.
-¿Cuáles son los elementos más graves, tanto en la política económica como en el plano institucional?
Hay una carencia de certidumbre y de reglas de juego claras y estables. Ante esta realidad las empresas no invierten y los individuos compran dólares. Una receta para el desastre. La corrupción y las verdades a medias —especialmente en el área de las estadísticas— frenan las inversiones extranjeras. Esto es grave, ya que impide que se produzca la requerida transferencia de nuevas tecnologías. Entre los aspectos más importantes para generar inversiones extranjeras están la seguridad jurídica, el proceso de resolución de conflictos, la existencia de sistema judicial probo y honesto, y el respeto a los derechos de propiedad.

"EL POPULISMO NO ES SÓLO UNA CATÁSTROFE ECONÓMICA, SINO QUE ADEMÁS TERMINA SIENDO PROFUNDAMENTE ANTIDEMOCRÁTICO"

Edwards ha destacado en sus trabajos que no conviene confundir a la izquierda en general con el populismo. En Amércia Latina hay una nueva izquierda que considera moderna, como opuesta a la izquierda populista al estilo venezolano. Sus ejemplos centrales ha sido dos presidentes chilenos: Michelle Bachelet y Ricardo Lagos. Ambos son tan antipopulistas como él y en sus políticas modernas radica el éxito económico de Chile, cree el académico.
-Su país permanece como la estrella del sur. ¿Cómo cree que puede afectar el tema de la corrupción reciente, que la presidente Bachelet encaró prontamente?
Es un problema muy serio, sin duda. Sin embargo tiene un lado positivo. Con el éxito económico ha surgido una clase media exigente, que aspira a más y más. Entre otras cosas quiere transparencia y un fin a la corrupción. Otro aspecto positivo es que la competencia entre los medios ha hecho que sea imposible —como lo era en el pasado— esconder los escándalos.

-Usted dijo que el desafío de Chile era la modernización: que una cosa es tener buenos indicadores económicos y otra es ser un país moderno. ¿Qué puntos marcan la diferencia?
Un país moderno es tolerante, inclusivo y da igualdad de oportunidades; tiene igualdad de género, competencia verdadera entre las empresas y un motor económico basado en la innovación y los avances científicos. En estos temas Chile sigue retrasado.
Como derivado de sus estudios y de sus trabajos de consultoría para numerosas instituciones multilaterales, gobiernos y corporaciones internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el profesor Edwards ha cifrado el futuro de América Latina en tres factores: buenas políticas económicas, instituciones fuertes y educación. Otros economistas, como Gavin Serkin, autor del libro Frontier, sobre mercados fronterizos, destacan otros elementos y la región resulta menos atractiva.

-¿Cómo ve el porvenir económico latinoamericano? Muchos mercados fronterizos, como algunos países africanos o Vietnam, por ejemplo, son más atractivos para los inversores.
África es, efectivamente, la frontera. América Latina es (o debiera ser) la clase media. Son realidades diferentes, ambas con atractivos para los inversionistas. Nuestra región compite con países como Turquía (que después de las elecciones enfrenta cierta inestabilidad) y no con África.


sábado, 3 de enero de 2015

Extirpar la corrupción y Ajuste Económico promesas repetidas de Roussef en su segundo mandato

Tomado de RFI


Dilma Rousseff anuncia ajustes económicos y promete "extirpar" la corrupción

La presidenta brasileña, que asumió este jueves su segundo mandato, prometió tomar medidas para "extirpar" la corrupción ante el escándalo que enloda a la empresa estatal Petrobras y anunció ajustes económicos para enfrentar la desaceleración. Un programa de austeridad que, aseguró, no restará sus beneficios a los más pobres.
Este segundo mandato de Dilma Rousseff y cuarto consecutivo de un gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) se inició con dos palabras clave en Brasil: lucha contra la corrupción y ajustes económicos.

"Estoy proponiendo un gran pacto nacional contra la corrupción que involucre a todas las esferas del gobierno y todos los núcleos de poder, tanto en el sector público como privado", afirmó la presidenta y exguerrillera Dilma Rousseff al jurar ante el Congreso.

La mandataria prometió investigar con rigor los hechos de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil y su mayor inversionista, y "extirpar" esa práctica. Treinta y nueve personas están siendo procesadas por la justicia tras destaparse una red de corrupción que habría servido a empresas constructoras para pagar sobornos y así conseguir contratos con Petrobras. Y varios políticos aliados del gobierno podrían verse involucrados.

Concretamente, Rousseff enviará en los próximos seis meses un paquete de medidas para agilizar los juicios y endurecer las penas de los condenados por corrupción en el sector público como privado.

Un exbanquero a la cabeza de Hacienda

La presidenta también anunció que aplicará medidas de ajuste económico para enfrentar el débil crecimiento que experimenta Brasil desde hace varios años y que se perfila nuevamente para el 2015. En los últimos cuatro años, el PIB de Brasil pasó de crecer en un 7,5% en 2010 a una previsión cercana a cero en 2014. Y en 2015 solo se espera un leve despegue de un 0,5%.

El gobierno brasileño buscará poner orden en las finanzas, reducir gastos y recuperar la confianza de los mercados para atraer más inversiones. Un programa de ajuste que llevará a cabo un liberal ortodoxo, el exbanquero Joaquim Levy, cuyo nombramiento a la cabeza del Ministerio de Hacienda hace unos días fue la primera señal de austeridad.

Sin embargo, a pesar de estos ajustes, Dilma Rousseff aseguró que su gobierno no renuncia a sus compromisos con los más pobres: "Vamos a derrotar la falsa tesis de que hay un conflicto entre ajuste económico y preservación de los avances sociales". Y prometió que la educación será la "gran prioridad" de su segundo mandato, para mejorar el sistema educativo de Brasil que muchos consideran deficiente.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Las 2 caras de Pelé: como futbolista, un crack; retirado del fútbol, callado es un poeta

Tomado de BBC Mundo

Los brasileños que dejaron de querer a Pelé

El "rey del fútbol", que acababa de superar un problema serio de salud, es ídolo de muchos en su país pero también ha recibido varias críticas recientemente


Una pancarta entre muchas llamó la atención en una protesta contra el Mundial de Fútbol de Brasil este año, un mes antes del inicio del torneo, en Río de Janeiro. Tenía una foto de Pelé y una leyenda escrita a mano: “Traidor del siglo”.

No fue esa la primera vez que Edson Arantes de Nascimento, el “rey del fútbol” que le dio nada menos que tres copas del mundo a Brasil, recibía una acusación así en su propio país.
Más de una década antes lo había acusado de traidor otro grande del balompié brasileño, el ya fallecido Sócrates.
De hecho, Pelé ha sido objeto de diversas críticas de sus compatriotas a medida que sus goles y jugadas majestuosas se volvieron algo cada vez más lejano en el tiempo.

Claro que, como se vio en su reciente internación hospitalaria por una infección del riñón que hizo temer por su vida, Pelé sigue siendo querido por buena parte de la sociedad brasileña.

Su estado de salud fue seguido de cerca por fanáticos de Brasil y todo el mundo, y el exfutbolista de 74 años agradeció esas muestras de cariño antes de dejar el hospital bromeando con que está listo para competir en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
Pero algunos brasileños simplemente parecen haber dejado de quererlo.
Juca Kfouri, un destacado periodista deportivo brasileño que ha tenido una relación estrecha con Pelé, al punto que dice haber sido él quien lo recomendó al expresidente Fernando Henrique Cardoso para que fuera su ministro de Deportes en los años 90, sostiene que existe “una imagen al menos dividida” del exfutbolista.
“La distinción, que él mismo hace, es entre Edson y Pelé: Edson es un hombre común con defectos y virtudes como cualquier otro, Pelé es una entidad aparte, el mayor atleta del siglo XX”, señala Kfouri a BBC Mundo.

“Y esa ambigüedad quedó”, agrega.
Pero, ¿por qué?
Master y Viagra

Aunque menos polémico que Diego Maradona, su rival argentino en la liza para ser el mejor futbolista de todos los tiempos, a Pelé le han achacado faltas en el ámbito público y en su vida privada.

Después de retirarse de las canchas en 1977, Pelé se consolidó como una figura emblemática de la magia del fútbol —y los negocios asociados al mismo.

Su cara fue estampada en millones de tarjetas de crédito MasterCard alrededor del mundo, se volvió símbolo de Coca-Cola en Brasil y la región, y hasta hizo publicidad de Viagra (aunque aclaró que no necesitaba tomarlo).

Promover marcas es algo que cualquier deportista hace en estos días, pero en el caso de Pelé eso ocurría mientras surgían críticas a su relación con el oscuro poder del fútbol.

Cuando Sócrates lo tachó de traidor en 2001, fue porque se había abrazado con el entonces presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, después de haberlo acusado de corrupción.
“Es blanco”

En la ola de manifestaciones contra los enormes gastos del Mundial que sacudió a su país el año pasado, Pelé irritó a muchos al pedir suspender las protestas hasta después del torneo para evitar que estorbasen un “momento importante para promover a Brasil”.
La frase evocó a algunos otro comentario que realizó en plena dictadura brasileña (1964-1985), cuando surgían reclamos por el derecho al voto y Pelé comentó que su pueblo no sabía votar.
En septiembre se involucró en otra polémica al discrepar con Aranha, guardameta del Santos, su histórico club, por haber reaccionado contra el racismo de hinchas de Gremio, que lo trataron de mono en un partido.
Pelé recordó entonces, durante un acto de un patrocinador, que en sus tiempos de jugador le gritaban “de todo” y dijo: “¿Ustedes oyeron algo de racismo? No, porque no le dábamos atención”.
El exfutbolista se ha declarado partidario de combatir el racismo e hizo campañas a favor de los niños pobres, pero para algunos su propia historia personal de negro de origen humilde ha perdido fuerza.
“Pelé al lado de un negro pobre es blanco”, sostuvo el antropólogo brasileño Roberto da Matta en el portal G1 de Globo, tras su comentario por las ofensas a Aranha.
Entre los representantes de los negros que reprendieron a Pelé en ese momento estuvo el abogado Hédio Silva Junior, exsecretario de Justicia de São Paulo, quien le advirtió que “combatir el racismo sin mostrarlo es una posición un tanto esquizofrénica”.
“Un susto”

Las controversias se han vuelto hace rato parte de la vida de Pelé.
Las ha tenido con otros ídolos de la Seleção como Romario, quien en su momento le lanzó una frase que se volvió muletilla para criticarlo: “Pelé, callado, es un poeta”.

Alex Bellos, un periodista que ayudó a escribir una autobiografía del eterno 10, opinó días atrás en BBC Brasil que “Pelé ya no es tan especial dentro de Brasil como sigue siendo especial para el mundo”.
“Es apenas un jugador de fútbol y no debería ser valorado con los mismos criterios que un político o un intelectual público. Pero lo es. Y, por eso, es inevitable que cuatro décadas después de haber colgado los botines, las personas todavía se irriten y hastíen con él”, escribió Bellos.
Kfouri cree que eso tiene que ver con la “poca formación” de Pelé para posicionarse en temas de la vida nacional, pero también con su recordada negativa a reconocer una hija suya hasta que perdió una larga batalla judicial y su paternidad fue comprobada en un examen de ADN.
Según Kfouri, se trata de una historia mal contada ya que el exfutbolista “fue víctima de chantaje” de personas que rodeaban a la hija, pero el estigma que le quedó a Pelé se agravó después que ella muriera de cáncer en 2006, tras iniciar una carrera política.

El periodista asegura que, en el trato personal, Pelé es alguien “encantador” y de “una humildad ejemplar”, y dice que quizá aún pueda recuperar parte del afecto popular perdido.
“Con la cuestión de salud que tuvo ahora, por primera vez Brasil se dio cuenta de que O Rei es mortal”, asegura Kfouri. “Y creo que Brasil se llevó un susto”. 

domingo, 26 de octubre de 2014

Brasil eligirá hoy su próximo presidente

Tomado de BBC Mundo 

Rousseff vs. Neves: ¿qué efectos tendrá la elección de Brasil para A. Latina?

Brasil decide este domingo en las urnas si su gobierno sigue en manos de la presidenta Dilma Rousseff o pasa al opositor Aécio Neves, una encrucijada que determinará cómo este país gigante se relaciona con sus vecinos en los próximos cuatro años.

Por Gerardo Lissardy
Casi 143 millones de brasileños están llamados a votar en este balotaje presidencial, considerado uno de los más parejos y ásperos desde el fin del régimen militar en 1985.
Las principales encuestas antes del inicio de la votación sugieren que Rousseff, de 66 años, puede llegar con una ventaja de pocos puntos para darle un nuevo triunfo al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), en el gobierno desde 2003.
Pero el sondeo de Datafolha divulgado el sábado marcó un empate técnico ya que la diferencia de cuatro puntos está en el límite de su margen de error. Esto deja abierta la posibilidad de un triunfo de Neves, de 54 años y líder del centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Si bien ambos exponen planteos similares en temas como los programas de ayuda social, en la campaña tuvieron fuertes choques por denuncias de corrupción y el manejo de la economía.

La política exterior es uno de los puntos donde los candidatos más difieren, sobre cómo Brasil se coloca en el mundo y en especial con los vecinos sudamericanos
Paulo Velasco, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Candido Mendes
Un área con discrepancias profundas es la relación política y comercial de Brasil con otros países: Neves plantea cambiar la prioridad estratégica que Rousseff y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva le dieron a la región, y explorar acuerdos en otras zonas.
"La política exterior es uno de los puntos donde los candidatos más difieren, sobre cómo Brasil se coloca en el mundo y en especial con los vecinos sudamericanos", dijo a BBC Mundo Paulo Velasco, experto en relaciones internacionales de la Universidad Candido Mendes, con sede en Río de Janeiro.
"Potencia"
Para un país como Brasil, que se ve a sí mismo como un líder regional y una potencia global emergente, la cuestión de la política externa tuvo llamativamente escasa importancia en la campaña.
Las principales polémicas se centraron en asuntos domésticos como las denuncias de sobornos en la petrolera estatal Petrobras y otros escándalos que salpican a ambos partidos, o la gestión de Neves gobernando Minas Gerais entre 2003 y 2010.
Sin embargo, las diferencias respecto a cómo moverse en el mundo quedaron claras en sus propuestas sobre temas que van desde Argentina hasta Cuba.
La presidenta ha defendido la política de relaciones "sur-sur" de su gobierno y la estrategia de promover negocios para las empresas brasileñas en América Latina y África.
En uno de los debates antes de la primera vuelta electoral del domingo 5, Rousseff sostuvo que Brasil "asume la responsabilidad de ser la mayor potencia regional" latinoamericana.
"Brasil antes miraba a los países desarrollados y ahora mira a América Latina, África y tiene relación con los BRICS", dijo en referencia al grupo de potencias emergentes que incluye a China, Rusia, India y Sudáfrica.
Su programa de gobierno plantea fortalecer organizaciones que Brasil construyó en los últimos tiempos de espaldas a Washington, como la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y la Comunidad de los Países de América Latina y el Caribe (Celac).
"Hoy Brasil se coloca en el mundo a partir de Sudamérica, con relaciones muy estrechas con todos los vecinos", dijo Velasco.
"Eso seguramente cambiaría (en un gobierno de Neves), especialmente con los países que están más a la izquierda del espectro político. Entonces el cambio no sólo sería económico", agregó.

Las boletas electorales están listas
Argentina y Venezuela
Neves sostiene que la política exterior del gobierno de Rousseff ha dado prioridad a la "ideología" al tratar con gobiernos de la región como Venezuela o Argentina.
Su propuesta es cambiar eso y salir a buscar con mayor determinación acuerdos con Estados Unidos, Europa y Asia, como lo hicieron Chile, Perú, Colombia y México en la Alianza del Pacífico.
"Debemos mantener las buenas relaciones con nuestros vecinos, pero no podemos permitir, como ocurrió en estos últimos dos años, por ejemplo, que la posición de Venezuela y Argentina le impida a Brasil avanzar en acuerdos con otras regiones", dijo Neves esta semana.
Su propuesta es "flexibilizar" las reglas del Mercosur, el bloque comercial que Brasil integra con Argentina, Venezuela, Uruguay y Paraguay, que exigen que cualquier negociación con terceros países debe ser aceptada por el resto de los socios.
Según analistas, esto supondría renunciar a la idea del Mercosur como una unión aduanera y dejarlo apenas como una zona de libre comercio, con menos compromisos comunes.
Rousseff afirmó que tal estrategia amenaza la integración regional. "Si miras la política externa propuesta (por Neves), el Mercosur no es más importante, volvemos las espaldas para América Latina entera", sostuvo hace unos días.
Thiago de Aragão, principal analista para la región de Arko Advice, una consultora basada en Brasilia, descartó que Neves sea contrario al Mercosur, pero dijo que sí tendría "menos paciencia" con Argentina ante el incumplimiento de compromisos del bloque.
"Sería más pragmático en política externa y ese pragmatismo podría traer algunas rupturas", indicó Aragão a BBC Mundo.
Créditos regionales
Neves también reclama más exigencias a países vecinos productores de drogas, lo que muchos aquí interpretan como una alusión a Bolivia, donde se genera buena parte de la cocaína que llega a Brasil.
Por otro lado, el candidato opositor ha puesto la mira en acuerdos recientes con Cuba, reclamando mejores salarios para miles de médicos de la isla que llegan a Brasil o cuestionando el papel brasileño en la remodelación de un puerto al oeste de La Habana.
En el último debate con Rousseff el viernes, Neves calificó de "secreto" el acuerdo para financiar con unos US$800 millones la obras del puerto Mariel y preguntó por qué se hacían favores a un país "que no respeta siquiera la democracia".
Rousseff respondió que el financiamiento del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), una institución estatal brasileña, no fue a Cuba sino a una empresa constructora de Brasil para generar miles de empleos.
El BNDES se volvió en los últimos años una gran fuente de créditos para obras de infraestructura de las principales constructoras brasileñas a lo largo y ancho de la región.
Esos préstamos crecieron más de 1.000% entre 2001 y 2010, algo que algunos atribuyen a una estrategia de Brasilia para ganar poder e influencia.
Sin embargo, Aragão anticipó que esto sí cambiaría durante un nuevo mandato de Rousseff.
"Hoy la prensa, la sociedad y la oposición están mirando con mucho más detalle las operaciones del BNDES con algunos países, principalmente por cuenta del puerto Mariel", dijo.
"El BNDES tendría que actuar de una forma mucho más discreta, precisa y pragmática en un gobierno de Dilma", concluyó.