Tomado de The Wall Street Journal
Una vista aérea del monumental estadio Mané
Garrincha en Brasilia.
El gran estadio Mané Garrincha en Brasil
levanta sospechas
A un costo final de US$900 millones, el Mané Garrincha, de
Brasilia, es blanco de acusaciones de corrupción y malgasto a semanas del
Mundial
Por PAULO TREVISANI
Por PAULO TREVISANI
BRASILIA—El nuevo estadio en la capital brasileña se completó
con bastante anticipación al Mundial y ha sido halagado por su arquitectura.
Pero su precio y su tamaño desproporcionado han suscitado acusaciones de
corrupción y desperdicio.
Con
un costo de 2.000 millones de reales, unos US$900 millones, el Estadio Nacional
Mané Garrincha es el recinto de fútbol más caro que se haya construido en la
historia de Brasil. Su costo estimado se triplicó desde que empezó su
construcción, en 2010, y un auditor federal ha concluido en una serie de
informes que casi un cuarto de los costos del estadio son excesivos o inflados.
Los
excesos del presupuesto son o "un error garrafal o mala voluntad", dice
Renato Rainha, un auditor que ha dirigido dos investigaciones sobre el estadio.
Los
funcionarios locales rechazan las acusaciones. Los fiscales federales no han
levantado cargos ni presentado demandas. Las autoridades responsables de los
contratos niegan cualquier conducta indebida y aseguran que están cooperando
con los auditores.
De
todos modos, el estadio ha generado resentimiento entre algunos brasileños que
creen que su gobierno derrochó dinero en sus proyectos ligados al Mundial,
enriqueciendo a unos cuantos con pocos beneficios tangibles para el país.
"Podríamos
haber gastado menos en el estadio e invertido dinero en áreas fundamentales
como la salud pública y las escuelas", afirma Rainha.
Desde
que abrió en mayo de 2013, el Mané Garrincha se ha convertido en un monumento
imponente en la capital brasileña, conocida por los edificios modernistas del
arquitecto Oscar Niemeyer. Muchos habitantes están perplejos por el lujo y la
escala del estadio.
El
complejo de 71.000 asientos presume de columnas elevadas, paneles solares,
césped peinado y un techo especial autolimpiante para proteger a los
espectadores del feroz sol de Brasilia. En Brasil, sólo el famoso Maracaná en
Rio de Janeiro es más grande.
En
Brasilia, se disputarán siete partidos del Mundial en junio y julio, pero
llenar el estadio después del torneo será todo un desafío. La ciudad no cuenta
con un equipo importante de fútbol que llene el recinto una vez que concluya la
Copa.
"Estamos
sorprendidos con sus costos", dijo Eliana Pedrosa, una legisladora local.
"Brasilia puede darse abasto con un estadio la mitad de ese".
Los
funcionarios a cargo de la construcción dicen que los costos reflejan una obra
de última generación que, prevén, en el futuro aportará sustanciales ingresos
adicionales a la ciudad.
Dos
grandes franquicias nacionales de fútbol de Brasil —Flamengo y Vasco da Gama de
Rio de Janeiro— tienen grandes bases de hinchas en Brasilia y han alquilado el
Mané Garrincha para algunos de sus partidos. El complejo también se está
ofreciendo para conciertos. Beyoncé y Aerosmith se han presentado en el nuevo
recinto.
El
estadio fue construido por un consorcio encabezado por Andrade Gutierrez, uno
de los mayores contratistas de Brasil, con Via Engenharia, una desarrolladora
con sede en Brasilia, como socia.
Las
firmas constructoras son importantes fuerzas en la política brasileña, lo que
genera preocupaciones sobre cómo su dinero puede influir sobre las obras
públicas. En 2012, los cuatro principales donantes a campañas políticas de
Brasil fueron firmas de construcción: Andrade Gutierrez SA, Queiroz Galvão SA,
OAS SA y Camargo Correa SA. Juntas donaron 211 millones de reales, que es casi
la mitad de lo que aportaron los principales 20 contribuyentes, según datos
oficiales.
"No
hay altruismo en este asunto", dijo el juez Marco Aurélio Mello,
presidente del tribunal electoral de Brasil, en una entrevista este año. Mello
también es juez del Tribunal Supremo, que evalúa una prohibición a todas las
contribuciones corporativas a la política.
Rainha,
el auditor público, apunta que su investigación destapó varias irregularidades
con el estadio de Brasilia, incluyendo costos ampliamente inflados para
materiales como barandales y letreros.
El
nuevo recinto lleva su nombre en honor a Manuel Francisco dos Santos, apodado
Garrincha, una de las estrellas del fútbol brasileño de los años 50 y 60. Su
impresionante estructura circular es sostenida por 288 pilares de 30 metros de
altura. Se utilizaron casi 200.000 metros cúbicos de concreto y 24.000
toneladas de acero para su construcción.
"Es
uno de mi estadios favoritos del mundo", expresó el secretario general de
la FIFA Jérôme Valcke sobre el Mané Garrincha durante una visita al estadio
este año. Valcke señaló que incluso los hinchas en los asientos más altos
pueden disfrutar una vista buena de la acción en la cancha. También le gusta el
pasto, que proviene del estado norteño de Sergipe. El césped viajó unos 1.600
kilómetros hacia el sur en camiones con temperatura controlada y fue instalado
con sistemas de desagüe e irrigación.
Claudio
Monteiro, un secretario del comité del Mundial de Brasilia, dijo que la gran
inversión dará fruto.
"No
podemos competir con la belleza natural de Rio, así que necesitamos un complejo
grande para eventos para atraer un flujo de turistas a Brasilia", acotó
Monteiro. "Fomentará un nuevo deseo de visitar la capital".
No hay comentarios:
Publicar un comentario