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sábado, 19 de noviembre de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: SUPERTRUMP

No me refiero al grupo musical, a caballo entre la década de los 70´s y los 80´s, llamado Supertramp, muchos lo recordarán; sino al personaje que el pasado 8 de noviembre ganó las elecciones a la presidencia del país más poderoso del mundo, y por tanto, del país más poderoso de El Salvador. Sí, ya sé; dicen que El Salvador tiene su soberanía; incluso lo dice la constitución, pero la cosa es si lo dice el presidente del país más poderoso de El Salvador. No es la primera vez que hablo de este personaje, y, muy probablemente, no será la última. De momento, lo que el futuro presidente del país más poderoso de El Salvador ha prometido es expulsar a entre dos y tres millones de indocumentados con problemas con la justicia norteamericana.

Supongo que la mayoría de ellos no son salvadoreños, pero supongo también que, entre la minoría, un grupo destacado lo forman salvadoreños. Y sí, ya sé, la mayoría de salvadoreños son honrados y van solo a trabajar para mantener a sus familias en El Salvador, como la mayoría de mexicanos y la mayoría de otros países latinos. Pero la minoría que causa problemas es suficientemente significativa como para que muchos norteamericanos tiendan a generalizar el problema a los inmigrantes en general, lo cual parece inaudito, tomando en cuenta que Estados Unidos es un país construido con y por inmigrantes (no siempre voluntariamente) como material de construcción, y, a la vez, como maestros de obra.

Lo que el señor Trump ha hecho en su campaña electoral es detectar y explotar esa sensación de inseguridad que ha ido creciendo durante años en gran parte de la sociedad norteamericana, y que permanecía subconsciente porque cualquier manifestación racista o xenófoba no es permitida en Estados Unidos, aunque al señor Trump sí le fue permitida sin penalización alguna. Ello ha dado pie a que gran parte de la sociedad se haya manifestado en el mismo sentido; no públicamente, claro, porque no todos tienen los privilegios del señor Trump, pero sí en secreto; en el secreto del voto, que ese es privilegio de todos.

La inseguridad de la que hablo tiene dos fuentes bien identificadas y muy diferentes entre sí. Una es la inseguridad por la amenaza terrorista, y apuntan claramente a la comunidad musulmana. Y es claro que una inmensa mayoría de esta comunidad son inmigrantes que buscan simplemente su oportunidad en el país de las oportunidades, y que no supone amenaza alguna, pero existen también argumentos para sospechar que una pequeña minoría de esa comunidad sí pueda suponer una amenaza, y, aunque para las autoridades pueda resultar más fácil identificarlos, para la sociedad no. Y sería bueno para todos que la mayoría de esa comunidad se manifestara abiertamente en contra de su propia minoría sospechosa, generaría confianza, pero eso es algo que no sucede.

La otra fuente de inseguridad, la que nos atañe a nosotros, apunta a la comunidad latina. Seguro que nosotros, como latinos, somos capaces de entender muy bien la inseguridad que se refiere a la comunidad musulmana, pero me temo que no tan fácilmente somos capaces de entender la que nos atañe a nosotros. ¿Por qué la inmigración latina genera inseguridad? Hace algún tiempo el señor Trump decía que somos traficantes de droga, criminales, violadores… y no sé cuántas cosas más. Lo decía de los mexicanos, pero sabemos que para los norteamericanos, del río Grande hacia el sur todos somos mexicanos.

Por supuesto que semejante afirmación es tan errónea y ofensiva como decir que todos los árabes son terroristas. Sin embargo, es claro también que tienen argumentos para sospechar que una pequeña minoría de la comunidad latina sí pueda suponer una amenaza en ese sentido. Argumentos hay de sobra. Veamos, en cuanto al tráfico de droga, desde los años 80 no hay más que ver de dónde viene, por dónde entra, y quienes la distribuyen para entender dicha amenaza. En cuanto a la criminalidad y las violaciones, naturalmente que la mayoría de latinos no son criminales ni violadores, pero ¿No habrá una minoría suficientemente significativa en situación de riesgo de cometer crimen o violación?
Pensemos un poco. Esa es una situación bastante habitual en nuestros países latinos, no lo vamos a negar; en ciertos niveles sociales demasiado habitual; casi forma parte de su subcultura. Y precisamente es de esos niveles sociales de donde proceden la mayoría de los inmigrantes indocumentados. Y emigran sin más que lo puesto, pero incluyendo su cultura, sus hábitos, y su, generalmente, escasa instrucción. Una vez en Estados Unidos, la brecha educativa, la barrera lingüística, y, sobre todo, la situación de ilegalidad que les obliga a vivir, en alguna medida, ocultos, les dificulta enormemente la posibilidad de entender que en el nuevo país las cosas son de una forma muy distinta, y adaptarse a la misma. Es un tema que da para mucho y hablaré más de él.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 13 de junio de 2015

Dictadura: un sistema vigente de gobierno perfeccionado por algunos

Tomado de BBC Mundo

¿Desaparecerán algún día los dictadores?


Por Rachel Nuwer
Los ciudadanos que viven en democracia a menudo asocian las dictaduras a la represión, el abuso de los derechos humanos, la pobreza y los disturbios.
De hecho, esos sistemas de gobierno han costado incontables vidas, incluyendo las de los 49 millones de rusos que murieron bajo el régimen de Joseph Stalin y las de llos más de tres millones de camboyanos que fallecieron durante el mandato de Pol Pot, líder de los Jémeres Rojos.

Dadas estas estadísticas, terminar con la dictadura de una vez por todas parecería un objetivo global.
¿Pero es eso probable? ¿Y cómo podrían cambiar las cosas para este tipo de líderes en el futuro?


Los términos "dictador" y "dictadura" pueden ser, por supuesto, subjetivos; incluso peyorativos.

En el mundo académico, sin embargo, tienen definiciones objetivas y medibles.

En Camboya, Pol Pot fue responsable de la muerte de miles de sus compatriotas.
Según Natasha Ezrow, profesora del departamento de gobierno en la Universidad de Essex, Reino Unido, la mayoría de los expertos que comienzan a estudiar las dictaduras lo hacen a partir de una definición simple.

"Cuando no hay rotación en el poder ejecutivo, entonces es una dictadura", dice.


Esto significa que las dictaduras se construyen en torno a un individuo que estableció un culto a la personalidad, un solo partido de gobierno o una oligarquía militar.
Aunque las dictaduras –como las ven los investigadores– suelen también tener otras características.
A diferencia de los monarcas, quienes provienen de un muy pequeño grupo de personas –normalmente una familia real–, los dictadores pueden ser elegidos de entre una mayor porción de población.

Sin embargo, la coalición ganadora suele ser muy pequeña y, de igual forma, suele depender de relativamente poca gente para mantenerse en el poder.
Como comparación, en Reino Unido el partido ganador suele necesitar del apoyo del 25% de la población y en Estados Unidos del 30%. Pero en algunos países el número de personas que realmente tienen algo que decir sobre quién se queda en el poder puede ser tan reducido como unos cuantos cientos.


Las dictaduras pueden o no incluir algún grado de terrorismo de Estado, pero de acuerdo a los investigadores casi siempre implican confabulación,especialmente la apropiación de fondos estatales para una selecta camarilla de amiguetes. 
Los dictadores deben conservar el apoyo de unas pocas personas para mantenerse en el poder o enfrentar la posibilidad de un golpe. En la foto, un niño frente a una estatua derribada del mandatario ganés Kwame Nkrumah, derrocado en 1966.
"Cuando necesitas el apoyo de unas pocas personas para permanecer en el poder, entonces la forma más eficiente de gobernar suele ser a través de la corrupción, el soborno, el chantaje, la extorsión, etcétera", dice Bruce Bueno de Mesquita, profesor de política de la Universidad de Nueva York, EE.UU.
"Puedes hacer que un pequeño grupo de gente te sea leal pagándole muy bien".

Así, un dictador que emplea estas técnicas no trabaja en beneficio de una población mayorsino para favorecer a un puñado de personas de quien él –históricamente siempre ha sido un hombre– depende para seguir teniendo el control.

"Este mal comportamiento no es una patología inherente a las personas, ni se debe a la mala suerte de tener líderes psicópatas", explica Bueno de Mesquita. "Es porque la estructura política induce a esos comportamientos".

Incluso después de pagar a los compinches, siempre habrá una gran cantidad de dinero que manejar y esa es la que de verdad pone a prueba el carácter del dictador, de acuerdo a académicos como Bueno de Mesquita.
Y es que el dictador podría apropiarse del dinero o podría usarlo para mejorar la vida de los ciudadanos.
Pero incluso si optara por la segunda alternativa –muchos dictadores lo hacen–, esto tampoco significa que las cosas vayan a ir bien.

Tener unas intenciones genuinamente buenas para la sociedad no se traduce automáticamente en tener buenas ideas para implementar estas intenciones, tal como algunos demostraron de forma desastrosa.

En sus intentos de mejorar el bienestar de los ciudadanos, algunos de estos líderes autoritarios lo empeoraron. "Así que las dictaduras podrían funcionar, pero apostar por ellas es muy arriesgado", señala Bueno de Mesquita. 
En Brasil, Getulio Vargas disolvió el Congreso y prohibió los partidos en 1937, para ser derrocado en 1945. Pero regresó al poder con el voto popular unos años después.
"Es fácil ser cleptocrático y mucha gente tiene ideas realmente malas".
Además de los anteriores, los investigadores identifican otro problema común asociado a estos sistemas de gobierno.

Los dictadores no son malos por definición, pero muchos comparten unos rasgos de personalidad particulares y desafortunados; delirios de grandeza o falta de empatía, por ejemplo.

"Probablemente la oferta de trabajo de dictador apela a la gama más desagradable de nuestra especie: los narcisistas", dice Steven Pinker, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, en EE.UU.

Por lo tanto, vivir bajo una dictadura podría tener muchos inconvenientes.
Y más gobiernos de los que piensas podrían ser etiquetados como dictaduras, de acuerdo a la definición académica.
De hecho, Freedom House, una organización no gubernamental con sede en Washington, EE.UU., que investiga y promueve la democracia, calcula que cerca de dos tercios de la población mundial vive bajo una dictadura y que 2.000 millones de personas sufren un gobierno opresivo.

Además, el organismo asegura que a díade hoy persisten 106 dictaduras y dictaduras parciales, lo que representa el 53% de las naciones del mundo.

Mussolini gobernó constitucionalmente hasta 1925, cuando se hizo dictador.
Los factores causales que dan lugar a estos sistemas no han cambiado mucho con los siglos.
Algunos de los primeros se establecieron en la Roma Clásica en situaciones de emergencia.
"A un individuo como Julio César, por ejemplo, se le daba mucho poder para ayudar a una sociedad a hacer frente a una crisis. Y una vez superada la situación, se suponía que debía abandonar el poder", explica Richard Overy, un historiador de la Universidad de Exeter, Reino Unido.
"Pero por lo general no solían estar dispuestos a renunciar a él", añade.
Y sentencia: "No creo que hayamos visto el fin de las dictaduras, como no hemos visto el fin de las guerras".
Pero así como la violencia en su conjunto ha disminuido a través de la historia, también lo ha hecho el número de dictaduras desde 1970, cuando cayeron los regímenes de América Latina y Europa de Este.
Aunque hay ondulaciones: el colapso de la Unión Soviética estuvo acompañada de un declive de las dictaduras, pero ahora muchos de los países que entonces pertenecían a la unión están dando pasos en dirección a esa forma de gobierno.
En general, sin embargo, los regímenes autoritarios son más escasos que en el pasado.
El colapso de la Unión Soviética estuvo acompañada de un declive de las dictaduras en Europa del Este.

"Es más difícil justificar las dictaduras hoy, en parte porque todo el mundo está bajo la mirada de los medios de comunicación", dice Overy.

Como consecuencia, al menos algunos de estos regímenes podrían tener los días contados; especialmente si están contribuyendo a los problemas económicos internos.

"Cuando estás operando en una economía que está perpetuando tu colapso, tus partidarios se ponen nerviosos porque piensan que nos vas a poder ayudarlos, así que empiezan a buscan qué comprar alrededor", dice Bueno de Mesquita.

Y estas situaciones resultan a veces en golpes militares, agrega, lo que tiende a empujar a los países en una dirección más positiva para el bienestar de los ciudadanos, al menos en base a ejemplos del pasado.

Algunas dictaduras, sin embargo, no muestran señales de agrietamiento.

"Lo que tenemos ahora son, en gran medida, dictaduras extremadamente duraderas", indica Erica Chenoweth, profesora asociada de estudios internos de la Universidad de Denver, EE.UU. "Las que persisten son las que perfeccionaron el arte".
Las dictadoras suelen venir acompañadas de una buena dosis de adoctrinamiento.
Por ejemplo, algunos gobiernos de África y de Medio Oriente que encajan en la definición de dictadura son lo suficientemente saludables como para perpetuar su existencia.
"En África ha habido más de un impulso hacia la democracia, pero el hecho de tener recursos como diamantes, petróleo y minerales no solo crea inestabilidad, sino que el gobierno los utiliza para comprar a gente", dice Ezrow.
"Mientras tanto, en Medio Oriente no ha habido mucha presión para que estos sistemas se vuelvan democracias, ya que son estables y otros quieren que sigan siendo así", añade.

Y es que otra de las razones por la que las dictaduras persisten o por la que nacen nuevas es que la propia democracia las puede propiciar.


"La gente tiene la ingenua noción de que las democracias están interesadas en promover la democracia", explica Bueno de Mesquita. "Pero eso no cierto, y no lo es por muy buenas razones".

A Julio César se le daba mucho poder para ayudar a una sociedad a hacer frente a una crisis. Y entonces se suponía que debía abandonar el poder.

El trabajo fundamental de los líderes democráticos, explica el experto, es implementar políticas que beneficien a sus votantes, no a otros países.

Y como los líderes dictatoriales necesitan pagar a sus compinches, los líderes democráticos a menudo suelen descubrir que pueden simplemente pagar a estos para hacer lo que quieran.

Es una situación ganadora para el dictador, quien necesita dinero, y para el demócrata, quien necesita que sus políticas satisfagan a sus electores.

Así que, mientras es imposible predecir dónde nacerán los sistemas autoritarios y dónde persistirán durante mucho tiempo, lo que es casi seguro es que nos acompañarán siempre.

"Creo que cada país tiene cierto riesgo de convertirse en una dictadura", advierte Chenoweth.

¿Pero es una mala democracia mejor que una dictadura humana?

No hay pruebas de que el deseo de libertad y democracia sea innato en la naturaleza humana, dice Ezrow.

Al contrario de la creencia popular occidental, este sistema no es necesariamente malo para toda la gente y todos los países.

No todas las dictaduras terminan con miseria y no todos quieren vivir en una democracia.
"Una democracia mala podría ser peor que una dictadura humana", reconoce en ese sentido Pinker.

No hay pruebas de que el deseo de libertad y democracia sea innato en la naturaleza humana, dice Ezrow.

Siempre y cuando la calidad de vida siga siendo alta y a los ciudadanos se les permita vivir sus vidas como lo desean, estos podrían ser completamente felices bajo una dictadura.
Algunos incluso se vuelven nostálgicos del régimen autoritario cuando cae.
"Cuando era más joven, cuando estudiaba en la universidad, suponía que todo el mundo quería vivir en democracia", recuerda Ezrow.
"Pero si nos fijamos en las encuestas llevadas a cabo en algunos países bajo regímenes autoritarios, la gente es feliz", señala.

En otras palabras, el fin de las dictaduras podría no ser el ideal para todos.

Mientras los líderes eviten las trampas inherentes a este modo de gobierno y tomen en cuenta los deseos de sus ciudadanos, las dictaduras sólo serán un enfoque distinto a la hora de regir un país; uno que valora el orden por encima de las libertades individuales.

Como dice Ezrow: "Algunas culturas podrían simplemente preferir la seguridad y la estabilidad que la libertad".

martes, 14 de abril de 2015

150 años después de su asesinato Lincoln sigue siendo uno de los presidentes más queridos en EEUU

Tomado de La Voz de América
Lincoln: a 150 años de su asesinato
Estados Unidos recuerda la trágica noche en que uno de los presidentes más queridos y más admirados fue asesinado en un teatro de la capital estadounidense.

Estados Unidos recuerda este martes el asesinato hace 150 años del presidente Abraham Lincoln, el cual cambió el curso de la historia del país.
Museos e instituciones históricas en todo Estados Unidos están presentado exhibiciones especiales, obras teatrales y musicales para conmemorar ese evento seminal ocurrido el 14 de abril de 1865.
En el Teatro Ford en la capital del país, el lugar donde Lincoln fue baleado, por primera vez se muestran juntos objetos relacionados con aquella trágica velada. El teatro también recibe a más de 150 historiadores para recrear la vigilia de toda la noche que se hizo por Abraham Lincoln.
Sic Semper tyrannis
Esa noche, cuando Lincoln y su esposa Mary se sentaban en el palco presidencial para ver una obra, un disparo sonó y el presidente cayó de su silla mortalmente herido.
Al grito de “Sic Semper tyrannis” –una frase en latín que significa “por consiguiente siempre los tiranos”– el actor y simpatizante confederado, John Wilkes Booth, soltó su revolver y huyó.
Lincoln fue sacado a una casa al otro lado de la calle donde murió la mañana siguiente.
Fue el primer presidente estadounidense en ser asesinado.
El gran emancipador
Muchos consideran a Lincoln como uno de los presidentes más importantes y queridos de la historia. Su muerte ocurrió justo cuando rescataba al país de una sangrienta guerra civil que llevó a la muerte a unos 620.000 soldados confederados y unionistas.
Haber salvado a la Unión fue uno de los grandes logros de su presidencia, dice Michelle Krowl, una historiadora de la Biblioteca del Congreso en Washington.
“En manos de otros, en manos de una persona menos decidida, de uno menos astuto políticamente, fácilmente habría sido otro el resultado”, dice.
“Hubo momentos en que Lincoln no estuvo seguro de que la guerra pudiera ser necesariamente ganada. Pero vio a Estados Unidos como un experimento en democracia”, señala Krowl, añadiendo que el 16º presidente “estaba sosteniendo lo que los Padres Fundadores habían comenzado. Y en la era en que las repúblicas gobernadas por los pueblos eran pocas y escasas, él no quiso que el experimento democrático fallara”.
Lincoln también ayudó a terminar con la esclavitud.
Su proclamación de emancipación del 1 de enero de 1863 declara que “todas las personas mantenidas esclavas en cualquier Estado… en rebelión en contra de Estados Unidos deberán ser, de aquí en delante y por siempre libres”.
Puso a los afroestadounidenses en el camino hacia la libertad y ayudó a establecer las bases para la aprobación de la 13ª Enmienda a la Constitución dos años más tarde que declara ilegal la esclavitud en todos los estados.