Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
En países como El Salvador, la educación sexual es un tema tabú. Hay
una indudable resistencia a implementarla entre los jóvenes en las
instituciones educativas y en muchos casos ocurre lo mismo a nivel familiar.
Muchos creen, erróneamente, que eso implica “abrirle los ojos”
antes de tiempo, sobre todo en el caso de las niñas. No se dan cuenta que se
nace como ser sexuado. Se hable o no del mismo, los niños de ambos sexos
sentirán algo cuando llegue el momento hormonal. Y si usted no les ha hablado
del mismo, otros pueden “abrirles los ojos” y los sentidos a cosas peores,
aprovechándose de esa desinformación originada en casa. Será, sin duda, algo
mucho peor: feo, sucio, doloroso y que avergüenza…
Así lo hacen incluso ,con niños pequeños los depredadores sexuales o
cualquiera que desee aprovecharse de ellos. Su ignorancia y la falta de
confianza en los padres se encargará del resto. Los riesgos de no hacerlo
pueden ser letales.
Para empezar, como ya se dijo, se enterarán de todos modos, pero
generalmente sin amor ni compromiso... Su desconocimiento, aunque sea parcial,
podría llevar a un embarazo no deseado u otros episodios dolorosos como abusos
sexuales, por no mencionar infecciones o enfermedades como el HIV.
Conviene ser directos, y para esto no hay edad, sino aprovechando
cualquier otro momento como bañarles, vestirles. Pero algo es seguro, deben
tener claro que deben transmitir: que
nadie debe tocarles los genitales y si se siente algo raro si alguien
los toca o mira deben decir no y hablar
con los padres.
Una de las razones por las cuales los depredadores sexuales abusan
de nuestros hijos es a causa del desconocimiento.
Si bien ningún país está exento de que ocurra algo, en lugares
como El Salvador, con una tradición tan machista, los jóvenes están más
expuestos, sobre todos las mujeres. Aquí se habla de "agarrar mujeres,
quitar virginidades, y tener cuantas más, mejor. A los varones y a las niñas no
se les habla de nada, todo es secreto y deben llegar vírgenes al matrimonio,
aunque la desinformación de algunos es tal que ni siquiera entienden. O, como
decía mi abuela, "no debo comer cebolla, porque me voy a hacer
mujer". Yo decía: ¿Qué querrá decir? ¿Que voy hacer igual de bonita que mi
mam’a?
Teniendo en cuenta la pasividad de los padres, el rol protagónico
lo deberían tomar los Ministerios de Educación y Salud. El primero, creando
desde pequeños una asignatura para que rechacen los abusos y educando
sexualmente en el caso del segundo, proporcionando
los métodos adecuados para evitar embarazos no deseados, implicando como
responsables a ellos como a ellas. ¿Cuántas mujeres están presas por abortos
provocados o no? Y los autores, en cambio, sembrando más niños no deseados. Hay
un dato alarmante: solamente en el año
2017 hubo 19,190 adolescentes y niñas embarazadas en El Salvador; de ese
total 781 casos corresponden a niñas de 10 a 14 años.
Queda claro que la educación sexual es necesaria. Internet puede
ser un buen aliado a la hora de consultar artículos, pero siempre y cuando
el joven tenga asesoría parental
En todo caso somos los padres
quienes debemos concientizarles hablando claro y acorde a la edad de los niños aprovechando
alguna noticia y dar información de acuerdo a lo que el niño va preguntando. De
otra forma, solo servirá para ver pornografía. Eso sí, hay que decir que cada
vez vemos más jóvenes conscientes, educados y que defienden a sus parejas. En
otras épocas no tan lejanas -y aun ahora, aunque en menor medida- se tenían
relaciones hasta con la servidumbre mientras se aguantaban con las novias de
sociedad o rompiendo con ellas: "cuando ya habían tenido relaciones y mas si salían
embarazadas”.
Pensemos que en cada mujer hay una madre y que daríamos la vida por ella. Respetémosles
a todas.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones
en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y
Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi
actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos
direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica
privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de
comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de
extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su
tradicional estigma.
Fui
la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en
ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente
he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas,
Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o
Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de
U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo
acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable
Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la
salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo
mi actividad profesional con otras actividades.
La
tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y
teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del
mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia
regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes
que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos
acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato
de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a
la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos,
porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más
convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su
vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el
ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo
adulto o se independizó, e incluso después.