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sábado, 17 de octubre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION DE LOS HIJOS


       Numerosas veces he hablado de diferentes criterios educativos con los hijos, pero mucha gente pregunta por la forma correcta de educarlos, en general, es decir, como solicitando un kit completo con manual incluido. Pero eso es algo que no puede hacerse en pocas líneas, sino que requeriría el espacio de una enciclopedia completa contemplando las casi infinitas posibles circunstancias. Sin embargo sí es posible ofrecer en pocas líneas algunos tips e ideas generales básicas.

       El primero cada hijo es un mundo a parte, y eso significa que el modelo educativo no tiene por qué ser idéntico para todos, sino que partiendo de un modelo general, debe particularizarse para cada uno; significa también que hay que conocerlos bien a todos y cada uno de ellos, lo cual requiere tiempo y presencia, y que el ser justo y equitativo con ellos no significa darles a todos lo mismo, sino a cada quien lo que necesita, ni más ni menos, que no necesariamente es lo mismo.

       Un segundo punto importante es conocer y estar atentos a la evolución de la sociedad y a los riesgos y problemas generales de niños, adolescentes y jóvenes, porque en base a ellos tendremos que educarles. Para evitar los riesgos ya se explicó que la educación no debe ser violenta, ni restrictiva, ni tampoco irresponsablemente permisiva. La mejor forma es adelantarse un poquito a cada etapa evolutiva, y afrontar con un lenguaje asequible a su edad, pero con absoluta naturalidad e interactuando, los posibles riesgos u oportunidades típicos de la siguiente etapa.

       Por ejemplo, si a los cuatro o cinco años pueden empezar a tener miedo a los relámpagos y los truenos, puede aprovechar cuando haya una tormenta y chinearlos junto a la ventana para que  los vean de frente con usted, a la vez que les explica tranquilamente que son naturales y por qué suceden. En otro ejemplo, más adelante, especialmente a las niñas, antes de que empiece el riesgo de anorexia en la pubertad se les puede empezar a hablar del tema, debatiendo sobre el problema que tienen las anoréxicas, y cómo y por qué han llegado a esa situación, analizando las condiciones socioculturales que provocan ese problema. Un poco después se pueden introducir temas referentes a sexualidad, tabaco, alcohol y drogas; después temas referentes a su proyecto de vida en el futuro, conducta al manejar un vehículo, etc.

       No se trata de enseñarles las cosas de una forma magistral, sino de forma natural e interactiva, aprovechando cualquier circunstancia cotidiana, noticia o tema de actualidad que los padres detecten que ellos ya podían tener un poquito de interés; no tratando de decirles cómo son las cosas, sino provocando que ellos expresen libremente su punto de vista.

       Probablemente se sorprendan de cómo espontáneamente pueden expresar ideas muy atinadas, y si no es así, puede introducir nuevos criterios para que ellos los consideren en su reflexión, pero siempre de forma objetiva e imparcial, sin tabúes ni dogmas y sin esconder nada; incluso criterios con “trampa”, poniéndose en un punto de vista opuesto al que pretende llegar. La cuestión es que a cada asunto ellos mismos le “saquen punta” y lleguen a sus propias conclusiones.

       Comprobará que normalmente llegarán a las conclusiones que uno pretende; a veces incluso mejoradas, haciendo ellos alguna nueva aportación. Y cuando no, habrán formado su propio criterio, quizá diferente al de los padres, pero igualmente sano; simplemente diferente. Lo importante es que son valoraciones a las que ellos han llegado POR SI MISMOS (es fundamental que sientan eso), no porque nadie les haya impuesto nada, ni los padres, ni siquiera los compañeros o amigos. Después ya pueden tener un margen de libertad suficientemente amplio porque sabrán usarla con responsabilidad.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 12 de septiembre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA DIFICIL COMPATIBILIDAD



En el anterior blog FAMILIA, CRISIS INSTITUCIONAL planteaba la situación de crisis en que se encuentra la familia como institución social, y señalaba como una de las causas a la mayor conciencia que tienen las nuevas generaciones sobre la escasa preparación que sienten para afrontar el reto. Pero apuntaba también al creciente interés que existe por otro tipo de retos para los cuales, normalmente, la familia puede representar un lastre, un compromiso que nos frena.

 

Efectivamente, ahondando un poquito más en ello, encontramos que paralelamente al interés decreciente en formar familias, existe un interés creciente en retos de tipo más individual y material. El joven actual es cada vez más individualista y materialista, y aunque, como mencionábamos, la idea de la familia estructurada y funcional no desagrada a nadie, tampoco es algo que enamore a las nuevas generaciones como enamoran los principales valores actuales, tales como el dinero, el poder, el sexo, el éxito profesional y social, el lujo, etc. Muchos jóvenes consideran que esto es lo que realmente desean, y que el compromiso que supone una familia sería un gran obstáculo para lograrlo.

 

¿Y por qué estos nuevos valores son cada vez más atractivos y tienden a desplazar el valor fundamental que tenía antes la familia, o tienden a frenarla o a romperla? Los medios de comunicación tienen mucho que ver en ello. La imagen que suelen presentarnos de la persona exitosa es precisamente la imagen de la persona poderosa y exitosa social y profesionalmente, con dinero, y promiscua a más no poder, quien, además, no tiene muchos reparos en hacer lo que sea para conseguirlo. Nunca nos presentan como alguien exitoso a aquella persona que logra formar una familia bien estructurada y funcional. Y puede que la persona exitosa tenga también una familia funcional, pero si es exitosa no será por eso, por supuesto.

 

Veamos, para hacer dinero (limpiamente, se entiende) suele necesitarse bastante dedicación y esfuerzo, en muchas formas, pero, definitivamente, ello no permite brindar a la familia la debida dedicación. Y, además, el dinero permite más lujos para uno mismo cuando no hay que compartirlo con una familia. Algo parecido sucede con el éxito social y profesional; frecuentemente requiere de una dedicación y de situaciones que no son tan fácilmente compatibles con la vida familiar. Con respecto al poder, lo mismo; a fin de cuentas, el poder suele venir como consecuencia del dinero y del éxito social y profesional. Y ni hablar del sexo; el valor de la promiscuidad es absolutamente incompatible con la requerida fidelidad conyugal.

 

Aparentemente, estos valores lo buscan bastante más los varones, mientras que las mujeres, en su mayoría siguen deseando un matrimonio y una familia; pero esto es equívoco, puesto que el modelo de hombre que cada vez más tienden a buscar ellas es precisamente ese, el hombre exitoso, o sea, que los valores son similares, y el deseo de familia por parte de ellas pretende en alguna medida ser partícipe de ese éxito. En definitiva, parece que hay cierta incompatibilidad entre éxito y familia; y aunque pueden encontrarse numerosos casos que demuestran que la compatibilidad es posible, creo que son bastantes más los casos que parecen confirmar que, si existe, es bastante difícil, o no la saben encontrar.

 

Pero eso es según el concepto de éxito que estemos manejando. Yo creo que el concepto de éxito que deberíamos manejar es el de éxito personal. ¿Y qué es el éxito personal? ¿Acaso no es el éxito social o profesional? No, para nada. El éxito personal es algo tan simple como conseguir ser feliz, que es lo que, en el fondo, todos perseguimos; así de sencillo. El éxito social y profesional son caminos a través de los cuales se busca la felicidad; y en algunos casos se encuentra; pero en la mayoría se fracasa (qué contradicción eso de fracasar a través del éxito, ¿verdad?). Sin embargo, las personas que son capaces de formar una familia estructurada y funcional es más probable que sean capaces de encontrar ese éxito personal.

 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 29 de agosto de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS CAPRICHOS DE LOS HIJOS

  
      La actitud caprichosa de los niños es normal a cierta edad; lo que no debería ser normal es que esta etapa de su vida se prolongue más de la cuenta, (antes de los cinco años ya debería estar superando eso), y ello depende de nuestra actitud como padres ante sus caprichos, los cuales pueden interpretarse de varias formas: la primera es como necesidad de atención afectiva; el niño traduce a lo material una necesidad afectiva. Puede ser cualquier cosa material, sin importar qué, pues en realidad, su necesidad no es esa, sino otra que difícilmente puede expresar con palabras.

       Otra interpretación es la búsqueda de ubicación, de referencias; saber claramente qué puede y qué no puede, aprender a qué tiene derecho y a qué no, en definitiva, tener unos límites. Los caprichos son ensayos en los que el niño expresa indirectamente la necesidad de conocer sus límites, sentir la seguridad que da estar vinculado a unas referencias claras y firmes.

       Una tercera interpretación es la búsqueda de la autoridad de los padres. Los caprichos son retos psicológicos mediante los cuales, aparentemente, buscan parcelas de poder lo más amplias posible dentro de la familia, pero en el fondo, es al contrario, pues cuanto más poder tienen, más inseguros se sienten, por no saber manejarlo. Inconscientemente, lo que realmente pretenden con el capricho es tantear la autoridad de los padres, y poner a prueba su capacidad para educarles.

       Fíjense que en ninguno de estos casos pretenden realmente el objeto del capricho, sino afecto, límites, autoridad, educación. En respuesta, la actitud de la mayoría de padres que optan por conceder el capricho al hijo, responde a alguno de los patrones siguientes: A) Padres consentidores; Consideran que dando a sus hijos todo lo que piden les están demostrando todo su amor por ellos. B) Padres débiles; Se sienten incapaces de decirle que no al hijo por temor al berrinche que los niños usan como chantaje; y ceden ante cualquier pretensión de ellos. C) Padres "comodones"; Acceden al capricho, siempre que no implique riesgo alguno, para no complicarse la vida y para que "dejen de molestar".  D) Padres compensadores; De alguna manera reconocen que no dedican al hijo la atención debida, y accediendo al capricho tratan de compensarles. E) Padres condicionadores; Acceden al capricho con la condición de comprometerles en algún otro aspecto. Todas estas actitudes típicas son equivocadas. 
       Otros padres optan por negar el capricho, normalmente respondiendo a alguno de estos patrones: A) Padres autoritarios; Deniegan el capricho con autoritarismo, con un simple "no" y punto. B) Padres "comodones"; Cuando el capricho implica algún riesgo, lo deniegan por no complicarse la vida y no asumir responsabilidad alguna por dicho riesgo. C) Padres equívocos; Engañan al hijo accediendo de palabra, pero no de hecho, postergando el cumplimiento con excusas. D) Padres educadores; Saben interpretar adecuadamente el capricho y habitualmente responden que no, explicando en pocas y simples palabras por qué no, con la suficiente suavidad y serenidad para no herirlo, y a la vez, con la suficiente seguridad y firmeza para que quede claro y el hijo no insista. Además, suelen tener la "habilidad" para intuir cuándo, excepcionalmente, un capricho sí puede ser complacido. Esta última es la única actitud correcta. Integrar a los hijos armoniosamente a su verdadero papel en la familia, y, en definitiva, en la sociedad, debe ser precisamente el objetivo fundamental de la educación que los padres les ofrecemos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


sábado, 20 de junio de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA NECESIDAD DE LIMITES


Desde hace muchos años algunos especialistas hemos insistido repetidamente en lo necesario que es poner límites en la educación de los hijos; particularmente en la primera infancia; digamos los primeros seis años de vida. Hace algún tiempo publiqué la siguiente columna en referencia al tema LIMITES Y CONTROL DE LA FRUSTRACION que también nos ayuda a entender este asunto.

Ahora el tema parece estar de moda tras haber sido investigado por algunas universidades, que, como no podía ser de otra manera, han llegado a la conclusión de lo que es un secreto a voces: los límites son absolutamente necesarios. No es ningún secreto que tengamos guardado los especialistas. Es un secreto a voces porque de la misma manera que hay personas que no entienden ni aplican esta necesidad, y hay otras personas que no la entienden pero la tratan de aplicar porque las investigaciones así lo dictan; hay muchísimas personas que lo entienden y lo aplican bastante bien sin que ningún especialista o ninguna investigación les diga que deben hacerlo ni cómo deben hacerlo.

Pero yendo al grano, ¿cómo se aplican los límites? Bueno, es que no es una cuestión de fórmulas matemáticas o recetas de cocina. Debe entenderse primeramente qué es el límite y por qué hay que ponerlo. Es lo más básico en educación; enseñar al niño lo que está bien y lo que no; lo que sí puede hacer, lo que debe hacer, y lo que ni puede ni debe. Y hacerlo con absoluta claridad y sin ambivalencias, y, en la medida de lo posible, explicando por qué. Normalmente no se enseña con lecciones magistrales, sino simplemente corrigiendo acciones y actitudes incorrectas. No hay nada malo en estar corrigiendo con alguna frecuencia a un niño, siempre que se haga de buena forma y con cariño, se le explique por qué, y, sobre todo, muy importante, nosotros mismos tengamos claro qué es lo que debemos corregir y qué no. Porque sucede muchas veces que al niño se le corrigen constantemente cosas que realmente no ameritan, y se pasan por alto otras cosas importantes; o bien, se le corrige absolutamente todo, y luego el niño desarrolla una enorme inseguridad porque piensa que cualquier cosa que haga puede estar mal.

El niño, en el fondo, agradece que se le corrija con cariño, porque eso le va enseñando referencias y le va dando seguridad en sí mismo. Puede que a veces se resista o se rebele, particularmente entre la edad de dos a cuatro años en la que tenderán a hacer berrinche por todo. Hay que mantenerse firmes y hacerles entender que la palabra NO, significa eso, y solo eso, NO; así de claro. Ello tenderá a provocarle cierta frustración, que debe aprender a controlar. Ver también LIMITES Y CONTROL DE LA FRUSTRACION. En la medida en que se haga bien la tarea en los primeros años de vida será más sencillo después.
Poner límites no es solo corregir, prohibir y decir que no cuando amerita; es también no fomentar hábitos o actitudes que no son convenientes para el hijo en el presente o en el futuro. Pero aquí nos encontramos con otro problema. Muchas veces los padres no sabemos qué es bueno y que no para nuestro hijo, o que cosas deben ser corregidas y que cosas no, y así es difícil hacer buena labor de padres. Cierto, pero siempre se puede buscar asesoría sobre ello. Y con esto no me refiero simplemente a buscar ayuda cuando el problema ya está ahí; me refiero a buscar asesoría para hacer las cosas bien desde un principio.

Pero ello requiere de un cierto nivel de conciencia de la necesidad de saber cómo hacer bien las cosas desde un principio, y, probablemente, esta conciencia es lo que más falta. Es demasiado común que cuando se tiene un hijo se sea absolutamente inconsciente de la tarea que se tiene por delante. Y es demasiado común también que uno asuma que no necesita asesoría porque, con seguridad, uno lo va a hacer bien, así, solo porque sí. Y, lamentablemente, también es demasiado común que no exista ningún recurso asequible, a nivel institucional, para obtener esa asesoría.

sábado, 13 de junio de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL CASTIGO


        "La madre del año" Imagen que dio la vuelta al mundo, generando controversia acerca del método utilizado por la citada madre de Baltimore , quién sacó a golpes a su hijo enmascarado en plena villa pública, dónde éste junto a otras personas cometían actos vandálicos para protestar contra el abuso policial
El castigo es uno de los temas más controvertidos en lo que a educación se refiere, y que con mayor discrepancia de criterios se aplica. Muchos padres castigan con dureza, o con demasiada frecuencia o con poco criterio, generándose la duda de si realmente la intención es educar, o vengarse, o proyectar contra los hijos la agresividad que uno guarda por otras problemáticas. Por el contrario, otros padres son demasiado permisivos, no quedando claro con ello si tratan de educar, o es comodidad o desinterés por su parte. En general, hay bastante desconocimiento sobre el papel que el castigo juega en la educación.

Actualmente hay voces que proclaman la supresión del castigo como método educativo a los hijos. Yo no estoy de acuerdo. La educación es la preparación de los hijos para saber integrarse el día de mañana de una forma positiva a la sociedad. Entonces, los criterios que sirven de modelo a nivel social no pueden descartarse en una educación que persigue precisamente la integración armónica en la sociedad. Y la sociedad ha contemplado el castigo siempre. No ha existido nunca una sociedad que no haya contemplado el castigo contra quienes le causan perjuicios. En lo que sí ha habido muy diferentes criterios, muchos equivocados y pocos acertados, es en el tipo de castigo y la forma de aplicarlo.

       Lo mismo sucede en la educación de los hijos. El castigo debe existir, al menos potencialmente, aunque lo ideal es no tener que aplicarlo, o hacerlo solo ocasionalmente, de modo que el hijo sienta que realmente se trata de un castigo. Si se vuelve frecuente deja de ser un castigo y se convierte en una forma de vida a la que los hijos se acostumbran, perdiendo con ello su efecto. Más aún, los hijos descubren que portándose mal es como consiguen llamar la atención de los padres, y el castigo les da la sensación de que, efectivamente, lo consiguieron, con lo que se convierte más bien en un premio.
Y que el hijo sienta que se trata de un castigo no debe interpretarse como que el castigo debe ser severo; al contrario, si es severo el hijo sentirá una desproporción entre la infracción y el castigo, y que los padres son demasiado implacables e injustos. En esas condiciones, aunque se aprenda a obedecer, se aprende más por temor que por razón. Pero por el contrario, si no suele haber castigo cuando se merece, el hijo sentirá que los padres son aguados o despreocupados, y dejarán de ser la guía y referencia que necesita.
       El castigo debe guardar relación con la infracción, tanto en la magnitud, como en la forma, y el tiempo. En lo posible, debe ser como una consecuencia lógica y natural de la infracción, y debe ser lo más inmediato posible. Debe ser solo ocasional, y, en general, debe cumplirse, aunque excepcionalmente pueda ser retirado, pero haciendo ver que el castigo se merece aunque se retire, mostrando con ello benevolencia y tolerancia, y a la vez firmeza. En este caso, el ser conscientes de merecer el castigo, ya es suficiente castigo para ellos.
       Pero estos criterios deben aplicarse desde pequeños. Si las cosas se han hecho de otra manera hasta llegar a una dinámica nociva, podría no valer simplemente con cambiar de criterio. Un cambio repentino de criterio va a provocar confusión e incertidumbre. No van a tener nada claro. Debe hacerse poco a poco y explicándoles el por qué del cambio, sin temor alguno a reconocer que tal vez antes estaban equivocados. No van a perder autoridad por ello.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.