sábado, 12 de septiembre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA DIFICIL COMPATIBILIDAD



En el anterior blog FAMILIA, CRISIS INSTITUCIONAL planteaba la situación de crisis en que se encuentra la familia como institución social, y señalaba como una de las causas a la mayor conciencia que tienen las nuevas generaciones sobre la escasa preparación que sienten para afrontar el reto. Pero apuntaba también al creciente interés que existe por otro tipo de retos para los cuales, normalmente, la familia puede representar un lastre, un compromiso que nos frena.

 

Efectivamente, ahondando un poquito más en ello, encontramos que paralelamente al interés decreciente en formar familias, existe un interés creciente en retos de tipo más individual y material. El joven actual es cada vez más individualista y materialista, y aunque, como mencionábamos, la idea de la familia estructurada y funcional no desagrada a nadie, tampoco es algo que enamore a las nuevas generaciones como enamoran los principales valores actuales, tales como el dinero, el poder, el sexo, el éxito profesional y social, el lujo, etc. Muchos jóvenes consideran que esto es lo que realmente desean, y que el compromiso que supone una familia sería un gran obstáculo para lograrlo.

 

¿Y por qué estos nuevos valores son cada vez más atractivos y tienden a desplazar el valor fundamental que tenía antes la familia, o tienden a frenarla o a romperla? Los medios de comunicación tienen mucho que ver en ello. La imagen que suelen presentarnos de la persona exitosa es precisamente la imagen de la persona poderosa y exitosa social y profesionalmente, con dinero, y promiscua a más no poder, quien, además, no tiene muchos reparos en hacer lo que sea para conseguirlo. Nunca nos presentan como alguien exitoso a aquella persona que logra formar una familia bien estructurada y funcional. Y puede que la persona exitosa tenga también una familia funcional, pero si es exitosa no será por eso, por supuesto.

 

Veamos, para hacer dinero (limpiamente, se entiende) suele necesitarse bastante dedicación y esfuerzo, en muchas formas, pero, definitivamente, ello no permite brindar a la familia la debida dedicación. Y, además, el dinero permite más lujos para uno mismo cuando no hay que compartirlo con una familia. Algo parecido sucede con el éxito social y profesional; frecuentemente requiere de una dedicación y de situaciones que no son tan fácilmente compatibles con la vida familiar. Con respecto al poder, lo mismo; a fin de cuentas, el poder suele venir como consecuencia del dinero y del éxito social y profesional. Y ni hablar del sexo; el valor de la promiscuidad es absolutamente incompatible con la requerida fidelidad conyugal.

 

Aparentemente, estos valores lo buscan bastante más los varones, mientras que las mujeres, en su mayoría siguen deseando un matrimonio y una familia; pero esto es equívoco, puesto que el modelo de hombre que cada vez más tienden a buscar ellas es precisamente ese, el hombre exitoso, o sea, que los valores son similares, y el deseo de familia por parte de ellas pretende en alguna medida ser partícipe de ese éxito. En definitiva, parece que hay cierta incompatibilidad entre éxito y familia; y aunque pueden encontrarse numerosos casos que demuestran que la compatibilidad es posible, creo que son bastantes más los casos que parecen confirmar que, si existe, es bastante difícil, o no la saben encontrar.

 

Pero eso es según el concepto de éxito que estemos manejando. Yo creo que el concepto de éxito que deberíamos manejar es el de éxito personal. ¿Y qué es el éxito personal? ¿Acaso no es el éxito social o profesional? No, para nada. El éxito personal es algo tan simple como conseguir ser feliz, que es lo que, en el fondo, todos perseguimos; así de sencillo. El éxito social y profesional son caminos a través de los cuales se busca la felicidad; y en algunos casos se encuentra; pero en la mayoría se fracasa (qué contradicción eso de fracasar a través del éxito, ¿verdad?). Sin embargo, las personas que son capaces de formar una familia estructurada y funcional es más probable que sean capaces de encontrar ese éxito personal.

 

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después. 

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

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