sábado, 13 de junio de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL CASTIGO


        "La madre del año" Imagen que dio la vuelta al mundo, generando controversia acerca del método utilizado por la citada madre de Baltimore , quién sacó a golpes a su hijo enmascarado en plena villa pública, dónde éste junto a otras personas cometían actos vandálicos para protestar contra el abuso policial
El castigo es uno de los temas más controvertidos en lo que a educación se refiere, y que con mayor discrepancia de criterios se aplica. Muchos padres castigan con dureza, o con demasiada frecuencia o con poco criterio, generándose la duda de si realmente la intención es educar, o vengarse, o proyectar contra los hijos la agresividad que uno guarda por otras problemáticas. Por el contrario, otros padres son demasiado permisivos, no quedando claro con ello si tratan de educar, o es comodidad o desinterés por su parte. En general, hay bastante desconocimiento sobre el papel que el castigo juega en la educación.

Actualmente hay voces que proclaman la supresión del castigo como método educativo a los hijos. Yo no estoy de acuerdo. La educación es la preparación de los hijos para saber integrarse el día de mañana de una forma positiva a la sociedad. Entonces, los criterios que sirven de modelo a nivel social no pueden descartarse en una educación que persigue precisamente la integración armónica en la sociedad. Y la sociedad ha contemplado el castigo siempre. No ha existido nunca una sociedad que no haya contemplado el castigo contra quienes le causan perjuicios. En lo que sí ha habido muy diferentes criterios, muchos equivocados y pocos acertados, es en el tipo de castigo y la forma de aplicarlo.

       Lo mismo sucede en la educación de los hijos. El castigo debe existir, al menos potencialmente, aunque lo ideal es no tener que aplicarlo, o hacerlo solo ocasionalmente, de modo que el hijo sienta que realmente se trata de un castigo. Si se vuelve frecuente deja de ser un castigo y se convierte en una forma de vida a la que los hijos se acostumbran, perdiendo con ello su efecto. Más aún, los hijos descubren que portándose mal es como consiguen llamar la atención de los padres, y el castigo les da la sensación de que, efectivamente, lo consiguieron, con lo que se convierte más bien en un premio.
Y que el hijo sienta que se trata de un castigo no debe interpretarse como que el castigo debe ser severo; al contrario, si es severo el hijo sentirá una desproporción entre la infracción y el castigo, y que los padres son demasiado implacables e injustos. En esas condiciones, aunque se aprenda a obedecer, se aprende más por temor que por razón. Pero por el contrario, si no suele haber castigo cuando se merece, el hijo sentirá que los padres son aguados o despreocupados, y dejarán de ser la guía y referencia que necesita.
       El castigo debe guardar relación con la infracción, tanto en la magnitud, como en la forma, y el tiempo. En lo posible, debe ser como una consecuencia lógica y natural de la infracción, y debe ser lo más inmediato posible. Debe ser solo ocasional, y, en general, debe cumplirse, aunque excepcionalmente pueda ser retirado, pero haciendo ver que el castigo se merece aunque se retire, mostrando con ello benevolencia y tolerancia, y a la vez firmeza. En este caso, el ser conscientes de merecer el castigo, ya es suficiente castigo para ellos.
       Pero estos criterios deben aplicarse desde pequeños. Si las cosas se han hecho de otra manera hasta llegar a una dinámica nociva, podría no valer simplemente con cambiar de criterio. Un cambio repentino de criterio va a provocar confusión e incertidumbre. No van a tener nada claro. Debe hacerse poco a poco y explicándoles el por qué del cambio, sin temor alguno a reconocer que tal vez antes estaban equivocados. No van a perder autoridad por ello.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.


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