Otra interpretación es la búsqueda de
ubicación, de referencias; saber claramente qué puede y qué no puede, aprender
a qué tiene derecho y a qué no, en definitiva, tener unos límites. Los
caprichos son ensayos en los que el niño expresa indirectamente la necesidad de
conocer sus límites, sentir la seguridad que da estar vinculado a unas referencias
claras y firmes.
Una tercera interpretación es la búsqueda
de la autoridad de los padres. Los caprichos son retos psicológicos mediante
los cuales, aparentemente, buscan parcelas de poder lo más amplias posible
dentro de la familia, pero en el fondo, es al contrario, pues cuanto más poder
tienen, más inseguros se sienten, por no saber manejarlo. Inconscientemente, lo
que realmente pretenden con el capricho es tantear la autoridad de los padres,
y poner a prueba su capacidad para educarles.
Fíjense que en ninguno de estos casos
pretenden realmente el objeto del capricho, sino afecto, límites, autoridad,
educación. En respuesta, la actitud de la mayoría de padres que optan por
conceder el capricho al hijo, responde a alguno de los patrones siguientes: A)
Padres consentidores; Consideran que dando a sus hijos todo lo que piden les
están demostrando todo su amor por ellos. B) Padres débiles; Se sienten
incapaces de decirle que no al hijo por temor al berrinche que los niños usan
como chantaje; y ceden ante cualquier pretensión de ellos. C) Padres
"comodones"; Acceden al capricho, siempre que no implique riesgo
alguno, para no complicarse la vida y para que "dejen de
molestar". D) Padres compensadores;
De alguna manera reconocen que no dedican al hijo la atención debida, y
accediendo al capricho tratan de compensarles. E) Padres condicionadores;
Acceden al capricho con la condición de comprometerles en algún otro aspecto.
Todas estas actitudes típicas son equivocadas.
Otros padres optan por negar el capricho,
normalmente respondiendo a alguno de estos patrones: A) Padres autoritarios;
Deniegan el capricho con autoritarismo, con un simple "no" y punto.
B) Padres "comodones"; Cuando el capricho implica algún riesgo, lo
deniegan por no complicarse la vida y no asumir responsabilidad alguna por
dicho riesgo. C) Padres equívocos; Engañan al hijo accediendo de palabra, pero
no de hecho, postergando el cumplimiento con excusas. D) Padres educadores;
Saben interpretar adecuadamente el capricho y habitualmente responden que no,
explicando en pocas y simples palabras por qué no, con la suficiente suavidad y
serenidad para no herirlo, y a la vez, con la suficiente seguridad y firmeza
para que quede claro y el hijo no insista. Además, suelen tener la
"habilidad" para intuir cuándo, excepcionalmente, un capricho sí
puede ser complacido. Esta última es la única actitud correcta. Integrar a los
hijos armoniosamente a su verdadero papel en la familia, y, en definitiva, en
la sociedad, debe ser precisamente el objetivo fundamental de la educación que
los padres les ofrecemos.
Acerca de la Dra. Mendoza
Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención,
y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y
educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia
profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada
persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la
educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde
que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del
rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el
futuro.