
Diría que el
99% (si es que no el 100%) de las consultas que se me hacen se refieren a
situaciones en las que el problema ya está ahí, y la gran mayoría de ellas,
cuando el problema ya está ahí de forma grave; y de ellas, en muchos casos
cuando ya es de difícil solución, porque las circunstancias que lo han
provocado han estado ahí por tanto tiempo que el daño ha arraigado y se han
producido otros daños indirectos; y también, y sobre todo, porque esas
circunstancias familiares que lo han provocado están frecuentemente tan
arraigadas y enredadas que difícilmente hay posibilidad de regenerarlas, pues
el tratar de hacerlo supondría ocasionar otra serie de daños, o a veces
simplemente modificar hábitos y criterios que no hay voluntad de cambiar.
Normalmente,
cualquiera que haya sido madre o padre ha imaginado que sus hijos serán
excelentes muchachos, y algún día, personas de éxito. Y lo de éxito no debe entenderse
como fama o poder, aunque frecuentemente hasta eso imaginamos también; debe
entenderse como en armonía plena consigo mismo y con su entorno; en otras
palabras, feliz. Y lo imaginamos como si ello fuera a suceder por arte de
magia, sin que nosotros, como padres, tengamos un plan para que ello sea
posible; sin que, muchas veces, hagamos el más mínimo movimiento encaminado
hacia ello.
Más bien al
contrario, muchas veces planteamos nuestra vida de modo que nuestra
satisfacción inmediata, nuestro orgullo y otras muchas cosas tienen más
importancia que invertir en el futuro de nuestros hijos. Muchas veces pareciera
que planteamos nuestra vida en sentido completamente opuesto a los intereses de
nuestros hijos, arriesgando nuestra vida de forma estúpida, enredándonos en
situaciones de deslealtad que tienden a destruir o impedir un marco familiar
adecuado, y, sobre todo, dedicando bastante tiempo a intereses ajenos a los
hijos, y casi nada a compartir con ellos y estimularles.
El que nuestros
hijos sean personas de éxito, sanas y felices normalmente no es una cuestión de
magia; no es una cuestión azarosa. Los padres tenemos en nuestra mano las
claves; entre las principales:
· la estructura familiar funcional, clara y estable (ver FAMILIA
DISFUNCIONAL) como marco más adecuado
para el sano desarrollo de los hijos.
·
Criterios educativos adecuados. En diferentes posts de
este espacio se ha hablado de muchos criterios educativos y cómo aplicarlos.
·
Planificar el desarrollo de nuestros hijos a mediano y
largo plazo y establecer estrategias para que se lleve a cabo lo planificado.
El plan de desarrollo de nuestros hijos debería ser prioritario sobre cualquier
otra cosa en nuestro proyecto de vida.
·
Compartir tiempo con ellos estimulando su propio
interés en todo aquello que es para su bien, de modo que no lo sientan como
algo impuesto, sino como algo en lo que encuentran satisfacción y les genera
autoestima.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría
General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia,
obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional,
desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales:
una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en
ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la
necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado
también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha
permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy
consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la
comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual
manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios
de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de
absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más
mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre
relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de
tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida
del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser
en el futuro.
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