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jueves, 14 de enero de 2016

Guatemala: Comediante asume hoy como presidente. ¿Lo hará mejor que políticos tradicionales?

Con Información de Soy 502 y Prensa Libre
 Jimmy Morales es el presidente número 50 de Guatemala

Jimmy Morales obtuvo el 67.43% de los votos en la segunda vuelta

Jimmy Morales asumirá las riendas de un país envuelto en una grave crisis de corrupción e inseguridad.

Desde este jueves Guatemala contará con nuevo presidente. Jimmy Morales, quien asume el cargo tras ser elegido por los guatemaltecos en las elecciones del 25 de octubre de 2015.

Ahora le tocará asumir la Presidencia de un país envuelto en la corrupción que provocó la salida del cargo al expresidente Otto Pérez Molina.

Este tema será el principal reto que tendrá Morales, además de enfrentar la inseguridad que aterroriza a la población y que dejó unos 6 mil asesinatos en 2015.

El analista político de la Asociación de Investigaciones y Estudios Sociales, José Carlos Sanabria, considera que en la nación guatemalteca existe mucha expectativa por la necesidad de promover cambios en el país y solucionar los problemas que se tienen.

Morales, en las elecciones, se mostró como un personaje “nuevo” en la política, aunque no lo era porque ya había sido candidato a alcalde de Mixco hacía cuatro años.

El actor y empresario convenció a la ciudadanía de votar por él con su humor, carisma y facilidad de palabra como sus principales armas en una población sumergida por el descontento popular hacía la "vieja política", como la llamó Morales.

Jimmy Morales, de 46 años de edad, es casado y padre de cuatro hijos, se autodefine como "empresario, docente universitario, comunicador, académico, filántropo y político". Su perfil es claramente conservador: entre sus principios fundamentales dice que destaca "la familia" y "el temor a Dios".

¿Quién es Jimmy Morales?

Por Geovanni Contreras Corzantes

Se vendió como alguien “nuevo” en la política, aunque no lo era porque ya había sido candidato a alcalde de Mixco hacía cuatro años. El actor y empresario Jimmy Morales convenció a la ciudadanía de votar por él con su humor, carisma y facilidad de palabra como sus principales armas.

En el ámbito público solo era conocido como actor de comedia, productor y empresario, por el programa de televisión Moralejas, y no se sabía nada de su vida, ni en lo personal ni en lo privado.

Jimmy Morales gana la primera y segunda vueltas de las elecciones 2015, al vencer a políticos tradicionales como Manuel Baldizón y Sandra Torres

Por eso, y sobre todo a escala internacional, la gente se preguntaba: “¿Quién es Jimmy?”.

En este perfil se intenta dar respuesta a esa pregunta.

Candidato sorpresa

Con Morales casi que sucedió lo que con Jimmy Carter en 1974, cuando anunció su postulación a la Presidencia de Estados Unidos —que ganaría casi dos años después—, porque no era conocido, y se presentó después del escándalo del Watergate, lo que le dio una ventaja sin precedentes.

Incluso el diario Constitution, de su natal estado de Georgia, tituló al día siguiente del anuncio: “Jimmy who is running for what!?” —Jimmy, ¿quién está postulándose para qué?—.

De James a Jimmy

De padres zacapanecos, James Ernesto Morales Cabrera nació el 18 de marzo de 1969, y 42 años después se cambió legalmente el nombre por el de Jimmy Morales.

Ese cambio coincide con su incorporación a la política, al postularse para la alcaldía de Mixco por el partido Acción de Desarrollo Nacional (ADN), cuya candidata presidencial era Adela Camacho de Torrebiarte, actual comisionada presidencial para la Reforma Policial.

La solicitud del cambio de nombre se presentó en febrero del 2011, y el edicto fue publicado en abril del mismo año.

Estudioso

Morales estudió la primaria, los básicos y el ciclo diversificado en el Instituto Evangélico América Latina. Es licenciado en Administración de Empresas, cerró una maestría en Altos Estudios Estratégicos y un doctorado en Seguridad Estratégica, con tesis pendiente.

También cursó un profesorado en Teología, en el Seminario Teológico Bautista.

El doctorado fue creado por el general retirado Ricardo Bustamante, exsecretario técnico del Consejo Nacional de Seguridad y hombre de confianza de Otto Pérez Molina.

En diferentes entrevistas, Morales aseguró que antes de dedicarse a sus estudios vendía plátanos y ropa usada en mercados y en La Terminal.


Aunque se ha definido como un hombre de mente abierta, se opone al matrimonio homosexual y a la legalización de la marihuana.

lunes, 21 de enero de 2013

Discurso de toma de posesión de Barack Obama en su segundo término.


Traducción libre

Washington, D.C., 21 de enero de 2013

Vicepresidente Biden, Presidente del Tribunal Supremo, miembros del Congreso de los Estados Unidos, distinguidos invitados y compatriotas:

Cada vez que nos reunimos para tomar posesión de la presidencia, somos testigos de la fuerza perseverante de nuestra Constitución. Afirmamos la promesa de nuestra democracia. Recordamos que lo que une a esta nación no son los colores de nuestra piel o los principios de nuestra fe o el origen de nuestros nombres. Lo que nos hace excepcionales –lo que nos hace estadounidenses—es nuestro compromiso con una idea, articulada en la declaración hecha hace dos siglos:

“Sostenemos estas verdades para que sean evidentes por sí solas, que todos los hombres son creados iguales, que son bendecidos por el Creador con ciertos derechos inalienables, que entre esos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad”.

Hoy continuamos un viaje sin fin, para alcanzar el significado de aquellas palabras con las realidades de nuestro tiempo. Porque la historia nos dice que si bien estas verdades son evidentes por sí solas, no se cumplen solas; que si bien nuestra libertad es un regalo de Dios, debe ser cuidado por su Pueblo aquí en la Tierra. Los patriotas de 1776 no lucharon para reemplazar la tiranía de un rey con los privilegios de unos pocos o por el poder de la turba. Nos dieron una República, un gobierno de, y por, y para el pueblo, confiándole a cada generación la obligación de mantener a salvo nuestro credo.

Por más de doscientos años, lo hemos hecho.

Por la sangre sacada con el látigo y la sangre sacada por la espada, hemos aprendido que ninguna unión basada en los principios de la libertad y la igualdad podría sobrevivir medio esclava y medio libre. Nos reconstruimos solos y prometimos avanzar juntos.

Juntos, determinamos que una economía moderna requiere líneas de ferrocarril y autopistas para acelerar el transporte y el comercio; las escuelas y las universidades para entrenar a nuestros trabajadores.

Juntos, hemos descubierto que un mercado libre solo prospera cuando hay reglas que aseguren la competencia y el juego limpio.

Juntos, decidimos que una gran nación debe cuidar a sus vulnerables, y que protege a su gente de los peores peligros e infortunios de la vida.

En todo este camino, nunca hemos cedido en nuestro escepticismo por la autoridad central, ni hemos sucumbido a la ficción que todos los males de la sociedad pueden ser curados solo por el gobierno. Que celebremos las iniciativas y las empresas; que insistamos en el trabajo duro y en la responsabilidad personal, son constantes en nuestro carácter.

Pero siempre hemos comprendido que cuando los tiempos cambian, también debemos cambiar nosotros; que la fidelidad a nuestros principios fundacionales requiere nuevas respuestas a nuevos retos; que preservar nuestras libertades individuales al final requiere de acciones colectivas. Porque el pueblo estadounidense no puede cumplir con las demandas del mundo de hoy actuando solo, como los soldados estadounidenses no podrían haber encardo las fuerzas del fascismo o del comunismo con mosquetes y milicias. Ninguna persona por sí sola puede entrenar a todos los maestros de matemáticas y ciencias para preparar a nuestros hijos para el futuro, o construir las carreteras y las redes y los laboratorios de investigación que traerán nuevos trabajos y negocios a nuestras costas. Ahora, más que nunca, debemos hacer estas cosas juntos, como una nación, y como un solo pueblo.

Esta generación de estadounidenses ha sido puesta a prueba por crisis que fortalecieron nuestra decisión y probaron nuestra capacidad. Una década de guerra está terminando. Nuestra recuperación económica ha comenzado. Las posibilidades de Estados Unidos son infinitas, porque poseemos todas las cualidades que este mundo sin fronteras demanda: juventud e ímpetu; diversidad y apertura; una capacidad sin fin para los riesgos y un don para la reinvención. Mis queridos compatriotas, estamos hechos para este momento, y lo aprovecharemos –siempre y cuando lo hagamos juntos.

Porque nosotros el pueblo, entendemos que nuestro país no puede tener éxito cuando unos pocos que cada vez son menos viven bien y que las mayorías en aumento apenas si salen a flote.  Creemos que la prosperidad de Estados Unidos debe descansar sobre los hombros de una pujante clase media. Sabemos que Estados Unidos florece cuando cada persona puede encontrar independencia y orgullo en su trabajo; cuando los sueldos del trabajo honesto liberan familias del borde de la pobreza. Cumplimos con nuestro credo cuando una niña nacida en la mayor pobreza sabe que tiene la misma oportunidad de tener éxito que cualquier otro, porque es estadounidense, es libre y es igual, no solo a los ojos de Dios sino también a los nuestros.

Comprendemos que nuestros gastados programas son inadecuados para las necesidades de nuestro tiempo. Debemos forjar nuevas ideas y tecnología para rehacer nuestro gobierno, relanzar nuestro código de impuestos, reformar nuestras escuelas y empoderar a nuestros ciudadanos con las habilidades que necesitan para trabajar más duro, aprender más y subir más. Pero mientras los medios cambiarán, nuestros propósitos persisten: a una nación que premia el esfuerzo y la determinación de cada estadounidense. Esto es lo que requiere el momento. Eso es lo que dará verdadero significado a nuestro credo.

Nosotros, el pueblo, aún creemos que cada ciudadano merece una medida básica de seguridad y dignidad. Debemos tomar las decisiones difíciles para reducir los costos del cuidado de la salud y de tomar control de nuestro déficit. Pero rechazamos la creencia que Estados Unidos debe escoger entre cuidar a la generación que construyó este país e invertir en la generación que construirá su futuro. Porque recordamos las lecciones de nuestro pasado, cuando años oscuros fueron caracterizados por la pobreza, y los padres de un niño con impedimentos no tenía a quién acudir. No creemos que en este país, la libertad está reservada para los que tienen suerte, o la felicidad para los pocos. Reconocemos que sin importar qué tan responsablemente vivimos, cualquiera de nosotros, en cualquier momento, puede sufrir un despido, o una enfermedad repentina, o que nuestra casa se la lleve una tormenta terrible. Los compromisos que tenemos unos con otros –a través de Medicare y Medicaid y la Seguridad Social—estas cosas no socavan nuestras iniciativas;  nos fortalecen. No nos hace una nación de aprovechados; nos libera para tomar los riesgos que hace a este país grande.

Nosotros, el pueblo, todavía creemos que nuestras obligaciones como estadounidenses no son solo para nosotros, sino para toda la posteridad. Responderemos a la amenaza del cambio climático, sabiendo que dejar de hacerlo traicionaría a nuestros hijos y a las futuras generaciones. Algunos todavía pueden negar la abrumadora evidencia de la ciencia, pero nadie puede evitar el impacto devastador de los incendios forestales, y de la paralizante sequía y de más potentes tormentas. El camino hacia las fuentes de energía sostenible será largo y algunas veces difícil. Pero Estados Unidos no puede resistirse a esta transición, debe liderarla. No podemos ceder a otras naciones la tecnología que impulsará nuevos trabajos y nuevas industrias –debemos reclamar este derecho. Así es como mantendremos la vitalidad de nuestra economía y nuestros tesoros nacionales –nuestros bosques y nuestros ríos; nuestras tierras fértiles y nuestros picos nevados. Así es cómo preservaremos nuestro planeta, que Dios nos ha ordenado cuidar. Eso es lo que le dará significado al credo que una vez declararon nuestros padres.

Nosotros el pueblo, todavía creemos que la seguridad permanente y la paz duradera no requieren de una guerra perpetua. Nuestros valientes hombres y mujeres uniformados, templados por las llamas de la batalla, son inigualables en habilidades y coraje. Nuestros ciudadanos, forjados por la memoria de los que hemos perdido, conocen demasiado bien el precio que se paga por la libertad. El conocimiento del sacrificio nos mantendrá vigilante contra aquellos que querrían hacernos daño. Pero también somos herederos de aquellos que ganaron la paz y no solo la guerra, que convirtieron a nuestros peores enemigos en los amigos más confiables, y debemos traer esas lecciones a este tiempo también.

Defenderemos a nuestro pueblo y sostendremos nuestros valores a través de la fuerza de las armas y del cumplimiento de la ley. Mostraremos nuestro coraje para tratar y resolver nuestras diferencias con otras naciones de manera pacífica –no por ser ingenuos sobre los peligros que encaramos, sino porque el involucramiento puede funcionar mejor para borrar las sospechas y el miedo. Estados Unidos seguirá siendo el ancla de las fuertes alianzas en todos los rincones del mundo; y renovaremos estas instituciones que extienden nuestra capacidad para manejar crisis en el extranjero, porque nadie tiene más en juego en un mundo pacífico que su nación más poderosa. Apoyaremos la democracia desde Asia hasta África; desde las Américas hasta el Medio Oriente, porque nuestros intereses y nuestras conciencias nos obligan a actuar en nombre de aquellos que buscan la libertad. Y debemos ser la fuente de esperanza para los pobres, los enfermos y los marginados, las víctimas de prejuicio –no por mera caridad, sino porque la paz en nuestros tiempos requiere el constante avance de estos principios que nuestro credo en común describe: tolerancia y oportunidad; dignidad humana y justicia.

Nosotros, el pueblo, declaramos hoy la más evidente de las verdades –que todos nosotros somos creados iguales—es la estrella que todavía nos guía; tal como guió a nuestros antepasados a través de las cataratas del Seneca, y en Selma, y en Stonewall; tal como guió a todos aquellos hombres y mujeres, celebrados y no celebrados, que dejaron huellas a los largo de esta gran alameda, para escuchar a un tal King proclamar que nuestra libertad individual está indivisiblemente atada a la libertad de cada alma en esta Tierra.

Es tarea de nuestra generación seguir el camino que comenzaron estos pioneros. Porque nuestro viaje no está completo hasta que nuestras esposas, nuestras madres, y nuestras hijas puedan ganarse la vida de acuerdo a sus esfuerzos. Nuestro viaje no está completo hasta que nuestros hermanos y hermanas homosexuales sean tratados como cualquier otro bajo la ley –porque si somos realmente creados iguales, entonces seguramente el amor con que nos comprometernos unos con otros debe ser igual también. Nuestro viaje no está completo hasta que ningún ciudadano sea obligado a esperar durante horas para ejercer el derecho al voto. Nuestro viaje no está completo hasta que encontremos una mejor manera de dar la bienvenida a los esperanzados y luchadores inmigrantes que todavía ven en Estados Unidos la tierra de oportunidad, hasta que los brillantes estudiantes y los ingenieros sean enlistados en nuestras fuerzas de trabajo en lugar de ser expulsados de nuestro país. Nuestro viaje no está completo hasta que todos nuestros hijos, desde las calles de Detroit hasta las colinas de Appalachia hasta las calles de Newtown, sepan que les cuidamos y que les queremos, y que siempre les cuidaremos de los peligros.

Esa es la tarea de nuestra generación –hacer que estas palabras, estos derechos, estos valores—de Vida, de Libertad y de Búsqueda de la felicidad –sean reales para cada estadounidense. Cumplir con los documentos fundacionales no requiere que estemos de acuerdo en cada vuelta de la vida; no significa que todos tendremos el mismo concepto de libertad, o que todos seguiremos el mismo preciso camino hacia la felicidad. El progreso no nos obliga a que resolvamos los debates sobre el papel del gobierno que llevan siglos para toda época –pero requiere que actuemos en nuestra época.

Porque ahora es tiempo de decisiones, y no podemos quedarnos parados. No podemos confundir absolutismo con principios, o sustituir espectáculo por política, o tratar los insultos como un debate razonable. Debemos actuar, sabiendo que nuestro trabajo será imperfecto. Demos actuar, sabiendo que las victorias de hoy serán solo victorias parciales, y que dependerá de los que estén aquí dentro de cuatro años, y dentro de 400 años para avanzar en el espíritu una vez conferido a nosotros en un salón de Filadelfia.

Mis queridos compatriotas, el juramento que he hecho hoy ante ustedes, como el recitado por otros que sirvieron en este Capitolio, fue un juramento a Dios y al país, no a un partido o facción –y debemos cumplirlo fielmente durante lo que dure nuestra función. Pero las palabras que pronuncié hoy no son tan diferentes de los juramentos que toman los soldados al enlistarse, o al de un inmigrante que cumple su sueño. Mi juramento no es tan diferente de la promesa que hacemos a la bandera que ondea sobre nosotros y que llena nuestros corazones de orgullo.

Son las palabras de los ciudadanos, y representan nuestra máxima esperanza.Ustedes y yo, como ciudadanos, para establecer el camino de este país.

Ustedes y yo, como ciudadanos, tenemos la obligación de darle forma a los debates de nuestro tiempo –no solo con los votos que emitimos, sino con las voces que levantamos en defensa de nuestros valores más antiguos y nuestros ideales más perdurables.

Permitamos que cada uno de nosotros abrace, con solemnidad y alegría, lo que constituye nuestro derecho de nacimiento. Con esfuerzo común y propósito común, con pasión y dedicación, respondamos al llamado de la historia y llevemos al futuro incierto nuestra preciosa luz de la libertad.

Gracias, que Dios los bendiga y que bendiga por siempre a los Estados Unidos de América.

domingo, 20 de enero de 2013

Democracia: Obama si asistió y si juró para un nuevo término


Tomado de La Voz de América

Privada y sobria fue la toma de juramento del presidente Obama en la Casa Blanca al mediodía de este domingo.

Barack Obama jura para segundo mandato

Fue un evento corto y de carácter oficial en la Casa Blanca. La ceremonia pública se cumplirá este lunes. Siga el especial cubrimiento de Voz de América.

A la ceremonia de toma de juramento del presidente Barack Obama asistió la familia del mandatario, el juez Presidente de la Corte Suprema, John Roberts, invitados especiales y la prensa.

El presidente Obama utilizó la Biblia de la familia Robinson, un regalo del padre de la primera dama, Fraser Robinson III, a su madre, LaVaughn Delores Robinson, hecho en el año 1958.

 Joe Biden juró como vicepresidente ante la jueza Sonia Soto Mayor


En la mañana, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue juramentado en su segundo mandato en el interior de su residencia en el Observatorio Naval.

La jueza hispana, Sonia Sotomayor, fue la encargada del evento y Biden, con una mano sobre la biblia familiar y la otra frente a la magistrada, recibió la juramentación.

Al acto asistieron sus familiares y otros invitados quienes anteriormente habían participado de una misa.

Tres mujeres han juramentado presidentes y vicepresidentes de EE.UU., Sarah T. Hughes juramentó al presidente Johnson en 1963, la jueza Sandra Day O'Connor juró al vicepresidente Dan Quayle en 1989, y la jueza Ruth Bader Ginsburg impartió la juramentación al vicepresidente Al Gore en 1997.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Fecha de toma de posesión para presidencia venezolana es inmóvil


Tomado de EL UNIVERSAL
Para expertos la fecha de la posesión es inamovible
Sánchez, Casal y Mármol rechazan la propuesta de Diosdado Cabello

Por JUAN FRANCISCO ALONSO 

"Dentro de la Constitución todo, fuera de ella nada". Con estas palabras el presidente Hugo Chávez desechó, a lo largo de estos años, distintas propuestas que le formularon sus opositores, empresarios y académicos para resolver varias crisis que se presentaron. Sin embargo, ahora esta máxima es enarbolada por sus detractores para rechazar rotundamente que la fecha de la toma de posesión pueda modificarse para permitirle al mandatario recuperarse de su cuarta operación en año y medio y asumir su tercer sexenio consecutivo. 

Para los constitucionalistas Enrique Sánchez Falcón y Gustavo Linares Benzo, así como para la magistrada de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia, Blanca Rosa Mármol de León, la propuesta que formuló, a título personal, el presidente de la Asamblea Nacional, diputado Diosdado Cabello, de mover la juramentación del Jefe del Estado desde el 10 de enero a otro día no es posible. 

"El 10 de enero, ciertamente es una fecha fatal, pero como todo en la vida puede alterarse por circunstancias sobrevenidas esa fecha podría modificarse, pero siempre que hayan razones de peso y que las mismas se expliquen", afirmó Sánchez, quien agregó: "Si por ejemplo el Presidente debe ser operado de emergencia o sufrió un accidente se puede alterar la fecha, pero este no es ese caso, pues desde hace más de un año que se conoce de la enfermedad del presidente Chávez y aquí no se puede hablar de un imprevisto, sino de una incapacidad manifiesta para ejercer su cargo". 

Linares Benzo tampoco considera constitucionalmente posible que se pueda postegar la juramentación del primer mandatario y, por ello, advirtió que si él no puede estar en la Asamblea Nacional el próximo día 10 para jurar su cargo, entonces debería declararse su falta absoluta, la Jefatura del Estado debe ser ocupada por el Presidente del Parlamento y se deben llamar a nuevas elecciones.

No obstante, reconoce que si solicita opinión a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ese organismo permitirá que cambie la toma de posesión, pues "jamás ha fallado contra el Gobierno", pero alertó que "no se puede dejar sin fecha este acto a la espera de que el presidente Chávez se recupere. Se tiene que fijar un plazo". 

Según Linares Benzo, "por analogía" el lapso máximo que debería esperarse para que el convaleciente mandatario jure su cargo es de 90 días, el mismo que la Carta Magna da para que esté temporalmente ausente del Palacio de Miraflores.

Letra sagrada 

Para la magistrada Mármol de León la eventual materialización de la propuesta de Cabello implicaría una violación de la Constitución.

"La Constitución es muy clara sobre el momento en el que debe celebrarse la toma de posesión y no se puede apelar a la voluntad popular que eligió al Presidente para intentar obviarla, pues fue esa misma voluntad popular la que en diciembre de 1999 aprobó esa Constitución", afirmó, al tiempo que consideró un disparate la posibilidad de que se hable de que el TSJ podría viajar a Cuba para juramentar al mandatario.

Que dice al respecto la constitución venezolana?
• El artículo 231 de la Constitución establece que "el candidato elegido tomará posesión del cargo de Presidente de la República el 10 de enero del primer año del período constitucional, mediante juramento ante la Asamblea Nacional. Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)". 

• El artículo 233 establece que "cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección, universal, directa y secreta dentro de los 30 días consecutivos siguientes. Mientras se elige y toma posesión el nuevo Presidente se encargará de la Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional". 

• El artículo 234 establece que "las faltas temporales del Presidente serán suplidas por el Vicepresidente hasta por 90 días, prorrogables por decisión de la Asamblea Nacional hasta 90 días más". JFA