domingo, 5 de mayo de 2013

Prensa argentina brinda detalles de la asunción de Reyes de Holanda


 Tomado de Entremujeres.com 

Guillermo asumió con elogios a su madre y a Máxima


Por María Laura Avignolo


Agradeció a Beatriz por sus 33 años de reinado y de su mujer dijo que “tomó el país entre los brazos y se convirtió en holandesa entre holandeses”.

"Viva el rey”, seguido de tres hurras. Así culminó la ceremonia que desplegó toda la pompa real, digna de una de las más tradicionales casas europeas. Guillermo y Máxima ya son reyes de Holanda y la fiesta sigue en las calles, con cerveza, bailes y desfiles. “Quiero desempeñarme como rey con toda la fuerza que me han dado”, dijo Guillermo en su juramento, la parte central de la ceremonia de investidura. Pero el punto más emotivo fueron las palabras que dedicó a su madre, la reina Beatriz, y a su esposa.

Con un largo e imponente manto de armiño sobre sus hombros, Guillermo agradeció a Beatriz por sus 33 años de reinado, pero también por haber cumplido plenamente su rol de madre, “apoyo en los momentos tristes” y esposa. También la elogió porque nunca se abandonó a la “popularidad ligera” sino que siempre tuvo un estilo de “estabilidad, porque representa la tradición”. Su madre, poco afecta a las emociones, se la veía conmovida con las palabras de su heredero. Sonrió, envió un beso a su hijo e incluso derramó alguna lágrima.

A su esposa Máxima, sentada a su lado, el rey le dedicó otro pasaje de su discurso. “Tomó el país entre los brazos y se convirtió en holandesa entre holandeses”, dijo y señaló que la argentina está lista para “ponerse al servicio” de Holanda. Ella le sonrío con cariño y aplomo.

A los holandeses también les habló. Les pidió “colaborar con creatividad, espíritu de empresa y apertura” y él se comprometió a proteger la “libertad y los derechos” de todos los residentes, prestando más atención a los que se sienten “vulnerables. “El hecho de que el rey no tenga responsabilidades políticas no significa que no tenga responsabilidades, agregó, recordando que su madre fue “monarca, esposa, madre e hija y no ha fallado en ninguna de sus responsabilidades”.

La reina Máxima estaba espléndida, con una tiara histórica de la reina Emma y un vestido de encaje azul eléctrico de diseñador holandés y capa con amplias hombreras, del mismo color que los vestidos de sus hijas. Entró con Guillermo de la mano a la Iglesia Nueva, donde se habían casado hace 11 años, con aire solemne ante las decenas de representantes de las casas reales del mundo y jefes de Estado y gobierno.

En medio de las hurras de su pueblo, la procesión fue iniciada por Catharina Amalia, Alexia y Arianne, vestidas con azul eléctrico y moños al tono. Las seguía su abuela Beatriz, ahora princesa de Orange, de azul oscuro y con sombrero y una roseta en su banda y el resto de la familia real, con sus príncipes y princesas. Cada uno de ellos posaba para los fotógrafos. Todos entraron a la iglesia para esperar a los nuevos soberanos, en un protocolo milimetrado pero funcional. Las princesitas se sentaron junto a su abuela, que les hablaba con ternura después de que las chiquitas ensayaran ayer la ceremonia.

Entre los invitados reales desplegaron sus más espectaculares uniformes militares los hombres y los vestidos más elegantes las mujeres. El príncipe Carlos de Inglaterra, que presenció la asunción de la reina Beatriz en 1980 y aún sin poder llegar al trono británico, estaba en su uniforme naval y se lo veía triste, como siempre. Camilla, su esposa, repitió el tocado de laureles de su casamiento en un vestido largo lila. Philipe y Matilde de Bélgica lucían esplendorosos .

Las recomendaciones de no usar sombreros fueron abandonadas. Laurentine, la esposa del príncipe Constantino, lucía una espectacular pamela. Letizia de España estaba de gris y con un “fascinator” de plumas acompañada por el príncipe Felipe, con barba rala. El beige en la pamela y el vestido fue elegido por Victoria de Suecia, la futura heredera y madrina de Catharina Amalia. La esposa del heredero de Brunei estaba cubierta por su velo islámico.

La ceremonia va a ser recordada por la reaparición de la princesa Masako y su esposo, los herederos de Japón, después de su larga depresión. Con un vestido beige largo y un sombrero, la ex graduada de Harvard y ex diplomática, sonreía con calma. El príncipe de Mónaco, Alberto, llegó sin Charlene, su esposa sudafricana.

Europa estaba representando por el presidente de la Comisión Europea, José Barroso. No demasiado lejos estaba Kofi Annan, ex secretario de las Naciones Unidas y su esposa finlandesa.

Tras la ceremonia, Guillermo y la nueva reina Máxima ya investidos regresaron al Palacio real, donde ofrecieron una recepción a las 18 miembros de las familias reales, a los legisladores, el Consejo de Estado, gobernadores, y primeros ministros de Aruba, Curazao y St Marteen, a las delegaciones extranjeras más el personal diplomático y otros dignatarios.

Luego irán hasta el Eye Amsterdam, un espectacular museo inaugurado por la ahora ex reina Beatriz en el puerto, para partir después en un paseo marítimo junto a sus hijas, escoltado por una caravana de barcos, para saludar a sus súbditos. Los holandeses bailarán hasta la medianoche para celebrar en la plaza de Dam la llegada de los nuevos reyes.

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Recuerdan 50 aniversario de escándalo sexual que provocó dimisión de J Profumo, Ministro de guerra británico


Tomado de 20 Minutos

Christine Keller en la Silla

Los 50 años del escándalo de sexo y espionaje del 'caso Profumo', recordados por el arte


 Por Anxel Grove

§ Las relaciones entre el ministro de Guerra John Profumo y la corista Christine Keller tumbaron a un gobierno conservador del Reino Unido en plena Guerra Fría.

§ El escándalo, que saltó cuando se supo que ella también se acostaba con un espía soviético, convirtió a Keller en una celebridad del pop británico.

§ La exposición "Scandal '63" reúne los productos artísticos nacidos al pairo del asunto y permite redescubrir a la gran pintora Pauline Boty, prematuramente muerta.



Pauline Boty

Una corista convertida en sensación nacional —la foto en la que posa desnuda tras la silla con un mohín pícaro es una de las grandes imágenes de la segunda mitad del siglo XX—; unministro de Guerra, casado, conservador y con título nobiliario, pillado en peligrosas aventuras de cama y contando mentiras a la Cámara de los Comunes; un agregado naval de la Embajade de la URSS que en realidad era espía y que también estaba liado con la misma chica, a su vez amante de un vendedor de heroína al menudeo...

¿Más pimienta? Añadan el año, 1963, en plena cúspide paranoide la Guerra Fría, y el lugar, Londres, capital del artificio, la doble moral y la prensa amarilla, y ya tienen montada la trama de uno de los grandes escándalos políticos de la segunda mitad del siglo XX, el caso Profumo.


Dimisión por "problemas de salud"
El 50º aniversario del tremendo lío de sexo, mentiras y secretos militares que llevó a la renuncia al entonces primer ministro toryHarold McMillan (que no fue muy original a la hora de justificar la dimisión: "problemas de salud") es recordado ahora en varias exposiciones en el Reino Unido, donde el escándalo se integró en la cultura popular, fue explotado por los medios de comunicación y utilizado por los artistas de la emergente generación del pop de los años sesenta del Swinging London.

Scandal '63: The Fiftieth Anniversary of the Profumo Affair (El escándalo del 63, el 50º aniversario del caso Profumo), en laNational Portrait Gallery de la capital británica hasta el 15 de septiembre, demuestra que, pensemos lo que pensemos, los ingleses tienen una envidiable capacidad para exhibir los trapos sucios cuando todavía las manchas no han sido lavadas por el tiempo.

Keller tenía tres amantes: el ministro, el espía y un traficante

El museo público nacional saca de sus almacenes todas las obras de arte generadas por el asunto, entre ellas una colección de fotos de la gran protagonista, Christine Keeler, lashowgirl de familia obrera que trabajaba en clubes nocturnos y era amante en días alternos del ministro John Profumo, el espía rezident de la URSS en LondresYevgeny Ivanov y el camello de drogas en el submundo londinense y promotor de jazz Johnny Edgecombe.
La sesión de la silla
Fotos por Lewis Morley
Entre las obras que se exhiben están, por supuesto, las fotos que Lewis Morley hizo a Keeler en la famosa sesión de la silla, aunque no se exponen otras mucho más explícitas de la muchacha, que entonces tenía 21 años y no llegó a ser acusada de ningún delito. Las imágenes, tomadas en pleno apogeo del escándalo, eran, en teoría, para promocionar la película The Keeler Affair, un documental para el que ella había firmado un contrato que la obligaba a posar desnuda, aunque en el último momento se echó para atrás y logró que las imágenes no revelasen nada.

La silla se convirtió en una de las más vendidas

Una de las fotos, la que abre esta pieza, fue filtrada por alguien —nunca se supo quién— al tabloide sensacionalista Sunday Mirror, que la publicó a toda página en portada. 

Buena parte del público del Reino Unido se enamoró de Keller, sensual y atrevida, y, de paso, convirtió en un éxito de ventas la silla del diseñador danés Arne Jacobsen, el modelo conocido como 3107 chair, uno de los muebles más copiados de la historia. Para evitar pagarcopyright al diseñador, el fotógrafo Morley utilizó una copia pirata para sentar a Keller.
Pauline Boty, menospreciada por Hockney y Blake
La exposición de la National Portrait Gallery permite el redescubrimiento de una artista injustamente olvidada, Pauline Boty, de la que se expone una foto —la pintura original desapareció— en la que posa con un cuadro basado en la imagen de Keller en la silla. Muy dotada y de gran producción, Boty fue menospreciada por la crítica y por algunos de sus contemporáneos del movimiento pop inglés (era amiga de los muy admirados David Hockney yPeter Blake), que siempre la consideraron poco más que una muchacha agraciada. Tiene cierto sentido que Boty se haya interesado por la figura de Keller, también manipulada y uitilizada por su condición femenina.

Una artista  ensombrecida por sus compañeros masculinos

No es la única exposición con obras de Boty que se va a celebrar en el Reino Unido. La antología Pauline Boty: Pop Artist and Woman (Pauline Boty: artista pop y mujer) está anunciada, entre el uno de junio y el 16 de noviembre, en laWolverhampton Art Gallery, la primera muestra en un museo de una artista "largamente ensombrecida por sus compañeros masculinos", apuntan los organizadores. Entre los 40 cuadros que se mostrarán al público, muchos nunca antes exhibidos, hay collages con gran carga política.

El interés por la obra de Boty no repara las heridas de una vida de práctico olvido y una trágica muerte prematura, en 1966, a los 28 años, tras padecer un cáncer inoperable mientras estaba embarazada y negarse al tratamiento por temor a perder el feto. Solamente fumaba marihuana para mitigar los dolores y dibujó hasta el día antes de morir. 

El chavismo rumbo a su encuentro con Chávez en el otro mundo


 Tomado de El País

La muerte lenta del chavismo

Por Mario Vargas Llosa

Diosdado Cabello celebraba que María Corina Machado fuera arrastrada por los cabellos

Da tristeza un Gobierno, cuyo jefe de Estado silba, ruge o insulta porque no sabe hablar

 

PIEDRA DE TOQUE. Al mismo tiempo que el Gobierno de Nicolás Maduro convertía el Parlamento en un aquelarre de brutalidad, la represión se amplificaba y se detenía a funcionarios por votar a la oposición


Una fiera malherida es más peligrosa que una sana pues la rabia y la impotencia le permiten causar grandes destrozos antes de morir. Ese es el caso del chavismo, hoy, luego del tremendo revés que padeció en las elecciones del 14 de abril, en las que, pese a la desproporción de medios y al descarado favoritismo del Consejo Nacional Electoral —cuatro de cuyos cinco rectores son militantes gobiernistas convictos y confesos— el heredero de Chávez, Nicolás Maduro, perdió cerca de 800 mil votos y probablemente sólo pudo superar a duras penas a Henrique Capriles mediante un gigantesco fraude electoral. (La oposición ha documentado más de 3,500 irregularidades en perjuicio suyo durante la votación y el conteo de los votos).

Advertir que “el socialismo del siglo XXI”, como denominó el comandante Hugo Chávez al engendro ideológico que promocionó su régimen, ha comenzado a perder el apoyo popular y que la corrupción, el caos económico, la escasez, la altísima inflación y el aumento de la criminalidad, van vaciando cada día más sus filas y engrosando las de la oposición, y, sobre todo, la evidencia de la incapacidad de Nicolás Maduro para liderar un sistema sacudido por cesuras y rivalidades internas, explica los exabruptos y el nerviosismo que en los últimos días ha llevado a los herederos de Chávez a mostrar la verdadera cara del régimen: su intolerancia, su vocación antidemocrática y sus inclinaciones matonescas y delincuenciales.

Diosdado Cabello celebraba que María Corina Machado fuera arrastrada por los cabellos

Así se explica la emboscada de la que fueron víctimas el martes 30 de abril los diputados de la oposición —miembros de la Mesa de la Unidad Democrática—, en el curso de una sesión que presidía Diosdado Cabello, un ex militar que acompañó a Chávez en su frustrado levantamiento contra el Gobierno de Carlos Andrés Pérez. 

El Presidente del Congreso comenzó por quitar el derecho de la palabra a los parlamentarios opositores si no reconocían el fraude electoral que entronizó a Maduro e hizo que les cerraran los micros. Cuando los opositores protestaron, levantando una bandera que denunciaba un “Golpe al Parlamento”, los diputados oficialistas y sus guardaespaldas se abalanzaron a golpearlos, con manoplas y patadas que dejaron a varios de ellos, como Julio Borges y María Corina Machado, con heridas y lesiones de bulto. Para evitar que quedara constancia del atropello, las cámaras de la televisión oficial apuntaron oportunamente al techo de la Asamblea. Pero los teléfonos móviles de muchos asistentes filmaron lo ocurrido y el mundo entero ha podido enterarse del salvajismo cometido, así como de las alegres carcajadas con que Diosdado Cabello celebraba que María Corina Machado fuera arrastrada por los cabellos y molida a patadas por los valientes revolucionarios chavistas.

Dos semanas antes, yo había oído a María Corina hablar sobre su país, en la Fundación Libertad, de Rosario, Argentina. Es uno de los discursos políticos más inteligentes y conmovedores que me ha tocado escuchar. Sin asomo de demagogia, con argumentos sólidos y una desenvoltura admirable, describió las condiciones heroicas en que la oposición venezolana se enfrentaba en esa campaña electoral al elefantiásico oficialismo —por cada 5 minutos de televisión de Henrique Capriles, Nicolás Maduro disponía de 17 horas—, la intimidación sistemática, los chantajes y violencias de que eran víctimas en todo el país los opositores reales o supuestos, y el estado calamitoso en que el desgobierno y la anarquía habían puesto a Venezuela luego de catorce años de estatizaciones, expropiaciones, populismo desenfrenado, colectivismo e ineptitud burocrática. Pero en su discurso había también esperanza, un amor contagioso a la libertad, la convicción de que, no importa cuán grandes fueran los sacrificios, la tierra de Bolívar terminaría por recuperar la democracia y la paz en un futuro muy cercano.

Todos quienes la escuchamos aquella mañana quedamos convencidos de que María Corina Machado desempeñaría un papel importante en el futuro de Venezuela, a menos de que la histeria que parece haberse apoderado del régimen chavista, ahora que se siente en pleno proceso de descomposición interna y ante una impopularidad creciente, le organice un accidente, la encarcele o la haga asesinar. Y es lo que puede ocurrirle también a cualquier opositor, empezando por Henrique Capriles, a quien la ministra de Asuntos Penitenciarios acaba de advertirle públicamente que ya tiene listo el calabozo donde pronto irá a parar.

No es mera retórica: el régimen ha comenzado a golpear a diestra y siniestra. Al mismo tiempo que el Gobierno de Maduro convertía el Parlamento en un aquelarre de brutalidad, la represión en la calle se amplificaba, con la detención del general retirado Antonio Rivero y un grupo de oficiales no identificados acusados de conspirar, con las persecuciones a dirigentes universitarios y con expulsiones de sus puestos de trabajo de varios cientos de funcionarios públicos por el delito de haber votado por la oposición en las últimas elecciones. Los ofuscados herederos de Chávez no comprenden que estas medidas abusivas los delatan y en vez de frenar la pérdida de apoyos en la opinión pública sólo aumentarán el repudio popular hacia el Gobierno.



Da tristeza un Gobierno, cuyo jefe de Estado silba, ruge o insulta porque no sabe hablar

Tal vez con lo que está ocurriendo en estos días en Venezuela tomen conciencia los Gobiernos de los países sudamericanos (Unasur) de la ligereza que cometieron apresurándose a legitimar las bochornosas elecciones venezolanas y yendo sus presidentes (con la excepción del de Chile) a dar con su presencia una apariencia de legalidad a la entronización de Nicolás Maduro a la Presidencia de la República. Ya habrán comprobado que el recuento de votos a que se comprometió el heredero de Chávez para obtener su apoyo, fue una mentira flagrante pues el Consejo Nacional Electoral proclamó su triunfo sin efectuar la menor revisión. Y es, sin duda, lo que hará también ahora con el pedido del candidato de la oposición de que se revise todo el proceso electoral impugnado, dado el sinnúmero de violaciones al reglamento que se cometieron durante la votación y el conteo de las actas.

En verdad, nada de esto importa mucho, pues todo ello contribuye a acelerar el desprestigio de un régimen que ha entrado en un proceso de debilitamiento sistemático, algo que sólo puede agravarse en el futuro inmediato, teniendo en cuenta el catastrófico estado de sus finanzas, el deterioro de su economía y el penoso espectáculo que ofrecen sus principales dirigentes cada día, empezando por Nicolás Maduro. Da tristeza el nivel intelectual de ese Gobierno, cuyo jefe de Estado silba, ruge o insulta porque no sabe hablar, cuando uno piensa que se trata del mismo país que dio a un Rómulo Gallegos, a un Arturo Uslar Pietri, a un Vicente Gerbasi y a un Juan Liscano, y, en el campo político, a un Carlos Rangel o un Rómulo Betancourt, un Presidente que propuso a sus colegas latinoamericanos comprometerse a romper las relaciones diplomáticas y comerciales en el acto con cualquier país que fuera víctima de un golpe de Estado (ninguno quiso secundarlo, naturalmente).

Lo que importa es que, después del 14 de abril, ya se ve una luz al final del túnel de la noche autoritaria que inauguró el chavismo. Importantes sectores populares que habían sido seducidos por la retórica torrencial del comandante y sus promesas mesiánicas, van aprendiendo, en la dura realidad cotidiana, lo engañados que estaban, la distancia creciente entre aquel sueño ideológico y la caída de los niveles de vida, la inflación que recorta la capacidad de consumo de los más pobres, el favoritismo político que es una nueva forma de injusticia, la corrupción y los privilegios de la nomenclatura, y la delincuencia común que ha hecho de Caracas la ciudad más insegura del mundo. Como nada de esto puede cambiar, sino para peor, dado el empecinamiento ideológico del Presidente Maduro, formado en las escuelas de cuadros de la Revolución Cubana y que acaba de hacer su visita ritual a La Habana a renovar su fidelidad a la dictadura más longeva del continente americano, asistimos a la declinación de este paréntesis autoritario de casi tres lustros en la historia de ese maltratado país. Sólo hay que esperar que su agonía no traiga más sufrimientos y desgracias de los muchos que han causado ya los desvaríos chavistas al pueblo venezolano.