Tomado de 20 Minutos
Christine Keller en la Silla
Los 50 años del escándalo de sexo y espionaje del 'caso Profumo', recordados por el arte
Por Anxel Grove
§ Las relaciones entre el ministro de Guerra John
Profumo y la corista Christine Keller tumbaron a un gobierno conservador del
Reino Unido en plena Guerra Fría.
§ El escándalo, que saltó cuando se supo que ella
también se acostaba con un espía soviético, convirtió a Keller en una
celebridad del pop británico.
§ La exposición "Scandal '63" reúne los
productos artísticos nacidos al pairo del asunto y permite redescubrir a la
gran pintora Pauline Boty, prematuramente muerta.
Pauline Boty
Una corista convertida
en sensación nacional —la foto en la que posa desnuda tras la silla con un mohín pícaro es una
de las grandes imágenes de la segunda mitad del siglo XX—; unministro de Guerra, casado, conservador y con título
nobiliario, pillado en peligrosas aventuras de cama y contando
mentiras a la Cámara de los Comunes; un agregado
naval de la Embajade de la URSS que en realidad era espía y que
también estaba liado con la misma chica, a su vez amante de un vendedor de
heroína al menudeo...
Dimisión por "problemas de salud"
El 50º aniversario del
tremendo lío de sexo, mentiras y secretos militares que llevó a la renuncia al
entonces primer ministro toryHarold
McMillan (que no fue muy original a la hora de justificar la
dimisión: "problemas de salud") es recordado ahora en varias
exposiciones en el Reino Unido, donde el escándalo se integró en la cultura
popular, fue explotado por los medios de comunicación y utilizado por los
artistas de la emergente generación del pop de los años sesenta del Swinging London.
Scandal '63: The Fiftieth Anniversary of the Profumo Affair (El escándalo del 63, el 50º aniversario del caso Profumo),
en laNational
Portrait Gallery de la capital británica hasta el 15 de
septiembre, demuestra que, pensemos lo que pensemos, los ingleses tienen una
envidiable capacidad para exhibir los trapos sucios cuando
todavía las manchas no han sido lavadas por el tiempo.
Keller tenía tres amantes: el ministro, el espía y un traficante
El museo público
nacional saca de sus almacenes todas las obras de arte generadas por el asunto,
entre ellas una colección de fotos de la gran protagonista, Christine Keeler, lashowgirl de familia obrera que trabajaba en clubes
nocturnos y era amante en días alternos del ministro John
Profumo, el espía rezident de la
URSS en LondresYevgeny Ivanov y el camello de drogas en el submundo londinense y
promotor de jazz Johnny Edgecombe.
Entre las obras que se
exhiben están, por supuesto, las fotos que Lewis
Morley hizo a Keeler en la famosa sesión de la silla, aunque no
se exponen otras mucho más explícitas de la muchacha,
que entonces tenía 21 años y no llegó a ser acusada de ningún delito.
Las imágenes, tomadas en pleno apogeo del escándalo, eran, en teoría, para
promocionar la película The Keeler Affair,
un documental para el que ella había firmado un contrato que la obligaba a
posar desnuda, aunque en el último momento se echó para atrás y logró que las
imágenes no revelasen nada.
La silla se convirtió en una de las más vendidas
Una de las fotos, la que
abre esta pieza, fue filtrada por alguien —nunca se supo quién— al tabloide
sensacionalista Sunday Mirror, que la publicó a
toda página en portada.
Buena parte del público del Reino Unido se
enamoró de Keller, sensual y atrevida, y, de paso, convirtió en un
éxito de ventas la silla del diseñador danés Arne Jacobsen, el modelo conocido como 3107 chair, uno de los muebles más copiados de la
historia. Para evitar pagarcopyright al
diseñador, el fotógrafo Morley utilizó una copia pirata para sentar a Keller.
Pauline Boty, menospreciada por Hockney y Blake
La exposición de la
National Portrait Gallery permite el redescubrimiento de una artista
injustamente olvidada, Pauline Boty, de la que se expone una foto —la pintura
original desapareció— en la que posa con un cuadro basado en la imagen de Keller en la silla. Muy
dotada y de gran producción, Boty fue menospreciada por la crítica y por
algunos de sus contemporáneos del movimiento pop inglés (era amiga de los muy
admirados David Hockney yPeter Blake), que siempre la consideraron poco más que una muchacha agraciada.
Tiene cierto sentido que Boty se haya interesado por la figura de Keller,
también manipulada y uitilizada por su condición femenina.
Una artista ensombrecida por sus compañeros
masculinos
No es la única
exposición con obras de Boty que se va a celebrar en el Reino Unido. La
antología Pauline Boty: Pop Artist and Woman (Pauline Boty: artista pop y mujer) está anunciada,
entre el uno de junio y el 16 de noviembre, en laWolverhampton
Art Gallery, la primera muestra en un museo de una artista
"largamente ensombrecida por sus compañeros masculinos", apuntan los
organizadores. Entre los 40 cuadros que se mostrarán al público, muchos nunca
antes exhibidos, hay collages con
gran carga política.
El interés por la obra
de Boty no repara las heridas de una vida de práctico olvido y una trágica
muerte prematura, en 1966, a los 28 años, tras padecer un cáncer
inoperable mientras estaba embarazada y negarse al tratamiento
por temor a perder el feto. Solamente fumaba marihuana para mitigar los dolores
y dibujó hasta el día antes de morir.
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