sábado, 29 de septiembre de 2012

Un Chávez temeroso arrecia insultos en contra de Capriles


Tomado de La Voz de America
Hugo Chávez no ha dejado en ningún momento de atemorizar a la población con lo que sucedería si llega a perder las elecciones.

Venezuela: quien miedo infunde miedo tiene
A medida que se han ido acortando los días para las elecciones, el presidente Hugo Chávez ha arreciado sus insultos al candidato de la oposición, Henrique Capriles.

Por Roberto Casin

Inseguro de lo que sucederá en las urnas el próximo 7 de octubre, molesto del vigor demostrado en su maratónica campaña electoral por el candidato de la oposición, Henrique Capriles, y muy preocupado además de que su adversario sea 18 años más joven que él, el presidente Hugo Chávez arreció en las última semanas los insultos contra su rival.

Chávez, quien llegó a amenazar con que el país se vería envuelto en una guerra civil si la oposición se hacía del poder, nunca dejó en cambio de dar por seguro su triunfo en cada uno de sus mítines y discursos electorales. Pero en una de sus más recientes arengas en la ciudad de Coro dijo a sus seguidores que no podían cantar victoria. “Tenemos que redoblar el paso”, advirtió.

En ese mismo acto volvió a atacar a Capriles, esta vez con mayor saña, y le llamó “mediocre”, analfabeto sin ideas, “majunche (basura)”, afirmó que no había servido ni como alcalde, y tras hacer de la ofensa su arma preferida señaló que las encuestas “serias” le estaban dando a él la delantera en las elecciones. “No cómodamente –dijo—pero estamos ganando”.

Lo cierto es que el presidente venezolano se negó a ir a un debate público con su oponente, y por si fuera poco ha echado mano a todo su poder avasallador como gobernante autoritario y hace poco más de una semana dejó a su adversario con la palabra en la boca frente a las cámaras de televisión.

Los canales privados transmitían un acto en el que hablaba Capriles, cuando Chávez decidió que era él a quien los venezolanos debían ver y escuchar y recurrió a su potestad para “encadenar” a los medios de difusión públicos y privados y sencillamente, sin más dilación, sacó a su rival del aire e hizo su aparición en pantalla.

De acuerdo con el boletín Alerta Electoral, que aglutina a organizaciones no gubernamentales, periodistas y académicos, Chávez se ha "encadenado" más de 70 horas desde que arrancó la campaña electoral el 1ro. de julio. Su argumento es que no renunciará a la difusión obligatoria para transmitir sus mensajes al país y evitar así, dijo,  que los medios privados silencien los logros de su "revolución".

Sin embargo, en ninguno de esos mensajes Chávez se ha atrevido a abordar uno de los aspectos más machacados por su oponente y que no hubiese podido aludir en el debate que le propuso Capriles: por qué desde que él asumió el poder en el país ya son más de 160 mil los muertos a causa de la inseguridad pública.

Chávez parece estar cada vez más inquieto porque aunque la mayoría de las encuestas, en gran parte realizadas por firmas cercanas a su gobierno, llegan a darle hasta 20 por ciento de ventaja en las intenciones de voto, otras han empezado a concederle una leve delantera a Capriles, y un tercer grupo los da prácticamente empatados.

El detalle está, según los entendidos, en que los sondeos que confieren a Chávez mayor apoyo muestran también un amplio porcentaje de electores indecisos. Son los que no saben aún por quién se decidirán o temen decir por quién piensan hacerlo habida cuenta del miedo que el presidente ha inculcado en los venezolanos de lo que les podría pasar si no votan por él.

Y los temores no son infundados. En 2003, en el país se lograron recolectar cerca de cuatro millones de firmas para convocar a un referendo revocatorio presidencial. Las autoridades electorales, plegadas al gobierno, entregaron las listas con los nombres de esas personas al partido oficialista. Como resultado, Chávez pidió depurar a Venezuela de “contrarrevolucionarios”, y miles de trabajadores públicos perdieron su empleo.


Se aviva el debate. Mayas no pronosticaron fin del mundo afirman expertos


Agencias Noticiosas 


Arqueólogos y expertos en la cultura maya quieren demostrar que el anunciado fin del mundo no es inminente. Algunos aclaran que se termina un ciclo maya de 394 años, y comienza una nueva era. Niegan la "visión catastrófica".

Arqueólogos y expertos en la cultura maya emprenden una carrera contra el reloj para demostrar que si bien se acerca lo que muchos consideran el fin del calendario largo de esa civilización, el fin del mundo no es inminente. 



Quedan menos de tres meses, pero algunos de ellos debaten en México la cronología maya y concuerdan que el 21 de diciembre del 2012 es el fin del 13 baktun, un ciclo maya de 394 años, y el comienzo de una nueva era.

La temida fecha y la publicidad que la ha rodeado gracias a los escritores y blogueros que proclaman la inminencia del apocalipsis son buenos motivos para reanudar estudios sobre los calendarios mayas que tuvieron su auge a mediados del siglo XX, expresaron algunos expertos. 



"En el fondo realmente lo que se está analizando es cómo los sitios del calendario maya terminan y se renuevan. No significa esa visión catastrófica", dijo Eduardo López Calzada, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Yucatán. 



Expertos viajaron de Estados Unidos y Alemania para reunirse con sus colegas mexicanos en Mérida esta semana.

El arqueólogo Alfredo Barrera dijo que retomar el estudio del pensamiento maya en relación al tiempo puede revelar eventos históricos como epidemias o años fructíferos en la época prehispánica. 



"Los mayas sí hicieron profecías, pero no en el sentido fatídico, sino sobre eventos que, de acuerdo con su concepción cíclica de la historia, se podían repetir en el futuro", explicó Barrera, un investigador del instituto. 



Marilyn Masson, una arqueóloga de estudios mesoamericanos de la Universidad Estatal de Nueva York, dijo que nuevos hallazgos permiten estudiar profecías mayas según las cuales ciertos ciclos de sequía y hambre podrían repetirse. 



Las teorías del apocalipsis provienen de un par de lápidas descubiertas en la década de 1960 en el sitio arqueológico Tortuguero con inscripciones que describen el regreso de un dios maya al finalizar un período de 394 años. El año pasado, arqueólogos confirmaron que hay una segunda referencia a la fecha en otras ruinas de México. 



Los expertos dicen que la fecha es el fin de un ciclo de 5.125 años desde la Cuenta Larga maya en 3.114 antes de Cristo.

"Son pensamientos que, la verdad, no tienen nada que ver con la cultura maya", dijo Alexander Voss, un antropólogo de la Universidad de Quintana Roo. "Amanecerá una nueva era. Es un reinicio. Eso de buscar fines no es una cosa de la cultura maya". 



Dado el prestigio de los mayas como un pueblo de sabios, mucha gente se toma en serio las supuestas profecías.

Muchos han dicho que no hay referencia a ninguna fecha más allá del 2012, pero arqueólogos descubrieron ruinas mayas en un bosque de Guatemala paredes con cálculos y fechas que incluyen más de 6.000 años. 



Se acabe el mundo o no, se espera que la fecha atraiga a millones de curiosos viajeros a la zona que comprendió la civilización maya en cinco estados del sur de México, además de Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador.

Publican imágenes reveladoras del fraude de la supuesta prosperidad de Corea del Norte


Tomado de BBC Mundo

Hotel Ryugyong, en Pyongyan ciudad capital de Corea del Norte, construido como parte de una estrategia de gobierno para lograr un efecto óptico de la aparente prosperidad de esa nación comunista.

Revelan imágenes del "hotel fantasma" de Corea del Norte

Por primera vez han salido a la luz imágenes del interior de un gigantesco hotel de estructura piramidal que está en construcción en el centro de Pyongyang desde hace 25 años.

Los cimientos del hotel Ryugyong se pusieron en 1987 en la capital de Corea del Norte, pero la construcción se suspendió durante 16 años cuando se acabaron los fondos para terminar el edificio de 105 pisos.

Aunque las obras se reiniciaron en 2008, el hotel se ha convertido para muchos críticos en símbolo de las ambiciones frustradas del gobierno de Corea del Norte. 

La compañía turística que publicó las imágenes afirma que el hotel se inaugurará en dos o tres años.

Símbolo de prosperidad























Muy pocos conocían el interior del edificio, que algunos han bautizado "el Hotel Maldito" o "el Hotel Fantasma".

Cuando se dibujaron los planos, la intención era demostrar al mundo a través del Ryugyong que Corea del Norte era un país próspero y moderno. 

Pero otras prioridades que sobrevinieron significaron que su construcción quedara a un lado. Permaneció intacto hasta que hace cinco años se implementó un "programa de embellecimiento" de la ciudad.

Por entonces se calculó que la construcción externa del hotel finalizaría para 2010, y que los trabajos en el interior se completarían para 2012.


Pero las fotografías tomadas por Koryo Tours, una compañía con base en Pekín que se especializa en visitas guiadas por Corea del Norte, muestra un vasto lobby de concreto, completamente vacío, en el que sólo destacan unas barreras metálicas dispuestas en el borde de cada piso.



 

Visión cortoplacista conduce al mundo al despeñadero


 Tomado de Foreign Policy

ASÍ SE PIERDE EL FUTURO

 Por Daniel Altman

Por qué el cortoplacismo es la mayor amenaza contra la economía mundial.
El mayor problema que amenaza a la economía global no es el cambio climático, ni los desequilibrios comerciales, ni la regulación financiera, ni la eurozona. Es el pensamiento a corto plazo. El planeta sufre desde hace varias décadas una epidemia de miopía que está poniendo en peligro nuestra calidad de vida más que ninguna otra cosa.
Es una epidemia con varias causas, y no todas de ellas son siniestras a primera vista. Parte del problema es la creciente complejidad de la economía mundial. La vida es cada vez más difícil de administrar con la capacidad intelectual a nuestro alcance.
Para comprenderlo, imaginémonos a un maestro de ajedrez. Quizá puede pensar en unos ocho movimientos por adelantado. Ahora añadan más casillas al tablero, y tal vez unas cuantas piezas más. ¿Cuántos movimientos será capaz de planear de antemano? Ocho no, desde luego; quizá ni siquiera cinco. Pues de la misma forma, como la economía mundial está cada vez más interconectada, nuestras vidas se están volviendo cada vez más complejas, llenas de muchas más piezas, y ya no podemos limitarnos a pensar solo en las más cercanas. Como consecuencia, nos es más difícil hacer planes a largo plazo. Cada rincón de la economía global es como un tablero de ajedrez con un número infinito de casillas; existe demasiada incertidumbre.
Los aspectos estructurales de la economía mundial están agravando el problema. Por ejemplo, la cultura de ingresos trimestrales de los -mercados financieros -la obsesión por cumplir las expectativas de beneficios empresariales de los analistas cada tres meses, por muchas acrobacias financieras que ello implique- debe su existencia, en parte, a unas decisiones arbitrarias sobre la frecuencia con las que las empresas tienen que informar sobre sus resultados.  Además, el dinero invertido en campañas políticas ha permitido que se prolonguen de forma considerable -hasta 22 meses en el caso de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008-, mientras que los ciclos legislativos siguen siendo más o menos los mismos. Por ejemplo, en Estados Unidos, con solo dos años entre una legislatura y otra, apenas queda tiempo para prestar atención a nada que no sea la reelección.
Junto a estos obstáculos, existe otro factor verdaderamente odioso que fomenta el pensamiento a corto plazo: el narcisismo. Este rasgo de personalidad ha sufrido unos cambios perceptibles. En los sondeos realizados por psicólogos entre las sucesivas promociones de estudiantes universitarios, el nivel de narcisismo -muchas veces definido como una falta de empatía- ha ido aumentando sin cesar desde finales de los 70. Está claro que el movimiento del “potencial humano” de los 60 se transformó en la necesidad de realizarse de los 70, el egoísmo de los 80, la autoafirmación de los 90 y, por último, el ensimismamiento de la era de Internet. Los narcisistas no solo se identifican menos con los demás en el momento actual; también sienten menos empatía hacia los demás en el futuro, incluidos ellos mismos.
Las consecuencias de estos cambios se observan en todos los ámbitos de la economía global. Las personas no hacen los planes necesarios para su jubilación; no les preocupa como debiera lo que va a ser de ellos en el futuro. También están dispuestos a aplazar sus deudas, en modalidades que van desde las tarjetas de crédito hasta los bonos del tesoro. Lo que están haciendo es robar a las generaciones futuras para sostener su forma de vida actual. Sin embargo, a largo plazo, sus acciones pueden tener efectos catastróficos: una oleada de crisis de la deuda, tal vez, o unos tipos fiscales tan altos que asfixiarían incluso a las economías que más crecen.
El sector empresarial también está sufriendo. Los gestores obsesionados por cumplir sus objetivos trimestrales pueden ignorar inversiones rentables a largo plazo si el coste inicial es demasiado grande. Ocurre sobre todo con las llamadas inversiones sociales, cuyos beneficios pueden no materializarse hasta varios años después. Por ejemplo, ¿qué directivo va a gastarse más dinero en contribuir a la calidad de la educación en el entorno de su empresa si los beneficios, es decir, los trabajadores más cualificados y los consumidores más ricos, quizá no se vean hasta después de que él se haya jubilado?
Los gobiernos también están pasando por alto valiosas oportunidades de ayudar a crecer a sus economías. Las infraestructuras, la investigación científica y la educación son muy caras a corto plazo, y sus beneficios pueden tardar varios años o incluso una generación en hacerse realidad. Pero esos beneficios, consistentes en salarios más altos, mayor competitividad y crecimiento económico, son enormes. La cuestión es: ¿Cómo conseguir que un político se centre en esas inversiones si, para cuando rindan beneficios, es posible que haya dejado su cargo hace mucho? Y ya que hablamos de ello, ¿cómo hacer que gaste hoy dinero para defendernos contra el calentamiento global o alguna otra calamidad aparentemente remota?
La  respuesta en los dos casos, por supuesto, es que los votantes -y, en el sector privado, los accionistas- deben transmitir un firme mensaje de castigo del cortoplacismo. Para que eso sea posible, tenemos que cambiar nuestras preferencias. Debemos asumir la responsabilidad de nuestros propios excesos. Debemos enseñar a nuestros hijos a que no busquen la gratificación inmediata, a que trabajen duro aunque los resultados no se vean enseguida y a que empleen todas las herramientas a su alcance para comprender las numerosas complicaciones de un mundo lleno de incertidumbre.
Si no lo hacemos, corremos el riesgo de ver defraudadas nuestras expectativas y sufrir una decepción que será catastrófica para la economía y desde el punto de vista psicológico. Ya hoy, el nivel de vida de la generación joven en las economías más ricas está empezando a empeorar respecto al de sus padres. La reacción de los jóvenes ha sido pedir prestado más y desde más pronto, y las montañas de dinero barato suministradas por los bancos centrales de todo el mundo se lo han permitido.
Esa no es más que una forma de acelerar el desastre. Ha llegado el momento de ampliar nuestros horizontes en casa, en la oficina y en el gobierno, antes de que nuestro futuro desaparezca por completo.