De todos los
blogs publicados hay algunos que provocan innumerables comentarios que no son
comentarios realmente, sino consultas sobre su caso particular, en espera de
una respuesta específica que solucione su situación. Yo agradezco infinitamente
la atención que ponen a este espacio, pero quisiera hacer algunas reflexiones
al respecto.
La situaciones
relacionadas con la conducta humana, o con los problemas infantiles casi nunca
se originan simplemente “porque sí”, y casi nunca tienen una solución tan
simple como dar un consejo, como si éste fuera una especie de varita mágica. Y
yo siento que muchas personas eso es lo que esperan. En el pequeño espacio de
un blog se puede simplemente exponer una problemática muy por encima, muy en
general, y eso es lo que trato de hacer, despertar la conciencia de que tal o
cual situación puede no ser normal o adecuada, o puede ser generadora de
conflicto; despertar la conciencia de que lo que le pasa a muchas personas, y que
creen que les pasa solo a ellas, es una problemática bastante común que pasa a
otras muchas personas.
Sin embargo, no
se puede entrar a analizar muy en profundidad los temas por falta de espacio,
por falta de tiempo, y porque muy poca gente lo leería; en general los textos
largos y complejos tienden a provocar rechazo en la gran mayoría de las
personas. Y esas mismas son también algunas de las razones por las que no se
puede dar respuesta profunda a las consultas escritas. Pero no son las únicas
razones; ni siquiera las más importantes.
Cada
problemática particular, aunque sea muy común en otras muchas personas, se ha
generado en base a circunstancias particulares, generalmente con otras personas
del entorno particular involucradas. Son situaciones que, en general, han
existido por bastante tiempo, y que han provocado otras situaciones paralelas.
Son situaciones muchas veces generadas por personas con una determinada forma
de ser, o hábitos muy arraigados, que no van a desaparecer de repente.
Situaciones, en general, bastante enredadas, que, obviamente, no van a cambiar
por dar un simple consejo online. Incluso una situación aparentemente simple,
como que un niño moje la cama, por ejemplo, está probablemente ocasionada por
una o más circunstancias complejas que uno ni se imagina.
Por tanto, para
tratar de dar solución a todas estas situaciones generalmente se requiere de la
actuación de un especialista, de una forma directa e interactiva, con la
persona o personas afectadas, y frecuentemente también, con las personas de su
entorno involucradas. Hoy día la tecnología permite trabajar muchas de estas
situaciones on line, sin necesidad de desplazarse a la consulta del
especialista. Pero aún con la actuación del especialista, es necesario un
compromiso honesto de las personas facilitando el trabajo del especialista y
siguiendo las recomendaciones pertinentes. Sin este compromiso, el trabajo del
especialista es en vano.
Y es bastante
común también que este compromiso no exista por diferentes razones, la
principal, porque tratar de solucionar una situación supone casi siempre
afectar o modificar hábitos inadecuados u otras situaciones patológicas que no
se está dispuesto a cambiar, de modo que al final se concluye que el problema
que se consulta es, en realidad, “el mal menor”, y se abandona el esfuerzo,
dejando ahí el problema como mal menor, que en el futuro se convertirá a su
vez, probablemente, en causa de nuevos problemas.
Hay otra
reflexión más que quisiera hacer al respecto de las consultas que se me hacen
en los comentarios. Aunque cada situación es diferente a las demás, porque
tiene elementos y circunstancias particulares, también suelen tener elementos
en común a los demás casos sobre ese mismo tema. Y yo siento que directamente
se solicita al especialista sin que haya un esfuerzo propio de leer otras
consultas similares, así como respuestas que ya se han dado a consultas
similares. Cada uno de nosotros debe ser un poco “psicólogo”, al menos a nivel
doméstico, para asimilar similares experiencias ajenas y adaptarlas a nuestra
situación particular.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría
General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia,
obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional,
desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales:
una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en
ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la
necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado
también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha
permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy
consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más
mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones
familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años
de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida
del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser
en el futuro.