Tomado de La Voz de America
Hugo Chávez no ha dejado en ningún
momento de atemorizar a la población con lo que sucedería si llega a perder las
elecciones.
Venezuela: quien miedo infunde miedo tiene
A medida que
se han ido acortando los días para las elecciones, el presidente Hugo Chávez ha
arreciado sus insultos al candidato de la oposición, Henrique Capriles.
Por Roberto Casin
Inseguro de lo que sucederá en las urnas el próximo 7 de
octubre, molesto del vigor demostrado en su maratónica campaña electoral por el
candidato de la oposición, Henrique Capriles, y muy preocupado además de que su
adversario sea 18 años más joven que él, el presidente Hugo Chávez arreció en
las última semanas los insultos contra su rival.
Chávez, quien llegó a amenazar con que el país se vería
envuelto en una guerra civil si la oposición se hacía del poder, nunca dejó en
cambio de dar por seguro su triunfo en cada uno de sus mítines y discursos
electorales. Pero en una de sus más recientes arengas en la ciudad de Coro dijo
a sus seguidores que no podían cantar victoria. “Tenemos que redoblar el paso”,
advirtió.
En ese mismo acto volvió a atacar a Capriles, esta vez con
mayor saña, y le llamó “mediocre”, analfabeto sin ideas, “majunche (basura)”,
afirmó que no había servido ni como alcalde, y tras hacer de la ofensa su arma
preferida señaló que las encuestas “serias” le estaban dando a él la delantera
en las elecciones. “No cómodamente –dijo—pero estamos ganando”.
Lo cierto es que el presidente venezolano se negó a ir a un
debate público con su oponente, y por si fuera poco ha echado mano a todo su
poder avasallador como gobernante autoritario y hace poco más de una semana
dejó a su adversario con la palabra en la boca frente a las cámaras de
televisión.
Los canales privados transmitían un acto en el que hablaba
Capriles, cuando Chávez decidió que era él a quien los venezolanos debían ver y
escuchar y recurrió a su potestad para “encadenar” a los medios de difusión
públicos y privados y sencillamente, sin más dilación, sacó a su rival del aire
e hizo su aparición en pantalla.
De acuerdo con el boletín Alerta Electoral, que aglutina a
organizaciones no gubernamentales, periodistas y académicos, Chávez se ha
"encadenado" más de 70 horas desde que arrancó la campaña electoral
el 1ro. de julio. Su argumento es que no renunciará a la difusión obligatoria
para transmitir sus mensajes al país y evitar así, dijo, que los medios
privados silencien los logros de su "revolución".
Sin embargo, en ninguno de esos mensajes Chávez se ha atrevido
a abordar uno de los aspectos más machacados por su oponente y que no hubiese
podido aludir en el debate que le propuso Capriles: por qué desde que él asumió
el poder en el país ya son más de 160 mil los muertos a causa de la inseguridad
pública.
Chávez parece estar cada vez más inquieto porque aunque la
mayoría de las encuestas, en gran parte realizadas por firmas cercanas a su
gobierno, llegan a darle hasta 20 por ciento de ventaja en las intenciones de
voto, otras han empezado a concederle una leve delantera a Capriles, y un
tercer grupo los da prácticamente empatados.
El detalle está, según los entendidos, en que los sondeos que
confieren a Chávez mayor apoyo muestran también un amplio porcentaje de
electores indecisos. Son los que no saben aún por quién se decidirán o temen
decir por quién piensan hacerlo habida cuenta del miedo que el presidente ha
inculcado en los venezolanos de lo que les podría pasar si no votan por él.
Y los temores no son infundados. En 2003, en el país se
lograron recolectar cerca de cuatro millones de firmas para convocar a un
referendo revocatorio presidencial. Las autoridades electorales, plegadas al
gobierno, entregaron las listas con los nombres de esas personas al partido
oficialista. Como resultado, Chávez pidió depurar a Venezuela de
“contrarrevolucionarios”, y miles de trabajadores públicos perdieron su empleo.
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