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sábado, 28 de septiembre de 2019

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: ME TOO, MILLENNIALS Y MENTALIDAD VIEJO VERDE


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos


Mucho antes que se inventara Twitter, en el año 2006, a una joven muchacha estadounidense llamada Tarana Burke, se le ocurrió una idea: al conocer el testimonio de una joven de 13 años que había sufrido abusos por parte del novio de su madre, creó Just Be Inc, una organización sin fines de lucro que apoyaba a las supervivientes de la violencia sexual machista bajo el lema Me Too.

No fue hasta diez años más tarde, con la irrupción de las redes sociales y la aparición de algunos testimonios de actrices famosas contra Harvey Weinstein, uno de los productores más poderosos de Hollywood, que el movimiento Me Too cobró relevancia internacional y provocó un interesante efecto dominó. Y cada denuncia iba acompañada del hashtag #MeToo. 

La iniciativa de Burke, que en 2017 fue nombrada junto a otras víctimas -entre ellas Taylor Swift y Ashley Judd- como Mujer del Año por la Revista Time, fue de gran relevancia. 

Es que ha puesto en la mente de todos el abuso, acoso, violaciones y hasta denigraciones de muchos sin que pudieran expresarlo y ser escuchados sin burla. En otras palabras, el movimiento ha logrado que los acosadores, abusadores, violadores y denigradores sean perseguidos, dejando de lado la impunidad que reinó sobre ellos durante décadas. Conste que el #Metoo está siendo usado también por hombres que han sufrido la misma situación. 

Esto, además de crear conciencia, sin duda que ayuda a prevenir futuros casos de acoso sexual. Siempre que se habla de cómo prevenir estos hechos, se dice que lo mejor es decir NO y denunciar. Desgraciadamente antes las víctimas eran ignoradas, e incluso burladas y expuestas, por eso preferían la humillación silenciosa. Ahora todo ha cambiado. 

Además de las denuncias sobre el mencionado Harvey Weinstein, hubo otros casos emblemáticos que influyeron mucho: el del cantante Plácido Domingo y el del actor Kevin Spacey, ambos acusados de abusos múltiples.

A propósito de Domingo, en España le salió un defensor: el actor catalán Alberto Boadella. Además de dudar de la honorabilidad de las denunciantes, hizo apología del machismo con una frase que generó mucha polémica: ““Las manos de un macho no están para estar quietas precisamente. De lo contrario los humanos no existiríamos como especie”.

Estos agravios se han cometido tanto a hombres como mujeres y la mayoría de los casos el perfil del agresor es similar: hombres mayores. Puede que antes esto se considerara normal y no se denunciara, pero ahora todo es diferente. El valor y la valentía de una víctima contagia a otra y otra… Por eso no es casualidad que el caso del tenor español bastó que una se atreviera para que le siguieran otras 19 mujeres con denuncias de situaciones similares. 

Algo es seguro: la generación millennial es menos machista que sus antecesoras, ven a las mujeres con más respeto y las consideran iguales. Es cierto que hay más liberación sexual, pero todo es bajo la premisa de consentimiento mutuo, no con prácticas de coacción o de abuso de poder, y mucho menos si estos vienen de una persona ya mayor. 

Durante mucho tiempo, todos esos abusos no eran denunciados por temor. Es que la mayoría de la sociedad- incluidas mujeres- pensaban como Plácido Domingo. Es más, si los abusadores eran casados, el machismo llegaba a tal grado que sus propias esposas hacían el ojo pacho o abiertamente les daban libertad para hacerlo, ya que ellas "ya no eran atractivas"

Definitivamente, tanto hombres como mujeres deben ser muy cuidadosos en estos días, ya que también hay hombres abusados por mujeres, aunque no son los casos predominantes. Puede pasar, incluso, que un simple coqueteo sea considerado acoso. La clave es que cualquier situación debe ser admitida por ambas partes. Si a una no le agrada y la otra sigue insistiendo, es cuando el acoso empieza a asomar.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

domingo, 5 de julio de 2015

Trumpetazos: El republicano “Trump-udo” vuelve a la carga contra inmigrantes Hispanos

Tomado de La Voz de América
Donald Trump vuelve a soltar la lengua
Donald Trump vuelve a herir los sentimientos de los hispanos al opinar sobre la muerte de una joven de California.
El magnate Donald Trump vuelve a arremeter contra la comunidad mexicana ante la muerte de una joven californiana, supuestamente, a manos de un indocumentado.
Trump, utilizando su cuenta en Twitter, opinó sobre el asesinato de Kathryn Steinle en un muelle de la ciudad de San Francisco.
Francisco Sánchez, de 45 años de edad, un inmigrante deportado en cinco ocasiones es el sospechoso del asesinato de Steinle.
Según las autoridades, Sánchez está acusado de dispararle a Steinle en la parte superior del torso mientras ésta caminaba y tomaba fotos en la zona turística.
Trump aprovechó el caso de Sanchez, quien recientemente salió de la cárcel, para hablar nuevamente sobre la amenaza que son los inmigrantes en Estados Unidos.
“Nuestra frontera sur está totalmente fuera de control. Esta es una situación completamente vergonzosa. Necesitamos seguridad en la frontera”, escribió Trump en su cuenta.
Después dijo que “nuestra frontera sur es insegura. Yo soy el único que puede arreglar esto, nadie más tiene las agallas de hablar del asunto”.
El 16 de junio, durante su candidatura, Trump tildó a los inmigrantes indocumentados mexicanos de ser “narcotraficantes y violadores”.


domingo, 29 de marzo de 2015

Monica Lewinsky, la primera víctima de cyberbulling, narra el infierno de este tipo de acoso

Tomado de Revista Semana
Monica Lewinsky primera víctima en la historia del cyberbulling convertida ahora en una activista para combatirlo
El precio del Cyberbulling

Monica Lewinsky reaparece como activista en contra del Cyberbulling (matoneo virtual) al mostrar con su propia historia lo difícil que es sobrevivir a la humillación pública

El cyberbullying o matoneo por internet puede hacer mucho daño. Por este medio una foto privada, un video íntimo, un tuit burlón o un comentario soez se amplifican por millones en segundos mientras el acosador se ampara en el anonimato. Según un estudio de Pew Research todos los jóvenes entre 18 y 24 años han vivido algún tipo de cyberbullying, y el fenómeno tiende a crecer en la medida en que se incrementan las personas con conexión a la red.

La semana pasada el tema volvió a ser primera plana debido a que la paciente cero de esta epidemia moderna apareció en una charla TED, ante una audiencia que la ovacionó mientras escuchaba lo que ha sido vivir ese tipo de humillación en línea. Se trata de Monica Lewinsky, la becaria de la Casa Blanca que en 1992 tuvo un romance con Bill Clinton, entonces presidente de Estados Unidos. En febrero de 1998 la noticia de ese affaire se destapó en un sitio web, y como era de esperarse en cuestión de horas se convirtió en un escándalo mundial que casi le cuesta la Presidencia.

Él, sin embargo, salió bien librado: 17 años después es uno de los exmandatarios estadounidense con mayor aceptación y su esposa Hillary podría ser en un par de años la primera mujer en ocupar el máximo cargo público de ese país. Ella, mientras tanto, con 41 años y una maestría en psicología social, vive en el anonimato, sin residencia fija, sin fuente de ingresos estable ni una carrera promisoria. “Es nerviosa, tiene miedo de que la gente se aproveche de ella, que malinterpreten sus palabras o que la historia del escándalo se reviva”, relata Jessica Bennett, quien la entrevistó en exclusiva para The New York Times.

Su situación actual es, en parte, el resultado del trauma que vivió por la vergüenza pública a raíz del affaire. A pesar de que aún no existían ni Facebook, ni Twitter, ni Instagram pagó un precio alto por su error debido a que coincidió con la revolución digital. “La gente podía hacer comentarios ‘online’, enviar correos electrónicos y por supuesto hacer chistes crueles”, dice. La mayoría se refería a ella como perra, loca, cabeza hueca, prostituta y vagabunda, y el reporte de Kenneth Starr con los detalles de los dos años de amoríos y conversaciones fue publicado en internet. “De la noche a la mañana pasé de ser una persona privada a una humillada en público”, relata.

Aunque reconoce su responsabilidad en el caso, Lewinsky señala que ese acoso ha sido desproporcionado. En aquella época no había nombre para esa cacería pero hoy sabe que se trata de cibermatoneo, el mismo que hoy sufren niños de colegio, jóvenes universitarios y profesionales. Hoy es más peligroso porque se propaga muy rápido por redes sociales y tiene un alcance enorme. Según Enrique Chaux, autor del libro Educación, convivencia y agresión escolar, mientras en la intimidación tradicional la persona puede encontrar espacios seguros para protegerse “en la virtual estos se pierden”, explica. Y dado el alcance mundial de la red, la víctima siente que la humillación es mayor. Además, cuando protegen su identidad los agresores pueden ser mucho más implacables porque “tienen menos control social”.

El matoneo virtual a veces se da con correos electrónicos ofensivos enviados desde cuentas anónimas, o con páginas web creadas para insultar a una persona pero también con la suplantación de la identidad para enviar mensajes electrónicos que hacen quedar mal a la víctima. Todos son vulnerables pero los niños están en mayor peligro debido a que no saben medir las consecuencias de lo que comparten. “Algunos sufren acoso escolar y virtual”, dice Carolina Piñeros, de Red PaPaz.

Las víctimas de este flagelo sufren desde estrés postraumático hasta depresión. Otros casos son fatales. Tyler Clementi, a quien Lewinsky menciona en su charla, era un joven estudiante de la Universidad de Rutgers que se suicidó en 2010 luego de que un amigo publicó un video suyo en el que aparece teniendo relaciones sexuales con otro hombre. También está el caso de Jessica Logan, de 18, quien hizo lo mismo luego de que su novio distribuyó por internet fotos de ella desnuda. En Bogotá, Sergio Urrego se quitó la vida el año pasado supuestamente por bullying reiterado en su colegio ante su orientación sexual.

Lewinsky quiere poner la atención de todos sobre este tema pero también sobre otro tipo de acoso que ha surgido con las redes sociales, que consiste en ajusticiar virtualmente a todo aquel que comete un error. Nicolaus Mills, un profesor de la Universidad Sarah Lawrence, en Bronxville, Nueva York, llama a ese fenómeno cultura de la humillación y señala que está ligada a los realities, donde los participantes sin talento son ridiculizados frente a millones de personas. “En esas circunstancias la audiencia se siente superior a ellos”.

El ejemplo más claro de cómo esto se traslada a las redes sociales es el de Justine Sacco, directora sénior de comunicaciones corporativas de IAC, una reconocida firma de internet, quien en un viaje al continente africano decidió enviar tuits sobre esta experiencia. En una escala en el aeropuerto Heathrow de Londres escribió a sus 170 seguidores “Alemán raro: estás en clase ejecutiva, es 2014, por qué no usas desodorante” y “Voy para África, espero no adquirir sida. Es un chiste, yo soy blanca”. Cuando llegó a su destino final encontró que su nombre era tendencia en esa red social, blanco de todo tipo de críticas de esta multitud que la ajusticiaba virtualmente por sus chistes discriminatorios. 

Las consecuencias de esta avalancha de mensajes se reflejaron en su vida real. A su regreso había sido despedida de su trabajo, había reporteros en frente de su casa y su nombre estaba en la prensa mundial. “El furor por el tuit de Sacco se convirtió no solo en una cruzada por su supuesta intolerancia sino una especie de entretenimiento inútil”, dice Jon Ronson, periodista y autor del libro So You’ve Been Publicly Shamed, sobre cómo es la vida de estas personas después de la humillación virtual.

Lindsey Stone es otra víctima anónima de este fenómeno. Su drama comenzó cuando se tomó una foto simulando que gritaba junto a una señal de silencio en el cementerio de Arlington. Al publicarla en Facebook muchos la consideraron una ofensa para los caídos en guerra y no se la perdonaron. Por esa foto Stone perdió la vida que llevaba hasta ese momento. Ronson habló con ella y muchos otros en circunstancias similares y observó que las consecuencias de sus actos fueron exageradas: perdieron su trabajo, sus parejas, tenían problemas de ansiedad, no dormían y no querían salir de la casa.

Los famosos son los objetivos número uno. Paris Hilton cometió el error de confundir a Martin Luther King con Mandela y eso ocasionó que la llamaran “desde idiota hasta todo tipo de partes del cuerpo”, dice Tauriq Moosa, un profesor de ética de la Universidad de Cape Town, para quien avergonzar a alguien públicamente es equivalente a linchar a alguien en la calle. “Los que hacen cosas malas no deben salirse con la suya pero hay que preguntarse si participar de esta humillación es la mejor opción”, señala el experto.

Según Ronson, al principio la furia colectiva de las redes sociales parecía poderosa y efectiva. “Pero con el tiempo he visto estas campañas de humillación multiplicarse al punto que sus objetivos ya no son grandes compañías y figuras públicas sino cualquiera que sea percibido como equivocado”.

Nadie ha sufrido eso más que Lewinsky, quien ha vivido en carne propia la humillación por un error que cometió a los 22 años. Las soluciones a este problema aún son esquivas. La actriz Ashley Judd, víctima de este tipo de acoso por publicar en Twitter opiniones sobre el campeonato de básquet, reveló que demandará a sus acosadores. Dick Costolo, CEO de Twitter, dijo que tomaría cartas en el asunto para evitar el acoso ante las denuncias que personas famosas han hecho públicas.

Lewinsky apela a la compasión y la empatía de los demás para acabar con este tipo de crueldad. Aunque muchos creen que ella se merece su suerte por lo que hizo, nadie puede negar que su charla de la semana pasada puso el dedo en la llaga de un tema importante que no se debe pasar por alto. “Este tipo de humillación se ha vuelto una mercancía en nuestra cultura”, dice. Y ella que ha pasado por ese calvario sabe que si bien una vida se puede arruinar de la noche a la mañana, las consecuencias en las víctimas permanecen como un eco que nunca se apaga.