Mostrando entradas con la etiqueta China. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta China. Mostrar todas las entradas

domingo, 7 de septiembre de 2014

Disciplina draconiana método Chino para corregir niños rebeldes

Tomado de El Mundo
Nota de Compartiendo mi opinión: La publicación de este artículo no implica que se esté de acuerdo ni se sugiera de forma alguna métodos extremos de corrección a los niños

En todo el país son más de 300 campamentos de este tipo

Electroshock para los hijos rebeldes

Por Diego Torres

 

La receta de los polémicos campamentos donde los chinos envían a hijos descarriados

Caminatas de 60 kilómetros, privación del sueño y de comida, castigos físicos...

En junio murió una chica a golpes

Pasamos 48 horas en uno de estos centros de reeducación


De verdad estáis tan cansados? Yo creo que no. Lo que pasa es que no tenéis disciplina. Nunca en vuestra vida habéis comido amargura». Cuarenta niños desde los ocho años escuchan la arenga del monitor,Tang Qiang, vestidos con uniforme militar y formados en pelotón. Están destrozados después de una marcha de 35 kilómetros bajo el sol abrasador de las montañas de Chongqing. Tang, ex soldado, habla encaramado a un muro, mirando hacia abajo a los jóvenes. Son las seis de la tarde. Se han levantado a las cinco de la mañana. Y aún les queda lo peor. Otros 25 kilómetros de una caminata que acabará a las dos de la madrugada.

El pelotón descansa a la sombra 20 minutos antes de comer. Una chica, sin embargo, permanece de pie. No ha cumplido las reglas. «Es el caso más grave que tenemos», explica Kang Yusong, director del centro. «Amenazaba a sus padres con no comer, con suicidarse y siempre conseguía imponer su voluntad. Aquí trata de hacer lo mismo, se pasó cuatro días sin probar bocado, se orina en la ropa y se hace la loca para evitar caminar», afirma. La joven tiene la mirada perdida, una sonrisa tenebrosa y la cara bañada en sudor.

El Campamento Juvenil de Entrenamiento Especial Kangyida de Chongqing es uno de los centros de internamiento para niños y adolescentes que han surgido en China desde mediados de la pasada década. Sólo en Chongqing hay ocho. En todo el país son más de 300. Se trata de escuelas privadas, donde los padres envían a los hijos descarriados con la esperanza de que la férrea disciplina militar consiga enderezarlos. En estos sitios acaban los balas perdidas de la escuela, los que coquetean con las drogas, los rebeldes incontrolables y, fundamentalmente, los llamados adictos a internet, que conforman el grupo más numeroso.

En junio, Guo Lingling, una chica de 19 años, murió tras ser castigada a golpes en un campamento de Zhengzhou. ¿Su delito? Fue al baño sin pedir permiso. Hasta cinco instructores estuvieron empujándola y zancadilleándola para hacerla caer durante dos horas. Los alumnos del centro contemplaron el escarmiento en el patio. Cuando se metieron en sus dormitorios, continuaron escuchando los gritos de dolor de la muchacha, hasta que finalmente se extinguieron. Guo llegó cadáver al hospital debido a un traumatismo craneal y a una hemorragia interna, según reveló la autopsia. Ninguno de sus compañeros o de sus profesores, movió un dedo en su ayuda. Nadie se sorprendió del castigo. Era el procedimiento habitual del internado.

Otro niño de 15 años murió en 2009 en la ciudad de Nanning debido a la paliza que le propinaron los instructores. Y hay más jóvenes que se han suicidado lanzándose por la ventana o que han fallecido durante las agotadoras sesiones de entrenamiento en este tipo de centros militarizados. Se han denunciado también prácticas propias de la base de Guantánamo, como la privación de sueño y de comida, o incluso tratamientos por electroshock para curar las adicciones. A cada golpe de crueldad divulgado por los medios locales, la opinión pública reacciona con indignación. Pero la mayoría de los campamentos sigue en pie. Y los padres continúan enviando a sus hijos. Algunos por desconocimiento o desesperación. Otros porque realmente creen que la letra con sangre entra.

«Los episodios de violencia ocurren porque los campamentos priman el beneficio económico sobre la rectitud moral», defiende Kang. Algunas escuelas no disponen de instructores suficientes para mantener el orden por otros medios, y pegar a los niños es la forma más rápida de imponer la disciplina, explica el director, que cree que estos métodos son contraproducentes. Kang, que fundó su escuela en 2007, asegura que, salvo excepciones, como cuando un estudiante levanta la mano al instructor, en su campamento no se hace uso de la violencia. En los dos días que Crónica pasa con los 40 niños del centro, los monitores, varios de ellos ex soldados, además de profesores y estudiantes de psicología en prácticas, no hacen ningún amago de golpear a los jóvenes.

Kang cree que lo que necesitan estos niños problemáticos es lo que los chinos llaman «comer amargura»: disciplina, ejercicio físico, trabajo duro, levantarse temprano, sudar bajo el sol, aprender de la vida dura de los campesinos... La mayoría se adapta rápido al régimen militarizado del centro, asegura. Para los pocos que no lo hacen, el director reserva un trato personalizado. «Todo niño tiene su punto débil; sólo hay que encontrarlo», explica. A veces, la herramienta para doblegar las voluntades rebeldes es el hambre. «No los llamamos para comer», afirma. En otros casos es el miedo. «A una chica de 13 años que amenazaba con suicidarse le dije que la iba a llevar al hospital, a la morgue, para que viera y tocara los cadáveres».

En la marcha, los chicos caminan en dos filas paralelas. Algunos van cogidos de la mano, tratando de ayudarse mutuamente. Dos de los más pequeños se agarran a un cordel del que tira una de las profesoras, que los anima con dulces embustes: «No queda nada, sólo un poquito más». Cuando las fuerzas flaquean, la voz de uno de los chavales se alza: «¡Ánimo compañeros!». Pero conforme se suceden los kilómetros, a 35 grados en la sombra, el cansancio impone su ley por encima de la disciplina. Uno de los niños se desmaya y lo cargan en una furgoneta. Un adolescente, de los más altos del grupo, que anda cojeando con una mueca de dolor en la cara, rechaza subirse al mismo vehículo movido por orgullo.
Clases y entrenamiento
La caminata de 60 kilómetros es una de las actividades de verano. La mayor parte del tiempo los niños están encerrados en la escuela. Por la mañana dan clase y por la tarde entrenamiento físico. O viceversa. No pueden utilizar el teléfono ni internet. Solo les está permitido enviaruna carta semanal a sus padres. El centro organiza un encuentro con estos en el recinto escolar cada dos meses. Los jóvenes pasan generalmente periodos de seis meses o un año en el internado. Algunos más.

Casi todos llegan engañados. «Pensaba que veníamos a divertirnos en Chongqing, pero el segundo día ya me di cuenta de que había venido a comer amargura, a trabajar duro y a entrenarme en la disciplina militar», se lamenta Tian Heshan, un chico de 11 años que lleva 15 días en el centro. «Al principio no conseguía seguir los ejercicios, pero he notado que me voy poniendo en forma; en casa estaba todo el día jugando al ordenador, y tenía problemas en la vista; aquí he notado mejoría», cuenta.

A su alrededor, los chicos, que duermen sobre esterillas en el suelo, se van desperezando. Desde que se despiertan, comienzan a recibir órdenes. Los 40 jóvenes están divididos en tres grupos, que pliegan simultáneamente la fina alfombra sobre la que descansan, preparan después los bártulos, se lavan los dientes, limpian los utensilios personales, y se dirigen en fila al baño. Cada tarea tiene su momento concreto. Los instructores vigilan la puesta en marcha del pequeño ejército. «¡Más rápido!», grita uno cuando los chicos se retrasan. La joven más conflictiva permanece apartada, erguida y quieta, cociéndose esta vez bajo el sol, por orden de los supervisores. «No se ha puesto todavía los zapatos», justifica una profesora.

Las familias abonan unos 4.000 euros por seis meses de internamiento. Son hogares de clase media. Muchos no saben controlar a sus hijos, comunicarse con ellos o qué valores transmitirles. Otros están demasiado ocupados. «Resolver los problemas de los niños es fácil, lo complicado es resolver los de los padres», explica Huang Rongrong, la mujer de Kang.

El sistema educativo chino es muy exigente, está orientado a producir resultados en los exámenes y no se ocupa de los alumnos que quedan atrás. Los niños deben dedicar jornadas de 12 horas, a veces seis días a la semana, a memorizar textos y repetir los ejercicios de los exámenes. No hay tiempo para distracciones. Ni para juegos. Muchos encuentran en la red una vía de escape fuera del control de los padres y de los profesores. La adicción a internet, además, está catalogada en China como un desorden mental, pero la psicología y la psiquiatría afrontan aún enormes obstáculos en el país, fruto de tabúes, estigmas y prejuicios. Mucha gente prefiere confiar sus hijos a la mano dura de los soldados que a las ciencias ocultas de los loqueros.

Xiong Zhangbing mandó a su hijo hace dos años al centro Kangyida de Chongqing. El chico, de 13 años, se refugia en las faldas de su abuela mientras los adultos comen caldo caliente. «En China la vida es muy dura, hay que estar preparado para trabajar horas extras, los fines de semana, o cuando sea; por eso quería que mi hijo comiera amargura», explica.

Su mujer, Lei Qin, asegura que tras el periodo en el campamento, el niño llegó muy obediente, aunque ha empezado de nuevo a estropearse. «Deberíamos desempeñar nosotros la tarea de educarlo, pero estamos muy ocupados», asegura la mujer, que acaba de llegar de viaje de negocios por Europa y se dedica a la cosmética. «En China hay mucha presión por los estudios, los niños de ahora están confusos, se refugian en internet, y nosotros los adultos también estamos desorientados», matiza. El chico, que ha permanecido callado toda la cena, responde de pronto a esta última afirmación con una queja que le sale de las entrañas: «¿Y por qué no vas tú al campamento?».


domingo, 24 de agosto de 2014

Cinco lugares exóticos para visitar

 Tomado de El Clarín


Destinos exóticos: de Egipto a China, 5 íconos imperdibles

Patrimonio de la Humanidad o Maravillas del Mundo, estos sitios históricos convocan viajeros de todos los rincones del mundo.
Gran Muralla China (China). Esta antigua fortificación china, Patrimonio de la Humanidad desde 1987 y elegida hace pocos años como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, fue construida -y reconstruida varias veces- a lo largo de mil años, entre el siglo V aC. y el siglo XVI dC. Su objetivo era proteger el Imperio de los ataques de los nómadas de Manchuria y Mongolia. Dicen que la muralla superaba los 8.800 kilómetros de largo, aunque hoy sólo se conserva menos de la mitad de esta construcción que alcanza de 6 a 7 metros de alto y que se cobró la vida de 10 millones de personas. Desde Baijing, una de las zonas de la muralla más visitadas -y mejor conservada- es Badaling, a 80 kilómetros de la capital china.


Taj Mahal, Agra (India). La ciudad de Agra, a orillas del río Yamuna, conserva uno de los grandes tesoros arquitectónicos de India: el Taj Mahal. Bajo las ódenes del emperador Shah Jahan, de la dinastía mogola, este complejo de edificios se construyó entre 1631 y 1654 para honrar a su esposa favorita, Arjumand Bano Begum -le decían Mumtaz Mahal, "la elegida del Palacio"- quien murió al dar luz a su decimocuarta hija. El edificio más reconocido es el mausoleo de mármol blanco con cúpula. El Taj Mahal es Patrimonio de la Humanidad desde 1983 y también una de las Nuevas Sieta Maravillas del Mundo Moderno.


Gran Pirámide de Giza (Egipto). La mayor de las pirámides de Egipto y la única de las Siete Maravillas Antiguas que aún sigue en pie, se calcula que la Gran Pirámide de Giza fue mandada a construir por Keops en el 2570 aC. Su interior guarda tres cámaras pricipales: la cámara del Rey, la cámara de la Reina y la cámara Subterránea. Si bien existen muchas teorías, sigue siendo un misterio cómo se construyó este monumental edificio con los recursos de aquella época.


Santa Sofía, Estambul (Turquía). Es, sin dudas, uno de los íconos de Estambul y su cúpula de más de 30 metros de diámetro define las postales de esta ciudad turca. Llamada Ayasofya por los turcos, la reconstrucción del edificio actual corresponde al mandato de Justiniano (años 532 y 537) y se la considera obra maestra del arte bizantino. Fue Catedral católica entre 1204 y 1261; en 1453, bajo el Imperio Otomano fue convertida en mezquita -período en el que ganó cuatro minaretes- y en 1935 se transformó en museo.


Kiyomizu-dera, Kioto (Japón). Ubicado al este de Kioto, en el monte Otowa, el templo de Kiyomizu fue construido en el año 778. Su nombre se debe a una catarata de agua clara y pura cuyo origen está en el mismo monte. El templo ofrece a los visitantes bellas vistas panorámicas de Kioto. En el interior, su principal figura es la imagen de once caras y mil brazos de Kannon Bosatsu. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994.

sábado, 23 de agosto de 2014

La boda tradicional china

Tomado de Spanish.china.org 


¿Cómo es una boda tradicional china?
Editor Eva Yu

Durante una ceremonia tradicional china, la boda es animada y solemne. Se caracteriza por tener una decoración singular: para los chinos, el color rojo simboliza amor, alegría y prosperidad, por lo tanto es el color que marca las ceremonias de matrimonio. Los novios visten de rojo y la novia lleva además, el rostro cubierto por un velo del mismo color.


La decoración en casa de  los novios, los detalles como invitaciones, sobres con dinero, velas y cajas de regalo, todos están impregnados de este color. La fecha de la boda se decide cuidadosamente. 


Ese día, la mujer favorita de la familia de la novia, vestirá y peinará a ésta, colocando hermosos adornos en su cabeza. 


El palanquín o silla nupcial es el núcleo de la ceremonia y la novia tiene que sentarse en él para ser transportada rumbo a casa del novio. Normalmente el palanquín es cargado por cuatro u ocho hombres.



La fecha de la boda se decide cuidadosamente. Ese día, la mujer favorita de la familia de la novia, vestirá y peinará a ésta, colocando hermosos adornos en su cabeza. El palanquín o silla nupcial es el núcleo de la ceremonia y la novia tiene que sentarse en él para ser transportada rumbo a casa del novio. Normalmente el palanquín es cargado por cuatro u ocho hombres.



La parte más importante de la boda consiste en la reverencia al cielo y la tierra. El maestro de ceremonias pronuncia en voz alta "primera reverencia ante el cielo y la tierra; la segunda reverencia ante los padres y la tercera reverencia entre los mismos novios". Después de realizar esta ceremonia, los novios pueden entrar en la habitación nupcial.


La boda culmina con un gran banquete en el que se ofrece la comida más exquisita, que demuestra la capacidad económica de ambas familias.

  




domingo, 17 de agosto de 2014

Conociendo un poco más sobre la Gran Muralla China

Tomado de CRI on Line



La Gran Muralla, que se extiende por territorio chino a lo largo de más de 7 mil kilómetros, es la mayor construcción de defensa militar de la antigüedad y la que tardó más tiempo en construirse.


Esta colosal muralla empezó a levantarse en el siglo 9. Los pueblos que dominaban las planicies centrales, es decir, las cuencas central e inferior del Río Amarillo, decidieron defenderse de los ataques de los pueblo del norte con una muralla que uniera los muros, las almenaras y los castillos situados a lo largo de la frontera y desde la que pudieran vigilar los movimientos del enemigo. En el periodo de Primavera y Otoño y en el de los Estados Combatientes, entre los años 700 y 221 antes de nuestra era, los señores feudales vivieron enzarzados en guerras interminables por lograr la hegemonía. Los señores más poderosos se defendían unos de otros con murallas que levantaban aprovechando los accidentes geográficos de las zonas fronterizas. Después del 221 de antes de nuestra era, año en que Qinshihuang, primer emperador de la dinastía Qin, unificó China, se enlazaron los muros ya existentes. La formidable barrera defensiva así formada, que cruzaba las montañas de la frontera septentrional, sirvió para rechazar los ataques de la étnias nómadas montadas a caballo, provenientes de la estepas mongolas. En aquel entonces, la longitud de la Gran Muralla ya superaba los 5 mil kilómetros. La dinastía Han, sucesora de la Qin, la alargó hasta más de 10 mil kilómetros. En los más de 2000 años siguientes, la longitud total de los diferentes tramos de la Gran Muralla llegó a superar los 50 mil kilómetros, longitud suficiente para dar una vuelta a la Tierra.



Cuando hoy en día hablamos de la Gran Muralla, solemos referirnos a la construida durante la Dinastía Min (1368-1644). Empieza en el Paso de Jiayu, en la provincia occidental de Gansu, atraviesa 9 provincias, municipios y regiones autónomas, y termina a orillas del río Yalu, en la provincia nororiental de Liaoning. Su longitud es de 7,300 kilómetros, o sea, 14 mil li, de ahí que también se la conozca como Gran Muralla de 10 mil li.

En la construcción de esta muralla gigantesca, que desde lejos parece una larga serpiente que sube y baja, se aprovecharon las afiladas crestas de las montañas y los abruptos precipicios. En las antigüedad, escalar por montañas tan escarpadas hasta el pie de la muralla sin ningún apoyo resultaba casi imposible para la parte atacante.


La muralla, levantada con ladrillos enormes, mampuestos, loess y piedra machacada, tiene una altura de unos 10 metros. La anchura de su parte superior oscila entre los 4 y 5 metros, lo que permitía el paso simultáneo de 4 soldados a caballo y facilitaba tanto los movimientos de las unidades de combate como el transporte de cereales y armas. Dentro de la muralla había escaleras y pasillos que llevaban a las puertas, por lo que subir y bajar resultaba muy fácil. La muralla estaba jalonada por torres que se utilizaban para almacenar armas y cereales, para el descanso de los soldados y como refugio en tiempo de guerra. Asimismo, se utilizaban como almenaras para alertar de la presencia del enemigo con señales de humo o fuego.


Como es natural, hoy en día la Gran Muralla ya no cumple ninguna función militar. Pero su imponente arquitectura ha conquistado y sigue conquistando el corazón de mucha gente.

La belleza de la Gran Muralla se manifiesta en su majestuosidad, su solidez, su grandeza y su naturalidad.

Vista desde lejos, la alta muralla se extiende por las crestas de las cadenas montañosas trazando claramente la silueta de un gigantesco dragón volante; vista de cerca, se percibe el poderoso atractivo de su fabuloso bosquejo, formado por imponentes pasos, muros que parecen avanzar en zigzag y, plataformas altas y abruptas, atalayas en los rincones y torres almenaras.


Al valor histórico y cultural de la Gran Muralla se añade su valor turístico. Los chinos solemos decir: "Quien no ha subido a la Gran Muralla no es una persona de verdad". Los turistas, sean chinos o extranjeros, se sienten orgullosos de haber subido a la Gran Muralla. Los numerosos jefes de Estado y de Gobierno que han visitado China no constituyen una excepción. Varios tramos bien conservados se han convertido en puntos de gran interés turístico, que todos los años atraen a miles y miles de visitantes. Entre los más conocidos destacan el Paso de Badaling, la Plataforma de Shimatai, Mutianyu, el Paso de Shanhaiguan, conocido también como Primer paso de China, y el Paso de Jiayuguan, en el extremo occidental de la Gran Muralla.

La Gran Muralla, cristalización de la sabiduría, la laboriosidad, la sangre y el sudor de millones de trabajadores de la antigua China, ha sobrevivido dignamente más de mil años de vicisitudes. Su perpetua marcialidad y su eterno atractivo se han convertido en símbolo del espíritu de la nación china. Desde 1987, la Gran Muralla figura entre los bienes considerados parte del patrimonio mundial.

sábado, 19 de abril de 2014

Las 6 tendencias que están cambiando la economía China… y del mundo

Tomado de China en Español



Seis tendencias de la economía de China en pocas palabras

Seis tendencias están moldeando a la mayoría de la industrias de China y conduciendo gran parte del impacto que tienen en el mundo occidental, según el libro más reciente del inversor Jeffrey Towson y Mckinsey y de su socio principal, Jonathan Woetzel. En “TheOne-Hour China Book”, Towson y Woetzel encapsulan más de tres décadas de experiencias de trabajo y vida en China en un libro condensado que el lector deberá terminar en una hora más o menos. Los autores destacan seis “mega tendencias” que deben entenderse si el lector desea conseguir una comprensión cabal de China.

1. La urbanización de mil millones de personas


Es posible aseverar que la urbanización es el fenómeno más importante que moldea a la China moderna. Más de 300 millones se han trasladado del campo a las ciudades en los últimos 30 años, y otros 350 millones están por hacerlo. China cuenta con 160 ciudades con poblaciones de más de un millón, y 14 con más de 5 millones de personas, el tamaño de muchos países europeos. Dentro de poco habrá mil millones de habitantes urbanos en China, colocando urgentes demandas en la ampliación de infraestructura como el transporte y servicios públicos, al igual que en recursos estratégicos como agua limpia y potable.

Al mismo tiempo, la urbanización está creando una cantidad considerable de riqueza. Cerca de 350 millones de personas han dejado desde inicios de 1990 el umbral de la pobreza en China, con ingresos per cápita elevándose hasta en un 300 por ciento en ese periodo. Quizás el ejemplo más claro de generación de riqueza es en el sector inmobiliario, en donde la inversión aumento a $980 mil millones en 2011 luego de registrar 120 mil millones en 2003. De hecho, al centrarse en la construcción de edificios básicos para la vivienda de la creciente clase media de China, el grupo inmobiliario líder del país, China Vanke, construyó unos 80 mil departamentos en más de 25 ciudades en 2012, y registró ventas por 97 mil millones de RMB (unos 16 mil millones de dólares).

2. Altas escalas de fabricación


China es la fábrica más grande del mundo, con más de $2.2 billones de valor añadido procedente de la manufactura. Produce el 80 por ciento de los aires acondicionados del mundo, 90 por ciento de las computadoras personales del mundo, 75 por ciento de los paneles solares del mundo, 70 por ciento de los teléfonos celulares del mundo, y 63 por ciento del calzado del mundo. La fabricación constituye el 40 por ciento de la economía de China y emplea directamente a 130 millones de personas. No obstante, su mano de obra tradicionalmente barata se está elevando, y una tendencia intempestiva de ensamblaje de bajo nivel tecnológico a uno de alto nivel está en camino, al igual que un cambio de las costosas zonas costeras a las asequibles zonas centrales y occidentales de China.

3. Consumidores chinos en aumento


La clase media de Estados Unidos representó el motor de crecimiento de la economía mundial en el siglo XX. Ahora, el motor es la región Asia-Pacífico, la cual representará dos tercios de la clase media del mundo en 2030. Al tiempo que la urbanización se acelera, el gasto de los consumidores se parece más al de la clase media de occidente. Los residentes urbanos chinos salen de compras para satisfacer necesidades emocionales, conduciendo una demanda inédita de bienes, de alimentos y de entretenimientos para la clase media.

Sólo por citar un ejemplo, China consumió más de 13 millones de toneladas de carne de pollo en 2012, más que los Estados Unidos. El consumo de carne de pollo, que creció 54 por ciento de 2005 a 2010, se espera que crezca otro 46 por ciento durante los próximos cinco años. Para mayor claridad, no hace falta más que ver el hecho de que la más grande adquisición china de una compañía de Estados Unidos no tiene nada que ver con tecnología, automóviles o energía. En 2013, Shuanghui International de China gastó $7.1 mil millones para comprar la compañía estadounidense Smithfield, la granja procesadora de carne de cerdo más grande del mundo. No es de sorprenderse que el agro-comercio es uno de las industrias más candentes de China.


4. Dinero … y mucho

China tiene más de $15 billones en depósitos bancarios y esa cifra crece $2 billones anuales. Las reservas de divisas extranjeras suman $3.5 billones. China es el comprador extranjero más grande de la deuda del gobierno de Estados Unidos, y su excedente comercial anual con los Estados Unidos ha crecido de 0 en 1985 a más de $300 mil millones en 2012. El sistema bancario y financiero de China gestiona enormes cantidades de dinero con creciente eficiencia y sofisticación.

En 2003, los préstamos bancarios representaron más del 90 por ciento de las finanzas chinas; en 2012, fue de 50 por ciento. Un enorme mercado de préstamos fuera del sistema bancario formal ha aparecido, haciendo par con finanzas subterráneas, préstamos fuera del balance general y productos para la gestión del bienestar que reúnen el dinero de los inversores y los colocan en distintos proyectos.

5. Una inteligencia fuera de serie

La manufactura no es lo única que ocurre en gran escala en China. El número de egresados universitarios ha crecido de un millón en 1998 a 7,5 millones en 2012, convirtiendo la formación de talentos de China en otro fenómeno de constante transición. Hay una explosión en inversión para la investigación y el desarrollo: en 1993, China representó el 2.2 por ciento del gasto mundial en investigación y desarrollo; en 2009, la cifra fue de 12.8 por ciento, muy por encima de varios países europeos. En 2001, China superó a Japón y ahora es el segundo después de los Estados Unidos.

Los gigantes manufactureros de China tienen producciones masivas, enormes bolsillos, y acceso a numerosos profesionales calificados. Por ejemplo, Huawei tiene una fuerza de trabajo de 150 mil de los cuales 68 mil están en las áreas de investigación y desarrollo; por el contrario, Cisco tiene 66 mil empleados de los cuales únicamente 21 mil trabajan en las áreas de investigación.

6. El internet de China

La internet es un fenómeno reciente en China. Cerca del 60 por ciento de los 550 millones de chinos que están ahora en línea han iniciado el uso de internet en los últimos tres o cuatro años, y la penetración es del 40 por ciento de la población total comparado con el 80 por ciento de los Estados Unidos. Este potencial para un mayor crecimiento está determinado por otro hecho: Los internautas en China pasan de cinco a seis horas más en línea semanalmente que los estadounidenses. El comportamiento de los usuarios también es marcadamente diferente: Mientras las búsquedas y el acceso a correos electrónicos domina las actividades en línea en otros sitios, en China los usuarios orbitan en el sector del envío de mensajes instantáneos y en los vídeo en línea.