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jueves, 30 de octubre de 2014

Se duplica número de inmigrantes cubanos llegando a EEUU

Tomado de The Wall Street Journal

Luis Alberto Cuan Lio (con camiseta anaranjada) y su esposa Yordana Bravo Pérez (sentada en el colchón) llegaron a EE.UU. después de una travesía que los llevó a Ecuador, Perú y México. MICHAEL STRAVATO para The Wall Street Journal

Nueva ola de cubanos llega a EE.UU.


En junio, Luis Alberto Cuan Lio voló con su esposa embarazada, Yordana Brazo Pérez, de Cuba a Ecuador como turistas. Era la primera escala de una travesía que terminaría cuando ambos cruzaran por tierra la frontera de México hacia Estados Unidos, donde están construyendo una nueva vida.
Este año, una ola de inmigrantes indocumentados de América Central acaparó los titulares, pero más de 22.000 cubanos ingresaron a EE.UU. por tierra en los 12 meses que terminaron el 30 de septiembre, el doble que en el mismo periodo del año previo. Además, otros 3.940 cubanos buscaron llegar a territorio estadounidense a través de rutas marítimas, casi el doble que el año previo y el número más alto desde 2008, cuando la isla fue golpeada por varios huracanes, sus exportaciones estaban de capa caída y Raúl Castro asumió la presidencia.
Los factores detrás de este nuevo éxodo apuntan al relajamiento de las restricciones de viaje que el gobierno cubano decretó el año pasado y una falta de esperanza entre los ciudadanos sobre las perspectivas económicas de su nación.
“La gente está cada vez más frustrada con el alcance y el ritmo de las reformas económicas”, dijo Ted Henken, profesor de estudios latinoamericanos en el Baruch College en Nueva York.
Washington también ha relajado las restricciones de visas para cubanos que llegan por aire como turistas, algunos de los cuales se cree se quedan en EE.UU. Cerca de 300.000 de estas visas fueron emitidas en el año fiscal que terminó el 30 de septiembre de 2013.
La Sección de Intereses de Cuba en Washington, la representación consular de la isla en la capital estadounidense, no respondió llamadas pidiendo comentarios.
Los inmigrantes cubanos en EE.UU. gozan de un trato especial. La Ley de Ajuste Cubano de 1966 permite que aquellos que tocan suelo estadounidense puedan quedarse en lugar de ser deportados. También reciben algunos de los beneficios que son concedidos a refugiados que huyen de la persecución. Después de un año, pueden solicitar la residencia permanente o green card.

El número de cubanos recién llegados palidece junto a los alrededor de los 130.000 centroamericanos que cruzaron a EE.UU. sin documentos en el último año fiscal, o los estimados 125.000 cubanos que llegaron por mar en el éxodo del Mariel en los años 80. Pero las llegadas por tierra abren un nuevo capítulo en la migración cubana hacia EE.UU., y los expertos esperan que el éxodo aumente.
En la frontera entre México y Texas, los cubanos se unen a los que esperan permiso para entrar a EE.UU. “Saben exactamente a dónde ir, llegan con sus documentos y dicen que quieren acogerse a la Ley de Ajuste Cubano”, dijo Adriana Arce, directora asistente en el puerto de entrada de Laredo de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, que ha tenido que aumentar su personal para procesar el aumento en las llegadas. Después de una entrevista, los cubanos usualmente reciben permiso para ingresar bajo palabra, un proceso que toma alrededor de dos horas. Luego, armados con papeles concedidos por el gobierno, son libres para ir a donde quieran.
Cuan, un médico, y su esposa, una maestra de preescolar, ahorraron dinero por años y con la ayuda de amigos y parientes en EE.UU. pagaron su viaje, que costó alrededor de US$8.000.
“Perdimos la esperanza de que Cuba mejorara”, dijo Cuan, de 47 años, quien dice que en la isla ganaba el equivalente a US$20 al mes. En lugar de arriesgar sus vidas en el mar, optaron por una ruta más segura, aunque más larga y cara.
La pareja voló a Ecuador porque no necesitaban visa para ingresar a ese país, luego viajaron a Lima, donde consiguieron pasaportes peruanos falsos que les permitieron ingresar a México sin visa. En Monterrey, tomaron un bus a Laredo, donde les dijeron a inspectores fronterizos estadounidenses que eran ciudadanos cubanos.
Ahora viven en Houston, donde están siendo ayudados por los Servicios de Refugio de Texas. La agencia sin fines de lucro procesó en el tercer trimestre a tantos cubanos como a asilados de todos los otros países combinados. “Es mucha gente al mismo tiempo”, dijo Sara Kauffman, directora de área.
Wafa Abdin, vicepresidenta de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Galveston-Houston, dice que este año la agencia ha estado atendiendo a alrededor de 50 cubanos a la semana, frente a entre cinco y 15 semanales dos años atrás. “Nuestro personal está acostumbrado a ayudar a todos los que cruzan la puerta”, eso está llevando al límite los recursos, dijo Margaret Ayot, supervisora del programa.
YMCA International Services de Houston ayudó a 700 refugiados de África, Asia y otros países en el año fiscal 2014. En el mismo periodo, proveyó asistencia a 434 cubanos. “Vienen a nosotros y juntos ideamos un plan rápidamente”, dijo Jeff Watkins, director ejecutivo.
Los cubanos son aptos para recibir una asistencia en efectivo durante ocho meses, seguro de salud y servicios de búsqueda de empleo así como clases gratuitas de inglés, entre otros beneficios ofrecidos a refugiados. Para una familia de tres, ocho meses de asistencia en efectivo equivale a un total de US$4.300, para una sola persona es alrededor de US$2.500. Los cubanos también reciben cupones de alimentos si cumplen con ciertos requisitos de ingresos.
Algunos dicen que los cubanos no son refugiados en el sentido tradicional de la palabra, aunque tienen esos derechos. “La mayoría de cubanos son migrantes económicos”, dijo Jodi Goodwin, un abogado de inmigración que trabaja cerca de la frontera con Texas. EE.UU. recibió a 70.000 refugiados el año pasado, en su mayoría de África, Asia y Medio Oriente.
Los cubanos que toman la ruta marítima para llegar a Miami usualmente son los más pobres, viajando en embarcaciones de acero corrugado, madera y poliestireno, según el capitán Mark Fedor, jefe de reacción del Séptimo Distrito de la Guardia Costera de Miami. El ritmo de las recientes llegadas está causando alarma, dijo. “A veces son cosas tan ingeniosas las que arman”, dijo. “Pero tan poco aptas para el mar”.
Se espera que la ola de cubanos se acelere, dicen los expertos, especialmente si la economía estadounidense sigue mejorando.
Cuan dice que está buscando empleo en cualquier campo tras recibir su autorización de trabajo y número de Seguro Social. “No tenemos nada aquí”, dijo. Pero “es un mejor lugar para vivir”. 

jueves, 9 de octubre de 2014

Países del Mercosur se pronuncian a favor de niños inmigrantes

Tomado de La Voz de América
Mercosur preocupado por niños inmigrantes
El bloque apoya los esfuerzos del ‘Triángulo Norte’ centroamericano para atacar las causas de la migración ilegal.

“Profunda" preocupación por los niños migrantes centroamericanos retenidos en la frontera sur de EE.UU. expresó el bloque Mercosur.
El grupo sudamericano señaló en un comunicado estar preocupado por "los niños, niñas y adolescentes migrantes, acompañados y no acompañados, centroamericanos que continúan retenidos en la frontera sur de los Estados Unidos".
La declaración agrupa a los países miembros Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, además de los asociados al bloque, Chile, Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador.
Las naciones pidieron al gobierno de EE.UU. “privilegiar la reunificación familiar como garantía del bienestar de los niños, niñas y adolescentes migrantes, sin perjuicio de otras medidas destinadas a asegurar el ejercicio de los derechos humanos".
Asimismo, solicitaron a las autoridades estadounidenses “brindar un trato igualitario a la niñez acompañada y no acompañada en función del derecho de la igualdad y del interés superior de los niños, niñas y adolescentes acompañados y no acompañados".
Los países del Mercosur ratificaron su respeto a los derechos humanos de la niñez y adolescencia migrante, específicamente la prohibición de detención por motivos migratorios.
El Mercosur enfatizó la “importancia" de la colaboración de EE.UU., los organismos multilaterales y la comunidad internacional en los "esfuerzos" de El Salvador, Guatemala y Honduras "destinados a desincentivar la migración irregular".
Los países aprovecharon de apoyar la implementación del Plan Regional de El Salvador, Guatemala y Honduras para formar la "Alianza para la prosperidad del Triángulo Norte", que incluye medidas de mediano y largo plazo para atacar las de la migración indocumentada.  

miércoles, 8 de octubre de 2014

Revelan que miles de niños migrantes son deportados semanalmente por EEUU

Tomado de The Wall Street Journal
Una niña salvadoreña observa mientras un agente de frontera de EE.UU. anota información familiar
Opinión: Los niños migrantes deben quedarse con sus familias en EE.UU.


Por Robert M. Morgenthau

Uno de los objetivos de una política migratoria sensata debería ser unir a los miembros de familias y mantenerlos juntos. El gobierno de Estados Unidos no debería estar arrebatando a niños de sus padres o familiares cercanos y deportándolos de vuelta a sus países de origen destrozados por la pobreza y la violencia vinculada al narcotráfico.
Sin embargo, eso es exactamente lo que está sucediendo con los niños que han huido a este país desde Centroamérica.
Según el secretario de Seguridad Nacional Jeh Johnson, el gobierno ha estado deportando a varios miles de migrantes a la semana a Centroamérica gracias a la adición de aeronaves y frecuencias de vuelos para devolverlos. Cecilia Muñoz, directora de política interna en la Casa Blanca, dijo en el programa de noticias “PBS NewsHour” en junio que “el proceso de deportación comienza cuando llegan” y es probable que “la gran mayoría de esos niños acaben regresando a su país”.
Johnson dijo el mes pasado que “las medidas de seguridad enérgicas en la frontera” implementadas en respuesta a las migraciones ya han costado US$405 millones. El gobierno de Barack Obama ha solicitado al Congreso US$1.200 millones adicionales para construir centros de detención y tribunales temporales de inmigración para agilizar más el proceso, al igual que para construir más barreras e incrementar las patrullas fronterizas para bloquear la entrada de niños.
El enfoque decidido del gobierno en la implementación y la deportación está equivocado y es moralmente indefendible.
Bajo una ley contra la trata de blancas de 2008, los niños sin acompañantes detenidos en la frontera son inicialmente colocados bajo el cuidado de la Oficina de Reasentamiento de Refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos. Los niños después son trasladados a la custodia de un padre, familiar cercano o un tutor con las cualidades necesarias mientras atraviesan por el proceso de deportación. En julio, casi 90% de estos niños habían sido entregados a familiares o tutores.
Se les debe permitir permanecer en EE.UU. a los niños migrantes que se han reunido con sus padres o familiares cercanos, y el presidente Obama puede emitir visas temporales que los dispensen de la deportación. El presidente Franklin D. Roosevelt tomó medidas similares durante la Segunda Guerra Mundial para traer a cerca de 1.000 refugiados judíos de Italia a la seguridad de Fort Ontario, en el estado de Nueva York.
El público apoyaría a Obama. Una encuesta realizada en julio por la organización sin fines de lucro Public Religion Research Institute halló que 62% de los estadounidenses —incluyendo una mayoría de los republicanos encuestados— mantenía que los niños migrantes deberían ser tratados como refugiados y se les debería permitir permanecer en EE.UU. si sus países de origen no son seguros.
En cambio, el gobierno ha estado realizando audiencias de deportación a toda velocidad. TRAC, un grupo de política de la Universidad de Syracuse, recientemente informó que, en promedio, los menores de edad en Phoenix esperan solo 66 días antes de que sus casos fueran escuchados por un juez de inmigración. En contraste, otros casos de inmigración en Phoenix tuvieron un tiempo de espera promedio de 805 días. Los casos de menores de edad fueron procesados incluso con mayor rapidez en Omaha, Nebraska, en donde el tiempo promedio de espera fue de 10 días, comparado con 840 días en todos los demás casos.
Este ritmo acelerado presenta cuestionamientos serios sobre si los niños migrantes de Centroamérica están recibiendo un proceso legal adecuado. ¿Están recibiendo representación legal? ¿Tienen la oportunidad de desarrollar y presentar sus declaraciones de asilo? Todo inmigrante tiene el derecho a recibir una audiencia completa y justa.
Aún más importante, el gobierno de Obama y el Congreso deben reconocer que deportar más niños migrantes no impedirá que otros huyan la violencia y la pobreza en Centroamérica. Las medidas de bloqueo como muros más altos y más guardias armados son obstáculos débiles.
Las causas de la migración de Centroamérica son el crimen y la pobreza. Una política estadounidense más sabia proporcionaría más ayuda extranjera a El Salvador, Guatemala y Honduras, en donde se necesita el dinero para combatir los carteles de la droga y las pandillas callejeras, mejorar la educación pública y reanimar la economía.
La violencia en estos países es rampante, impulsada por los carteles de la droga y las pandillas callejeras que usan a Centroamérica de puente entre las provisiones de droga de Sudamérica y la demanda en EE.UU. La situación de seguridad en Honduras se ha deteriorado tanto que la Peace Corps ha retirado a sus voluntarios. Por motivos similares Peace Corps también ha reducido sus operaciones en El Salvador y Guatemala.
La ayuda extranjera se podría utilizar en estos países para mejorar sus ejércitos y fuerzas policiales, que podrían asimismo combatir los carteles y restaurar la seguridad. Obama debería guiar a la Administración de Control de Drogas (DEA) a concentrarse en particular en los narcotraficantes de estos países que proveen al mercado estadounidense.
Los males económicos en Centroamérica han causado menos empleos y más pobreza. En julio, los líderes de El Salvador, Guatemala y Honduras apelaron a Obama y el Congreso en busca de ayuda monetaria que pueda emplearse para fomentar el crecimiento económico. Deberíamos proporcionar esa ayuda, tanto al gobierno centroamericano como a las organizaciones no gubernamentales que trabajan en esos países en torno a estos temas. La seguridad personal y la oportunidad de llevar una vida digna motivarían a estos niños a permanecer en sus países de origen.
Sin embargo, para los niños que ya están aquí y que se han reunido con sus familiares en EE.UU., debemos mostrar compasión y mantenerlos unidos con sus familiares. Seguir arrojando miles de millones de dólares a las deportaciones, centros de detención y muros no solo separará familias sino que está condenado a fracasar, y a gastar miles de millones de dólares de los contribuyentes.

Morgenthau, fiscal de distrito de Manhattan desde 1975 a 2009, es abogado adjunto de la firma legal Wachtell, Lipton, Rosen & Katz.

sábado, 4 de octubre de 2014

Salvadoran community progress in DC, VA and MD

Taken from Tiempo Latino
Una Publicación de The Washington Post

Henry Bonilla (izq.) presidente de The Salvadoran American Chamber of Commerce premia al empresario Armando Mejía en una gala en 2013. Al centro, el empresario de la industria de la tecnología Charles Vela.  Foto de El Tiempo Latino 


DC area Salvadorans, once stuck in menial jobs, now becoming business owners


The region's Salvadoran community

By Pamela Constable-The Washington Post

Thirty years ago, Armando Mejia fled war-torn El Salvador and sneaked into the United States. He was 17, with a sixth-grade education and two dollars in his pocket. For the next two decades, he toiled in the kitchens of Washington-area restaurants, working his way up from dishwasher to chef.

Today Mejia, 49, owns three upscale Tex-Mex bistros in Northern Virginia, and a fourth in the District. A shrewd and genial host, he serves perfect frozen margaritas and supports local school sports. A fastidious boss, he insists that the bathrooms be cleaned three times a day. The strategy has won him a loyal and diverse customer base far from his roots.

“Why do I like it here? Because it’s got the old ‘Cheers’ atmosphere,” said Mary Stites, an administrator at NASA who was chatting with a friend at the glittering bar in Mejia’s El Tio cafe in Gainesville, Va., one recent afternoon. “Armando treats everyone like family,” she said.  “And there are no sticky counters.”

In the four decades since a handful of refugees began a chain of illegal migration from El Salvador to Washington, the region’s Salvadoran community has swelled to more than 300,000.

Most entered the United States without authorization and stayed. Many are still undocumented, which has confined them to menial or informal work in construction, food industry or personal service.

But as the area’s largest immigrant community has evolved, so have its ambitions. An increasing number of Salvadorans have moved up from worker to boss. No longer dependent on the whims of crew chiefs and bus schedules, they are meeting payrolls and giving orders.

Since it was established in 2001 with 35 members and an office in Alexandria, Va., the Salvadoran American Chamber of Commerce has grown to more than 400 members, with headquarters two blocks from the White House. According to its officials, Salvadoran Americans own more than 4,000 businesses in the metropolitan region.

“We Salvadorans are very enterprising. We can pick up a rock, paint it and sell it,” said Elmer Arias, 50, a former chamber president, who recently retired from the restaurant business and devotes his time to development projects in El Salvador.


Most Salvadoran firms in the area are modest, family-run businesses in traditional immigrant niches such as construction and cleaning, or ethnic shops and eateries that cater to Hispanics. Many Salvadorans without legal status run small informal operations out of a couple of vans, working as nannies, package couriers and building remodelers.

But as a growing number become U.S. residents and citizens, mostly through the sponsorship of an employer or relative, Salvadorans are gaining access to bank loans, operating permits and the holy grail of immigrant business aspirations: government contracts.

Legal status also enables them to compete with older Hispanic groups, such as Puerto Ricans and Cubans, who mostly arrived by legal means and once dominated Hispanic businesses in the region.

A few local Salvadorans have reached the business stratosphere. Jose Barahona, 70, built a large office-cleaning company in Annandale and then made a fortune by opening franchises of the fast-food chain Pollo Campero. Charles Vela, a research engineer in Potomac, Md., came to the United States with an advanced education and founded a firm called Afilon that develops high-tech systems for federal agencies.

Still, they remain exceptions.

According to the Pew Research Center in the District, Salvadorans nationwide have a median income level of $20,000, about the same as Hispanics overall, but 23 percent live below the poverty level and only 7 percent of those older than 24 have a college degree. Sixty percent are foreign born, the highest of any Hispanic group.

Mark Lopez, a Pew official, said there are no economic statistics on Salvadorans in the D.C. area, but since they constitute the country’s second-largest Salvadoran community after Los Angeles, the national figures accurately reflect their status.

Henry Bonilla, the chamber president, said even the most driven Salvadorans continue to face daunting obstacles, including difficulties with English, lack of access to capital and prejudice against Hispanics. Even hard workers, he said, may not adapt to the responsibilities and tough choices of running a competitive business.

“There are a lot of people with excellent résumés, but sometimes our looks and names still hurt us,” Bonilla said. Part of the chamber’s role, he said, is to help members navigate the ropes and overcome the “negative public perceptions” of Salvadorans as gang members and social burdens.

Bonilla, 40, fled El Salvador at age 14. He got his first break while working at a Wendy’s restaurant. The firm gave him management training and helped pay his tuition at Strayer University. In 1995, he opened an office cleaning company, then expanded to applying for small business loans and government contracts. In the process, though, he became a different man.

“People think I had it easy, but it took 28 years of hard work,” Bonilla said. “For years I kept my phone by the bed and answered calls from clients at 2 a.m. You have to make sacrifices and be tough,” be added. “Family is important, but you can’t afford to be preferential. You have to hire the best-qualified person.”

Yet many successful Salvadorans said they initially relied on relatives or fellow refugees for shelter, work contacts and moral support. Arias said one of his first jobs was washing dishes in a Georgetown restaurant with another Salvadoran named Jose Caceres. “We took turns washing and stacking. We kept each other going,” Arias said with a laugh. Caceres eventually became a prominent supermarket owner in Woodbridge, Va.

By the same token, many successful Salvadorans said they felt a duty to help those who came after them. Some business owners hired many low-skilled fellow immigrants or sponsored skilled workers for U.S. residency; others have provided social or legal services to those who find themselves in trouble.

Fidel Anival Castro, 33, a lawyer in Wheaton, Md., came to the United States as a 4-year-old. His father worked at three low-wage jobs, with little time for the family. Castro floundered in school and said he felt “like I didn’t belong.” But as a teenager, he found comfort at a Catholic church at which priests urged him to go to college and law school. Last week he opened his own law office, which has one desk, two chairs and is still without carpeting.

“I know what my clients have been through, so I don’t judge them. I try to help them find a way to climb out, like I did,” said Castro, who represents many Central Americans facing minor criminal or immigration charges. “I feel like I am doing God’s work.”

Mejia never did get past the sixth grade, but his outgoing personality, business instinct and close-knit family helped him build El Tio into a chain of lively bistros that specialize in Latino cuisine but cater to an ethnically and socially diverse clientele, from defense contractors to football fans.

Latinos mostly go out to celebrate birthdays and special occasions. Americans go out to dinner all the time,” Mejia said. Among his most popular draws are beer discounts during National Football League games and margarita specials on Thirsty Thursdays. His outlets employ 125 people and take in about $55,000 a month. In December, the Salvadoran chamber honored him as business owner of the year.

On Thursday night, the El Tio in Gainesville was packed and noisy with laughter, music and TV sports talk. Mejia never stopped smiling as he moved among the tables, checking on orders and greeting regulars. Customers of all descriptions declared that the spot was their favorite hangout.

“We don’t advertise, but we make everyone feel welcome. People come by word of mouth,” Mejia said. As he surveyed the convivial scene, he grew reflective. “I crossed the river with my backpack like everyone else, but I was always a dreamer,” he said. “If you work hard and stay honest, this is still the best country in the world to build your dreams.” 

martes, 30 de septiembre de 2014

Gobierno del Condado de Suffolk entierra la era más oscura para los inmigrantes

Tomado de El Diario de Hoy 

  Foto de archivo del Ejecutivo del Condado de Suffolk  junto a activistas pro inmigrantes anunciando medidas a favor de estos

Condados de Nassau y Suffolk eliminan programa "Comunidades Seguras" que fomenta las deportaciones

     

"Con este nuevo paso hemos enterrado los últimos vestigios de la era más oscura del condado de Suffolk. El condado reafirma su mensaje de bienvenida a todos los residentes” Luis Montes, Adjunto del Ejecutivo del Condado de Suffolk


El cónsul salvadoreño y activistas por los derechos de los inmigrantes aplauden la medida, aunque reconocen que el daño ya está hecho para los cientos de compatriotas que fueron deportados.

Por Carmen María Tamacas

"Gracias a Dios lo logramos", dice con entusiasmo Carlos Reyes, un salvadoreño residente en Nueva York que trabaja en la organización Make The Road. Después de más de dos años de intenso cabildeo y estrategias, los condados de Nassau y Suffolk se han desligado oficialmente del programa "Comunidades Seguras", que permite la deportación de inmigrantes detenidos por delitos menores e inspecciones de rutina.
No es un triunfo menor para los activistas que han presionado por la eliminación del polémico programa de colaboración entre las autoridades locales y el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés), el cual ha sido cuestionado desde su implementación ya que ha favorecido la expulsión de miles de inmigrantes de todo Estados Unidos.
Make The Road y otras organizaciones realizaron una campaña intensa de dos años con reuniones constantes con el Ejecutivo y el Sheriff del condado de Suffolk, Steven Bellone y Vincent F. DeMarco, respectivamente. "Les entregábamos paquetes de firmas de residentes y les transmitíamos el sentimiento de inseguridad que padece la comunidad de que ante algo tan sencillo como una multa de tránsito le cueste la deportación a alguien", expresó Reyes.
"Puedo decir con honestidad que ellos siempre tuvieron una disposición muy noble, siempre fueron abiertos ante nuestras peticiones", destacó Reyes.
Un reporte publicado la semana pasada por el periódico Newsday da cuenta de un memorando emitido por DeMarco en la cual ordena que únicamente serán encarceladas aquellas personas que tengan una orden de detención emanada por una autoridad judicial.
que cita estadísticas del ICE destacó que tanto Suffolk como Nassau -que tienen grandes asentamientos de salvadoreños- están a la cabeza, después de la Ciudad de Nueva York, respecto al número de inmigrantes expulsados de los Estados Unidos producto del programa.
Hasta el 31 de julio de este año, el ICE logró la deportación de 781 inmigrantes de Suffolk y 499 de Nassau, desde que ambos condados adoptaron la aplicación del programa, en febrero de 2011. Se calcula que desde 2009, Comunidades Seguras logró la deportación de más de 369,000 inmigrantes, indica el periódico.
Este cambio de detención rutinaria de inmigrantes que han sido arrestados pone a Nassau y Suffolk entre las más de 200 jurisdicciones en todo el país, según señalan activistas, que se han retirado del programa", añade la publicación.
Un estudio realizado por la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York (NYU School of Law Immigrant Rights Clinic), Immigrant Defense Project y Families for Freedom recopiló la devastación en miles de familias causada la deportación sistemática de inmigrantes en Nueva York.
De acuerdo con el documento, de octubre de 2005 a diciembre de 2010, ICE detuvo a más de 34,000 habitantes de Nueva York; desde 2008 fueron detenidos más de 7,000 anualmente de los cuales el 91% fue deportado.
De 2005 a 2010, entre los detenidos figuraron los padres de 13,521 niños ciudadanos estadounidenses, de los cuales fueron deportados más de 7,000.
Luis Montes, también salvadoreño y que se desempeña como Adjunto del Ejecutivo del Condado de Suffolk, también saludó la medida. "Con este nuevo paso hemos enterrado los últimos vestigios de la era más oscura del condado de Suffolk. El condado reafirma su mensaje de bienvenida a todos los residentes. Es una medida sensata y llena de compasión la cual ahorrará dinero a los contribuyentes locales y ayuda a fortalecer las relaciones comunitarias entre las agencias de seguridad pública y la comunidad inmigrante", expresó.
Indicó que cuando la policía local detiene a inmigrantes durante procedimientos de rutina, éstos permanecen en las celdas de dos a tres semanas hasta que son trasladados a instalaciones federales en el norte de Nueva York. El costo de manutención de los detenidos asciende a 256 dólares al día, por reo, dinero que no es reembolsado por el gobierno federal.
El daño ya está hecho

Las estadísticas reflejan la complejidad del drama que viven miles de familias rotas tras la deportación de padres o hijos, que, en muchos de los casos, eran el sustento del hogar.
"Está bien que se quite el programa, por lo que se ha luchado tanto, pero el daño ya está hecho, ¿cómo se elimina el dolor, la destrucción de una familia?", cuestionó Omar Henríquez, veterano activista pro derechos de los inmigrantes.
Al ser consultado por El Diario de Hoy, el cónsul salvadoreño en Suffolk, Edgar Mauricio Vásquez, indicó que está muy satisfecho por la eliminación del programa Comunidades Seguras porque se traducirá en estabilidad para los inmigrantes. Oficialmente, más de 52,000 salvadoreños viven en este condado, sin contar los que viven indocumentados y sin haber sido registrados por el Censo más reciente.
Aparte de los detenidos con récord delictivo, el cónsul reconoció que los salvadoreños y centroamericanos caen detenidos por tres razones: manejan en estado de ebriedad, tienen problemas de violencia doméstica y reinciden en ambas conductas.
No obstante, los alguaciles habían mostrado disposición de limitar los reportes a inmigración; incluso aceptan el Documento Único de Identidad (DUI) como credencial legal de los salvadoreños.
La delegación consular tiene recursos limitados, explicó. Eso le impide apoyar directamente a los connacionales arrestados ya que son trasladados hacia Albany y otras ciudades.
Por esa razón recientemente firmaron un convenio con la organización sin fines de lucro Coalición Mexicana, que asesora legalmente a inmigrantes e incluso les presta servicios de representación en casos delicados. 

domingo, 28 de septiembre de 2014

No hay suficientes abogados defensores para niños indocumentados

Tomado de La Voz de América
Piden más abogados para menores inmigrantes
Organizaciones entrenan a abogados voluntarios para representar legalmente a los niños centroamericanos en cortes de inmigración.

La mayoría de los casi 60.000 niños centroamericanos que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos en el último año todavía no tienen abogados que los representen en la corte de inmigración.
Por ello, defensores están luchando para entrenar abogados voluntarios y así ayudar a hacer frente a la enorme carga de trabajo.
Dado el inmenso aumento del número de menores inmigrantes no acompañados, la necesidad de abogados se ha disparado, lo que se ha agravado por la decisión de otorgar vía rápida a los casos de los niños  en tribunales de inmigración, es decir, la celebración de audiencias iniciales en unas pocas semanas en lugar de meses.
Los inmigrantes pueden contar con un abogado en los tribunales de inmigración, pero no se garantiza asesoría legal o que sea proporcionada a expensas del gobierno, informó la AP.
Tener un abogado puede hacer una gran diferencia: mientras a casi la mitad de los niños con abogados se les permitió permanecer en el país, sólo el 10 por ciento de los que no tienen representación se les permitió quedarse, según un análisis de los casos hasta junio del Transactional Records Access Clearinghouse de la Universidad de Syracuse.
Por ello, se están realizando esfuerzos desde White Plains, Nueva York, a Nueva Orleans para entrenar a abogados de bufetes de privados en leyes de inmigración del país y la manera de trabajar con niños traumatizados, muchos de los cuales huyen de la violencia.
"Estamos haciendo muy bien en la búsqueda de abogados dispuestos a ayudar. Tenemos que entrenarlos, tenemos que conseguir que se adapten a ese niño", dijo Reid Trautz, director del centro de práctica y profesionalidad de la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración. "Sólo hace falta tiempo".
El mes pasado, el vicepresidente Joe Biden instó a los abogados a aumentar los esfuerzos para tomar en los casos de los niños. Desde entonces, las ciudades de San Francisco y Nueva York han anunciado planes para asignar cada uno cerca de $2 millones de dólares para ayudar a proporcionar más abogados para los menores no acompañados. La legislatura de California aprobó $3 millones para el esfuerzo.
Cerca de 800 abogados de inmigración se han inscrito como voluntarios en los casos, según la Asociación de Abogados de inmigración.
También lo han hecho muchos otros abogados sin alguna experiencia en la ley de inmigración. Ellos están siendo entrenados con los profesionales de inmigración con experiencia, que sirven como mentores.