Tomado de
Revista Semana
Portazo de Dilma Rousseff a la Kirchner
Por
Fanny Kertzman
Las políticas chavistas y las roscas kirchnerianas acabaron con el
Mercosur. Qué queda.
La última reunión entre la presidenta
de Brasil, Dilma Rousseff, y su homóloga de Argentina, Cristina Kirchner,
terminó en un portazo. El 25 de abril se reunieron las presidentas de los dos
países más importantes del Mercosur en Buenos Aires para avanzar en un memorial
de agravios que Brasil le había presentado a Argentina en materia comercial.
Pero la falta de respuestas concretas por parte de Cristina ocasionó que Dilma
perdiera la paciencia y regresara a Brazilia el mismo día, cortando a la mitad
la agenda prevista y haciendo el gesto de no pasar la noche en Argentina.
Dilma está tratando de enderezar el rumbo después de que sus principales socios
comerciales en Mercosur, Venezuela y Argentina, hacen agua. El modelo chavista
ha dejado a estos países sin divisas para pagar importaciones, con inflación de
dos dígitos -las autoridades argentinas ocultan la verdadera cifra-, controles
de precios y desabastecimiento de artículos de primera necesidad. Parece
que Dilma Rousseff también trasladó un mensaje y advertencias de
Washington, señalan en la Cancillería argentina.
Entre las razones está el freno al comercio a causa de restricciones impuestas
a las importaciones, las cuales requieren de permisos cuya aprobación es
totalmente arbitraria. El gobierno está teniendo que importar energía lo que
absorbe gran parte de las divisas disponibles. Lo que era una unión aduanera
murió en el momento que Cristina impuso permisos a las importaciones y dólares
diferenciales.
Más grave aún han sido las trabas a las inversiones brasileñas. El caso más
notable es el de Vale, la mina de sales de potasio más grande del planeta,
situada en Mendoza. A nivel de volumen, Vale es la segunda minera del mundo.
Después de invertir 2.500 millones de dólares en una operación que incluye un
puerto y un ferrocarril de 790 kilómetros, Vale suspendió operaciones en marzo.
La inflación y los controles cambiarios hicieron el proyecto inviable, doblando
su costo total, llegando a 11.000 millones de dólares, cuando el presupuesto
inicial era de 5.800 millones de dólares.
El proyecto empleaba 8.000 trabajadores que debían ser despedidos, pero
Cristina prohibió los retiros aun cuando Vale no estuviera funcionando,
aumentando las pérdidas. Argentina teme que Vale simplemente abandone el
proyecto, lo que provocaría una revocatoria de la concesión. No es posible
encontrar compradores bajo las actuales condiciones económicas de Argentina,
con controles de precios, imposibilidad de adquirir dólares y controles a las
importaciones.
Otra molestia ha sido la actuación de los empresarios Lázaro Báez y
Cristóbal López, muy cercanos al kirchnerismo, al punto que son conocidos como
los empresarios K. Báez es un reconocido testaferro del matrimonio Kirchner que
se enriqueció con contratos de obras públicas. Entre 2005 y 2008 compró 300.000
hectáreas de tierra en la Patagonia, en una zona que va a ser anegada por la
obra de ingeniería más grande del país, la represa Condor Cliff. Báez no solo
va a revender la tierra a precio de oro, sino que participa en uno de los tres
grupos finalistas para realizar la represa rebautizada como "Nestor
Kirchner". Desde hace seis años se está realizando la licitación, que
arrancó en 8.000 millones de dólares y ahora va en 24.000 millones.
Báez está asociado con la china Sinohydro, que está acusada de corrupción en
Ecuador, donde cobra exorbitantes sobrecostos al gobierno ecuatoriano en la
construcción de la represa Coca Codo. Por cada metro de construcción la
subcontratista Sakot recibe 179 dólares y Sinohydro le factura a su vez 800
dólares al estado ecuatoriano. Ya Máximo Kirchner, hijo único del matrimonio
presidencial es el presidente de Construcciones Austral, que ha desbancado en
la carrera a la brasileña OAS, que estaba participando con la coreana Hyundai y
la local CPC y se retiraron del proceso por falta de garantías. Se da por sentado
que van a ganar la licitación.
Ya en 2008 se había licitado el proyecto como una iniciativa privada que
favoreció a empresarios brasileños. Los oferentes tenían que aportar como
mínimo el 51% del financiamiento. En esta ocasión ganaron Impsa (Pescarmona),
Corporación América (Eurnekian) y el grupo brasileño Camargo Correa. Después de
adjudicar y firmar contrato, la Nación no cumplió con la creación de un
fideicomiso de administración, ni aportó los fondos para iniciar las obras. El
proyecto fracasó.
Para rematar el mal estado de las relaciones, a mediados de la semana pasada se
supo que Petrobras decidió no vender su sucursal argentina, Petrobras
Argentina, a Cristóbal López, el otro empresario K que pasó de ser un
estudiante de clase media a un potentado dueño de la industria de casinos en el
país. Néstor Kirchner era un gran aficionado a las salas de juego. La oferta
económica era alta pero no gustaron sus vínculos con el kirchnerismo. No
obstante, en 2010 ya Petrobras le había vendido una red de 330 estaciones de
servicio y una refinería por 110 millones de dólares. Lo cierto es que Dilma
vetó el nombre del empresario K.
El último acontecimiento fue que el gobierno argentino anunció esta semana que
rescindirá los contratos de dos concesiones ferroviarias a la empresa brasileña
de logística ALL, el mayor operador ferroviario de Brasil, al que acusó de
incumplimientos de un programa de inversiones. ALL-América Latina Logística-
maneja las líneas que conectan a Buenos Aires con la provincia de Mendoza y con
las fronteras con Brasil y Paraguay. "Si quieren reclamar que vayan
a la vía judicial (...) No cumplieron con los objetivos propuestos (...)
Aquellos que no cumplen se tienen que ir", dijo Florencio Randazzo,
Ministro del Interior y del Transporte.
Por su parte, las relaciones de Uruguay con Argentina "empeoran día a
día" en materia comercial debido a decisiones que toma el Gobierno
argentino, que también están generando que el Mercosur viva "la peor etapa
de su historia", en palabras del vicepresidente uruguayo, Danilo
Astori. Y después de las elecciones paraguayas, donde ganó Horacio Cartes, este
país vuelve a entrar a la moribunda unión aduanera, donde no tiene mayor
producción que aportar diferente a la agricultura de exportación.
En últimas, lo que más está afectando las relaciones comerciales es el manejo
macroeconómico. Para los brasileños es imposible traer divisas a Argentina que
serán vendidas a la tasa oficial de cinco pesos, cuando en el mercado blue -así
llaman al dólar negro- se llega al cambio Nessi, diez pesos por dólar. Lo mismo
sucede en Venezuela. El desabastecimiento de materias primas y la imposibilidad
de conseguir divisas para importar insumos han hecho que la inversión brasileña
en Argentina haya caído 7.000 millones de dólares en el último año. Y las
medidas que está tomando Cristina como controles de precios, ahuyentan aún más
la inversión extranjera. Es la consecuencia de la aplicación del chavismo en
materia económica, que tiene a Venezuela al borde del racionamiento y a Argentina
en una crisis similar a la del 2001, cuando declararon el default de la deuda.