Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Si un personaje de la serie hace bullying y luce cool, ¿cómo no caer en la tentación de imitarlo? Si el héroe de la película consigue todo por la fuerza, ¿por qué no replicar sus modos?
Lo primero que hay que evitar es que nuestros hijos se vuelvan inmunes al horror de la violencia y, mucho peor, que la adopten como un modo de resolver problemas.
Como padres, lo primero que tenemos que entender es que este tipo de situaciones cada vez se da más y el camino parece irreversible. Es la vida real, con la crudeza visual que a veces nos azota, y debemos afrontarla. Esos temas hay que tratarlos desde tempranas edades, con naturalidad y sin aspavientos. Pero, por supuesto, de forma detallada y acorde a la edad de nuestros hijos. La primera reacción podría ser alejarlos de las redes sociales y prohibirles ver series y películas así. Pero no. Prohibir es igual que sugerirles que lo hagan. Debemos tratar de matizar, explicar qué cosa no nos agrada de ciertas películas y/o series, y detallar los peligros existentes.
Algo está comprobado: la presencia de tabaco en las películas estimula a los adolescentes a empezar a fumar. Esta fue la conclusión de un estudio desarrollado por investigadores de Argentina publicado en The Journal of Pediatrics, que además coincide con otras investigaciones realizadas en México, Estados Unidos y Europa.
Explicar que a veces la realidad la pintan muy cruda o falsa, que pueden darnos deseos de repetir lo que vemos en la pantalla sin comprender que ellos son actores. Es decir, que siguen un guion, que es ficción y que tienen hasta dobles para realizar ciertas escenas de riesgo.
Algo parecido ocurre con los videojuegos que exaltan la violencia. Conviene platicarles sobre las consecuencias de lo que puede generar y, sin prohibirlos, evitar todo el tiempo posible su compra… que se lo vayan ganando. Además, así ganamos tiempo y vamos aprovechando para hacerles ver por qué no nos gustan. También se les puede poner límite de tiempo para jugarlos o, mejor aún, jugar con ellos, para opinar sobre la violencia.
La clave no está en la prohibición sino en la educación, como muchas otras cosas. Es cierto que la TV y el cine influyen mucho en nuestras vidas, al igual que la internet y la tecnología, pero si logramos matizar los hijos pueden ser nuestros aliados. Porque si no les abrimos los ojos nosotros, otros -y probablemente con malas intenciones- lo harán y causarán mucho daño.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infanto-juvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.