viernes, 2 de marzo de 2012

Con la izquierda o con la derecha… hablemos de política

Tomado de Long Island al Día

Por Jesús Ríos – Editor

Hace unos días, me encontraba dialogando en casa de un profesional del área, en una charla amena, llena de anécdotas, pero sobre todo, con identidades claras respecto de posiciones políticas, que confrontábamos con los discursos de los candidatos republicanos a la nominación para optar por la presidencia de EE.UU.

El diálogo fluía positivamente, hasta que manifesté, mis coincidencias con la izquierda política. Solo bastó que se escuchara esa denominación, para que a partir del momento, mi interlocutor se empeñara en contradecir lo que platicaba y en colocar, sin explicación alguna, sus posiciones lo más apartadas posible, de las que yo expresaba.

Entendí, que solo con tolerancia, podía salir con un amigo más de esa conversación, pero recordé, un buen ejercicio que iniciamos hace algunos años con el Ingeniero Luis Montes Brito, de intercambiar conocimientos políticos, con sinceridad y apartados de color , bandera o discurso preestablecido.

Ese ejercicio, resultó ser la base de una amistad que crece con el tiempo y que se nutre del respeto y la admiración que se desprende de la verdad y la tolerancia.
Con este escrito, reanudamos, aquellos diálogos…..

——————————————————

Apreciado Luis:

Los conceptos de izquierda y derecha -nacidos con la Revolución Francesa- como analizadores de la posición política, luego de más dos siglos han caído en una franca confusión de sus referentes. Tanto la izquierda tradicional, que pretende moderar su discurso para ser aceptable por los sectores medios y altos del electorado, como la derecha histórica que ha lavado sus textos en una suerte de populismo para lograr adeptos entre los sectores más desprotegidos. La contemporaneidad puede observar de qué manera se están traslapando los discursos y se hace muy difícil poder discernir quien está a la diestra de quien, a la par que la clásica siniestra se ha mimetizado con los discursos de la derecha.

La confusión de las ideas, resulta en la miseria de la ideas

En una rápida y breve historia de la participación política, es posible señalar qué, en el Antiguo Régimen, el número de personas que procuraban ocupar el poder político o, al menos orientarlo, estaba limitado a los círculos palaciegos. Desde de la Revolución Francesa no cesa de aumentar el número de personas que pretenden designar a los gobernantes y determinar lo que sea el bien común. El proceso de crecimiento culmina en el primer cuarto del siglo XX con el permanente acceso de las masas a la política. Se trató de una participación alterada por las manipulaciones de la opinión y por las técnicas representativas, muchas veces engañadoras; pero, estafadas o no, las sociedades se politizaron, es decir, se fragmentaron en posiciones colectivas ante la cosa pública. Incluso, los más alejados del ágora, en su intimidad, toman partido. En la actualidad se observa una paradoja, mientras la inmensa masa de la población considera a la participación política como una perversión, ocurre un hecho paradojalmente curioso. Ante posibles elecciones abiertas o, con el “sistema de lemas”, presentan su candidatura hasta uno de cada 30 ciudadanos en condiciones de inscribirse..

En la actualidad, no sólo la historiografía cae en ese dislate de ingenuidad intelectual, sino que también lo hacen los pueblos y los politólogos.
Para estimular adhesiones, los partidos afirman valores propios, a la vez que se los niegan a sus adversarios. Los respectivos portavoces y clientelas multiplican las consignas de los líderes, tanto estas sean críticas o apologéticas. En el último tercio del siglo XX fue difícil encontrar un ciudadano occidental que no contemple su política nacional como un enfrentamiento de valores y contravalores, o sea, en términos morales de buenos y malos, una relación de antagonismo y agonismo.
Ese talante tan generalizado, y no carente de fundamento, afecta también a los politólogos, que tienden a explicar la dicotomía derecha e izquierda con tácitos o expresos juicios de valor, por ejemplo, el comunismo es terror, el capitalismo es explotación.

Asimismo, tanto para los definidos como de “derechas”, como para los del anodino “centro”, las izquierdas son materialistas y ellos son idealistas. Lo mismo ocurre a la inversa. Y ambos tienen razón, la izquierda es materialista por definición, aunque no por ello sus planteos no estén rebalsados de utopías. De la misma manera, la derecha puede ser definida como idealista a partir de su asociación con poderes sobrenaturales, aunque a nadie en su sano juicio le costaría reconocer que el pragmatismo con que se rodea no es una forma de expresión materialista en el orden de la generación de bienes financieros y económicos. Es decir, derechas e izquierdas no tienen la exclusión de los atributos “idealista” y “materialista”, en tanto y cuanto cualquiera de las dos expresiones políticas hacen uso -y abuso- de tales características y, además, todo depende de cómo sean definidas previamente, ya que cada uno de esos atributos pueden ser leídos de diferente manera por distintos filósofos políticos.

A fin de poder enfocar el tema desde una perspectiva no ya neutral, sino solo con pretensión empírica, hay que proceder a una “metanoia” intelectual, a una renuncia a los sentimientos habituales y a los prejuicios arraigados a fin de interpretar los datos y elaborar una tipología política estrictamente racional. Hay, en suma, que situarse en un nivel cero de emotividad y partidismo. Si no se logra el giro mental de considerarse metódicamente sin compromiso, será imposible abordar la delimitación de la derecha y de la izquierda políticas sin caer en alguna forma de loa o de diatriba.

¿Cómo caracterizaríamos hoy a la derecha y a la izquierda en un mundo globalizado, en donde por ejemplo EE.UU, es el principal socio comercial de China? Para tratarlo se debe desencarnar lo científico y acudir a una ardua meta intelectual.
El siglo XXI encuentra al mundo en un vacío de ideas, y no como consecuencia de las predicciones de los futurólogos; es que pareciera que las ideas se han convertido en miserables. Hechos y no palabras, pareciera ser la consigna del momento. No se sabe muy bien si lo que impera es la ideología de la miseria (Proudhon, 1846), o la miseria de las ideologías (Marx, 1847).

Izquierda y Derecha desde la perspectiva internacional

El sociólogo Robert M. MacIver] anotó en The Web of Government (1947). Traducción del inglés:
“La derecha siempre es el sector de partido asociado con los intereses de las clases altas o dominantes, la izquierda el sector de las clases bajas económicamente o social, y el centro de las clases medias. Históricamente este criterio parece aceptable.
La derecha conservadora defendió prerrogativas, privilegios y poderes enterrados: la izquierda los atacó. La derecha ha sido más favorable a la posición aristocrática, a la jerarquía de nacimiento o de riqueza; la izquierda ha luchado para la igualación de la ventaja o de oportunidades y por las demandas de los menos favorecidos. Defensa y ataque se han encontrado bajo condiciones democráticas, no en el nombre de la clase pero sí en el nombre de principio; pero los principios opuestos han correspondido en términos generales a los intereses de clases diferentes.

Algunas claridades

Se conoce como derecha al segmento del espectro político asociado a posiciones conservadoras, capitalistas, religiosas, liberales o bien simplemente opuestas a la izquierda política. Engloba por tanto a corrientes ideológicas muy diversas cuya separación puede ser tajante, dependiendo de que consideren prioritaria la defensa de la patria (nacionalismo, patriotismo) o de que ante todo busquen el mantenimiento del orden social establecido (tradicionalismo, conservadurismo). En oposición a la izquierda política, el sector más liberal enfatiza el libre mercado por encima del intervencionismo de las administraciones públicas y busca potenciar valores y derechos individuales, frente a posiciones colectivistas o estatistas, mientras que el sector más conservador es partidario del encuadramiento colectivo en estructuras rígidamente jerarquizadas y disciplinadas.

La derecha más moderada se suele calificar como centro-derecha, mientras que la más extrema se califica como derecha radical, extrema derecha o ultraderecha, a éstos últimos términos, la propaganda izquierdista le ha dado una connotación peyorativa negativa.

El término tiene su origen en el lugar donde se sentaban en el parlamento francés surgido tras la Revolución francesa en el que los monárquicos, los conservadores de la época que apoyaban el Antiguo Régimen, se sentaban siempre en el lado derecho y los liberales en el izquierdo. Esta definición es obviamente obsoleta, el significado se refiere ahora al espectro ideológico.

Corrientes

La derecha es una orientación política difícil de definir, si la queremos definir como un solo concepto uniforme. La derecha política es más que una alianza estratégica de dos grandes corrientes ideológicas de la Historia Universal Contemporánea.

Nacionalismo

El nacionalismo es una ideología y un movimiento social y político que surgió junto con el concepto de nación propio de la Edad Contemporánea en las circunstancias históricas de la Era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal) desde finales del siglo XVIII. También puede designar al sentimiento nacionalista y a la época del nacionalismo.
Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente identitario dentro de una comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el estado:
El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la única base legítima para el estado. El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar su propio estado, y que las fronteras del estado deberían coincidir con las de la nación.

Patriotismo

Es el sentimiento que tiene un ser humano por la tierra natal o adoptiva a la que se siente ligado por unos determinados valores, cultura, historia y afectos. Es el equivalente colectivo al orgullo que siente una persona por pertenecer a una familia o cofradía.

Demócrata cristiano

Es una ideología política que busca aplicar los principios del cristianismo (a menudo el catolicismo en particular) a las políticas públicas. Esta ideología surgió en el siglo XIX en Europa , y continúa teniendo influencia en Europa y Latinoamérica.
En la práctica política, la Democracia Cristiana es considerada de derecha en asuntos morales y culturales y de izquierda en temas laborales y económicos. Aunque en muchas ocasiones la democracia cristiana ha aceptado la efectividad del liberalismo, y comparte la idea de la reducción de impuestos con la intervención social, con el fin de acabar con la injusticia social. Por esa razón es frecuente encontrar partidos democristianos en la centro-derecha.

Conservadurismo

Una primera faceta de la derecha política será la que defienda la preservación del orden social establecido, abogando por la protección de la moral los valores tradicionales y la libertad del individuo. Ésta es más conocida como la ideología conservadora: conservar los procesos que le sirven a la patria y prescindir de los que la degradan. También queda englobada dentro de esta categoría la democracia cristiana, cuyos partidos defienden la preservación de los valores y la moral cristianas frente al laicismo y al anticlericalismo.
Es importante señalar que el conservadurismo no se opone, por lo general, a los avances tecnológicos, sino más bien a nuevas formas de pensar en cuanto a política y sociedad se refiere.
Estos ideales comúnmente tienden al proteccionismo, como medida de defensa del país pobre ante el rico. Asimismo la derecha aboga por la propiedad privada (que el individuo tenga posesiones propias) considerándola como única medida del progreso de un país.
Los partidos de derecha también defienden el orden institucional antes que la organización voluntaria, ya que se entiende como único medio para que la gente pueda emplear sus derechos, pueda tener una vida próspera y digna, en paz.

Conservadurismo democrático

Corresponde a aquella derecha que cree en la bondad de la tradición, aceptando a la democracia como medio adecuado para conseguir el fin último de la actividad política, el bien común. En Chile y otros países, de tendencias cristianas y moral en similar sentido, predominantemente católica. Considera que el orden social está por sobre la libertad individual. La igualdad es rechazada, salvo en el plano ontológico donde es defendida.

Tradicionalismo

Es la tendencia a sobrevalorar la tradición en cuanto al conjunto de normas y costumbres heredadas del pasado. Se trata de una postura conservadora frente a los cambios, ya sean de pequeña o gran magnitud. Cuando un cambio es de gran magnitud se le denomina revolución. Por lo que los tradicionalistas son considerados contrarrevolucionarios o reaccionarios.

Liberalismo

Por otro lado, también se considera derecha a las diferentes formas de liberalismo que defienden el libre mercado y los derechos individuales ya que los liberales ven en el libre cambismo una integración mundial. Este apoyo por el mercado se suele traducir en una crítica al intervencionismo económico y social del Estado, considerándolo negativo. En otras palabras: según la derecha liberal el Estado no tiene que recortar libertades a las personas para hacer “justicia”.
Cree correcto hacer que prevalezca este tipo de libertad.

El liberalismo surge a finales del siglo XVIII, de la mano de Adam Smith y su obra La riqueza de las naciones. En ella, se defiende que el motor de la economía y del progreso social se halla en el individualismo. Una persona está mucho más motivada a trabajar si saca beneficio propio (“si el panadero nos ofrece pan, no es por su bondad”, nos recuerda irónicamente). Si partimos de esta premisa, llegamos a la conclusión de que la mejor manera de hacer crecer el país es ofreciendo libertad al individuo, para que desarrolle todo su potencial. El Estado no tiene que poner obstáculos a la libertad, al desarrollo de la persona en todo el espectro de posibilidades desde bienes a otros aspectos variados
En otras palabras, no tiene que intervenir en la economía. Es el “Laissez faire” (dejar hacer) del capitalismo.
Como podemos comprobar, esta doctrina se halla en las antípodas del socialismo (igualdad antes de nada; para lograrla, el Estado debe intervenir. Teóricos como Karl Marx criticaron al liberalismo y al capitalismo por las desigualdades sociales que generaría.

Capitalismo

Es un sistema económico (y por tanto también interactúa con sistemas sociales) en el que los seres humanos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante transacciones en las que intervienen los precios y los mercados.
Surgido en Europa en el siglo XVI y concebido al menos, de tres formas diferentes dependiendo del énfasis en la consideración de ciertas características como determinantes o intrínsecas desde enfoques respectivamente políticos, culturales y sociales, sin que esto implique una exclusión mutua de las diferentes definiciones.
En cada caso existe una referencia en el origen etimológico de la palabra capitalismo a la idea de capital, y estas referencias son codependientes: quienes crean o adquieren capital permanecen como propietarios (capitalistas) durante el proceso de producción; la rentabilidad del capital invertido en un libre mercado de productos y servicios es el eje central de la vida económica.

Imperialismo

Es una actitud adoptada por un estado para pretender colocarse por encima de otros estados o comunidades. El imperialismo moderno suele referirse a la actitud de algunas potencias, principalmente europeas y Estados Unidos de América, desde la Edad Moderna hasta el proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial; y más específicamente, incluso con el nombre Era del Imperialismo, utilizado por la historiografía, al periodo que va de 1871 a 1919, en que se produjo una verdadera carrera para construir imperios, principalmente con el llamado reparto de África. A ese periodo se refieren dos de los textos más importantes que fijaron el concepto: Imperialism, a study, de Hobson, y El imperialismo, fase superior del capitalismo, del ideólogo marxista y líder bolchevique Lenin. Hay que mencionar que, imperialismo y colonización, son términos parecidos pero no iguales, ya que pueden ser confundidos, y tomarse como sinónimos. En el proceso histórico se puede advertir que no son lo mismo.

Actualidad

Por tanto, la derecha no se definiría en un solo partido, sino en varios. El motivo de esto es que los partidos de derecha surgen de premisas distintas, es decir, el conservatismo defiende los procesos de protección del mercado del país, y el liberalismo parte de la idea de que el librecambismo ha de ser la solución. Esto es más que claro en países donde éstos partidos permanecen totalmente atípicos entre sí.
Cabe resaltar que la realidad política actual es muy compleja. Siempre ha sido difícil definir “derecha”. Por ejemplo, existen derechas ultraconservadoras, pero a la vez anticapitalistas (es el caso de la extrema derecha -Frente Nacional, de Jean Marie Le Pen-). A su vez se ve el caso del liberalismo de Estados Unidos que apoya las medidas librecambistas y el mismo Capitalismo. En países como Rusia o Ucrania la derecha ha ganado mucho peso e influencia desde la Desintegración de la URSS en 1991, sin embargo, en países como EEUU la derecha está estabilizada. Actualmente los siguientes países latinoamericanos son gobernados por partidos de derecha:
* Chile, con Sebastián Piñera, del Coalición por el Cambio (, Centro-derecha, liberalismo, conservadurismo, liberal conservador, liberalismo económico, conservadurismo democrático, humanismo cristiano )
* Colombia, con Juan Manuel Santos, del Partido de la U (, Uribismo, Derecha, Conservadurismo, liberal conservador, Neoliberalismo)
* México, con Felipe Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional (Centro-derecha, humanismo cristiano, liberal conservador, y nacionalismo)
* Honduras, con Porfirio Lobo, del Partido Nacional de Honduras (Derecha, humanismo cristiano, conservadurismo, hondureño, y nacionalismo, conservadurismo democrático )
* Panama, con Ricardo Martinelli, de Cambio Democrático, (Centroderecha, Liberalismo Progresista, Social liberalismo)

En el caso de Europa, los siguientes países son gobernados por partidos de los diferentes espectros de la derecha, casi todos liberales, conservadores, liberal conservador, conservadurismo democrático, humanista cristiano.
* Alemania, con Angela Merkel, del CDU, (, Centro-derecha, humanismo cristiano, conservadurismo, liberal conservador, neoconservadurismo ).
* España, con Mariano Rajoy, del PP, (, Centro-derecha, humanismo cristiano, conservadurismo, liberal conservador, liberalismo, conservadurismo democrático ).
* Francia, con Nicolás Sarkozy, del Unión por un Movimiento Popular, ( Centro-derecha, liberalismo, conservadurismo, liberal conservador, gaullismo, conservadurismo democrático ).
* Reino Unido, con David Cameron, del Partido Conservador y Unionista, (, Centro-derecha, conservadurismo, liberalismo, liberal conservador, humanismo cristiano, unionismo, euroescepticismo moderado, conservadurismo democrático ).

Posicionamiento habitual

Las diferencias entre las distintas corrientes de derecha no permiten un tratamiento homogéneo, ya que abarcan un espectro muy amplio, tanto en lo social como en lo político, con gran cantidad de ideologías políticas: desde posturas liberales y laicas a actitudes religiosas integristas, desde el apoyo firme a Israel a la crítica de raíz antisemita, desde posturas nacionalistas a otras globalizadoras. La derecha moderada es conocida por coincidir en su crítica al multiculturalismo y al relativismo moral, su defensa de la democracia liberal y de la civilización occidental. En los países de tradición judeocristiana, la derecha moderada también se caracteriza por su defensa de los preceptos judíos o cristianos, si bien suelen asumir con naturalidad la separación entre Iglesia y Estado. La derecha es muy extensa, con gran cantidad de ideologías políticas variadas y diferentes.

El complejo de la inferioridad

En numerosas lenguas el vocablo que designa a la izquierda anatómica ha padecido connotaciones negativas. Hay culturas donde la mano izquierda está reservada para menesteres indignos. La condición de zurdo ha sido considerada como una anomalía y una presunción axiológicamente desfavorable. El término latino siniestro adquiere en la prosa contemporánea una significación moralmente negativa, que es la preferentemente heredada por algunas lenguas romances y entre ellas, por el español, donde prevalece la acepción de perverso, oculto, para lo siniestro (Falcón, 1997); quizás sea esa la razón de que se fuera imponiendo el eufemismo “izquierda”.

A pesar de tan adversa tradición semántica, los posthegelianos reivindicaron su condición de izquierdistas. Y en Francia, los herederos de la Revolución procedieron a una progresiva dignificación del izquierdismo: “la gauche divine”, tarea a la que se incorporaron diferentes socialismos, incluido el marxista. En la guerra de las palabras y de las ideologías, los autodenominados “progresistas” descalifican a los tachados de derechistas como reaccionarios, defensores de privilegios inicuos, y adversarios de la justicia social. Llegados a este extremo, cercano a lo satánico, algunos acusados empezaron a rechazar la condición de derechistas para adoptar otras denominaciones -aún no totalmente desprestigiadas- por la ofensiva retórica de sus adversarios: conservadores, populistas, democristianos, centristas, etc.
Así se ha llegado a la situación actual, que es la desaparición de la denominación “derecha” en la nomenclatura de los partidos políticos. Pero la cuestión no es sólo nominal: el complejo de inferioridad moral que los socialismos consiguieron inocular a sus oponentes llevó a estos a posiciones izquierdistas en lo que consideraron marginal al modelo de libre mercado, como en el plano de la cultura exquisita.

De tal forma se ha arribado a la paradójica situación actual: hay centro, izquierda y extrema izquierda; pero nadie se dice de derecha. Esto es una especie de hemiplejía política. Y, además, aparece la paranoica huida de los liberales hacia un supuesto centro para escapar de la proscripción verbal dictada desde la izquierda. Una primera aproximación a la definición de la derecha sería la posición política en la que nadie quiere ser situado. Claro que si esta fase dialéctica concluyera con la total desaparición de la derecha nominal, empezaría otra similar contra el centrismo como derecha vergonzante o encubierta. Es la humillación de cambios de nombre, hipocresías, enmascaramientos, concesiones y entregas a que se condenan quienes padecen esto que se puede definir como complejo de inferioridad política de identificación.

La práctica usual de caracterización de la derecha y la izquierda consiste en adscribirles -como es obvio- valores diferentes. Resulta casi imposible alejarse de esta recurrencia judicativa a ser considerado mejor que el otro, ya que es consubstancial al quehacer político. Pero tal metodología axiológica no es neutral, debido a que los valores se ordenan jerárquicamente, e inclinarse a favor de unos suele implicar la afirmación de una superioridad o inferioridad con respecto a los de la orientación contraria. Además, cada valor enfrenta a su opuesto y, adjudicar uno positivo sugiere carencias en quien no lo posee. En fin, los valores afectados en este caso son fundamentalmente morales y les es consubstancial la gradación que va desde lo óptimo hasta lo pésimo pasando por lo mejor, lo bueno, lo mediocre, lo malo y lo peor. Suele ocurrir que caracterizar a las corrientes políticas según sus contenidos axiológicos es abandonar la neutralidad para incidir en la diatriba o la loa, ya tácitas, ya expresas.
Es un lugar común que el valor predominante de la izquierda sería la igualdad, mientras que en la derecha primaría la jerarquía. Esto es una traslapación de posturas que contraponen otro par de valores, el de la libertad y el del orden.

La igualdad de los individuos humanos no es un ideal, ni siquiera una utopía, es una falsedad puesto que no hay dos hombres idénticos ni biológica, ni intelectual, ni moral, ni técnicamente. Sólo es factible la igualdad de oportunidades; pero este objetivo, que tiende a superar discriminaciones injustificadas y ocasionales, es un lugar común de los programas partidarios. La pretensión izquierdista de encarnar la demanda de igualdad de oportunidades es tan carente de fundamento objetivo como la de monopolizar el calificativo de “progresista”, según la antigua retórica soviética. En una arenga o en un artículo partidista tales manipulaciones del lenguaje suelen ser consideradas como corruptelas tolerables; pero a nivel teórico no. La igualdad de oportunidades no la niega nadie. Otra cosa es la dificultad de imponerla a causa de la intrínseca historicidad del individuo humano y la imposibilidad de anular la temporalidad y espacialidad en que se encuentra todo lo materialmente concreto.

Por otro lado, la igualdad de oportunidades no se produce espontáneamente, ha de ser impuesta, y tal decisión requiere un poder, o sea, jerarquía. No sólo no hay contraposición efectiva entre libertad y jerarquía, sino que ésta es condición de aquélla. Y en el fondo aparece la inevitable autoapología. Unos valores son estimados como superiores a otros, y situarse en tal campo suele equivaler a elogio y crítica. El sometimiento a una jerarquía no es inicialmente grato, mientras que la afirmación de la igualdad entraña cierto narcisismo.
Y los datos históricos no corroboran esta interpretación. La primera izquierda propiamente dicha, la de la revolución francesa, no cesó de atribuirse la búsqueda de la igualdad; pero dio lugar a la dictadura de un grupo de los privilegiados jacobinos. Y el presunto salvador de la revolución que se devoraba a sí misma, Napoleón, creó la suntuosa aristocracia familiar y militar del Imperio en la Francia metropolitana y en las naciones vencidas: reyes, príncipes, grandes duques, y títulos innumerables.
Un abismo de desigualdad separaba al pueblo de las nuevas aristocracias revolucionarias. Similar fue el curso de la revolución soviética: al grito de igualdad se constituyeron, en Rusia y en los países satélites, la “nueva clase” y la “nomenklatura”, tan alejadas de las bases como la nobleza zarista. Y al liquidarse la Unión Soviética, esa clase privilegiada ha sobrevivido, aún más enriquecida, gracias al corrupto proceso de privatización de empresas públicas. La potencia que Lenin condenó por explotadora de los trabajadores, los Estados Unidos, ¿no ha engendrado más desigualdad real que la que existía?. Una cosa es lo que se predica y otra lo que efectivamente se hace. Clasificar a los movimientos políticos por sus declaraciones programáticas o sus consignas propagandísticas es un ingenuo criterio nominal, no sociológico ni político.
Transportar la oposición derecha-izquierda a los valores de libertad-igualdad tampoco resulta esclarecedor porque ni los datos históricos, ni el análisis teórico confirman tal contraste. La derecha contrarrevolucionaria del siglo XIX era más bien absolutista, mientras que la izquierda era libertaria y enarbolaba, sobre todo, el primer término de la famosa trilogía de 1789.

Tampoco el análisis conceptual confirma el supuesto contraste, porque libertad e igualdad no se oponen: existen liberales igualitarios y no igualitarios, del mismo modo que hay demócratas igualitarios y autoritarios (ejemplo de estos últimos fue el socialismo real). La igualdad es un valor relativo que supone una previa estratificación, mientras que la libertad es un valor absoluto referible a cualquier nivel social; no se oponen, ni excluyen, sino que son compatibles y complementarios.

Cruzando el plano ético con el histórico, se ha dicho que la derecha y la izquierda representarían dos actitudes ante la justicia. Aquélla pretendería conservar lo justo ya obtenido, mientras que ésta siempre trataría de avanzar hacia cotas más altas de justicia. Esta interpretación no está respaldada por la experiencia. La izquierda de la revolución francesa empezó aniquilando el orden establecido, lo que desembocó no solamente en anarquía sino -lo que es peor- en injusticias. No fue diferente la revolución soviética. Posiblemente, la meta era más justicia; pero la realidad fue la contraria.
Exagerando el panegírico, se ha afirmado que la derecha es el egoísmo interesado y la izquierda el altruismo filantrópico. Pero tal interpretación no es una caracterización, sino una dogmática descalificación de la derecha, ya que el altruismo es socialmente el bien, mientras que el egoísmo es el mal. Un examen sereno de la historia contemporánea de Europa y Latinoamérica no justifica tal demonización partidista. El más elemental balance de nuestro pasado ¿dónde situaría a un supuesto o real Imperio del mal?. ¿En el más o menos derechista Occidente o en el Este, suprema encarnación del izquierdismo?. Sin apasionamientos se lo puede ubicar en ambos lados geográficos, es decir, el mal no es patrimonio de unos, como tampoco lo es el bien.
Son falsos los dilemas entre orden y justicia, entre jerarquía y libertad, entre libertad e igualdad, entre conformismo e inconformismo, entre egoísmo y altruismo, como lo son todos los análogos entre tradición y ciencia, entre conservación y progreso, entre individualismo y solidarismo, entre nacionalismo y cosmopolitismo. Esas dicotomías de grandes polisemias no son mutuamente excluyentes, ni coinciden con las derechas y las izquierdas históricas. Más, se apoyan en peticiones de principios morales donde un término es el bueno y el otro el malo. Dos siglos de tal dialéctica han creado conflictos sociales; pero escasa luz lógica.

Quizás los demagogos y sus escribas continúen con tales manipulaciones; pero el estudioso debe repudiarías por ideológicas en el peor sentido del vocablo, es decir, por no científicas. Es preciso abandonar la pretensión moralista, atrayente para el activista de barricada y buscar una conceptualización, una distinción objetiva y empírica a la vez, compatible con el dinamismo de esta época.

Este texto consultó diferentes autores y puede considerarse una Monografía



Tasa de desempleo europea alcanza su máximo nivel en 15 años

Tomado de The Wall Street Journal

La tasa de desempleo en la zona euro llegó a su nivel más alto en 15 años, mientras que la inflación se aceleró inesperadamente.

El desempleo subió a 10,7% en enero frente a 10,6% en diciembre. La agencia de estadísticas de la Unión Europea Eurostat calcula que hay 17 millones de personas sin trabajo en la región.

Una menor disponibilidad de empleos no alivió la presión sobre los precios al consumidor. La tasa de inflación interanual subió en febrero 0,1 punto porcentual a 2,7%, según Eurostat, muy por encima de la meta de 2% del Banco Central Europeo.

La mezcla de alto desempleo e incremento de precios, cuando alcanza niveles extremos, es una pesadilla para los bancos centrales.

miércoles, 29 de febrero de 2012

El narcotráfico, las maras y el populismo devoran a estados centroamericanos

Tomado de Foreign Policy

La región sufre una metástasis generada por la violencia y la desigualdad. El narcotráfico, las maras y el populismo punitivo, entre otros males, devoran unos Estados frágiles y erosionados por la globalización.

Hace poco más de veinte años entraban en vigor los Acuerdos de Paz de Chapultepec con los que el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) ponían fin a doce años de guerra civil. Estos acuerdos, que fueron un referente en el imaginario de la pacificación, de la reinserción de los combatientes, de la transparencia institucional, del control civil de las Fuerzas Armadas y del restablecimiento de la dignidad de los ciudadanos, están muy lejos de haberse materializado. No cabe duda que su espíritu aún continúa siendo un hito para toda la región centroamericana, aunque hoy la realidad que viven estos cinco países está más cerca de los peores años de la guerra que de los propósitos estos acuerdos.

Hoy los cinco Estados que conforman Centroamérica sufren una severa metástasis provocada por la violencia ligada al tráfico de narcóticos, personas y recursos estratégicos hacia Estados Unidos. No por casualidad la violencia que hoy impera en Guatemala, El Salvador y Honduras (el llamado “triángulo norte”) es más intensa de la que sufrieron en plena crisis de los 80. Es más, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), El Salvador destaca, con un índice de 65 homicidios por cada 100.000 habitantes, como el Estado más violento del mundo. Un dudoso mérito al que parecen también aspirar Guatemala y Honduras que con 47 y 46 homicidios por 100.000 habitantes, respectivamente, se sitúanentre los diez países más peligrosos del planeta.

Lo cierto es que de los cinco Estados del área cuatro comparten múltiples dolencias, aunque cada uno tiene su drama particular. El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua tienen una situación socioeconómica trágica (más de las dos terceras partes de su población está en el umbral de la pobreza y más de un tercio en el de la extrema pobreza) fruto de la desarticulación familiar, migración y desarraigo, y productiva que supuso el largo conflicto armado que se prolongó hasta los 90. En este contexto debe añadirse también la débil institucionalidad del Estado, cuya administración pública no está profesionalizada y cambia con la llegada de cada nuevo Presidente de la República, así como la existencia de un sistema judicial ineficaz y absolutamente subordinado al poder político.

En el marco de este contexto, desde hace algo más de una década la criminalidad está tan extendida como la pobreza, y ésta actúa con unos márgenes muy amplios de impunidad por la incapacidad del Estado de mantener el monopolio de la violencia y de administrar justicia. Además, en estas circunstancias muchos sectores de la población piden mano dura a unas autoridades que, desbordadas ante la situación descrita, sólo proponen la militarización de la sociedad y la reducción de las garantías legales de los ciudadanos. El resultado de esta fatal combinación (criminalidad y pérdida de libertades) es la erosión del Estado de Derecho y la aparición de un nuevo populismo que ante la impotencia del gobierno para satisfacer necesidades básicas a la población promete castigos ejemplares a los malhechores: se trata del populismo punitivo.

¿Pero por qué América Centra es una región tan convulsa y vulnerable? Una respuesta sensata pasa por señalar, además de la presencia de una sociedad empobrecida y desarticulada, dos elementos que conllevan una intensa y sangrante competencia entre actores delictivos, muchas veces vinculados a la narcoactividad, pero no sólo a ésta. El primero es que la región ofrece al mundo un recurso de gran trascendencia estratégica: la movilidad a través del corredor mesoamericano. Y el segundo es que los cinco países tienen mucha menor capacidad logística que sus vecinos (México y Colombia) para enfrentar y combatir las mafias internacionales y, por lo tanto, cuándo el Gobierno mexicano o colombiano ha hecho más difícil la vida a la delincuencia organizada, éstas han migrado hacia Centroamérica. Este último fenómeno se denomina “efecto globo”.

De todas formas no todos los países de la región tienen la misma situación. De las cinco Repúblicas la de Guatemala es el caso más crítico, debido a que no existen formaciones políticas que puedan organizar la competencia entre elites ni ofrecer programas de gobierno consistentes. Los partidos son simples plataformas personales que desaparecen después de que un candidato accede al poder. De hecho, ninguna formación cuyo líder haya alcanzado la presidencia ha podido permanecer en la arena política. En este marco de extrema debilidad institucional, asociativa y partidaria a la penetración del mundo del crimen, ha sido enorme, permeando los cuerpos de seguridad, los negocios privados, la justicia y la política. Es más, incluso se podría señalar que en Guatemala ocurre, y con mayor intensidad, todo lo que la prensa denuncia a diario en México: narcopolítica, impunidad, asesinato de activistas y feminicidio. A la vez, y como siempre ocurre, los más vulnerables son los más débiles, y en este país es la población indígena, que es mayoritaria.

El Salvador comparte con Guatemala la violencia y el crimen, pero se le añade un factor autóctono: las maras. Se tratan de pandillas juveniles que viven (y sobreviven) de la economía del crimen y que están formadas por hijos de la diáspora y huérfanos de la guerra. Éstas funcionan como una estructura de acogida y socialización de jóvenes sin oportunidades y representan una de las máximas expresiones de la delincuencia transnacional. Sin embargo, El Salvador tiene una arquitectura política más consistente y coherente que Guatemala, con una sólida competencia entre formaciones de derecha e izquierda.

El caso de Honduras, si bien comparte todos los males con sus dos vecinos del triángulo norte, es prácticamente desconocido. Este país, que está controlado por una elite endogámica y muy conservadora, también ha ido narcotizando su economía a pesar (o precisamente por ello) de la cercanía de sus gobernantes con la Administración estadounidense y con los intereses de Florida.

Los casos de Nicaragua y Costa Rica son algo diferentes. En Nicaragua, a pesar de compartir los índices de pobreza y exclusión de sus vecinos del norte, la violencia es notablemente menor. ¿Cuál es la razón? Muchos analistas coinciden en señalar que este fenómeno es uno de los mejores legados de la experiencia revolucionaria de los 80, que creó una policía de proximidad sensible a los derechos humanos, un Ejército reducido al que no ha penetrado el narco, y una extensa red de asociaciones cívicas presente en los barrios y que contienen la delincuencia juvenil.

Costa Rica también es un caso aparte. Lo es y lo ha sido a lo largo de la historia reciente. Sin embargo, durante los últimos quince años también han surgido muchas incógnitas: la desaparición de uno de los partidos tradicionales y la conversión de los socialdemócratas (el PLN de Oscar Arias) al neoliberalismo, así como el impacto de la globalización han erosionado el proyecto de cohesión social que caracterizó el país. Además, en ese pequeño oasis se han ido instalando algunos capos del narcotráfico que huían de Colombia o México y que, desde sus mansiones, coordinan sus negocios.

También es necesario preguntarse cuáles son las razones de esta explosión de violencia y por qué ha estallado en Centroamérica. No es fácil dar una respuesta sencilla, pero está claro que hay diversos factores. Unos son de naturaleza doméstica y otros externa, que están relacionados con el impacto de la globalización en sociedades empobrecidas gobernadas por Estados pequeños y frágiles.

La globalización ha supuesto una progresiva transferencia del poder desde los gobiernos nacionales hacia otros actores privados (mayoritariamente transnacionales) que tienen como objetivo último el lucro. Estos actores –algunos vinculados a negocios legales, pero muchos otros ilegales– se han beneficiado de la poca capacidad regulación de estos Estados, de la vulnerabilidad (y a veces corruptibilidad) de sus élites y de la desprotección del mercado de trabajo. En el fondo esta región ha sido víctima de su posición geográfica y de los intereses de algunos actores que han visto en la desigualdad, la exclusión, la impunidad y la vulnerabilidad una oportunidad para lucrarse.

Pero no todo lo que ocurre en América Central es fatal. Hoy en la región hay más gente formada y consciente que hace veinte años, como consecuencia de las luchas revolucionarias, la democratización, la educación y el acceso a la información. Estos nuevos sectores de la sociedad, aunque minoritarios, son la consciencia crítica y movilizadora del presente, y la semilla de un futuro mejor. Sin embargo, es difícil pensar que estos países puedan sobrevivir a las amenazas que les acechan sin la presencia de un proyecto más amplio que el nacional. El combate contra los artífices de la violencia y sus raíces sólo puede ser efectivo si tiene una dimensión regional y una visión global, a la par de que en esta compleja lucha el objetivo fundamental no puede ser otro que el de la seguridad y la dignidad de los ciudadanos.

Los socialistas convirtieron a España en un país de emigrantes dice Aznar

Agencias Noticiosas

El ex presidente José María Aznar dijo hoy que los primeros pasos del Partido Popular en el Gobierno son "positivos" para lograr la recuperación de un país sobre el que "no existe ninguna maldición", pero al que se le ha hecho "mucho daño", y pidió apoyos para las elecciones autonómicas.

En una reunión con unos cuatrocientos seguidores del Partido Popular español en EEUU, Aznar recibió las llaves de la localidad de Coral Gables, en las inmediaciones de Miami (Florida), y animó a los asistentes a votar en los próximos comicios autonómicos de Andalucía y Asturias. "Tenemos una grandísima representación política. Cuando uno mira el mapa de España prácticamente todo se ve azul (color del PP) y espero que haya dos próximas (comunidades) de color azul: Asturias y Andalucía", dijo el expresidente, quien aseguró conocer a Javier Arenas "desde que era niño".

Ahora, Arenas está, en su opinión, "en la edad óptima para ser un buen presidente de Andalucía", una comunidad que, "30 años después, no puede seguir siendo la campeona del desempleo", al tiempo que la candidata en Asturias, Mercedes Fernández, es una mujer "muy capaz y muy inteligente" para darle "una estabilidad y nuevos horizontes" a esa autonomía.

En su opinión, el cambio político que se produjo en España tras las últimas elecciones generales era "absolutamente imprescindible para sacar al país del agujero en que algunos le han metido" y al que "se la hecho mucho daño". "Cada vez que los socialistas gobiernan dejan el país hecho una ruina", afirmó el presidente de honor del PP. "Nunca nadie ha hecho tanto daño en tan poco tiempo", añadió tras hacer referencia al actual déficit del 8,5 %, frente al superávit que dejó el Gobierno popular, a los números rojos de la Seguridad Social y al desempleo, que "supera el 22 % y vamos camino de los seis millones de parados".
Se trata de "unas cifras dramáticas", afirmó, que "son una demostración palpable de la magnitud y dureza de la situación que se ha creado en nuestro país".

Es "una herencia muy complicada y con un panorama general de recesión económica", reconoció Aznar, quien, aunque dijo no ser "un optimista antropológico", defendió que "podemos salir de esta" si se toman "las buenas decisiones".

Aznar aseguró sentirse "reconfortado" de ver que el inicio del PP en el Gobierno "es positivo": se está discutiendo una buena reforma laboral", algo necesario en un país que "tiene un 50 % de jóvenes que están en el desempleo". "Ahora España es un país de emigrantes: hoy los jóvenes españoles están pensando dónde se pueden ir, no como consecuencia de la globalización, sino porque no tienen dónde mirar dentro", lamentó.

La reforma del sistema financiero y laboral y el recorte de gastos en las administraciones "son reformas de contenido estructural extraordinario" y "muy importantes para el futuro para el país", aseguró Aznar.

El expresidente insistió en que hay que hacer "un esfuerzo muy grande" y ajustar las cuentas públicas "para no vivir por encima de nuestras posibilidades. Tenemos que hacer un país mantenible y sostenible", como base para "crear una sociedad competitiva y crear empleo".
En ese sentido criticó que el Gobierno socialista derogara en 2005 la ley de estabilidad presupuestaria "de una manera absurda y ridícula", lo que produjo "una explosión de déficit que nos ha conducido a los desequilibrios actuales". "Por eso, la responsabilidad que tiene el PP hoy es pareja a la dimensión del éxito que ha tenido. Gobernamos mucho; nunca hemos mandado en tantos sitios, pero nunca nadie ha tenido tanta responsabilidad", aseguró el exdirigente.

Durante su intervención Aznar también se dirigió a la cuantiosa comunidad cubana de Miami y aseguró que para Cuba quiere "lo que siempre hemos querido para España: democracia y libertad", algo que fue recibido con un fuerte aplauso de los asistentes.

Corea del Norte suspende programa nuclear a cambio de alimentos

Tomado de El País

Por Antonio Caño

Pyongyang suspende de forma temporal sus ensayos nucleares y el enriquecimiento de uranio

En un paso que puede representar un gran cambio estratégico internacional, Corea del Norte ha aceptado la suspensión temporal de su programa nuclear y la supervisión de inspectores internacionales a cambio de ayuda alimentaria de Estados Unidos, según han anunciado simultáneamente ambos países en sendos comunicados oficiales. Esta medida debería permitir la reanudación de negociaciones multilaterales sobre el futuro de Corea y abre la posibilidad de una nueva era de estabilidad en Asia, con fuertes repercusiones en todo el mundo.

Según el anuncio del Departamento de Estado, el régimen comunista de Pyongyang paralizará el proceso de enriquecimiento de uranio y cancelará las pruebas con misiles de largo alcance, con lo que, en la práctica, pone en suspenso su capacidad de disponer de una bomba atómica. Al mismo tiempo, en otra gran concesión, permite que expertos del Organismo Internacional de la Energía Atómica, a los que no se permitía el acceso al país desde 2006, verifiquen el cumplimiento de la moratoria en la central nuclear de Yongbyon y en otras instalaciones.

El comunicado de Corea del Norte afirma que esta decisión, recibida con sorpresa solo dos mes después del relevo en el poder del fallecido Kim Jong-il por su hijo Kim Jong-un, tiene el propósito de crear “una atmósfera positiva” en las relaciones con EE UU. El acuerdo llegó tras las conversaciones que la semana pasada mantuvieron en Pekín representantes norteamericanos y norcoreanos.

La noticia fue recibida en Washington con satisfacción, puesto que puede ser un gran éxito a anotar en la agenda de política exterior de Barack Obama en año electoral, pero también con prudencia, habida cuenta de la naturaleza imprevisible del régimen de Corea del Norte, sumido en un proceso de transición del que se tiene escaso conocimiento.

La secretaria de Estado, Hillary Clinton, la calificó como “un modesto primer paso en la dirección correcta”. La nota oficial de su departamento afirma que “EE UU todavía tiene profundas preocupaciones con respecto al comportamiento de Corea del Norte en un amplia gama de asuntos, pero este anuncio refleja importantes, aunque limitados, progresos para la solución de algunos de ellos”.

Clinton explicó que su Gobierno discutirá con el de Pyongyang la distribución de un paquete de ayuda de 240.000 toneladas de alimentos, imprescindible para dar de comer a una población que soporta constantes hambrunas desde los años noventa. EE UU no quiere oficialmente vincular esa ayuda a las negociaciones nucleares o la evolución política en Corea del Norte, pero ha advertido que observará con atención el comportamiento de las autoridades norcoreanas y juzgará “de acuerdo a los hechos”.

Puede ser un acto de fuerza del nuevo líder para consolidarse en el poder o una prueba de que el poder está hoy en manos de los militares

Indudablemente, se vislumbra una nueve etapa de cooperación en la que la ayuda alimentaria de paso a otros acuerdos económicos y comerciales que permitan a Corea del Norte salir del aislamiento en que se encuentra desde hace años. EE UU quiere dar todos esos pasos en el contexto de las llamadas negociaciones a seis, en las que participan también China, Japón, Corea del Sur y Rusia y que no han sido convocadas desde 2009.

Una evolución favorable de la situación en Corea del Norte permitiría desactivar una de las áreas más explosivas del mundo, reduciría el riesgo de rearme en Asia, donde varios países se sienten amenazados por el Gobierno de Pyongyang, y favorecería la cooperación y el desarrollo. Pese a su cautela, Clinton dijo que esta noticia era “el recordatorio de que el mundo que conocemos está cambiando”.

Esa prudencia, no obstante, es muy recomendable en un caso como este. Corea del Norte ya ha suspendido antes su programa nuclear solo para reiniciarlo después de frustrantes negociaciones. Las autoridades de ese país han aludido varias veces al programa nuclear como la principal herencia dejada por el Kim il Sung, el fundador del régimen, y es, sin duda, el principal, por no decir único, instrumento con el que el Gobierno cuenta para su negociación con Occidente.

Se desconocen, además, las razones por las que Pyongyang ha hecho ahora esta concesión. Tanto puede ser un acto de fuerza del nuevo líder para consolidarse en el poder, como una prueba de que la dinastía Kim ha sido marginada y el poder está hoy en manos de los militares. Los comunicados de ayer no precisan ni cuando empieza la moratoria nuclear ni cuando se permitirá el acceso a los inspectores. Tampoco está claro qué tratamiento se va a dar a la industria nuclear que Corea del Norte quiere dedicar al uso civil.

La península de Corea, donde EE UU mantiene 30.000 soldados desde el final de la guerra de 1953 que acabó en un armisticio pero no un tratado de paz, se ha visto sometida periódicamente a momentos de tensión que han creado un enorme resentimiento entre los países que la dividen.

El paso de hoy, sin embargo, es una oportunidad excepcional de reconciliación, que incluso podría servir para enviar un mensaje a otras áreas en las que el desarrollo nuclear ha creado graves conflictos, como India y Pakistán, pero, sobre todo, Irán.

Romney se acerca a la nominación ganando Michigan y Arizona

Agencias Noticiosas

Por Kathleen Gray

DETROIT, EEUU — El moderado Mitt Romney venció el martes en las primarias republicanas de los Estados de Michigan y Arizona, manteniendo su condición de favorito para enfrentarse al presidente Barack Obama en las elecciones de noviembre próximo en EEUU.

Tras el conteo de la cuasi totalidad de las papeletas de votación en Michigan, Romney recibía el 41% de los votos, contra el 38% de su principal rival, Rick Santorum. Una derrota en su Estado natal habría afectado mucho las aspiraciones de Romney de ser el candidato republicano.

"Hace solo una semana, los expertos en sondeos no nos daban ninguna oportunidad, pero yo seguí reuniéndome con madres, padres, estudiantes y abuelos, y esta noche sus esfuerzos dieron una gran victoria a nuestra campaña en estos dos Estados", dijo Romney a sus seguidores.

El líder republicano también ganó en Arizona, donde su victoria fue más holgada, con el 47% de los votos, frente al 27% para Santorum, tras el conteo del 80% de las papeletas. Los demás rivales, Ron Paul y Newt Gingrich, que no hicieron campaña en los dos Estados en juego el martes, estaban lejos en los resultados de la votación.

Antes de los resultados, Romney había arremetido contra los "trucos sucios" de Santorum de cara a las primarias, afirmando que los votantes elegirían sus propuestas económicas en vez de preferir los "incendiarios" temas de división social en que centraba el discurso de campaña su rival.

"Lo más duro de predecir hoy es si los esfuerzos del senador Santorum por llamar a los hogares demócratas para que vayan a votar contra Mitt Romney serán exitosos o no", había dicho en una rueda de prensa.

Electores demócratas votaron deliberadamente por el conservador Santorum, en el entendido de favorecer a la larga a Barack Obama, por considerar que este tendría más posibilidades de batirlo en noviembre que a Romney. Según sondeos a pie de urna, un 10% de los votantes en las primarias republicanas abiertas de Michigan se definieron como demócratas y sólo un 60% como republicanos.

El proceso de votación estado por estado que determinará cuál de los cuatro candidatos republicanos que se mantienen en carrera enfrentará a Obama en las elecciones generales de noviembre está llegando a su etapa crucial.

Santorum superó a Romney en la primera contienda en Iowa el 3 de enero por un puñado de votos y ambos están enfrascados en mantenerse a la cabeza en la batalla, que muchos expertos creen que podría continuar hasta la convención del Partido Republicano en agosto.

El ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich subió a la palestra tras una sorpresiva victoria en Carolina del Sur pero fue arrollado por Romney en Florida y luego en Nevada, tras lo cual el ex gobernador de Massachusetts retomó el control de la contienda.

Pero entonces Santorum, un cristiano conservador que se opone fervientemente al aborto y al matrimonio homosexual, cambió la dirección de las primarias al obtener tres victorias en una sola noche, el 7 de febrero, en Minnesota, Misuri y Colorado.

El 6 de marzo será el llamado 'Supermartes', día crucial en que diez Estados votan en la carrera republicana. En Ohio, uno de los Estados clave del 'Supermartes' y un importante campo de batalla en noviembre, Santorum mantiene una ventaja de siete puntos sobre Romney, según una encuesta de la Universidad de Quinnipiac divulgado el lunes.

martes, 28 de febrero de 2012

Santorum: La política basada en las creencias religiosas

Tomado de BBC Mundo

Por William Marquez

Rick Santorum, aspirante a ser el candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, no oculta el hecho que su profunda fe cristiana le da forma a su pensamiento político.

Su postura le ha ganado adeptos entre los sectores más conservadores de su partido pero hay quienes piensan que su discurso de tono fuertemente religioso entra en conflicto con uno de los principios fundamentales de la sociedad estadounidense: la separación entre el estado y la iglesia.

Contenido relacionado

En la antesala de las primarias, este martes, en Arizona y la muy importante de Michigan, Santorum ha arreciado sus críticas contra la secularidad del país y, recientemente, abogó directamente por más consideración religiosa en las políticas públicas.

El pasado domingo, el precandidato republicano expresó que al escuchar un discurso de los años 60 de John F. Kennedy -en el que defendía la separación entre el estado y la iglesia- se había sentido enfermo.

Mientras esas declaraciones le pueden rendir fruto en su campaña, algunos ven con preocupación que se trate de cerrar la brecha entre política y fe. Otros piensan que es un debate que surge cada ciclo de elección presidencial, precisamente porque no es una división muy clara.

Invocando a Dios

El concepto de la separación estado-iglesia figura prominentemente en la sociedad estadounidense y un amplio sector del público lo interpreta como una barrera contra la intromisión tanto de la religión en el gobierno como del gobierno en la religión. Es un camino de dos vías.

No obstante, la mayoría de los políticos, no importa su partido, invocan constantemente a Dios en sus discursos como algo imprescindible y parte del electorado responde positivamente a eso.

"Nadie diría que somos una nación absolutamente secular, así que ¿qué tan cristiana o religiosa es?" Dante Chinni, Universidad Americana de Washington

Dante Chinni, del Centro de Estudios Legislativos y Presidenciales de la Universidad Americana en Washington, sostiene que la línea entre la secularidad y la religión es muy fina y todavía existe mucha división de opinión.

"No hay nada en la Constitución que explícitamente ordene la separación de estado e iglesia", afirmó a BBC Mundo. "Es un concepto al que hemos llegado a lo largo de años de historia".

Chinni, que dirige una organización llamada Patchwork Nation (literalmente: Nación de retazos) divide el país en secciones para explicar con mayor claridad como los variados temas de debate político afectan diferentes segmentos sociales.

"Nadie diría que somos una nación absolutamente secular, así que ¿qué tan cristiana o religiosa es?", se pregunta. "Esta es una lucha que no desaparece del panorama estadounidense".

Fe y política


John F. Kennedy declaró como candidato la necesidad de mantener el gobierno alejado de la religión.

El electorado acepta que muchos políticos son individuos de fe y que esta fe informa su visión política, mientras esas expresiones se queden en el ámbito retórico, comenta Judd Legum, analista del Center for American Progress, un grupo de investigación de tendencia liberal en la capital estadounidense. "Cuando va más allá y empieza a meterse en las decisiones políticas se vuelve controvertido".

Judd destaca cómo la creencia religiosa se ha vuelto central en la oposición conservadora a la oferta de anticonceptivos incluidos en la cobertura del seguro de salud pública, parte de un plan del presidente Barack Obama.

"La separación estado-iglesia corre peligro si se permite que la religión personal de los candidatos empiece a dictar su política a costa del bienestar del pueblo", manifestó a la BBC.

Rick Santorum defiende a capa y espada su condena de distribuir píldoras anticonceptivas y hasta condones como parte del plan de salud de Obama y basa sus argumentos, sin vergüenza alguna, en sus creencias cristianas. "Eso no está bien", alega. "Es una licencia para hacer cosas en el ámbito sexual que van en contra de cómo deben ser".

"La reacción a ese discurso muestra que en el contexto de la primaria republicana ha habido un retroceso de unos 50 años" Judd Legum, Centre for American Progress

Cuestionó, inclusive, si Obama no estaba violando ese contrato de no intromisión del estado en asuntos religiosos con políticas del gobierno que forzaban a los creyentes a ir en contra de lo que dictamina su fe.

Pero Santorum pareció contradecirse, el domingo pasado, cuando se expresó repugnado por un discurso que dio el entonces candidato presidencial demócrata John F. Kennedy en el que habló de la imperiosa necesidad de mantener una separación entre el estado y la iglesia.

Kennedy, un católico en un país predominantemente protestante, precisamente se estaba defendiendo de sus críticos que sospechaban de una indebida injerencia del Vaticano en el gobierno si llegara a ser presidente.

"La reacción a ese discurso muestra que en el contexto de la primaria republicana ha habido un retroceso de unos 50 años", afirmó Judd Legum

El analista argumenta que Kennedy resaltaba que no importa si se es católico, protestante, musulmán o judío, se puede servir el pueblo igualmente bien y que los republicanos, en particular Santorum, han pervertido ese concepto. "Básicamente quieren forzar sus puntos de vista personales de fe reclamando el derecho a que el estado no se meta con su religión".

Base conservadora


El mensaje de Santorum encuentra adeptos en los círculos más conservadores del partido.

Sin embargo, Dante Chinni de la Universidad Americana, señala que toda esta retórica es exclusivamente para consumo interno del Partido Republicano y durante la primarias los temas religión y gobierno son muy importantes.

"Hay que recordar que estas discusiones son motivadas por la periferia. Es un mensaje muy polarizante y son los republicanos muy comprometidos -en su mayoría muy conservadores- los que saldrán a votar en las primarias", manifestó el académico.

En este sentido la estrategia de Santorum puede ser ganar la nominación de su partido con un mensaje ultraconservador y luego desplazarse un poco hacia el centro para la contienda presidencial.

"Los estadounidense quieren un candidato que tenga fe más no que se arme de esa fe en una elección presidencial. Que crea en Dios pero que no hable de Dios a todas horas" Dante Chinni, Universidad Americana de Washington

La explicación es que los votantes republicanos en las primarias son una base muy reducida del electorado y dentro de esa base hay otro subestrato que está muy atraído al mensaje de Santorum.

Según Chinni, ese mensaje y sus acaloradas declaraciones son expresiones sinceras de fe del precandidato republicano que han podido calar con segmentos del partido pero a nivel nacional la cosa es a otro precio.

"No va a poder echarse para atrás si llega a ser el candidato presidencial republicano", asegura. "Su conservadurismo extremo, contra los condones, los anticonceptivos, se entienden dentro del partido pero en una elección general es la muerte", argumentó.

"Los estadounidense quieren un candidato que tenga fe más no que se arme de esa fe en una elección presidencial. Que crea en Dios pero que no hable de Dios a todas horas", concluyó Dante Chinni.