sábado, 4 de febrero de 2017

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: RAZA, EDUCACION Y CULTURA

 

Probablemente ya he hablado de ello en alguna ocasión, y más particularmente desde que la campaña electoral y posterior elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos desatara una aparente ola de Xenofobia en Estados Unidos en contra de ciertas minorías inmigrantes. He mencionado que lo que más preocupa a los estadounidenses a cerca de ello, es su seguridad, y en el caso latino, también la competencia que la cultura latina empieza a crearle a la norteamericana. ¿Es esto racismo?

Nos hemos acostumbrado a denominar racismo a cualquier forma de rechazo hacia una minoría, asumiendo que dicho rechazo es fundamentalmente por motivos de raza; sin embargo, creo que esto es un error. No se puede negar que existan ciertos sectores de la sociedad norteamericana que tienden a considerar a otras razas como inferiores, pero no es menos cierto que los de dichas minorías que consiguen integrarse en su cultura y su forma de vida no pueden hablar de rechazo, en general. Y eso me da que pensar, porque si se tratara de rechazo a la raza, el rechazo seguiría existiendo.

Y con respecto a la diferencia cultural, es obvio que la convivencia de diferentes culturas siempre tiende a generar algún nivel de conflicto. Sin embargo dicho conflicto solo se hace evidente cuando una cultura ignora sus límites y tiende a invadir e irrespetar a la otra. Ya he dicho que los norteamericanos, en general, no ven con malos ojos la coexistencia con otras culturas minoritarias, porque esa ha sido siempre la esencia con la que este país se ha ido construyendo, pero, lógicamente, no pueden ver con buenos ojos que su país deje de ser su país.

No podemos negar que los latinos tenemos cierta tendencia a ser invasivos y a irrespetar espacios ajenos, y eso es lo que hacemos con nuestra cultura también. Y esos son los aspectos de nuestra cultura que ellos rechazan, porque, por otro lado, ellos admiran y tratan de adoptar algunos aspectos de la misma que a ellos les resultan llamativos, como nuestra alegría y forma de divertirnos. No es la cultura en sí misma lo que ellos rechazan, sino cómo tratamos de imponerla a veces, incluso sin darnos cuenta.

Pero hay un aspecto que sí es motivo de fuerte rechazo, y que tendemos a interpretar como racismo, y es el educativo. Lamentablemente, el nivel educativo de la inmensa mayoría de los inmigrantes latinos es muy inferior al nivel educativo general del estadounidense. Las maneras y formas de desenvolverse del inmigrante latino no encajan frecuentemente en la cultura estadounidense, y ello genera rechazo; parecido rechazo al que pudiera generar dentro de nuestra propia cultura latina, solo que en ese caso asumimos y superamos el rechazo porque, a fin de cuentas, nos une la raza y la cultura.
En cambio, dentro de la cultura estadounidense, tal rechazo puede resultar insuperable porque tampoco hay elementos culturales o raciales que ayuden a la integración. ¿Y acaso no hay estadounidenses con deficiente nivel educativo? Claro que sí, aunque son menos; y en cualquier caso también generan rechazo, pero al igual que entre los latinos, dicho rechazo entre ellos se ve aliviado por tener vínculos culturales y raciales comunes. En definitiva, en la mayoría de casos que interpretamos como racismo, no es la raza o la cultura; sino la educación lo que nos separa.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

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