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domingo, 8 de noviembre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: FIRMEZA


     
El blog anterior dedicado a la disciplina, la ubicábamos como uno de los fundamentales criterios educativos a nivel familiar, y mencionábamos otros criterios que tienen relación con ella, y que suelen ser malinterpretados y aplicados inconvenientemente: la firmeza, la tolerancia y la flexibilidad. Todos ellos se refieren a la forma adecuada de manejar la disciplina a nivel familiar, por lo que es difícil analizar cada uno independientemente de los otros. En este espacio vamos a clarificar el concepto de firmeza, y su relación con la disciplina, y con la tolerancia y la flexibilidad.

Firmeza es la claridad de la actitud comprometida del educador, en este caso los padres de familia, con respecto al conjunto de normas generales establecidas por ellos mismos, que rigen la convivencia y adecuada relación familiar. Suele interpretarse por firmeza una actitud de defensa férrea de las normas y principios impuestos, invulnerable a cualquier actitud o iniciativa diferente a las mismas, y sancionadora de la indisciplina a ellas. No es del todo erróneo este concepto de firmeza, pero es en su forma cerrada y radical donde pierde gran parte de su verdad, donde se hace incompatible con la flexibilidad y la tolerancia, cosa que no debería ser, y donde no debe ser aplicada a la educación.

En educación, firmeza no es rigidez. El conjunto de normas debe ser como un árbol que se planta; y para que sirva como punto de referencia, es necesario que permanentemente esté ahí, firme, en el mismo sitio; y eso no significa que el árbol sea rígido e inamovible. Al contrario, el viento (la actitud de los hijos) puede mover sus ramas, pero el árbol sigue en su lugar. Sin embargo, quien plantó el árbol, ocasionalmente sí puede trasplantarlo a una mejor ubicación si lo considera conveniente, en función de las circunstancias, y en función de si la ubicación que tenía era o no realmente el mejor punto de referencia. Y en la nueva ubicación seguirá siendo firme.


Muchos padres establecen unas normas que con frecuencia ellos mismos no cumplen, descuidan también la atención a su cumplimiento por parte de los hijos, y, de vez en cuando se dan cuenta de que la relación familiar degenera y tratan de encauzarla con una actitud radical. No hubo referencia; no hubo firmeza porque el arbolito se plantó en una maceta que todos movieron a su conveniencia. Otras veces los padres, arbitrariamente, con su actitud, pareciera que tienen un criterio diferente cada día. Ahí tampoco hay firmeza; no se sabe ni dónde está el árbol. Otras veces los padres plantan el árbol en función de criterios inadecuados, o que ya perdieron vigencia, y lo defienden en su sitio contra viento y marea, recurriendo a sanciones drásticas, aún cuando sea evidente que de ese modo, la relación familiar no funciona. Esa es la firmeza mal entendida.
Los criterios educativos deben tener un por qué, y deben hacerse respetar, pero también deben ser revisados, y modificados si es justificable, y en tal caso, los nuevos criterios deben hacerse respetar igualmente. Mantener criterios que no están funcionando conduce al fracaso. Pero los cambios deben ser pocos, lo menos posibles y bien justificados, y, por tanto, bien pensados; de lo contrario pierden su sentido, se transmite el mensaje de que no se sabe qué pretenden dichos cambios ni por qué se hacen; se transmite el mensaje de falta de referencias claras; en definitiva, se transmite el mensaje de falta de firmeza en los criterios. La habilidad para revisar y modificar criterios y normas sin perder la firmeza se explicará en el siguiente blog, dedicado a la flexibilidad, y es clave para el éxito educativo.


Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 31 de octubre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: DISCIPLINA

   
       Existen cuatro conceptos fundamentales referentes a la educación, todos ellos diferentes, necesarios y complementarios; que a menudo suelen ser confundidos, malinterpretados, y aplicados inconvenientemente. Se trata de la disciplina, la firmeza, la tolerancia y la flexibilidad.

       Se tiene tendencia a agrupar los dos primeros por un lado, y contraponerlos a los dos últimos, como si unos y otros constituyesen diferentes y opuestos criterios de educación, es decir, que donde imperan la disciplina y la firmeza no caben la tolerancia y la flexibilidad; y donde predominan estas últimas, fracasan la disciplina y la firmeza. No debe ser así. Los cuatro son necesarios y deben aplicarse en armonía; a veces uno, a veces otro. Dedicaré éste y los próximos blogs  a hablar de cada uno de ellos y su relación con los otros, con objeto de entender la importancia de todos ellos, y cuál es el lugar que cada uno ocupa en la educación de los hijos.

       En esta ocasión voy a referirme a la disciplina por ser el elemento central de todos ellos. Disciplina es la actitud de acatamiento de las normas que pretenden hacer lo más armónica y funcional posible, tanto la convivencia e interrelación entre los miembros de cualquier tipo de grupo humano, como, a nivel individual, la relación de uno mismo con el medio y con su propio ser. Puesto que estamos hablando de educación en el ámbito familiar, tomaremos en cuenta la versión individual de la disciplina como algo importante a inculcar en los hijos, pero nos referiremos, sobre todo, a la versión colectiva de la disciplina, tomando como grupo humano a la familia. 
       La familia tiene unas determinadas normas para su óptimo funcionamiento; algunas de las normas son generales; otras son particulares de cada familia, pero, en definitiva, lo que todas pretenden, normalmente, es lo que son los objetivos fundamentales de la familia, es decir, buscar el equilibrio emocional y satisfacer la necesidad afectiva mediante la relación armónica entre sus miembros, y ser transmisora de valores éticos y educativos a la siguiente generación. Estas normas, implícitas o explícitas, deben existir siempre.

       Los padres son los principales responsables de establecer estas nomas, y de procurar el acatamiento, el respeto y la actitud positiva hacia las mismas, tanto por parte de los hijos, como, por supuesto, de ellos mismos. Nunca cometamos el error de confundir dichas normas con exigencias caprichosas puntuales que los padres podamos tener a veces con los hijos. Por ejemplo, si el padre "ordena" al hijo que le traiga un vaso de agua, eso no es una norma familiar, y el padre no tiene ningún derecho a exigir disciplina al hijo con el pretexto de que la obediencia a los padres sí es una norma que requiere disciplina.

       Los padres están también obligados a la misma disciplina a las normas familiares, y además, deben dar ejemplo, y en el caso anterior el padre está abusando de su autoridad al tratar al hijo de forma esclavista, sin considerar que una de las normas básicas en la familia es el respeto mutuo; no solo de hijos a padres, sino de padres a hijos igualmente. Si en vez de ello, el padre le pide el vaso de agua por favor y con cariño, probablemente el hijo estará encantado de satisfacer a su padre. 
       Un problema demasiado común es que en los hogares no haya unas normas básicas claras, ni explícitas, ni siquiera implícitas. Y no existen esas normas claras porque no hay unos valores claros. Cuando existen los valores definidos, las normas aparecen por sí solas, aunque sea solo implícitamente. En estas condiciones, es imposible pedir una disciplina a algo que no existe, y frecuentemente se aplica la disciplina, completamente fuera de lugar, a situaciones puntuales caprichosas, cayendo en el despotismo. De este modo, es imposible que los hijos aprendan el sentido y la conveniencia de la disciplina.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 


sábado, 24 de octubre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: COMUNICACION FAMILIAR

    
  Comunicación es cualquier acto en el que entre dos o más personas se intercambia información, ideas, sentimientos, afectos, valores, etc., tanto a través de la palabra, como de señas, gestos, acciones, de la presencia o ausencia, o del simple tono de la voz. La familia es el ambiente donde la comunicación adquiere su máxima dimensión, porque comprende el intercambio de toda la gama imaginable de elementos que se puedan transmitir. A la vez, la familia es el grupo humano que más comunicación necesita, en todas sus formas, para funcionar adecuadamente. La comunicación es el factor que proporciona cohesión entre los miembros de la familia, y les hace sentirse grupo y funcionar como tal.

       Una comunicación familiar adecuada debe incluir información e intercambio de ideas respecto al proyecto familiar o a sus actividades como grupo; transmisión de valores y de criterios educativos de padres a hijos; un modelo educativo y posibilidad de discusión sobre el mismo; formación humana a los hijos; compartir información y apoyar las actividades y proyectos de cada miembro; compartir experiencias cotidianas, trascendentes o intrascendentes; compartir actividades; presencia física y psicológica de los padres; transmisión de seguridad, protección (no sobreprotección) y amparo mutuo; y, sobre todo, afecto; todo ello en el marco del respeto mutuo y la armonía entre el respeto a la individualidad de cada uno, y los intereses de la familia como grupo.

       La falta de una comunicación adecuada es un importante criterio de disfuncionalidad familiar, pero entendiendo, por otra parte, que dentro de eso hay dos niveles claramente diferentes: la comunicación inadecuada, y la falta de comunicación. Falta de comunicación significa la transmisión de un bajo porcentaje de esa gama de elementos que es posible y se deben transmitir en familia, de modo que no llega a establecerse un vínculo sólido y una cohesión entre sus miembros, a parte del mero vínculo biológico. No existe una vida de familia, sino vidas independientes y solas, habitando bajo el mismo techo.

       Sin embargo, la comunicación es inadecuada cuando sí se transmite una cantidad importante de esos elementos, pero no se hace de la forma adecuada, lo cual, aunque conlleva otro tipo de consecuencias negativas, al menos sí permite sentir cierta cohesión y estructura afectiva entre los miembros. Existe comunicación inadecuada cuando se utiliza la imposición en vez del diálogo; cuando se utiliza el castigo como represalia, y no como consecuencia lógica de lo infringido; cuando hay prohibiciones y obligaciones en vez de responsabilidades razonables; cuando se dicen las cosas con un doble sentido agresivo; cuando no hay el debido respeto, e, incluso, cuando hay maltrato físico o psíquico con una intención positiva. Se transmite amor, educación, autoridad, protección, etc., pero se pueden producir daños colaterales profundos. En la comunicación inadecuada se puede tener un sentimiento ambivalente de amor y odio por los otros miembros; en la falta de comunicación el sentimiento predominante es la indiferencia por ellos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

sábado, 17 de octubre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION DE LOS HIJOS


       Numerosas veces he hablado de diferentes criterios educativos con los hijos, pero mucha gente pregunta por la forma correcta de educarlos, en general, es decir, como solicitando un kit completo con manual incluido. Pero eso es algo que no puede hacerse en pocas líneas, sino que requeriría el espacio de una enciclopedia completa contemplando las casi infinitas posibles circunstancias. Sin embargo sí es posible ofrecer en pocas líneas algunos tips e ideas generales básicas.

       El primero cada hijo es un mundo a parte, y eso significa que el modelo educativo no tiene por qué ser idéntico para todos, sino que partiendo de un modelo general, debe particularizarse para cada uno; significa también que hay que conocerlos bien a todos y cada uno de ellos, lo cual requiere tiempo y presencia, y que el ser justo y equitativo con ellos no significa darles a todos lo mismo, sino a cada quien lo que necesita, ni más ni menos, que no necesariamente es lo mismo.

       Un segundo punto importante es conocer y estar atentos a la evolución de la sociedad y a los riesgos y problemas generales de niños, adolescentes y jóvenes, porque en base a ellos tendremos que educarles. Para evitar los riesgos ya se explicó que la educación no debe ser violenta, ni restrictiva, ni tampoco irresponsablemente permisiva. La mejor forma es adelantarse un poquito a cada etapa evolutiva, y afrontar con un lenguaje asequible a su edad, pero con absoluta naturalidad e interactuando, los posibles riesgos u oportunidades típicos de la siguiente etapa.

       Por ejemplo, si a los cuatro o cinco años pueden empezar a tener miedo a los relámpagos y los truenos, puede aprovechar cuando haya una tormenta y chinearlos junto a la ventana para que  los vean de frente con usted, a la vez que les explica tranquilamente que son naturales y por qué suceden. En otro ejemplo, más adelante, especialmente a las niñas, antes de que empiece el riesgo de anorexia en la pubertad se les puede empezar a hablar del tema, debatiendo sobre el problema que tienen las anoréxicas, y cómo y por qué han llegado a esa situación, analizando las condiciones socioculturales que provocan ese problema. Un poco después se pueden introducir temas referentes a sexualidad, tabaco, alcohol y drogas; después temas referentes a su proyecto de vida en el futuro, conducta al manejar un vehículo, etc.

       No se trata de enseñarles las cosas de una forma magistral, sino de forma natural e interactiva, aprovechando cualquier circunstancia cotidiana, noticia o tema de actualidad que los padres detecten que ellos ya podían tener un poquito de interés; no tratando de decirles cómo son las cosas, sino provocando que ellos expresen libremente su punto de vista.

       Probablemente se sorprendan de cómo espontáneamente pueden expresar ideas muy atinadas, y si no es así, puede introducir nuevos criterios para que ellos los consideren en su reflexión, pero siempre de forma objetiva e imparcial, sin tabúes ni dogmas y sin esconder nada; incluso criterios con “trampa”, poniéndose en un punto de vista opuesto al que pretende llegar. La cuestión es que a cada asunto ellos mismos le “saquen punta” y lleguen a sus propias conclusiones.

       Comprobará que normalmente llegarán a las conclusiones que uno pretende; a veces incluso mejoradas, haciendo ellos alguna nueva aportación. Y cuando no, habrán formado su propio criterio, quizá diferente al de los padres, pero igualmente sano; simplemente diferente. Lo importante es que son valoraciones a las que ellos han llegado POR SI MISMOS (es fundamental que sientan eso), no porque nadie les haya impuesto nada, ni los padres, ni siquiera los compañeros o amigos. Después ya pueden tener un margen de libertad suficientemente amplio porque sabrán usarla con responsabilidad.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

domingo, 20 de septiembre de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: MATERNIDAD DESESTRUCTURADA


Pese a todo lo comentado en anteriores blogs, la razón principal por la que no son muchas las familias que llegan a constituirse formal, estructurada y funcionalmente sigue siendo la misma que ha sido tradicionalmente, y es la precocidad y la irracionalidad con que sucede la maternidad. Es demasiado común que este inicio suceda en la adolescencia, cuando, normalmente, no hay ninguna preparación para construir una familia, ni siquiera para ejercer la maternidad con seriedad y responsabilidad.

Es demasiado común también que dicha maternidad se ejerza en soledad o con ayuda de algún familiar, pero sin la presencia ni la ayuda de un padre responsable. Y es demasiado común también que esta situación no sea una circunstancia accidental, sino que se repita una segunda vez, una tercera… con hombres diferentes, de modo que cuando la mujer llega a los veintitantos años, y debería ir alcanzando la madurez suficiente para iniciar una familia estructurada, en realidad lleva ya consigo una familia, a veces incluso numerosa, que ha ido creciendo sin la más mínima planificación ni estructura.

Aún así, frecuentemente la mujer conserva la ilusión y la esperanza de encontrar un hombre que “la honre”, pero en esas condiciones, el que aparezca un hombre dispuesto a hacerse cargo de la situación, a dar estructura y hacer que funcione la familia, es una posibilidad bastante lejana. Y lo peor es que la mujer, en su ilusión y deseo de que eso suceda, creerá ver a ese príncipe azul en cualquier hombre que se acerque a ella. La consecuencia probable de ello es que sufrirá un nuevo desengaño, y una nueva maternidad… y de nuevo sola.

En definitiva, lo que en el fondo desearían y sería conveniente para el desarrollo de los hijos, termina convirtiéndose poco menos que en un imposible porque en principio se toman decisiones equivocadas, y posteriormente se siguen tomando decisiones equivocadas creyendo, o queriendo creer que se toma una decisión correcta. ¿Y por qué se toman tantas decisiones equivocadas y pareciera que nunca se aprende? Este es un tema bastante complejo de analizar. Las primeras decisiones equivocadas, en la adolescencia, suelen suceder como consecuencia de falta de educación, particularmente educación de la sexualidad, unida frecuentemente a la circunstancia de que a esa edad ya ha abandonado la escuela, o bien no ven futuro ni estímulo en la escuela ni en nada en particular, perdiendo el sentido a la vida demasiado temprano, y viendo la maternidad como una salida para llenar ese vacío.

¿Y cuál es la causa de esa falta de educación y de estímulo vital? Normalmente es la ausencia de padres, o padres que son capaces de ejercer como tales. Ellos, porque muchas veces no existen o no están; otras veces porque están, pero su labor es nefasta, o, lo que es peor, son abusadores de sus hijas o hijastras. Las madres porque no están capacitadas para ejercer una adecuada labor educadora, o porque, aunque están ahí, a penas pueden pasar tiempo con sus hijas por tener que pasar demasiado tiempo ausentes para poder mantenerlas, porque, a su vez, ellas probablemente también fueron protagonistas de la misma historia quince o veinte años antes. Como vemos, se trata de condiciones auto repetitivas en sí mismas, generación tras generación.

       Después que haber tomado las primeras decisiones equivocadas, las demás decisiones equivocadas que siguen tomando muchas mujeres en esa dinámica de maternidad repetitiva desestructurada tienen en alguna medida también las mismas causas de falta de otro aliciente vital, y, en gran medida, lo ya comentado anteriormente, son consecuencia de la ilusión o la esperanza de encontrar al hombre que se haga cargo de la situación, y que termina en desengaño.
Otras veces también la mujer pretende, mediante ello, asegurarse una pensión alimenticia. A fin de cuentas, la cultura machista enseña a los hombres a ser cazadores, y las mujeres saben bien cuál es el cebo. Todo ello hace que la nueva generación crezca falta de apoyo, de estímulo y de oportunidades educativas y de todo tipo, con lo que el patrón tenderá a repetirse en la siguiente generación. Por eso es que nuestros países siempre parecen estar estancados, ni para atrás ni para adelante; inmersos en el mundo occidental, mirando de cerca a los países del primer mundo, pero permanentemente anclados en el tercero.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.