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sábado, 13 de junio de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EL CASTIGO


        "La madre del año" Imagen que dio la vuelta al mundo, generando controversia acerca del método utilizado por la citada madre de Baltimore , quién sacó a golpes a su hijo enmascarado en plena villa pública, dónde éste junto a otras personas cometían actos vandálicos para protestar contra el abuso policial
El castigo es uno de los temas más controvertidos en lo que a educación se refiere, y que con mayor discrepancia de criterios se aplica. Muchos padres castigan con dureza, o con demasiada frecuencia o con poco criterio, generándose la duda de si realmente la intención es educar, o vengarse, o proyectar contra los hijos la agresividad que uno guarda por otras problemáticas. Por el contrario, otros padres son demasiado permisivos, no quedando claro con ello si tratan de educar, o es comodidad o desinterés por su parte. En general, hay bastante desconocimiento sobre el papel que el castigo juega en la educación.

Actualmente hay voces que proclaman la supresión del castigo como método educativo a los hijos. Yo no estoy de acuerdo. La educación es la preparación de los hijos para saber integrarse el día de mañana de una forma positiva a la sociedad. Entonces, los criterios que sirven de modelo a nivel social no pueden descartarse en una educación que persigue precisamente la integración armónica en la sociedad. Y la sociedad ha contemplado el castigo siempre. No ha existido nunca una sociedad que no haya contemplado el castigo contra quienes le causan perjuicios. En lo que sí ha habido muy diferentes criterios, muchos equivocados y pocos acertados, es en el tipo de castigo y la forma de aplicarlo.

       Lo mismo sucede en la educación de los hijos. El castigo debe existir, al menos potencialmente, aunque lo ideal es no tener que aplicarlo, o hacerlo solo ocasionalmente, de modo que el hijo sienta que realmente se trata de un castigo. Si se vuelve frecuente deja de ser un castigo y se convierte en una forma de vida a la que los hijos se acostumbran, perdiendo con ello su efecto. Más aún, los hijos descubren que portándose mal es como consiguen llamar la atención de los padres, y el castigo les da la sensación de que, efectivamente, lo consiguieron, con lo que se convierte más bien en un premio.
Y que el hijo sienta que se trata de un castigo no debe interpretarse como que el castigo debe ser severo; al contrario, si es severo el hijo sentirá una desproporción entre la infracción y el castigo, y que los padres son demasiado implacables e injustos. En esas condiciones, aunque se aprenda a obedecer, se aprende más por temor que por razón. Pero por el contrario, si no suele haber castigo cuando se merece, el hijo sentirá que los padres son aguados o despreocupados, y dejarán de ser la guía y referencia que necesita.
       El castigo debe guardar relación con la infracción, tanto en la magnitud, como en la forma, y el tiempo. En lo posible, debe ser como una consecuencia lógica y natural de la infracción, y debe ser lo más inmediato posible. Debe ser solo ocasional, y, en general, debe cumplirse, aunque excepcionalmente pueda ser retirado, pero haciendo ver que el castigo se merece aunque se retire, mostrando con ello benevolencia y tolerancia, y a la vez firmeza. En este caso, el ser conscientes de merecer el castigo, ya es suficiente castigo para ellos.
       Pero estos criterios deben aplicarse desde pequeños. Si las cosas se han hecho de otra manera hasta llegar a una dinámica nociva, podría no valer simplemente con cambiar de criterio. Un cambio repentino de criterio va a provocar confusión e incertidumbre. No van a tener nada claro. Debe hacerse poco a poco y explicándoles el por qué del cambio, sin temor alguno a reconocer que tal vez antes estaban equivocados. No van a perder autoridad por ello.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.


sábado, 30 de mayo de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EDUCACION DE LOS HIJOS




      Numerosas veces he hablado de diferentes criterios educativos con los hijos, pero mucha gente pregunta por la forma correcta de educarlos, en general, es decir, como solicitando un kit completo con manual incluido. Pero eso es algo que no puede hacerse en pocas líneas, sino que requeriría el espacio de una enciclopedia completa contemplando las casi infinitas posibles circunstancias. Sin embargo sí es posible ofrecer en pocas líneas algunos tips e ideas generales básicas.


       La primera es que cada hijo es un mundo a parte, y eso significa que el modelo educativo no tiene por qué ser igual para todos, sino que, partiendo de un modelo general, debe particularizarse para cada uno; significa también que hay que conocerlos bien a todos y cada uno de ellos, lo cual requiere tiempo y presencia, y que el ser justo y equitativo con ellos no significa darles a todos lo mismo, sino a cada quien lo que realmente necesita, ni más ni menos, que no necesariamente es lo mismo.

       Un segundo punto importante es conocer y estar atentos a la evolución de la sociedad y a los riesgos y problemas generales de niños, adolescentes y jóvenes, porque en base a ellos tendremos que educarles. Para evitar los riesgos ya he explicado repetidamente que la educación no debe ser violenta, ni restrictiva, ni tampoco irresponsablemente permisiva. La mejor forma es adelantarse un poquito a cada etapa evolutiva, y afrontar con un lenguaje asequible a su edad, pero con absoluta naturalidad e interactuando, los posibles riesgos u oportunidades típicos de la siguiente etapa.

       Por ejemplo, si a los cuatro o cinco años pueden empezar a tener miedo a los relámpagos y los truenos, puede aprovechar cuando haya una tormenta y chinearlos junto a la ventana para que  los vean de frente con usted, a la vez que les explica tranquilamente que son naturales y por qué suceden. En otro ejemplo, más adelante, especialmente a las niñas, antes de que empiece el riesgo de anorexia en la pubertad se les puede empezar a hablar del tema, debatiendo sobre el problema que tienen las anoréxicas, y cómo y por qué han llegado a esa situación, analizando las condiciones socioculturales que provocan ese problema. Un poco después se pueden introducir temas referentes a sexualidad, tabaco, alcohol y drogas; después temas referentes a su proyecto de vida en el futuro, conducta al manejar un vehículo, etc.

       No se trata de enseñarles las cosas de una forma magistral, sino de forma natural e interactiva, aprovechando cualquier circunstancia cotidiana, noticia o tema de actualidad que los padres detecten que ellos ya podían tener un poquito de interés; no tratando de decirles (dictarles) cómo son las cosas, sino provocando que ellos expresasen libremente su punto de vista.

       Probablemente se sorprendan de cómo espontáneamente pueden expresar ideas muy atinadas, y si no es así, puede introducir nuevos criterios para que ellos los consideren en su reflexión, pero siempre de forma objetiva e imparcial, sin tabúes ni dogmas y sin esconder nada; incluso criterios con “trampa”, poniéndose en un punto de vista opuesto al que pretende llegar. La cuestión es que a cada asunto ellos mismos le “saquen punta” por el derecho y el revés, y lleguen a sus propias conclusiones.

       Comprobará que normalmente llegarán a las conclusiones que uno pretende; a veces incluso mejoradas, haciendo ellos alguna nueva aportación. Y cuando no, habrán formado su propio criterio, quizá diferente al de los padres, pero igualmente sano; simplemente diferente. Lo importante es que son valoraciones a las que ellos han llegado POR SI MISMOS (es fundamental que ellos sientan eso), no porque nadie les haya impuesto nada, ni los padres, ni siquiera los compañeros o amigos. Después ya pueden tener un margen de libertad suficientemente amplio porque sabrán usarla con responsabilidad. E incluso a veces nos sorprenderemos de que en esa interacción hay un valor añadido para nosotros mismos, y es que son ellos quienes nos enseñan algo a nosotros.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.


sábado, 9 de mayo de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: EXODO Y DESINTEGRACION FAMILIAR

    
Con el éxodo de salvadoreños a los Estados Unidos parece que el País ha encontrado una forma de supervivencia que se ha convertido en el pilar fundamental de nuestra economía. Además de los riesgos conocidos de embarcarse en esa aventura, existe un riesgo añadido que pareciera pasar casi inadvertido, y que está empezando a causar un sensible daño a la sociedad salvadoreña, cuya verdadera dimensión, si no se atiende desde ahora, podrá verse durante las siguientes décadas, en la siguiente generación.


       Se trata de la desintegración familiar que supone el que uno o los dos padres emigren dejando a los hijos aquí. Suele dejárseles a cargo de algún familiar, sobre todo abuelos o tíos, pensando que de ese modo quedarán bien atendidos. Y no suele faltar la voluntad de los familiares de que así sea; sin embargo, no hay nada que pueda reemplazar a la familia nuclear como el marco más adecuado para el desarrollo de los hijos.

       La experiencia demuestra que si los padres son sustituidos por los abuelos, éstos son capaces de dar tanto cariño como ellos mismos, pues afectivamente sienten a los nietos como una extensión de sus propios hijos; sin embargo suelen ser excesivamente consentidores y carecer de la firmeza necesaria para dirigir su educación, cosa lógica considerando que dicha firmeza requiere de la energía propia de la juventud. Por otro lado, si los padres son sustituidos por tíos, éstos suelen asumir el compromiso de satisfacer las necesidades materiales, pero no tan fácilmente llegan a llenar las necesidades afectivas y emocionales de quienes no son sus hijos, y tampoco suelen llegar a asumir el compromiso educativo en toda su dimensión, particularmente en temas o situaciones difíciles, conscientes de que la autoridad la tienen los padres, incluso en la ausencia.

       Pero sobre todo, y más allá de lo anterior, está la sensación de los propios hijos de desubicación, de no pertenencia a una familia nuclear, de estar en un lugar que no es el suyo, de haberse roto lo más valioso que tenían, de haberse quedado sin referencia. Ello, aparte de la crisis general, tiende a generar un prematuro progreso hacia una mayor autonomía, hacia una mayor madurez aparente, precipitada y sin fundamento; un salto hacia arriba sin nada hacia donde saltar ni donde caer de nuevo, lo que unido al vacío relativo de autoridad y de firmeza provoca una acusada desorientación que se traduce muchas veces en conductas inadecuadas de cualquier tipo y en carencia de criterios adecuados para valorar los diferentes aspectos de la vida. 
       Estas situaciones, obviamente, no se dan siempre. Hay, por supuesto, casos en que los padres sustitutos cumplen muy bien con el rol que asumen y que no debería corresponderles. Sin embargo, las situaciones mencionadas, y el problema en si mismo sí es demasiado común y trascendente como para no considerarlo cuando unos padres se plantean la emigración. Si se produce la desintegración por la emigración, y puesto que la tecnología lo permite, es recomendable invertir algo de las remesas en mantener una comunicación constante y cercana con los hijos. Esa es una gran inversión.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.


sábado, 2 de mayo de 2015

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA MAMA DEL AÑO



Así es como muchos medios de comunicación han llamado a la mujer que fue a sacar a su hijo de 16 años de una manifestación violenta en la que estaba participando en la ciudad estadounidense de Baltimore. Esta madre reconoció a su hijo al ver por televisión las imágenes de los disturbios, y no dudó en salir a buscarlo y sacarlo de allí, utilizando empujones y cachetadas, y lo que hiciera falta. No es nada nuevo que una madre haga algo así, pero la presencia de una cámara de televisión a escasos metros, captando la escena, ha hecho que la historia dé la vuelta al mundo, y me ha motivado a mí a hacer un análisis de la misma.
       Son varios los aspectos que se me ocurre analizar. El primero es sobre las reacciones públicas que ha generado. Mientras que la gran mayoría apoya y aplaude la acción decidida de la madre de poner disciplina y retirar a su hijo del peligro, sin importar cómo, no faltan sectores muy críticos hacia esta actitud, tanto por parte de activistas contra la discriminación de la raza negra, que critican a la madre falta de apoyo en su causa por evitar la participación de su hijo, y hasta la ven como traidora; como, por parte, de activistas en pro de los derechos humanos que critican la forma agresiva en que la madre actuó con su hijo públicamente; activistas que incluso piensan demandarla.
       Como suele pasar, nunca llueve a gusto de todos. Los activistas, cualquiera que sea su causa, suelen tener cierta tendencia al radicalismo, a interpretar las causas demasiado al pie de la letra, y a no tener empatía ni ojos para otra cosa que no sea su causa. Los que son padres, y sobre todo madres, han sentido una empatía especial hacia la situación de una mujer que ve a su hijo en una situación de riesgo, porque casi todos los que son padres y madres se han visto o se han imaginado en una situación parecida alguna vez y han sentido o se han imaginado su reacción, que no sería muy diferente de las de esta madre de Baltimore. De hecho este nombre de “la madre del año” ha sido dado inmediatamente por los medios, lo que implica también la inmediata empatía y simpatía de parte de los medios de comunicación. Por algo será.
       Lo que reclaman los críticos activistas podrá ser muy respetable, pero lo que reclama una madre sobre su hijo lo es mucho más todavía. Resulta contradictorio que en las calles se esté produciendo violencia de la de verdad, sin que nadie ponga el grito en el cielo, y se quiera demandar a esta madre por maltrato a su hijo por usar jalones, empujones y alguna cachetada precisamente para sacarlo de la violencia de verdad.
¿Es realmente maltrato esa acción? Bueno, todo depende del contexto. Entiendo que este contexto justifica plenamente la acción porque es una situación puntual, extraordinaria, no habitual, no desproporcionada, que es realmente efectiva, que no causa daño o lesión física ni tampoco psicológica, sino por el contrario, pretende servir como golpe de efecto contra un mal mucho peor. Las palabras y los sermones vendrán después ya en casa; pero ahí, en la calle, en ese momento, las palabras suaves no podían funcionar; era necesaria una acción más allá de lo correcto para ser efectiva. Muchas veces la acción débil no es efectiva, y la falta de acción es el peor de los maltratos.
Otro aspecto interesante de analizar es la reacción del muchacho ante la acción decidida de la madre. Reacción de sumisión. Curioso, es un muchacho muy joven, alto, que está participando en actos violentos en la calle, enfrentándose a la “autoridad”, llámese policía. Llega la madre, lo saca de ahí a empujones y jalones, lo cachetea por su acción, y el muchacho acata sumiso la acción de la madre, prácticamente sin replicar. Con ello estaba aceptando la razón de su madre, o por lo menos, su autoridad para no permitirle estar ahí.
La autoridad de los padres puede y debe ser muy grande; mucho más que la de la policía, pero hay que saber ejercerla sutil y continuamente mediante el ejercicio de la razón. Eventualmente, cuando esto no funciona, es aceptable alguna acción como golpe de efecto que desbloquee la sinrazón del hijo, siempre que sea proporcionada y muy esporádica. Peor es la pasividad al ver que el hijo pierde su camino. ¿Por qué asumí antes que la acción de esta madre fue esporádica y no habitual? Pues porque si fuera habitual el muchacho no habría resultado impactado por la misma, no habría acatado la autoridad de la madre, hubiera peleado con ella, y, probablemente hubiera vuelto a la calle.
Por último, pero si esta madre tiene la autoridad que tiene sobre su hijo, ¿Por qué el hijo “se le sale del huacal” y se va a la calle a enfrentarse a la policía? Pues porque, todos los sabemos, no siempre es fácil el adecuado control sobre los hijos. Es tanto más difícil cuanto menos tiempo dispongamos para ello, cuanto menos apoyo tengamos, y, claro, cuantos más hijos tengamos. Esta señora es madre de seis hijos, y ella sola está sacando adelante a todos. Ignoro más circunstancias, pero imagino que aunque reciba alguna pensión alimenticia, ha de tener que trabajar para procurarles un futuro mejor, por tanto, ha de disponer de poco tiempo para ellos. ¿Les suenan familiares estas circunstancias? Pese a ello, esta señora tiene el carácter que se necesita para, pese a las dificultades, recuperar a una oveja que se va por otro lado.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.