Numerosas veces he hablado de diferentes
criterios educativos con los hijos, pero mucha gente pregunta por la forma
correcta de educarlos, en general, es decir, como solicitando un kit completo
con manual incluido. Pero eso es algo que no puede hacerse en pocas líneas,
sino que requeriría el espacio de una enciclopedia completa contemplando las
casi infinitas posibles circunstancias. Sin embargo sí es posible ofrecer en
pocas líneas algunos tips e ideas generales básicas.
La primera es que cada hijo es un mundo a
parte, y eso significa que el modelo educativo no tiene por qué ser igual para
todos, sino que, partiendo de un modelo general, debe particularizarse para
cada uno; significa también que hay que conocerlos bien a todos y cada uno de
ellos, lo cual requiere tiempo y presencia, y que el ser justo y equitativo con
ellos no significa darles a todos lo mismo, sino a cada quien lo que realmente necesita,
ni más ni menos, que no necesariamente es lo mismo.
Un segundo punto importante es conocer y
estar atentos a la evolución de la sociedad y a los riesgos y problemas
generales de niños, adolescentes y jóvenes, porque en base a ellos tendremos
que educarles. Para evitar los riesgos ya he explicado repetidamente que la
educación no debe ser violenta, ni restrictiva, ni tampoco irresponsablemente
permisiva. La mejor forma es adelantarse un poquito a cada etapa evolutiva, y
afrontar con un lenguaje asequible a su edad, pero con absoluta naturalidad e
interactuando, los posibles riesgos u oportunidades típicos de la siguiente
etapa.
Por ejemplo, si a los cuatro o cinco años
pueden empezar a tener miedo a los relámpagos y los truenos, puede aprovechar
cuando haya una tormenta y chinearlos junto a la ventana para que los vean de frente con usted, a la vez que
les explica tranquilamente que son naturales y por qué suceden. En otro
ejemplo, más adelante, especialmente a las niñas, antes de que empiece el
riesgo de anorexia en la pubertad se les puede empezar a hablar del tema,
debatiendo sobre el problema que tienen las anoréxicas, y cómo y por qué han
llegado a esa situación, analizando las condiciones socioculturales que
provocan ese problema. Un poco después se pueden introducir temas referentes a
sexualidad, tabaco, alcohol y drogas; después temas referentes a su proyecto de
vida en el futuro, conducta al manejar un vehículo, etc.
No se trata de enseñarles las cosas de
una forma magistral, sino de forma natural e interactiva, aprovechando
cualquier circunstancia cotidiana, noticia o tema de actualidad que los padres
detecten que ellos ya podían tener un poquito de interés; no tratando de
decirles (dictarles) cómo son las cosas, sino provocando que ellos expresasen
libremente su punto de vista.
Probablemente se sorprendan de cómo
espontáneamente pueden expresar ideas muy atinadas, y si no es así, puede
introducir nuevos criterios para que ellos los consideren en su reflexión, pero
siempre de forma objetiva e imparcial, sin tabúes ni dogmas y sin esconder
nada; incluso criterios con “trampa”, poniéndose en un punto de vista opuesto
al que pretende llegar. La cuestión es que a cada asunto ellos mismos le “saquen
punta” por el derecho y el revés, y lleguen a sus propias conclusiones.
Comprobará que normalmente llegarán a las
conclusiones que uno pretende; a veces incluso mejoradas, haciendo ellos alguna
nueva aportación. Y cuando no, habrán formado su propio criterio, quizá
diferente al de los padres, pero igualmente sano; simplemente diferente. Lo
importante es que son valoraciones a las que ellos han llegado POR SI MISMOS
(es fundamental que ellos sientan eso), no porque nadie les haya impuesto nada,
ni los padres, ni siquiera los compañeros o amigos. Después ya pueden tener un
margen de libertad suficientemente amplio porque sabrán usarla con
responsabilidad. E incluso a veces nos sorprenderemos de que en esa interacción
hay un valor añadido para nosotros mismos, y es que son ellos quienes nos
enseñan algo a nosotros.
Acerca de la
Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar
acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención,
y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y
educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia
profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada
persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la
educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde
que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que
juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.
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