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sábado, 1 de marzo de 2014

LA GUERRA FRÍA DEL SIGLO XXI ES COMERCIAL. SU CAMPO DE BATALLA: EL CIBERESPACIO. SU BAJA MAS NOTABLE: LA PRIVACIDAD

Tomado de ESglobal



LA GUERRA FRÍA DEL SIGLO XXI


Por Javier García Toni

Ni Estados Unidos ni China. La Guerra Fría del siglo XXI se parecerá mucho más a la que ya empiezan a librar compañías como Apple y Google que a la que enfrentó a EE UU con la Unión Soviética. Esta vez, además, condicionada por una serie de estrellas invitadas: gobiernos, agencias de espionaje, big data, ciberactivistas o sociedad civil organizada.

Las grandes compañías tecnológicas manejan presupuestos superiores al PIB de la inmensa mayoría de los Estados de la Tierra. Sólo dos de ellas, Apple y Google, se reparten la práctica totalidad del mercado de sistemas operativos móviles, a gran distancia de Blackberry y Windows. Otras empresas crecen a la sombra de Android, el sistema operativo de Google, como Samsung, HTC o LG. Pero para completar el repóquer de ases que combatiría en esta Guerra Fría ‘no estatal’ tendríamos que mirar también a Amazon, a Microsoft o a Facebook; especialmente a sus ingentes almacenes de datos recopilados. Que si Facebook fuera un país, por cierto, hoy sería el tercero más poblado de la Tierra, sólo por detrás de China e India.
Cada uno de los contendientes va moviendo sus fichas. En 2012 Facebook compró Instagram por 1.000 millones de dólares, y ahora ha comprado Whatsapp por 19.000 millones de dólares, apropiándose de la empresa de mensajería instantánea más exitosa del mundo –y, por lo tanto, una amenaza–. Whatsapp, sin embargo, pagaba a menos de 60 empleados. ¿Qué compra Facebook entonces? Datos. Google compró YouTube tras su fallida apuesta por Google Vídeos. Fue en 2006 y pagó 1.600 millones de dólares, casi diez veces menos de lo que paga ahora Facebook por Whatsapp. Microsoft ya se ha hecho con la compañía finlandesa Nokia, antaño hegemónica, hoy venida a menos. Intenta no perder el tren móvil, aunque hay quien dice que quizá ya sea tarde. Apple decidió prescindir de Google Maps y de YouTube como aplicaciones nativas en iOS y desarrolló sus propios Maps con TomTom. Fue un desastre y la compañía mandó una inédita carta de perdón a los usuarios. También Jezz Bezos, fundador y CEO de Amazon, ha decidido mover ficha y se ha comprado la emblemática cabecera The Washington Post.
Cada una de estas compañías pugna por la supremacía tecnológica con diferentes visiones, sea apostando por sistemas abiertos o cerrados. El campo de batalla entre ellas no se diferencia mucho de cualquier otro sector con libre competencia basado en la oferta y la demanda. Sin embargo, hay un hecho diferencial. La verdadera ‘bomba nuclear’ que tiene cada compañía es la ingente cantidad de datos privados de los usuarios y la enorme dependencia que hemos generado de sus servicios. La protección de la privacidad es la gran batalla, que por cierto vamos perdiendo. Aprovecho para mandar un saludo a los amigos de la NSA, que seguro que nos acompañan en la lectura.
Los dispositivos basados en tecnología móvil tienen hoy más influencia en nuestra vida diaria que muchas decisiones políticas de los respectivos gobiernos nacionales. Parece mentira, pero que desaparezca sin previo aviso una app de nuestro teléfono enfada a mucha gente más que las decisiones del próximo Consejo de Ministros. Y hay una gran diferencia: los dispositivos móviles, que saben más de nosotros que nuestros ministros, están diseñados, programados, regidos, regulados y gobernados por compañías no sometidas, evidentemente, a ningún control democrático o ciudadano. Podría argumentarse que la opción de no votarlos se reduce a no comprarlos o a darse de baja... ¿no?
No tan rápido. En cierto modo, el usuario está atrapado. Se puede cambiar sin mayor complicación de coche o de pantalones, pero hoy es muy difícil cambiar de dirección de correo electrónico o de perfil virtual en una plataforma online. ¿Volver a reunir a todos mis amigos otra vez? ¿Tener que dar mi nuevo correo a todos mis contactos? ¿Cómo voy a hacerlo, si además es ya parte de mi trabajo diario, es la manera que tengo de contactar con mi gente y de estar al día de lo que ocurre en mi entorno?
En el proceso, los usuarios han ido cediendo datos clave a las compañías privadas; datos que están almacenados en lugares que escapan a nuestro control, pero no al de los servicios de inteligencia. El individuo, que se las prometía muy felices con tanta libertad al alcance de su mano, también está atrapado por el descarado control al que se ve sometido gracias a las agencias gubernamentales que hacen uso del big data. Compañías como Apple o Google han hecho un ejercicio de transparencia presentando en público las peticiones de datos del gobierno estadounidense, pero no hay por qué esperar que este patrón de comportamiento se repita. Ni tampoco hay por qué suponer que han enseñado todo. Estas empresas –que son las que recaban los datos de los que luego se sirve la NSA u otras agencias– no responden ante el control democrático de la ciudadanía, sino ante sus propios intereses comerciales.
Claro que en la Guerra Fría del Siglo XXI también hay movimientos hippies que protestan contra los Vietnams de turno: Wikileaks, Anonymous, Edward Snowden, Julian Assange... En lugar de flores y guitarras ahora utilizan herramientas informáticas, generando otra auténtica contracultura, esta vez global, con la careta de Guy Fawkes que popularizó V de Vendetta.
Pero no todo es tan feo. Pese al control al que está sometido el ciudadano, Internet ha sido clave para entender, por ejemplo, todos los movimientos de protesta global de los últimos tiempos. Quizá no tanto en el caso de la Primavera Árabe, donde fue mucho más importante Al Jazeera que Twitter, dado el ínfimo nivel de penetración que tiene en la población de los países árabes; pero las redes sociales han estado enormemente presentes en los movimientos de protesta en la orilla norte del Mediterráneo, de Occupy Wall Street o de las protestas en Estambul, Brasil o Moscú. Aunque hay opiniones para todos los gustos: algunos como Evgeny Morozov –investigador y escritor bielorruso muy crítico con el poder de las redes– dicen que lo que provocan estas plataformas es la desmovilización: cientos de miles de jóvenes que se conforman con tuitear desde su habitación en lugar de salir a las calles a cambiar las cosas.
Entonces, si tanto el empoderamiento individual como la posibilidad de control son un hecho, ¿es Internet nuestro mejor aliado para la transformación y el progreso político y social de la historia o no? ¿Es un espacio abierto que crea sociedades más libres y democráticas? ¿O, por el contrario, es el escenario perfecto para el control político? ¿Son las redes sociales la mejor manera de movilizar a las sociedades o son la mejor manera de tenerlas vigiladas? Lo más probable, parece, es que sea todo a la vez. Dependerá de cómo se utilicen, de la legislación y de la presión que pueda ser capaz de ejercer la ciudadanía sobre los gobiernos.
La brecha de desconfianza que ha provocado la NSA nos ha hecho abrir los ojos. Los ciudadanos desconfían ahora de los gobiernos, aunque lo expresen a través de las redes que sospechan que vigilan. Los propios gobiernos también desconfían entre sí, pese al ¿poco creíble? mensaje de Obama hace pocas semanas diciendo que dejaría de espiar a países amigos. Quizá Internet se balcanice y cada gobierno nacional prefiera implantar redes nacionales cerradas y controladas para no depender de servidores en suelo estadounidense. Podría ser una coartada perfecta para que regímenes autoritarios como China o Rusia continúen levantando murallas contra la libertad que se le presupone a la red, aunque de hecho ya lo hagan. El sueño de un Internet abierto, libre y global se ha contaminado por el espionaje del Club de los Cinco Ojos (Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Canadá y Nueva Zelanda), y una alternativa europea para los sistemas de almacenamiento en la nube –con servidores en suelo europeo, fuera de las garras de la NSA– se empieza a plantear como opción.
En la Guerra Fría del Siglo XXI no hay teléfonos rojos ni agentes malvados con acento ruso y dientes de hierro. Hay gobiernos, multinacionales, empresas y ciudadanos; ciberespionaje, ciberterrorismo, ciberseguridad y ciberguerra. La bipolaridad ya no es ideológica: es libertad contra control o privacidad contra intromisión. Por ahora, parece, estamos en tablas. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Muere el novelista francés con mayores ventas y menos reconocimiento literario

Tomado de RFI

Muere Gérard de Villiers, ‘el novelista de espionaje que sabía demasiado’

Por Alejo Schapire

Las doscientas novelas de su saga “SAS”, que mezclan sexo, geopolítica y violencia, fueron vendidas en millones de ejemplares en todo el planeta. Sus viajes y sus amistades del mundo del espionaje y la diplomacia le permitían ofrecer relatos bien documentados y en muchos casos que anticiparon sucesos históricos. Las portadas de sus obras, donde posaban mujeres con pocas ropas y muchas armas, pueden encontrarse en cualquier estación de tren de Francia.
El novelista Gérard de Villiers falleció este jueves en París a los 83 años de un cáncer de páncreas, “él tipo de muerte que él no hubiese querido”, precisó Christine de Villiers, la última esposa de un hombre que contrajo seis veces matrimonio.

De Villiers acaba de publicar la 200° novela de su saga de espionaje SAS, y probablemente habría preferido un final más exótico, por ejemplo en Afganistán, a donde había viajado con un deambulador a principios de año para juntar material para dos de sus últimas obras. Sin embargo, la muerte lo sorprendió en su inmenso, pero triste y gris, apartamento de la Avenue Foche, a dos pasos del Arco del Triunfo.

En cuanto a su legado literario, jamás será considerado uno de los grandes escritores de Francia, por más de que haya vendido más de 100.000 millones de ejemplares en todo el mundo y sus libros puedan conseguirse en cualquier estación de tren o supermercado de Francia, lejos de la nobleza literaria. Lo suyo era el “pulp fiction thrillers”, como lo definió este año el New York Times, que vio este año en él “al autor de novelas de espionaje que sabía demasiado”.

Su saga comenzó tras la muerte del padre de James Bond, Ian Fleming. En 1965, De Villiers crea a Malko Linge, alias SAS (Su Altesa Serenísima), un austríaco - “a un francés nadie lo hubiese tomado en serio”, le dijo recientemente a Le Monde- que trabaja para la CIA. Héroe de la Guerra Fría primero, y luego de la lucha contra el terrorismo islámico, Malko es un duro de la vieja escuela que conquista siempre a una mujer a la que somete a una rutina sexual bastante repetitiva en escenarios exóticos.

Lejos de la sofisticación de James Bond y de la sutiliza de un John Le Carré, SAS carece de estas pretensiones literarias. Las portadas anuncian todo: invariablemente una mujer con poca ropa y muchas armas, de preferencia kalashnikovs, como las que ornaban el escritorio del autor.

Sin embargo, todos parecen reconocer hoy que era una de las plumas mejor documentadas sobre el mundo del espionaje, gracias a sus contactos en el submundo de las operaciones clandestinas y del terciopelo de la diplomacia, que luego podían reconocerse en las novelas bajo otros nombres. Sus investigaciones lo llevaron a 130 países y en varias ocasiones supo anticipar hechos políticos desde la ficción, como el asesinato del presidente Anuar Al Sadat, un año antes de que se produjera efectivamente el atentado.

Pese al éxito popular, De Villiers se murió sin el reconocimiento literario parisino ni de Hollywood, al que aspiró a conquistar para ver adaptadas sus películas en superproducciones. Es necesario añadir que su perfil no pegaba con el arquetipo del escritor francés contemporáneo. Se autodefinía como “claramente de derecha, liberal, anticomunista, antiislamista, anticomunitarista, antisocialista”… antisemita y racista, agregaban sus detractores. Algo que confirmaba en alguna medida uno de sus mejores amigos, el escritor francés Claude Lanzmann, autor del documental sobre el holocausto “Shoah”. 

jueves, 31 de octubre de 2013

John Kerry reconoce que espionaje EEUU se excedió y es hora de rectificar

Agencias Noticiosas

EE.UU. reconoce que el espionaje ha ido demasiado lejos

"Nos vamos a asegurar de que no pasa de nuevo en el futuro", señaló el secretario de Estado de ese país.


El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo este jueves en una videoconferencia que el espionaje estadounidense ha ido "demasiado lejos", algo que atribuyó a que la política de inteligencia ha estado "en piloto automático".

Kerry hizo estas declaraciones en una conexión por videoconferencia con Londres donde se celebra hasta mañana el Open Government Partnership 2013, sobre gobernabilidad y participación de la sociedad civil.

"No hay duda de que el presidente, yo mismo y otros en el Gobierno estadounidense hemos conocido detalles de actos que han estado sucediendo en piloto automático, porque la tecnología estaba ahí y se ha mantenido a lo largo de un extenso período de tiempo", explicó Kerry.

"En algunos casos, reconozco, como ya ha hecho el presidente (Barack Obama), que estas acciones han llegado demasiado lejos y nos vamos a asegurar de que no pasa de nuevo en el futuro", prometió el jefe de la diplomacia estadounidense.

Kerry reiteró, como ha hecho la Casa Blanca, que la recopilación de datos de inteligencia es clave para luchar contra el terrorismo tanto por el bien de Estados Unidos como para socios que han sufrido ataques terroristas en el pasado, como los del metro de Tokio (20 de marzo de 1995), Londres (7 de julio de 2005) o Madrid (11 de marzo de 2004).

No obstante, las filtraciones desde este verano de Edward Snowden, ex analista externo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE.UU., han revelado que el alcance del espionaje iba mucho más allá y pudo afectar a mandatarios aliados.

Según esas informaciones, los servicios secretos estadounidenses espiaron durante años las comunicaciones telefónicas y en internet de políticos de países aliados en Europa o Latinoamérica, algo que ha elevado las quejas de naciones amigas como Alemania, España o México.

Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Gobierno estadounidense ha ampliado el personal y los recursos tecnológicos dedicados a la inteligencia, así como el marco legal para poder espiar comunicaciones especialmente en el extranjero. 

domingo, 27 de octubre de 2013

EEUU espió llamadas de Merkel por más de 10 años

Tomado de BBC Mundo
 Una fuente cercana a Angela Merkel le dijo a la BBC que la canciller está aterrada 
con la idea de que EE.UU. la espió

EE.UU. espió a Angela Merkel entre 2002 y 2013, según reporte


Estados Unidos espió a la canciller alemana Angela Merkel a través de su celular desde 2002, según un informe publicado por la revista Der Spiegel.

El medio alemán afirma haber visto documentos secretos de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) que muestran el número de Merkel en una lista de 2002, antes de que se convirtiera en canciller.

Su número todavía estaba en una lista de vigilancia en 2013, según la revista.

Mientras Der Spiegel denunciaba el supuesto monitoreo a la canciller alemana, en Washington se realizaban protestas contra el programa de espionaje de la NSA.

Miles de manifestantes marcharon hacia el Capitolio de EE.UU. para exigir un límite en la vigilancia. Algunos de ellos portaban pancartas de apoyo al exanalista de inteligencia Edward Snowden, que reveló el alcance de las actividades de la NSA.

Sin acuerdo de no espionaje

De acuerdo a Der Spiegel, las razones por las cuales EE.UU. monitoreó el teléfono de Merkel no se aclaran en los archivos consultados.
Por ejemplo, es posible que las conversaciones de la canciller hayan sido grabadas o que simplemente sus contactos hayan sido evaluados.

Alemania enviará a sus jefes de inteligencia a Washington la semana entrante para "presionar" una investigación sobre las acusaciones de espionaje, que han desatado la indignación alemana.

El viernes, Alemania y Francia dijeron que quieren que EE.UU. firme un acuerdo de no espionaje al final del año.
Así como hay quejas de interceptaciones ilegales a Merkel, hay demandas que indican que la NSA monitoreó millones de llamadas telefónicas realizadas por ciudadanos alemanes y franceses.

Miles de personas protestaron el sábado en Washington para solicitar límites a la Agencia Nacional de Seguridad.

Detalles de los documentos


Los documentos vistos por Der Spiegel ofrecen más detalles sobre los supuestos objetivos que la NSA tenía identificados dentro de varios gobiernos europeos.

Una unidad llamada Servicio de Recolección Especial, con sede en la embajada de EE.UU. en Pariser Platz, en Berlín, era la responsable de supervisar las comunicaciones en la zona gubernamental de la capital alemana.

Si se llegara a conocer la existencia de estaciones de escucha en las embajadas de EE.UU., esto provocaría "graves daños en las relaciones de EE.UU. con un gobierno extranjero", dicen los documentos, según la revista.

Der Spiegel asegura que los documentos dicen que había unidades similares de monitoreo en 80 lugares del mundo, 19 de ellos en las ciudades europeas.
El gobierno de EE.UU. tuvo una segunda base de espionaje en Alemania en la ciudad de Frankfurt, de acuerdo con el informe de la revista.

Merkel llamó al presidente de EE.UU. el miércoles, cuando escuchó por primera vez sobre las acusaciones de espionaje a su teléfono celular.

El presidente Barack Obama le aseguró a Merkel que no sabía nada del supuesto espionaje a su teléfono, dice la revista, y le pidió disculpas a la canciller.

El escándalo ha causado el mayor conflicto diplomático entre Alemania y EE.UU. del que se tenga memoria, asegura el corresponsal de la BBC en Berlín, Damien McGuinness.

Se dice que Merkel, quien fuera galardonada con la Medalla Presidencial de la Libertad de EE.UU. en 2011, está sorprendida de que Washington pueda haber participado en el tipo de espionaje que tuvo que soportar durante su juventud en la Alemania Oriental comunista. 

martes, 24 de septiembre de 2013

Duro discurso en la ONU de la presidenta brasileña en contra de espionaje EEUU

Agencias Noticiosas  


La presidente de Brasil fue la primera oradora en tre su colegas en el inicio de la 68 Asamblea General de la ONU


Dilma Rousseff dijo en la ONU que EE.UU. "quebró el derecho internacional" con su programa de espionaje

En un duro discurso contra Barack Obama, la presidenta brasileña consideró que Washington violó "los derechos humanos, la libertad civil y la soberanía" de su país


NUEVA YORK.- Sin rodeos ni preámbulos, la presidenta de Brasil,Dilma Rousseff, dedicó sus primeras palabras como oradora en la Asamblea General de la ONU que comenzó esta mañana para denunciar el programa de espionaje diplomático y económico por parte de Estados Unidos en su país, y consideró que Washington "quebró el derecho internacional" y "violó la soberanía" de su país con esas intercepciones.

Rousseff fue la primera oradora del debate, después de la apertura del secretario general, Ban Ki-moon, y del presidente de la sesión, John Ashe. Barack Obama habló después de ella, pero no respondió a sus dichos.

Enfurecida con el espionaje a sus propias comunicaciones, las de de sus asesores y las de la petrolera estatal Petrobras, la presidenta brasileña canceló la semana pasada una visita de Estado a Estados Unidos prevista para fines de octubre.

"Semejante injerencia [a las comunicaciones privadas] es un quebrantamiento del derecho internacional y una afrenta a los principios de las relaciones entre los países, especialmente si son amigos", dijo la mandataria, sobre el programa de espionaje que develó el ex empleado de la CIA, Edward Snowden.
"El ciberespacio no puede ser utilizado o manipulado como arma de guerra a través del espionaje", continuó.
"La soberanía de un país no puede basarse en una acción que sea en detrimento de la soberanía de otro", señaló Dilma, que repitió a lo largo de todo el discurso su enojo ante la violación de la soberanía brasileña.
La presidenta brasileña también criticó las justificaciones de Estados Unidos para el programa de espionaje, al aducir que gracias a él pudieron frenar ataques terroristas en todo el mundo.
"Resulta inaceptable la información que la intercepción sirve para frenar el terrorismo. Es insostenible", dijo.
"Brasil sabe cómo protegerse, lucha contra los grupos terroristas y no los alberga", aseguró. "Vivimos en paz con nuestros vecinos desde hace más de 140 años", agregó.
"Sin derecho a la privacidad no se tiene una real libertad de expresión y de opinión, entonces no hay democracia -continuó Rousseff-. Estamos ante una grave violación de los derechos humanos y las libertades civiles".
Rousseff, que se reunió en forma privada con Obama durante la cumbre del G-20 para hablar de este tema, consideró que el espionaje llevado a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad es "un grave caso de invasión y de recolección de información confidencial y secreta y, sobre todo, una falta de respeto a la soberanía de nuestro países".

REGLAMENTACIÓN

"Brasil presentará una propuesta para establecer un marco civil multilateral para garantizar la eficaz protección de los datos que viajan por Internet. Tenemos que establecer mecanismos multilaterales para la red mundial", adelantó.
CONSEJO DE SEGURIDAD

Rousseff renovó además su reclamo para reformar el Consejo de Seguridad de la ONU, en la cual pretende conseguir un asiento permanente.
En ese sentido, consideró que habrá "una derrota colectiva" si no se produce una reforma para 2015, ya que el organismo mantiene una "limitada representación" que no sirve para afrontar los retos del siglo XXI.
Como ejemplo, Rousseff mencionó la inacción del Consejo ante la guerra civil de Siria, que dura ya dos años y medio, o la "parálisis" ante el conflicto israelo-palestino.
También pidió cambios en el Fondo Monetario Internacional (FMI). "La gobernanza del fondo debe reflejar el peso de los países emergentes", opinó.


domingo, 22 de septiembre de 2013

Guerra cibernética, la próxima guerra mundial ha empezado a librarse

Agencias Noticiosas  

Dilma Rousseff canceló la cita que tenía con Barack Obama el próximo 23 de octubre. Con el gesto Brasil no solo muestra su indignación por el espionaje de la NSA, sino que reafirma su voluntad de ser una potencia global.


El impacto del espionaje estadounidense seguramente será tema obligado la próxima semana durante la Asamblea General de la ONU, en la que también se discutirá sobre el ingreso de Brasil como miembro permanente al Consejo de Seguridad.

Rousseff, la chica superpoderosa


Con su histórico desplante a Washington por las chuzadas de la NSA, Dilma Rousseff deja a Estados Unidos como un tigre de papel y anuncia medidas que pondrían en peligro la unidad de internet en el mundo.


Everything”, dijo enfática y en inglés la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el 5 de septiembre, al exigirle a Estados Unidos que le entregara todo lo que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de ese país sabía de ella tras interceptar sus comunicaciones. Así lo reveló el programa de televisión Fantástico, del canal O Globo. Desde entonces, las relaciones entre el Palacio de Planalto y la Casa Blanca pasan por su peor momento desde 2011, cuando Rousseff llegó al poder. 

El escándalo, motivado por las filtraciones del exagente Edward Snowden, no podía haber salido a la luz en peor momento. En Washington preparaban la visita de Estado de Rousseff, el 23 de octubre, la única agendada este año. Pero Rousseff decidió cancelarle la invitación al hombre más poderoso del mundo, a pesar de que Obama intentó disuadirla con una llamada de último minuto. Un desplante sin precedentes para una ocasión de ese nivel. 

Mientras tanto, el expresidente Lula, exigió a Barack Obama pedir disculpas públicamente, cosa que no va a suceder porque Estados Unidos considera que su programa de espionaje no solo es necesario y estratégico, sino legítimo para salvaguardar sus intereses. 

Ante esta situación, el ministro de Defensa de Brasil, Celso Amorim, viajó la semana pasada a Argentina, en compañía del general José Carlos dos Santos, el director del Centro para la Defensa Cibernética del Ejército, para estrechar la cooperación entre ambos países y enfrentar “la guerra cibernética, porque es la guerra del futuro”, como dijo en Buenos Aires antes de su encuentro con la mandataria Cristina Fernández. 

Como si fuera poco el ministro de Comunicaciones de Brasil, Paulo Bernardo, dijo que estaban contemplando obligar a las compañías prestadoras del servicio de internet a usar servidores locales para garantizar la seguridad de sus comunicaciones. Esto no es tan fácil de lograr técnicamente, pero de conseguirse, abriría una tendencia preocupante a lo que se ha llamado la balcanización de la red, dividida en feudos locales. 

La medida, sin embargo, no convence a los escépticos locales. “El anuncio parece un mero discurso político, nada más. Brasil no puede operar en internet solo con tecnología local. Ni siquiera China puede hacerlo,” dijo a Semana Pedro Doria, columnista de tecnología del diario O Globo.

Internamente, la decisión de Dilma ha sido tan criticada como celebrada. Trascendió que dentro del círculo de asesores que consultó estuvo su publicista de campaña João Santana. Por eso la oposición no tardó en afirmar que el desplante era un cálculo electorero, a un año de las elecciones presidenciales, para mostrarse como una mujer de carácter, luego de que las protestas en junio afectaron duramente su popularidad.

El impacto del espionaje estadounidense seguramente será tema obligado la próxima semana durante la Asamblea General de la ONU, en la que también se discutirá sobre el ingreso de Brasil como miembro permanente al Consejo de Seguridad. Y en ese punto, el respaldo que Obama pueda ofrecerle a Rousseff será decisivo. 

La actitud que tome el presidente norteamericano podría dar la pauta de qué tanto considera un aliado al gigante suramericano. Lo malo es que cualquiera que sea dejará la sensación de que hoy en día Washington ha perdido tanta presencia internacional, que es posible gritarle en la cara al otrora capataz de la región.