Mostrando entradas con la etiqueta Panamá. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Panamá. Mostrar todas las entradas

domingo, 12 de abril de 2015

Seguridad de Evo Morales agrede con arma no letal a periodista en cumbre

AgenciasNoticiosas


 

Seguridad de Evo Morales dispara arma eléctrica a periodista en Panamá


Panamá, 11 abril. Un miembro del dispositivo de seguridad del presidente deBolivia, Evo Morales, atacó hoy con un “taser” (arma eléctrica) a un camarógrafo a la llegada del mandatario boliviano a la última jornada de la histórica VII Cumbre de las Américas.

Un tumulto de periodistas internacionales y nacionales esperaba la llegada de los presidentes americanos al centro de convenciones Atlapa, cuando un miembro del comité de seguridad del mandatario boliviano disparó con una pistola eléctrica a un cámara del canal local Telemetro. 
Momentos previos a la agresión
Inmediatamente, los colegas presentes se echaron encima de él, lo que provocó la intervención del cuerpo de seguridad del recinto.
Las quejas entre los profesionales que cubren la reunión de jefes de Estado se sucedieron en los pasillos de Atlapa y las redes sociales ardieron
 al minuto.
Un jefe de seguridad de recinto tuvo que salir a dar explicaciones del incidente.

Desde primera hora de la mañana, centenares de periodistas hacían largas colas a las puertas del centro de convenciones para superar las estrictas medidas de seguridad.

El viernes, el calor y la humedad, con permiso del histórico apretón de manos entre los presidentes de Cuba y Estados Unidos, fueron los protagonistas en las pausas para tomar café. La meteorología de hoy (domingo 12 de abril) se espera parecida.

Según los organizadores, hay alrededor de 5.000 agentes de seguridad desplegados en la capital panameña y cerca de 2.000 periodistas acreditados.


Las 10 millones de firmas sirvieron para nada en la cumbre

Tomado de RFI

La cumbre de la reconciliación

Por María Carolina Piña

Los presidentes Barack Obama y Raúl Castro sostuvieron en Panamá un diálogo cordial en el que confirmaron su deseo de avanzar en la reconciliación entre Cuba y Estados Unidos, tras más de medio siglo de antagonismos.
Todos los analistas coinciden en que queda mucho por hacer y que la reconciliación total entre los antiguos “mejores enemigos del continente” sólo se conquistará con un esfuerzo sostenido de ambas partes en los meses y años venideros. Sin embargo, la Cumbre de las Américas en Panamá parece haber sentado sólidas bases para lograrla.

Por primera vez en más de 50 años, los presidentes de Estados Unidos y de Cuba intercambiaron un cordial saludo, se sentaron en la misma mesa y discutieron ampliamente sobre el proceso de restablecimiento de sus relaciones bilaterales decidido por ambos. Hace algunos meses nadie habría imaginado una inflexión política tan pronunciada. Pero los archienemigos de ayer mostraron que la decisión de cambiar la historia es firme e irrevocable.

El encuentro entre Estados Unidos y Cuba sella un proceso de acercamiento que ambos países anunciaron sorpresivamente el 17 de diciembre y cierra uno de los episodios más álgidos de la Guerra Fría.

“Ha sido una historia complicada la de nuestros países” admitió Raúl Castro. “Pero estamos dispuestos a avanzar” y a “discutirlo todo”, incluso “los asuntos de derechos humanos”, afirmó el líder cubano, quien por primera vez fue convidado a tomar asiento en este foro regional creado en 1994.

De su lado, Obama se mostró igualmente conciliador. "Esta es obviamente una reunión histórica (...). Después de 50 años de políticas que fracasaron era hora de intentar algo nuevo", dijo antes de entrar al recinto donde habló con Raúl Castro.

El mandatario estadounidense tomó en esta cumbre de Panamá en el camino que ninguno de sus predecesores quiso tomar.

No obstante, quedan muchos escollos por resolver. Cuba exige a Estados Unidos la derogación completa del embargo comercial que desde 1962 asfixia a su economía y recuperar Guantánamo, donde Washington tiene una base naval.

Por su parte, Estados Unidos exige verdaderos avances en temas de derechos humanos en la isla comunista.

Pero más allá de las diferencias que todavía separan a los dos países, esta Cumbre de las Américas en Panamá se desarrolló en el mejor ambiente, aunque de entrada se sabía que no habría documento final.

Eso se debió a las tensas relaciones que sostienen Estados Unidos y Venezuela. En efecto, el presidente Nicolás Maduro hizo planear el temor de que se aguara la fiesta con su diatriba” antiimperialista”, luego de que Obama emitiera un decreto, en marzo, donde declaraba a Venezuela como una amenaza para su seguridad nacional e impusiera sanciones contra siete funcionarios venezolanos.

Sin embargo, Maduro sorprendió con una declaración dirigida a su par estadounidense: “Yo le tiendo mi mano para resolver los asuntos” entre Estados Unidos y Venezuela, aunque le solicitó la derogación del decreto “desproporcionado”.

Los principales aliados de Venezuela en la región, Argentina, Bolivia y Ecuador mostraron su apoyo incondicional a Caracas.
La próxima Cumbre de las Américas se celebrará en una fecha por definir, en Lima. La de Panamá cerró sus puertas entre aplausos y elogios. 


sábado, 11 de abril de 2015

Expectation, curiosity and symbolism around the meeting in Panama between Obama and Raul Castro

Taken from The New York Times
PANAMA CITY, Panama President Obama and President Raúl Castro of Cuba shook hands here on Friday night, and American officials said they would hold discussions on Saturday during a gathering of regional leaders, in the first full-fledged meeting between presidents of the United States and Cuba in more than a half-century.

The expected encounter was not on Mr. Obama’s official schedule, but it held deep significance for the regional meeting, as the president’s move to ease tensions with Cuba has overshadowed the official agenda.

Mr. Obama is nearing a decision on removing Cuba’s three-decade-old designation as a state sponsor of terrorism, citing progress in the effort to re-establish diplomatic ties after half a century of hostilities.

He spoke by telephone with Mr. Castro before the gathering, and on Thursday, Secretary of State John Kerry met with Bruno Rodríguez, the Cuban foreign minister — the highest-level session between the governments in more than 50 years — to lay the groundwork for the advancing reconciliation. The much-anticipated handshake on Friday night came as leaders gathered for a welcome dinner, where Mr. Obama and Mr. Castro were seated at the same table, separated by two other people.

Before the official start of the summit meeting, Mr. Obama spoke at a civil society forum. “As we move toward the process of normalization, we’ll have our differences government-to-government with Cuba on many issues, just as we differ at times with other nations within the Americas,” he said. “There’s nothing wrong with that, but I’m here to say that when we do speak out, we’re going to do so because the United States of America does believe, and will always stand for, a certain set of universal values.”

The president rushed through a packed schedule on Friday as the summit meeting got underway, beginning his day with a tour of the Panama Canal.

At a forum with business executives Mr. Obama promoted a $1 billion investment package he has proposed for Central America in an effort to address the causes of the surge of immigrants across America’s southern border last summer. “The more we see our economies as mutually dependent rather than a zero-sum game, I think the more successful all of us will be,” he said.

Mr. Obama made it clear that he still had human rights concerns and was determined to discuss them openly. He held a lengthy meeting with civil society leaders from 12 other countries, including two from Cuba, after a speech at the forum in which he referred to the American civil rights and gay rights movements and to people who opposed apartheid in South Africa and Communism in the Soviet Union.

“Civil society is the conscience of our countries,” he said.

Cuba is attending the Summit of the Americas for the first time since the meeting’s inception in 1994. As senior Cuban and American officials spoke, people representing pro- and anti-Cuban government groups clashed for the third straight day on the sidelines, drawing a contrast with the diplomatic warming.

Hours before Mr. Obama arrived to address the civil society forum at a hotel here, members of groups sent by the Cuban government tried to block access to dissidents, calling them mercenaries who did not speak for Cuba.

At one point, amid angry chanting by the various groups, one of Cuba’s best-known government opponents, Guillermo Farinas, was jostled and manhandled as he tried to pass through a crowd of pro-Castro demonstrators. 

“These aren’t really dissidents, they aren’t really interested in democracy and human rights,” Patricia Flechilla, a Cuban student and delegate at the summit meeting, told reporters, going on to repeat a familiar complaint from the Cuban government that opponents are paid and propped up by foreign governments, namely the United States. 

The fracas interrupted the work of the forum, made up of nongovernmental groups from across the hemisphere, to produce a statement directed at the region’s leaders.

Later, before Mr. Obama arrived, scores of people waving Cuban flags and chanting “Long Live Fidel, Long Live Raúl” gathered outside the hotel. 

Santiago Canton, executive director of RFK Partners for Human Rights at the Robert F. Kennedy Center for Justice and Human Rights, said the presence of Cuba at the summit meeting would inevitably lead to discord that only highlighted the lack of democracy and human rights on the island. “People were sent by the Cuban government to disrupt everything going on, and they are doing that well,” he said after observing the clash. “Human rights and democracy are weak points on the Cuban side.” 

Representatives of the Cuban delegation said they would withdraw from the civil society forum rather than “share space with mercenaries.”

Expectación, morbo y simbolismos alrededor del encuentro en Panamá entre Obama y Raúl Castro

Tomado de El País
Obama y Castro dejan atrás el conflicto que dividió América
Washington y La Habana preparan para el sábado la primera reunión de presidentes desde antes de la revolución

Por Marc Bassets

Un saludo entre Barack Obama y Raúl Castro, al inicio de la VII Cumbre de las Américas, dio esta noche la primera señal del deshielo entre EE UU y Cuba, adversarios desde hace más de medio siglo. La reunión prevista para el sábado entre ambos presidentes, más prolongada y sustantiva que el primer encuentro, debe certificar que la reconciliación es irreversible.

Obama y Castro se reunirán en los márgenes de la VII Cumbre de las Américas, que ha comenzado este viernes y terminará el sábado en Panamá. La reunión, precedida de una cuidada coreografía destinada a preparar la foto de la reconciliación, es la primera entre dos mandatarios de Cuba y EE UU desde que en 1956 Dwight Eisenhower y Fulgencio Batista se reunieron, también en Panamá.

Después llegaron la revolución castrista, la invasión fallida de exiliados cubanos, la crisis de los misiles y décadas de confrontación y resentimientos entre el régimen castrista y la superpotencia mundial. El Muro de Berlín cayó en 1989, pero la Guerra Fría en el Caribe ha perdurado un cuarto de siglo más, hasta que el 17 de diciembre pasado Obama y Castro anunciaron el fin de la enemistadcon vistas al restablecimiento de las relaciones diplomáticas y, en última instancia, del levantamiento del embargo a la isla.

No hay política ni diplomacia sin gestos. La Cumbre de las Américas, la primera en la que Cuba participa desde que este foro empezó a celebrarse en 1994, es la ocasión para que Obama y Castro hablen con tiempo y para que los fotógrafos y camarógrafos fijen para los libros de historia un proceso en el que ambos líderes se juegan el legado.

 “Entramos en un nuevo territorio”, dijo Ben Rhodes, consejero de seguridad nacional adjunto en la Casa Blanca. “El motivo por el que hemos llegado aquí es que el presidente cree que el enfoque basado en el aislamiento (...) ha fracasado”. Fidel Castro y su hermano, Raúl, han sobrevivido a 10 presidentes de EE UU; décadas de medidas punitivas no han logrado cambiar a una de las últimas dictaduras comunistas del mundo.

Las horas previas al inicio de la cumbre fueron un intenso sprint de mensajes, reuniones y gestos destinados a evitar que se estropease la escenificación del deshielo. El miércoles, antes de volar a Panamá, Obama y Castro hablaron por teléfono. Era su segunda conversación: la primera, más extensa, se desarrolló el 16 de diciembre pasado, horas antes del anuncio de la nueva política.
El jueves por la noche, ya en Panamá, el secretario de Estado John Kerry se reunió con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez. Era la primera reunión oficial entre los jefes de las diplomacias estadounidense y cubana desde la que mantuvieron, en 1958, John Foster Dulles y Gonzalo Güell.

Todas las comparaciones, en cada paso de la normalización entre Washington y La Habana, remiten a antecedentes de hace décadas. Cuando, en un encuentro con la prensa, un periodista preguntó a Rhodes si la reunión de Panamá era equiparable a reuniones anteriores, como la de Eisenhower y Batista o la del entonces vicepresidente Richard Nixon con Fidel Castro, en 1959, el asesor de Obama respondió: “Me parece una comparación adecuada”.

La de Panamá es la primera reunión, pero no la primera vez que dos líderes estadounidense y cubano se saludan desde el encuentro de Eisenhower y Batista, cuando Obama no había nacido y Raúl Castro era un joven revolucionario a la sombra de su hermano Fidel. Bill Clinton y Fidel Castro se vieron brevemente durante una reunión de la ONU en Nueva York, en el año 2000. Y los propios Obama y Castro se saludaron durante unos segundos en Johannesburgo en 2013, durante los funerales de Nelson Mandela, el héroe de la reconciliación sudafricana.

La de Panamá es la primera reunión, pero no la primera vez que dos líderes estadounidense y cubano se saludan
Una de las incógnitas en vísperas de la cumbre era si Obama anunciaría la retirada de Cuba de la lista de Estados que patrocinan el terrorismo. EE UU la incluyó en la lista en 1982, durante la presidencia de Ronald Reagan. La Administración Obama ha concluido que ya existen pocos motivos para mantener esta política. Todo está a punto para que Obama proponga la retirada de la lista, un gesto con un enorme potencial simbólico . El embargo, cuyo levantamiento definitivo depende del Congreso de EE UU, sigue en pie.

Toda cumbre internacional tiene mucho de teatro y dramatización, y una de las tramas paralelas es el anuncio de la retirada de la lista. Podría aprovechar para hacerlo en la reunión con Castro o esperar unos días. El siguiente paso, también cargado de simbolismo, será la reapertura de las embajadas. Las relaciones diplomáticas se interrumpieron en 1961.

En la coreografía de Panamá han sonado notas discordantes. EE UU ha desplegado sus esfuerzos, con una visita a Caracas de un emisario de Obama, para evitar que Venezuela arruinase la armonía. Y el acoso, durante actos previos a la cumbre, de disidentes cubanos por parte de activistas adscritos al régimen, ha revelado que para Cuba una cosa es el diálogo con EE UU y otra el diálogo con su oposición interna.

La Casa Blanca y el Departamento de Estado condenaron el viernes los actos violentos contra la oposición. Y en Panamá Obama ha coincidido con miembros de la disidencia en un acto de la sociedad civil latinoamericana.

La democratización de Cuba puede ser la consecuencia final de su apertura a EE UU, pero no figura entre los objetivos inmediatos de Obama, como tampoco figuraba entre los objetivos de Nixon cuando viajó a Pekín para reunirse con Mao Zedong en 1972, otra comparación que se escucha estos días.

“Estamos comprometidos con el establecimiento de relaciones diplomáticas, no con el cambio de régimen”, dijo Rhodes. “Estados Unidos no está en el negocio de derrocar gobiernos en América Latina”. Para Washington, el giro en la política cubana también es un giro en la política latinoamericana.


domingo, 14 de septiembre de 2014

A pocos días del referendo para recuperar su independencia Escocia recuerda que la perdió en Centroamérica

Tomado de BBC Mundo


El rincón de Centroamérica donde Escocia perdió su independencia


A finales del siglo XVII Escocia intentó establecer una colonia comercial en la costa de Centroamérica. El fracaso de la aventura fue una de las razones de su unión con Inglaterra.

"Ahí está Puerto Escocés", anuncia el lanchero y poco después se abre ante nosotros una profunda bahía que se recorta contra el litoral caribe panameño.

Hace poco más de dos horas que zarpamos de Puerto Obaldía, cerca de la frontera con Colombia, pero de pronto se siente como si además de haber recorrido 30 kilómetros por mar también hubiéramos viajado en el tiempo.


Estamos justo en el lugar donde hace más de 300 años naufragaron los sueños coloniales de una Escocia independiente.

Y en esta remota y deshabitada zona el paisaje probablemente sigue siendo muy similar al que en 1698 contemplaron los primeros 1.200 colonos escoceses que intentaron establecerse en estas inhóspitas tierras.

Una densa vegetación cubre las lejanas montañas, la tupida selva tropical llega hasta el borde mismo del agua y, como corresponde a una región en la que llueve durante la mayor parte del año, el cielo permanece cubierto.

Pero quiero pensar que hace 300 años, al final de su viaje de 8.230 kilómetros por el Atlántico, los tripulantes de los cinco barcos que zarparon de los muelles de Leith con rumbo a Panamá, también vieron aquí las oportunidades que habían venido a buscar a Centroamérica.

Un Edimburgo tropical

 


Su objetivo era establecer una colonia que potenciara el comercio entre el ambicioso reino de Escocia y el Nuevo Mundo.

A primera vista, el lugar elegido parece inmejorable: una bahía fácil de proteger, con abundante agua potable y capacidad para albergar "mil barcos", en el mero corazón de América.

Trágicamente, nueve meses después de su llegada la gran mayoría de los habitantes de lo que estaba llamado a ser Nuevo Edimburgo ya estaban muertos.

Y pocos años más tarde, una nación prácticamente en quiebra por culpa del llamado "desastre del Darién" terminaría aceptando unirse con el reino de Inglaterra.

Así nació el Reino Unido de la Gran Bretaña y Escocia perdió su independencia.

Enfermedades y enfrentamientos

 

Hace calor y la tupida selva aquí no tarda nada en reclamar para sí cada centímetro de terreno.

Pero abriéndonos camino a machetazos, intentamos encontrar algún vestigio de la breve presencia escocesa en este pedazo del territorio panameño.

Es historia vieja, pero puede ayudar a iluminar las discusiones sobre el referendo que el próximo 18 de septiembre le permitirá a los escoceses decidir si quieren seguir siendo parte de Reino Unido o volver a ser independientes.


Ya casi no quedan vestigios de la breve presencia escocesa en estas tierras. En algún lugar de la selva deben estar los restos de los colonos muertos, pero estos no han podido ser encontrados.

Un viejo canal defensivo, excavado entre los corales, confirma que estamos en el lugar correcto.

Los viejos mapas sugieren que estamos cerca de lo que fue Fort Saint Andrew (Fuerte de San Andrés), la primera de las edificaciones construida por los escoceses.

No obstante, incluso con la ayuda de Nacho, nuestro guía kuna, tardamos un buen rato en encontrar el pequeño canal que confirma que estamos en el lugar correcto.

Excavado entre los corales, lo recto de sus líneas deja en claro que no se trata de un accidente natural sino de una construcción humana: era una trinchera que buscaba facilitar la defensa del fuerte.

La estructura, sin embargo, resultó completamente inútil frente a los enemigos más implacables de los colonos escoceses: la malaria y la fiebre amarilla que empezaron a diezmarlos incluso antes de tocar tierra.

Riqueza perdida

 

Luego los ataques de los españoles, poco dispuestos a aceptar una colonia rival a medio camino entre Panamá y Cartagena, terminaron haciendo el resto.



El sueño colonial escocés naufragó en las playas panameñas.

Al rápido fracaso de la aventura ciertamente también contribuyó la decisión de Inglaterra de prohibirle a sus colonias cualquier tipo de asistencia para los desafortunados escoceses.


La aventura fue financiada con contribuciones de miles de ciudadanos.

Ignorantes del trágico destino de sus compatriotas, una segunda flota partió de Leith en 1699, pero a su llegada al Darién solamente encontró las ruinas del sueño colonial en el que habían invertido su fortuna instituciones públicas, corporaciones municipales, miembros del parlamento, terratenientes acomodados y miles de escoceses "comunes y corrientes".

De hecho, se estima que entre un cuarto y la mitad de toda la riqueza de Escocia se gastó –y perdió– en la fugaz aventura panameña.

La compensación de esos inversionistas fue una de las condiciones para la unión con Inglaterra, hasta el punto que la suma que Londres se comprometió a facilitar para ese propósito –el denominado "precio de Escocia"– quedó claramente establecida en el Tratado de Unión suscrito por ambas naciones en 1707.

La importancia del pasado

 


Los jefes kuna de la vecina isla de Caledonia se ríen cuando les cuento la historia de la fallida colonia y el alto costo pagado por los escoceses.

No me lo dicen abiertamente, pero está claro que creen que se lo merecían, por haber llegado sin invitación a sus tierras.
Todavía hoy, el pueblo kuna controla celosamente el acceso al territorio de la Comarca Gunayala (antes San Blas), por lo que antes de desembarcar en la bahía navegamos hasta acá en busca de su permiso.

La vecina comunidad de Caledonia es una de varias comuniades Kuna que reclaman jurisdicción sobre Puerto Inabaginya.

El nombre de esta isla, Caledonia, es una herencia del paso de los escoceses.

Escuchamos además el relato de lo que los ancianos jefes de la comunidad –los sailas– recuerdan acerca de la llegada de los colonizadores extranjeros.


"La historia está un poco olvidada, pero ya es parte de la mitología kuna. Y recordamos, porque durante años nuestros ancestros así nos lo han contado, que los hombre blancos llegaron a estas tierras hace mucho tiempo, buscando oro", le explica a la BBC el saila Leónidas Pérez.

"También sabemos que hubo muchas batallas y numerosos barcos se hundieron en esa bahía. Nuestros antepasados, asustados, huyeron hacia las montañas", cuenta.

Ni el recuerdo

 


Para recordar el vínculo con la historia de Escocia, sin embargo, además de estos recuerdos y el pequeño canal, prácticamente no queda más que el nombre de esta isla: Caledonia, el mismo con el que bautizaron los romanos a las tierras escocesas.

Porque, hace tres años, el nombre de Puerto Escocés fue enviado, por decreto oficial, al mundo de los viejos mapas y los recuerdos.

En agosto de 2011, la vecina bahía fue rebautizada por el congreso de Panamá como Puerto Inabaginya, en homenaje al desaparecido líder kuna que, según la leyenda, a inicios del siglo pasado se encargó de limpiarla del trágico recuerdo de los escoceses.

Cabañas kunas cerca de donde debía estar Nueva Edimburgo.

Protectores a ultranza de su territorio, los kunas viven de la agricultura y la pesca, pero empiezan a abrirse al turismo.

Y donde estaba supuesta a alzarse Nueva Edimburgo, los kunas ahora mantienen un campamento temporal y algunas plantaciones de plátanos y cocoteros.

Para no repetir la historia

 


Allende los mares, por su parte, el debate en torno a la posible independencia escocesa ha reavivado el interés sobre el "desastre".


En la tradición oral, mantenida viva por los sailas, quedan algunos recuerdos del paso de los escoceses.

Para algunos, la aventura del Darién es un ejemplo de los riesgos que la pequeña Escocia puede encontrar si insiste en tratar de golpear "por encima de su propio peso".


Para otros, es un ejemplo más de que, en caso de conflicto, Londres siempre pondrá los intereses de su miembro más poderoso por encima de los del resto, como cuando hace más de trescientos años el rey inglés ordenó que las colonias británicas no ayudaran a los sufridos colonos escoceses "ni siquiera con un barril de agua limpia".

Una medida que contribuyó a que en esta playa de Panamá, Escocia perdiera hace tres siglos su independencia.

Temas relacionados: