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sábado, 9 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CONFESION SOBRE MACHISMO PROFESIONAL


Estando en el Hospital de Niños Benjamín Bloom, allá por el año 1996, y perteneciendo a la Sociedad de Pediatría de El Salvador, por ser la única “Psiquiatra Pediatra” que reunía los requisitos para dicha asociación, se me encomendó, como requisito de incorporación de médico, realizar una investigación. La tarea no fue fácil, pues no contaba con muchos recursos ni económicos ni humanos, aunque debo confesar que sí conté con la ayuda de un psicólogo, y de mi esposo, para hacer las revisiones bibliográficas, armar las encuestas, hacer estadísticas, etc.

Las encuestas las llevé a cabo solita, ya que era la única que tenía derecho de entrar al hospital. La investigación se tituló: EVALUACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y MANEJO SOBRE PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN EL HOSPITAL NACIONAL DE NIÑOS BENJAMÍN BLOOM. DEMANDAS EXISTENTES EN EL MISMO. RESULTADOS EXTRAPOLABLES AL MEDIO HOSPITALARIO PUBLICO SALVADOREÑO, Y A LA POBLACIÓN SALVADOREÑA, EN GENERAL.

Fueron tan relevantes los datos obtenidos que se me ocurrió llevarla a la Organización Panamericana de la Salud, que es subsidiaria de la Organización Mundial de la Salud. Debido a su interés, conclusiones y recomendaciones para mejorar la Salud Mental de los centros hospitalarios y en el país en general, la OPS me concedió el honor de publicarla, convirtiéndola así en LA PRIMERA INVESTIGACIÓN SOBRE SALUD MENTAL LLEVADA A CABO EN EL SALVADOR, EN SER PUBLICADA POR LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD (O.P.S.).

Se realizó una gran tirada de ellas, en bello papel y con bellas cubiertas. Yo estaba feliz; no tanto por mi éxito, sino por lo que representaba como punto de partida para mejorar la situación de la salud mental. Se me encomendó ayudar a coordinar la entrega de las mismas al Ministro de Sanidad de esa época, a las autoridades del Hospital Bloom y a los miembros de la Junta Directiva de la Sociedad de Pediatría.

Desgraciadamente, y debido a la falta de respuesta e indiferencia de todos ellos, me notificaron que ya no había espacio en las bodegas de la institución, y que debía recoger el material.

Sin desmayar, eso hice y me dediqué a distribuirlas en forma personal a ministerios, organizaciones, y a quien pude. Fueron contados con los dedos de una mano los que acusaron haberlas recibido, incluida nuestra querida Facultad de Medicina de la Universidad Nacional. 

Aún deseando publicitar más la investigación, y también con cierta frustración por alguna felicitación adeudada, me presenté a las oficinas del Hospital Bloom y de la Sociedad de Pediatría para pedirles que publicaran alguna felicitación en algún rotativo, como suelen hacer en caso de otros colegas. Ante las negativas, decidí "apretarme el cinturón" y pagar mi propia felicitación avalada con el permiso de decir que provenía del Hospital.

Algunos me felicitaron, pero muchos se burlaron de que mi felicitación había sido autofinanciada. Ahora, cuando han pasado veinte años de aquello, tengo el valor y el deseo de contarlo y no siento vergüenza de lo que hice; más bien mi vergüenza es ajena y dirigida a todas las entidades que me dieron la espalda por el nulo interés que existía en la salud mental, por ser el éxito de alguien recién llegado, y, sobre todo, por venir de una mujer.
Si volviera a nacer lo volvería a hacer. Lo cuento para que las mujeres recapaciten sobre la situación de machismo imperante en el país, que llega a descalificar a buenos profesionales simplemente por ser “del sexo equivocado”. Ahora que las mujeres empiezan a contar sus abusos; ahora que aun en política somos minoría y descalificadas, valga esta narración para exhortar a todas las mujeres a unirnos, a no criticar a otras mujeres y empoderar nuestras fuerzas, desde donde quiera que estemos: Hogar, escuela, en la política, profesionales en general, a apoyarnos y a no descalificarnos. SOLO LA UNION HACE LA FUERZA.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 26 de marzo de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: APRENDER DE LOS ERRORES



Esto es algo que suena bonito, y que todos hemos escuchado infinidad de veces, pero que no tan fácilmente llevamos a la práctica, y menos aún en esta vida moderna en que el error está tan mal visto y tan penalizado, porque viene a ser sinónimo de fracaso. Si de los errores se aprende, y si equivocarse es de humanos, y todos somos humanos, ¿Por qué están los errores tan mal vistos? Pues por esa mentalidad tan cortoplacista que impera últimamente. Siempre se buscan resultados, éxitos inmediatos, como si éstos fueran posibles por arte de magia; y un error, desde ese punto de vista, supone un fracaso.

El resultado de todo ello es muy negativo desde varios puntos de vista. En primer lugar porque tratar el error como un fracaso, de algún modo le da una connotación negativa definitiva, de forma que no deja mucho espacio para el análisis, la rectificación, la continuidad, y el crecimiento, sino que más bien pone un punto y aparte en la situación o en el individuo, y los margina. También porque genera en el individuo una tensión y una caída en su autoestima, al sentirse responsable de un fracaso. El individuo pierde el estímulo por analizar el error para aprender de él.

En tercer lugar, porque nos hace cada vez más falsos e hipócritas. Si nos cuesta reconocer un simple error, reconocer un fracaso resulta inaceptable, por lo que nuestros esfuerzos irán dirigidos más a enmascarar el supuesto fracaso que a corregir el error, y, sobre todo, que a aprender de él, porque ¿Cómo vamos a aprender de algo que no queremos ver? Más aún, en ese intento por enmascararlo, alteraremos situaciones paralelas, culparemos a otros, y generaremos enredadas situaciones que concentrarán nuestra atención y la de otros más que otras cosas mucho más importantes, con lo que no solo no avanzaremos por no aprender de los errores, sino por dedicar nuestro esfuerzo a taparlos.

En una sociedad en la que está tan de moda presumir de excelencia, el resultado de todo ello es que gran parte de los individuos de esta sociedad son perpetuos mediocres disfrazados de excelencia. Resulta sorprendente que en una sociedad con tanta excelencia haya tantas cosas que funcionen tan mal. Analizar si el problema está en la cultura social que condiciona a sus individuos, o está dentro de ellos mismos, que son los que forman la sociedad y su cultura, es entrar en un círculo vicioso indescifrable.

Sin embargo, es necesario romperlo y salir de él con la conciencia de que error no es fracaso; al contrario, error es oportunidad de aprender a través de su análisis; error es experiencia acumulada. Y aprendizaje y experiencia forman parte del camino al éxito. El error es parte del éxito. Nadie que conozca el éxito puede decir que no ha cometido errores; al contrario, desde la tranquilidad de su posición de éxito más fácilmente reconocen que en su camino ha habido multitud de errores; errores que fueron asumidos y que se convirtieron en lecciones de lo que no debían hacer. 
Es necesario eliminar la injerencia externa en el juicio de un error, de la misma forma que el niño que aprende a caminar lo hace de forma natural después de caerse y golpearse al menos unas cuantas veces sin que nadie le juzgue de inútil y fracasado por ello; al contrario, se le alienta a seguir intentándolo. Pero claro, equivocarse y aprender de los errores es un proceso que toma un tiempo, y que frecuentemente requiere de una inversión, y ello no encaja bien en la visión actual del resultado inmediato con la mínima inversión, que se ha convertido en el objetivo de esta sociedad. Más pronto que tarde nos daremos cuenta de que la penalización y condena del error es, precisamente, el mayor error que se puede cometer.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 27 de febrero de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: MENORES ACOSADORES



       Recientemente publicaba un blog sobre el acoso escolar, en el que llamaba la atención de padres e instituciones educativas por la forma en cómo se manejan tales situaciones de acoso, convirtiendo al acosado no solo en víctima del problema, sino también en víctima de la solución, mientras que la verdadera raíz del problema, el acosador, suele quedar impune, y hasta victorioso. Y mientras esto sea así, el problema no parará de crecer.

Es necesario crear mecanismos en las instituciones educativas para prevenir estas situaciones y para detectarlas en forma temprana, porque continuamente suceden infinidad de ellas que, o pasan desapercibidas, o no se toman en serio hasta que el caso se vuelve extremadamente grave. Es como no prestar atención a alguien que va por ahí apuntando a la gente con una pistola hasta que ya mató a alguien. Pero sobre todo, es necesario crear conciencia en los propios padres sobre la gravedad del problema, pero no en el sentido de la gravedad de la situación del acosado, sino en la gravedad del problema que tiene el acosador, y del daño que causa, de modo que los padres no sólo se pregunten si su hijo será víctima de acoso, sino si su hijo será un acosador.

E insisto en que la conciencia de los padres es fundamental, y no solo porque es un claro problema educativo de valores, que es responsabilidad de los padres, sino porque frecuentemente sucede que la actitud de los padres tiende a atar de manos a los centros educativos y a inhibirlos de hacer lo que deberían hacer, y también porque esos padres tienen entre sus manos un pequeño delincuente escolar y un potencial futuro delincuente social, maltratador o acosador laboral, o maltratador doméstico. Si los síntomas que ya son graves siendo menor de edad no se atajan a tiempo, muy difícilmente se podrán frenar en la vida de adulto.

Aunque no es fácil establecer un perfil típico del acosador escolar, hay ciertos patrones que tienden a repetirse en casi todos ellos. Suelen tener liderazgo, aunque lo apliquen en forma negativa; suelen tener cierta gracia social, ser lo que llaman “populares” y arrastran sus seguidores, de quienes tiene su reconocimiento; pero carecen de empatía y de razonamiento moral. Tienen afán de protagonismo, pero suelen carecer de habilidades que les hagan sobresalir, y si las tienen no creen en ellas, normalmente por baja autoestima. Básicamente, el liderazgo que muestran, y en el que creen, es el basado en la fuerza, el dominio y la sumisión.

Suelen ser impulsivos, faltos de límites, y con muy baja tolerancia a la frustración. Suelen ser prepotentes y mostrar falta de respeto hacia las normas y dificultad en la relación con las figuras de autoridad. No tienen pensamiento autocrítico ni remordimiento o sentimiento de culpabilidad; más bien al contrario, el daño provocado les fomenta sensación de victoria. Curiosamente, los acosadores no suelen pertenecer a las clases sociales más desfavorecidas; al contrario, la conciencia de pertenecer a una familia bien posicionada económica y socialmente con respecto al entorno les crea una errónea autoestima, una sensación de superioridad que alimenta esa prepotencia.

¿Por qué lo hacen? No hay una respuesta única. Las circunstancias que llevan a un menor a actuar de esta manera pueden ser múltiples, pero en todas y cada una de ellas se refleja una falta de control por parte de los padres, y ello es también la razón por la que los padres difícilmente aceptan que su hijo ser un acosador. Pueden hacerlo simplemente porque han encontrado en la burla una forma de diversión y no son conscientes del daño que hacen. Estos son los casos con mejor pronóstico.
Otros lo hacen como una forma de trasladar a los demás algún tipo de situación de maltrato o deficiencia educativa en casa, o bien como una forma de reaccionar ante una sensación de fracaso, aunque no haya una situación de fracaso tangible; simplemente sentirse fuera de lugar en la vida. En cualquier caso, es un claro síntoma de baja autoestima. Una persona con buena autoestima no acosa. En el peor de los casos puede tratarse de pequeños psicópatas, que simplemente, disfrutan haciendo daño solo porque sí.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
 Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 




lunes, 17 de noviembre de 2014

Ingeniero de Google demuestra científicamente el secreto de la felicidad

Tomado de BBC Mundo

Un reciente análisis de 209 estudios encontró que la meditación y la conciencia plena contribuyen en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el estrés.

El ingeniero de Google que enseña la felicidad en tres pasos

En las entrañas del gigante tecnológico Google hay un empleado que tiene una tarea inusual: hacer más feliz a la gente y llevar más paz al mundo.

Por David G Allan

Hace unos años Chade-Meng Chen, uno de los primeros ingenieros contratados por la firma en Mountain View, California, notó que muchos de sus colegas se sentían agobiados y descontentos en la oficina.

Meng convenció a sus jefes de crear y encargarse de un curso que le enseñara a los empleados técnicas de mindfulness, o concienciación plena, para mejorar la inteligencia emocional e impulsar el bienestar.

En un guiño a su compañía, el gigante de las búsquedas, lo llamó "Busca en tu interior", un nombre ciertamente cursi que es también el título del libro que escribió sobre el tema.

Cuando este año asistí al festival South by Southwest Interactive (SXSW) en Austin, Texas, me llamó la atención una ponencia suya titulada: "Conviértete en la persona más feliz de la Tierra".

En un salón abarrotado Meng aseguró que nos enseñaría el secreto de la felicidad "científicamente demostrado" en tres fáciles pasos.

Quedé fascinado por la charla, pero naturalmente escéptico. Así que en las semanas siguientes, decidí probar sus consejos.

También observé más de cerca los argumentos científicos que, según él, respaldan sus técnicas.

Primer paso: "Calma tu mente"

Para introducir su primera recomendación, Meng presentó un corto ejercicio colectivo de respiración.

Meng propone encontrar formas sencillas de tomar pausas durante el día y de ser conscientes de nuestra respiración. "Si resulta demasiado difícil, entonces no pienses en nada por un momento", bromeó.

Un estudio de 2006 encontró que quienes anotaban sus experiencias positivas en un diario manifestaban mayores sentimientos de satisfacción con la vida.

En su libro abunda en más detalle, concentrándose en lo que es la meditación y cómo comenzar a practicarla.

Y cita un estudio hecho por Jon Kabat-Zinn, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, en el que se reportó que la conciencia plena reduce la ansiedad.

Meng no es el único que sugiere que la meditación y la conciencia plena son buenas para nuestra salud mental.

Un reciente análisis de 209 estudios encontró que contribuyen en el tratamiento de la depresión, la ansiedad y el estrés.

Algunos investigadores incluso aseguran que la reducción del estrés, prometida por la meditación, podría ayudar a reducir los efectos del envejecimiento.

Aquí es necesario destacar que enfrentar la depresión y la ansiedad no es necesariamente lo mismo que impulsar la felicidad.

Aun así, la primera recomendación de Meng parece tener cada vez más asidero científico.

Segundo paso: "Lleva un registro de momentos alegres"

Simplemente, mientras degustas un buen café, te ríes del chiste de un amigo o compras la camisa que querías, dite a tí mismo: "¡Tengo un momento de alegría!.

Cuando nos pasan cosas negativas tenemos la tendencia de aferrarnos a ellas, mientras que las buenas son más rápidas y efímeras.

Las cosas buenas parecen tener una duración más efímera que las malas.

Meng sostiene que al reconocer conscientemente las buenas, aumentamos las probabilidades de hacer un balance positivo y concluir que fue un día feliz.

Intuitivamente, es una hipótesis que tiene sentido.

Todos podemos identificarnos con el poder de un solo incidente, así sea breve, que nos echa a perder todo el día, pero rara vez lo contrario parece ser verdad.

Recientes estudios han intentado explorar este efecto. Uno, hecho por la especialista en psicología positiva Barbara Fredrickson, indicó que necesitamos una proporción de 3 a 1 de pensamientos positivos sobre negativos para liberar nuestras mentes.

Sin embargo, ese estudio en particular generó controversia, ya que algunos investigadores cuestionaron la validez de sus aseveraciones matemáticas.

Pero otro, hecho en 2006, encontró que quienes anotaban sus experiencias positivas en un diario manifestaban mayores sentimientos de satisfacción con la vida.

Tercer paso: "Deséale felicidad a otras personas"

Según Meng, los pensamientos altruistas nos benefician porque dar nos proporciona una gran alegría, incluso más que recibir.

El campo de la “psicología positiva” apenas tiene dos décadas de historia.

Elocuentemente, Meng argumenta la necesidad de mostrar más compasión en nuestras vidas, pero solo cita un estudio para respaldar su afirmación de que "la generosidad es una fuente sostenible de felicidad".

En su libro "La Felicidad: Una muy breve introducción", el filósofo Daniel Haybron respalda la postura de Meng citando especialmente al psicólogo Michael Argyle.

Para Argyle "solo bailar genera 'niveles de alegría' superiores que hacer actividades voluntarias o benéficas".

Fredrickson también estudió los beneficios de una forma de meditación que contempla pensamientos positivos sobre los demás.

Solo bailar genera ‘niveles de alegría’ superiores que hacer actividades voluntarias o benéficas
Michael Argyle, psicólogo

Le pidió a la gente poner en práctica la técnica diariamente durante varias semanas y muchas personas dijeron sentirse más alegres y optimistas.

Sin embargo, aún estamos lejos de concluir que solo pensar bien sobre los demás es suficiente.

Nos estaríamos engañando si creemos que desearle a otro la felicidad es lo mismo que hacer algo en concreto, como darle un regalo o, aparentemente, llevarlo a bailar.

La ciencia frente a la experiencia

De hecho, cuanto más analizaba las afirmaciones de Meng menos convencido estaba de que estuviesen respaldadas por investigaciones existentes.

Chade-Meng Chen, Jolly Good Fellow de Google durante una charla TED.

Según Haybron hay otros factores, apoyados por estudios más sólidos, vinculados a la felicidad, como la autonomía, el trabajo satisfactorio y calificado, las relaciones y el amor, el dinero, la seguridad y el desprendimiento hacia cosas que podríamos perder.

Y, sin embargo, al mismo tiempo cuanto más ponía en práctica el método de los tres pasos más me parecía que funcionaba.

Comencé a meditar en la oficina. Programé mi celular para que me enviara recordatorios cada hora para desearle felicidad a los otros.

Y me acordé de pensar “tengo un momento de alegría”, cuando me divertía con mis hijas, corría en el parque, bebía una deliciosa cerveza e incluso al escribir esta columna.

Pero me hacía falta conciliar esa brecha entre mi mayor felicidad y la aparente falta de pruebas para apoyar las recomendaciones de Meng.

Cuestión de "personalidad"

Decidí consultar al psicólogo Tom Stafford, quien escribe una columna para BBC Future.

Me habló de lo complejo que resulta el estudio de la felicidad y de las variaciones que se dan entre la ciencia, que tiende a trabajar con promedios de grupo, y la personalidad individual.

Agregó que para él lo interesante es preguntarse cuándo confiamos en la experiencia y cuándo escuchamos a la ciencia.

"Para algunas cosas no necesitamos a la ciencia (¿si te cae una roca en un pie te lastimarás? Y para otras sí ¿Es fumar malo para mi salud?) Yo diría que la felicidad está entre los dos casos", señaló.

Mi investigación me coloca más cerca del ejemplo de la roca, dando más credibilidad a mi experiencia.

Como indica Stafford, puede ser simplemente que la meditación, el registro de la alegría y los buenos deseos van mejor con mi propia personalidad.

Es posible que estudios futuros arrojen más luz sobre el tema. Después de todo el campo de la “psicología positiva” apenas tiene dos décadas de historia.

"En parte no se consiguen las evidencias porque es algo que no se ha estado investigando tanto como, por ejemplo, por qué la gente se deprime", recalcó Stafford.

Para muchos los tres pasos de Meng pueden ser obvios y simplistas. Sin embargo, él comparó sus consejos a mostrarnos cómo se hace un ejercicio de flexión de brazos en el gimnasio.

Sabes que te hace bien, pero tienes que hacer el ejercicio todos los días para obtener resultados.

Yo quizás esté más convencido por la experiencia personal que satisfecho científicamente, pero es suficiente para que vuelva al gimnasio de la felicidad de Google y siga haciendo esas flexiones.