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miércoles, 4 de julio de 2018

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: Quien mal anda, mal acaba...


Por Dra. Margarita Mendoza Burgos
Hace unos días, cuando leía la noticia del asesinato del rapero XXXTentacion, de apenas 20 años, recordaba ese viejo dicho que reza “el que mal anda, mal acaba”. El músico, al que le dispararon -aparentemente fue víctima de un asalto-, es un típico caso de un ser conflictuado que trataba de salir a flote a pesar de sus problemas. Evidentemente fracasó en su intento. 

Estaba esperando un juicio por violencia doméstica tras un incidente con su novia embarazada y antes había estado bajo arresto domiciliario por agresión y acoso. 

Entonces surge la duda: ¿Se puede reconducir la conducta del ser humano? Sí, claro que es posible. Pero a mayor edad, más difícil. Lo primero que se requiere es voluntad. Si realmente el individuo no tiene intenciones de cambiar, la tarea es sencillamente imposible. En el caso de los niños es más fácil poder ilusionarnos con una recompensa, además de hacerlos sentir queridos y aceptados por sus mayores y sus pares. A medida que se hacen mayores, cada vez es más complicado. La ganancia de cambiar debe ser un trabajo o una actividad que les haga sentirse valiosos. 

Si hay una enfermedad concomitante, lo ideal es que se realice un tratamiento farmacológico de la misma. También psicoterapias, terapias de cambio de conducta con refuerzos positivos, pero todo debe ir orientado a reforzar la autoestima y valía de esa persona. Se debe, por supuesto, mejorar el control de la frustración y activar la voluntad de cambio. 

En estos días donde el Mundial de Rusia invade todas las pantallas, es inevitable pasar por alto el lamentable show de Diego Maradona en los diferentes estadios, desde la incitación a la violencia con gestos obscenos hasta su evidente descuido personal, siempre asociado a sus adicciones. Insisto: todos pueden cambiar, pero solamente si ellos lo desean. En el caso de las adicciones es más bien una conducta aprendida, reforzada por una sensación de bienestar y euforia que suele ser instantánea. Sin embargo, muchas veces acaba en frustración cuando las adicciones empiezan a dejar problemas o secuelas no deseables. 

En ese sentido, las compañías son fundamentales, para bien o para mal. Así como un entorno familiar sólido puede oficiar como escudo protector, las malas amistades son un verdadero caldo de cultivo para conductas desviadas. A menor autoestima y peor calidad de relaciones con figuras de autoridad como los padres o maestros, mayor influencia tendrán las malas compañías. 

En muchos casos, una solución son los centros de rehabilitación. Pueden ayudar, pero siempre y cuando sean menos represivos y estén dirigidos por personas que traten a los jóvenes con afecto y les brinden su amistad y trato con respeto, pero acatando normas. No funciona una disciplina exclusivamente militar sino una basada en el consenso y la empatía de todos. Es importante que las reglas no sean tan rigurosas ni demasiadas, pero sí muy claras. 

En casos más extremos, cuando el individuo acaba en la cárcel, las posibilidades de regeneración disminuyen considerablemente. Más allá del hacinamiento, el problema de los centros penales, y sobre todo en Centroamérica, es lo que ocurre entre bastidores. Cuando no están bajo el escrutinio de los guardas, desgraciadamente los reclusos se lastiman y abusan de los más débiles. Su única posibilidad de supervivencia es volverse malo y fuerte. Aunque son pocos los casos, aquellos que aprenden un oficio dentro de prisión, logran un triple objetivo: se alejan del ambiente violento, mantienen su mente ocupada y están preparados para una eventual salida en libertad. 

El joven rapero XXXTentacion era un ejemplo, pero su oscuro pasado llevó a otros a que le asesinaran. El suyo es un caso testigo: no es fácil la reinserción en la sociedad. 

Recomiendo escuchar de él, las canciones Sad , Changes y Save me.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Consultas on line

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.

sábado, 1 de octubre de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS PSICÓPATAS

Dentro de los trastornos mentales la psicopatía, en mayor o menor grado, es uno de los más comunes, aunque, a la vez, de los menos reconocidos; tal vez por el desconocimiento de su significado, de su contenido. A veces hemos escuchado referirse a alguien como un psicópata, y nos suena como a algo parecido a estar loco, o algo así. De hecho, mucha gente tiende a resumir los diferentes trastornos mentales en una sola palabra; estar loco.

Sin embargo, la psicopatía, más que como un trastorno mental, cabría considerarla como un trastorno social de la personalidad del individuo. Me explicaré para que se entienda bien clarito. El psicópata es, básicamente, la persona que no atiende ni considera los valores o los intereses generales y comunes, ni las reglas o las leyes que buscan el bien común. En cambio, crea sus propios valores y sus propias reglas con base a sus intereses particulares, estrictamente personales, sin considerar el interés de otros, o el interés social; frecuentemente, ni siquiera el interés o el derecho de sus familiares o seres cercanos.

El psicópata muestra un fuerte comportamiento antisocial, y, al mismo tiempo suele ser abierto, desinhibido, seductor y envolvente en su relación con los demás. Nótese que esto no es una contradicción. No confundamos ser social con ser sociable. El psicópata tiende a ser sociable por su carácter abierto y fácil relación con los demás, pero al mismo tiempo es antisocial porque siente poca o nula empatía por los demás, y porque no considera los intereses o los derechos de los demás sino solo sus propios intereses y sus propias reglas.

Precisamente su carácter abierto y sociable suele ayudarle no solo a pasar inadvertido como psicópata, sino a crearse una imagen positiva ante los demás, y a ganarse su confianza. Sin embargo, como suele decirse, es solo una piel de cordero que esconde un lobo dentro de sí. Y es que el psicópata siente muy poca o nula empatía por los demás, y muy poca o nula sensación de remordimiento o arrepentimiento. Sus muestras de pesar o de alegría por asuntos de otras personas suelen ser pura actuación, y suelen ser buenos actores.

Pero el mayor problema con los psicópatas es que sus únicos valores son aquellos que benefician su interés personal, lo que significa que tenderá a satisfacer su interés personal sin importarle lo más mínimo el perjuicio que con ello le esté ocasionando a otros, a veces incluso, insisto, a familiares o seres cercanos. Es común, por tanto, que tras ganarse la confianza de los demás, tienda a aprovecharse de ella en su interés. Cualquiera que se interpone en sus pretensiones se convierte en su enemigo y objeto de su odio, y tenderá establecer alianzas y a fabricar bulos para desacreditarla y quitarla de en medio de la forma que sea.

El psicópata tiende a ser obediente con las leyes siempre que vea que desobedecerlas entraña alto riesgo, pero es una obediencia basada absolutamente en el temor, y para nada en el respeto a la misma. Y es que, en el fondo, la única ley que el psicópata considera es su propia ley con base a sus propios intereses, por lo que si ve la posibilidad de burlar las leyes o los derechos ajenos sin ser descubierto, lo hará sin el más mínimo recato ni remordimiento.
Naturalmente que este trastorno se da en diferentes grados, desde leve hasta muy severo, y frecuentemente combinado con otros trastornos y otras manifestaciones; pero ahora que sabe cómo es básicamente un psicópata, seguro que le han venido a la mente más de dos o tres personas conocidas, posiblemente incluso algún familiar; y puede ser que hasta usted mismo, aunque le cueste reconocerlo. Pero probablemente le han venido a la mente infinidad de políticos. Sí, en este gremio es donde más abundan los psicópatas. Y no es extraño; la personalidad sociable del psicópata le ayuda a ganarse la confianza de la gente que le va a votar. Después, desde una posición de poder le es más fácil burlar, adaptar o deformar las leyes de interés común para satisfacer sus intereses personales.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

domingo, 24 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: PROYECTO FALLIDO

Imágenes por Compartiendo mi Opinión

Mis inicios en el Hospital Bloom fueron difíciles, aunque, a la vez, mi estancia en él fue muy provechosa, tanto para mí como para los pacientes que tuve el gusto de atender. Como estaba incorporándome, me pusieron con una doctora que cubría el área de psiquiatría infantil, aunque era psiquiatra general. Yo me presenté ante ella tímidamente, y fue evidente que no le agradó tenerme a su lado. En una primera instancia creo que pensó que yo llegaba a sustituirla o a fiscalizarla. Cuando le dije que me estaba incorporando, me respondió a todo pulmón y delante de los pacientes: "¡Ah! entonces usted es gata; una gata".
Así les dicen a los que aún no son médicos (yo lo era, pero aun no reconocida en El Salvador). Me contaron luego las secretarias que eso se escuchó hasta afuera de la oficinita, y no es extraño, considerando que no tenía puerta. Ella llegaba solamente un par de horas al día; en cambio yo pasaba de 8 de la mañana a 2 ó 3 de la tarde allí, por lo que me dio tiempo para conocer a muchas personas, maravillosas algunas, no tanto otras.
La vida laboral en un hospital, es apasionante. Para mí, como psiquiatra infantil en un hospital de niños, más todavía. Observar y analizar el sufrimiento, tanto de niños y padres de familia, como de médicos y enfermeras, unos más indiferentes que otros, fue muy aleccionador. Sospechaba que mis colegas médicos se sentían un poco amenazados por "la doctora que examinaba sin estetoscopio" (así me decían); o sea, la “analiza-pensamientos”, querían decir. Y es que aun para los médicos, la psiquiatría es una especialidad orientada a buscar los locos entre los cuerdos.
Nada más alejado de la realidad; sobre todo cuando se ha hecho una subespecialidad en niños y adolescentes y otra en terapia familiar. Yo sabía algo de en qué consisten las demás especialidades de la medicina. Ellos, en realidad, no sabían nada de en qué consistía la mía. Para los propios colegas médicos la psiquiatría estaba impregnada del mismo estigma que para el resto de la sociedad, y eso era un gran obstáculo para que mi recurso pudiera ser apreciado.
Fue un esfuerzo largo y solitario conseguir que algunos colegas médicos empezaran a comprender, aunque fuera un poquito, que no hay que estar "loco" para recurrir a la psiquiatría. Esta nos proporciona una mirada neutral ante problemas cotidianos de nuestra vida en relación con nosotros mismos, la pareja, amistades, en el ámbito laboral y el ambiente social en general.
Pasado un tiempo se me ocurrió pedir plaza en el Ministerio de Salud Publica, y aquí sí hubo suerte. Como la doctora ya mencionada llegaba a dar consulta a última hora de la mañana, a mi me asignaron la hora más tempranita, lo cual me agradó bastante. Ya con cierta autoridad, lo primero que hice fue negarme a dar consulta, a menos, que le pusieran puerta al cubículo, pues, como ya dije, se oía todo lo que los pacientes estaban hablando, que muchos de los casos se trataba de abusos o violaciones, y en todos los casos, de temas personales y privados. El ser humano tiene derecho a su privacidad siempre, y, en particular en temas de salud; más aun en el caso de la psiquiatría.
Pobres enfermeras; les fue complicado, pero lograron que mandaran ponerme una puerta. Para lo que ya no alcanzó su buena voluntad, fue para ponerme un ventilador, como tenían todos los demás cubículos. Pues tozuda yo, como siempre, pedí autorización para llevar mi propio ventilador y dejarlo allí hasta que decidieran ponerme uno de parte del hospital. Así mismo, empecé a tratar de que nos diesen al menos unas cuatro camas en la sección de hospitalización para los niños víctimas de abuso, ya que hasta entonces la práctica era llamar al médico para "hacer hablar al paciente" (como si de un acusado se tratase), curar alguna lesión, si la había, y "para afuera". A mí eso no me parecía nada adecuado, y yo defendía que cada quien tiene derecho a hablar al ritmo que su alma le permita; y, por supuesto, no arrancaba confesiones del trauma para luego firmar el alta y “afuera”. En alguna ocasión llegué a cuestionar a algún jefe de servicio sobre qué sentiría si yo tratase así a su hija o pariente.
Las pruebas psicométricas que se utilizaban en este centro, eran, casi casi, “de las que trajo Colón en las carabelas". En ellas la mayoría de los niños arrojaban coeficientes intelectuales deficientes; por lo inadecuado de las pruebas, y, además porque la mayoría de pacientes son niños inquietos y, frecuentemente, con problemas de atención. Toda esta situación me invitó a crear una unidad de Salud Mental de calidad y como merecen los niños salvadoreños. Para ello, al salir del hospital, me iba a recorrer embajadas, agencias de cooperación internacional, universidades, etc. para lograr apoyos económicos y técnicos para realizar mi sueño. 
En este tiempo ya había aparecido en el firmamento otro doctor psiquiatra pediatra, que, por alguna razón, no fue aceptado como miembro de la Asociación de Pediatría. Curiosamente, a él sí fue posible habilitarle un cubículo con ventilador. Pasado un tiempo, logré tener un bonito proyecto de Unidad de Salud Mental, y empecé a pedir para la misma un gran cubículo que estaba vacío en el anexo del hospital. El director daba visos de aceptar, pero solo si había consenso de los tres médicos que atendían el área de psiquiatría.
Acá empezó otro calvario. Me ocurrió lo de "la gallinita que se encontró un grano de maíz y quería hacer un pastel con él". Nadie me ayudó a hacer mi proyecto, y menos a buscar recursos; pero lo peor fue que la doctora original, la que me había llamado “gata”, se alió con el nuevo doctor en contra mía, decidiendo dar a éste la dirección de mi propio proyecto, de mi sueño. Me pareció una jugada muy fea, y apele a las autoridades del hospital, pero, como Poncio Pilatos, se lavaron las manos.
Pasé días amargos. Finalmente, y ya sin nada que hacer, llegó el día de firmar el acuerdo para iniciar los trámites de la Unidad. Habiendo ya firmado la colega mujer; nos reunimos el colega varón y yo. Para no firmar, fingí haber tenido un accidente en mi mano derecha, y a solas con el doctor, y con mi mano enyesada, le pregunté: "¿Verdad que a usted ni le interesa esto, y lo hace por quitarme mi sueño?" "Sí" fue su confidencial respuesta. Me quedé con las ganas de golpearlo con la mano enyesada, pero simplemente me fui, y a los pocos días presenté mi renuncia. 
Allí les quedó todo listo para llevar a cabo mi sueño, pero creo que aun ahora, veinte años después este solo existe en un papel mojado y en mi alma. Y es que, por bueno que sea un proyecto, es la voluntad de las personas lo que mueve las cosas. Creo yo, a quien terminaron marginando, era la única que tenía la voluntad y disposición. Es un ejemplo más de por qué las cosas funcionan como funcionan en nuestro país.
Tras ello, me dediqué exclusivamente a mi consulta privada, en la que me fue de maravilla, ya que Dios me dio tan abundante clientela que quejarme no puedo. Allí utilicé pruebas adecuadas, y tenía psicólogas y terapeutas educativas. Qué lástima que solo se beneficiaran aquellos con recursos para pagar un servicio privado, y no la población más necesitada.
¿Y qué pasó con mi sueño? Aún lo tengo en el alma. No considero justo que nuestra niñez Salvadoreña no pueda tener la atención adecuada que merece y necesita. La causa de muchos “ninis”, son dificultades de aprendizaje que no se detectan ni se atienden en forma adecuada. En fin, podría mencionar mil razones de por qué es necesario atender la salud mental de nuestra niñez y sus familias, de una forma integral. En mi corazón  ha quedado  una gran tristeza. Saqué adelante a mis hijos, a mis consultantes… pero no pude ayudar a la niñez salvadoreña porque no me dejaron.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

sábado, 9 de julio de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: CONFESION SOBRE MACHISMO PROFESIONAL


Estando en el Hospital de Niños Benjamín Bloom, allá por el año 1996, y perteneciendo a la Sociedad de Pediatría de El Salvador, por ser la única “Psiquiatra Pediatra” que reunía los requisitos para dicha asociación, se me encomendó, como requisito de incorporación de médico, realizar una investigación. La tarea no fue fácil, pues no contaba con muchos recursos ni económicos ni humanos, aunque debo confesar que sí conté con la ayuda de un psicólogo, y de mi esposo, para hacer las revisiones bibliográficas, armar las encuestas, hacer estadísticas, etc.

Las encuestas las llevé a cabo solita, ya que era la única que tenía derecho de entrar al hospital. La investigación se tituló: EVALUACIÓN DEL CONOCIMIENTO Y MANEJO SOBRE PROBLEMAS DE SALUD MENTAL EN EL HOSPITAL NACIONAL DE NIÑOS BENJAMÍN BLOOM. DEMANDAS EXISTENTES EN EL MISMO. RESULTADOS EXTRAPOLABLES AL MEDIO HOSPITALARIO PUBLICO SALVADOREÑO, Y A LA POBLACIÓN SALVADOREÑA, EN GENERAL.

Fueron tan relevantes los datos obtenidos que se me ocurrió llevarla a la Organización Panamericana de la Salud, que es subsidiaria de la Organización Mundial de la Salud. Debido a su interés, conclusiones y recomendaciones para mejorar la Salud Mental de los centros hospitalarios y en el país en general, la OPS me concedió el honor de publicarla, convirtiéndola así en LA PRIMERA INVESTIGACIÓN SOBRE SALUD MENTAL LLEVADA A CABO EN EL SALVADOR, EN SER PUBLICADA POR LA ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD (O.P.S.).

Se realizó una gran tirada de ellas, en bello papel y con bellas cubiertas. Yo estaba feliz; no tanto por mi éxito, sino por lo que representaba como punto de partida para mejorar la situación de la salud mental. Se me encomendó ayudar a coordinar la entrega de las mismas al Ministro de Sanidad de esa época, a las autoridades del Hospital Bloom y a los miembros de la Junta Directiva de la Sociedad de Pediatría.

Desgraciadamente, y debido a la falta de respuesta e indiferencia de todos ellos, me notificaron que ya no había espacio en las bodegas de la institución, y que debía recoger el material.

Sin desmayar, eso hice y me dediqué a distribuirlas en forma personal a ministerios, organizaciones, y a quien pude. Fueron contados con los dedos de una mano los que acusaron haberlas recibido, incluida nuestra querida Facultad de Medicina de la Universidad Nacional. 

Aún deseando publicitar más la investigación, y también con cierta frustración por alguna felicitación adeudada, me presenté a las oficinas del Hospital Bloom y de la Sociedad de Pediatría para pedirles que publicaran alguna felicitación en algún rotativo, como suelen hacer en caso de otros colegas. Ante las negativas, decidí "apretarme el cinturón" y pagar mi propia felicitación avalada con el permiso de decir que provenía del Hospital.

Algunos me felicitaron, pero muchos se burlaron de que mi felicitación había sido autofinanciada. Ahora, cuando han pasado veinte años de aquello, tengo el valor y el deseo de contarlo y no siento vergüenza de lo que hice; más bien mi vergüenza es ajena y dirigida a todas las entidades que me dieron la espalda por el nulo interés que existía en la salud mental, por ser el éxito de alguien recién llegado, y, sobre todo, por venir de una mujer.
Si volviera a nacer lo volvería a hacer. Lo cuento para que las mujeres recapaciten sobre la situación de machismo imperante en el país, que llega a descalificar a buenos profesionales simplemente por ser “del sexo equivocado”. Ahora que las mujeres empiezan a contar sus abusos; ahora que aun en política somos minoría y descalificadas, valga esta narración para exhortar a todas las mujeres a unirnos, a no criticar a otras mujeres y empoderar nuestras fuerzas, desde donde quiera que estemos: Hogar, escuela, en la política, profesionales en general, a apoyarnos y a no descalificarnos. SOLO LA UNION HACE LA FUERZA.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.  

domingo, 31 de agosto de 2014

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LA DEPRESION Y DIOS

                                 
                 La depresión es un tema que se convierte en actualidad de forma recurrente cada vez que se descubre que algún personaje famoso la sufre, o, en los peores casos, cuando las noticias anuncian el suicidio de un personaje famoso, y entre las circunstancias paralelas que envuelven el caso, el protagonista sufría de depresión. Ha sucedido recientemente con la muerte del actor Robin Williams. A raíz de este caso, he podido escuchar o leer similares comentarios a los que leído y escuchado muchas otras veces en similares circunstancias, tales como: “Debió acercarse más a Dios”, o “A mi también me pasaba y me curé acercándome a Dios”.

            Quienes hacen este tipo de comentarios ponen de manifiesto una fe en Dios casi tan grande como su ignorancia sobre lo que es una depresión, una profunda depresión, sus consecuencias, y su forma de manejarla. Y no es que esté mal tener una gran fe en Dios, por supuesto; lo que no se debe es  mezclar cosas que no tienen nada que ver. Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios, y a los especialistas en salud mental, lo que les compete a ellos. Debo abogar porque cada quien tenga su lugar, porque, de lo contrario, creo que sería demasiado frustrante para mí, y para otros profesionales de la salud mental reconocer que hemos dedicado tantos años de esfuerzo a estudiar, entre otras cosas, algo que tenía una solución tan al alcance de la mano. Suena tan surrealista como las más surrealistas historias de Chespirito.

            Una depresión profunda es algo muy serio; muy muy serio. Casi tan serio como un terremoto ante el que los geólogos más expertos, poco o nada pueden hacer. El señor Robin Williams padecía de depresión profunda y estaba siendo tratado profesionalmente, y aún así, no se pudo hacer nada. Hay quien dice que más que por la depresión fue por las drogas y el alcohol. Yo no sé la verdad, pero ¿no será más bien al revés, que las drogas y el alcohol trataron de ser refugio o medicina para la depresión?

¿Y si se hubiera acercado a Dios? Eso tampoco se puede saber. Lo que sí se puede saber, porque los especialistas lo hemos visto casi a diario, es que hay personas que pasan por un periodo transitorio de “bajón” (que no depresión, es muy distinto), “se acercan a Dios”, y milagrosamente ya están curados; otras personas que sufren de una depresión más fuerte, “se acercan a Dios”, y sostienen que Dios les ha curado, aun cuando es obvio, y más para un especialista, que están tratando de enmascarar su depresión escondiéndose detrás de Dios. Y hay incluso quienes, aún habiéndose “acercado a Dios”, y habiéndolo usado para enmascarar su problema, han tenido el mismo final que el señor Robin Williams.

            Si se toman la molestia de buscar en Google (disculpen el sesgo, es el que yo uso, pero pueden buscar en cualquier buscador de internet), encontrarán muchísimas más ofertas de soluciones a la depresión por parte de líderes religiosos, poniendo  a Dios como herramienta, que de profesionales de la salud mental poniendo su conocimiento y experiencia como herramienta. Tal vez sea una forma de reconocer, por parte de los profesionales de la salud mental, que tienen la batalla perdida frente a los líderes religiosos por la conquista de los clientes, pese a que ellos, como tales, jamás estudiaron nada sobre la depresión.

Pero es que el conocimiento y la experiencia no tienen nada que hacer frente a Dios, porque “Dios lo puede todo”, y los profesionales, por mucho conocimiento y experiencia, que tengan, no son más que humanos. De modo, que los profesionales nos resignamos a no ser representantes más que de nosotros mismos, y a agradecer a quien confía en nosotros y piensa que los milagros no existen, que, generalmente, hay que hacer algún esfuerzo para conseguir resultados, y que lo más cerca que estamos de Dios es confiando en la capacidad que Dios le ha dado al ser humano para investigar, para aprender, y para poner los conocimientos adquiridos al servicio de los demás seres humanos.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.

Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro.