sábado, 1 de octubre de 2016

SALUD MENTAL LA MEJOR HERENCIA FAMILIAR: LOS PSICÓPATAS

Dentro de los trastornos mentales la psicopatía, en mayor o menor grado, es uno de los más comunes, aunque, a la vez, de los menos reconocidos; tal vez por el desconocimiento de su significado, de su contenido. A veces hemos escuchado referirse a alguien como un psicópata, y nos suena como a algo parecido a estar loco, o algo así. De hecho, mucha gente tiende a resumir los diferentes trastornos mentales en una sola palabra; estar loco.

Sin embargo, la psicopatía, más que como un trastorno mental, cabría considerarla como un trastorno social de la personalidad del individuo. Me explicaré para que se entienda bien clarito. El psicópata es, básicamente, la persona que no atiende ni considera los valores o los intereses generales y comunes, ni las reglas o las leyes que buscan el bien común. En cambio, crea sus propios valores y sus propias reglas con base a sus intereses particulares, estrictamente personales, sin considerar el interés de otros, o el interés social; frecuentemente, ni siquiera el interés o el derecho de sus familiares o seres cercanos.

El psicópata muestra un fuerte comportamiento antisocial, y, al mismo tiempo suele ser abierto, desinhibido, seductor y envolvente en su relación con los demás. Nótese que esto no es una contradicción. No confundamos ser social con ser sociable. El psicópata tiende a ser sociable por su carácter abierto y fácil relación con los demás, pero al mismo tiempo es antisocial porque siente poca o nula empatía por los demás, y porque no considera los intereses o los derechos de los demás sino solo sus propios intereses y sus propias reglas.

Precisamente su carácter abierto y sociable suele ayudarle no solo a pasar inadvertido como psicópata, sino a crearse una imagen positiva ante los demás, y a ganarse su confianza. Sin embargo, como suele decirse, es solo una piel de cordero que esconde un lobo dentro de sí. Y es que el psicópata siente muy poca o nula empatía por los demás, y muy poca o nula sensación de remordimiento o arrepentimiento. Sus muestras de pesar o de alegría por asuntos de otras personas suelen ser pura actuación, y suelen ser buenos actores.

Pero el mayor problema con los psicópatas es que sus únicos valores son aquellos que benefician su interés personal, lo que significa que tenderá a satisfacer su interés personal sin importarle lo más mínimo el perjuicio que con ello le esté ocasionando a otros, a veces incluso, insisto, a familiares o seres cercanos. Es común, por tanto, que tras ganarse la confianza de los demás, tienda a aprovecharse de ella en su interés. Cualquiera que se interpone en sus pretensiones se convierte en su enemigo y objeto de su odio, y tenderá establecer alianzas y a fabricar bulos para desacreditarla y quitarla de en medio de la forma que sea.

El psicópata tiende a ser obediente con las leyes siempre que vea que desobedecerlas entraña alto riesgo, pero es una obediencia basada absolutamente en el temor, y para nada en el respeto a la misma. Y es que, en el fondo, la única ley que el psicópata considera es su propia ley con base a sus propios intereses, por lo que si ve la posibilidad de burlar las leyes o los derechos ajenos sin ser descubierto, lo hará sin el más mínimo recato ni remordimiento.
Naturalmente que este trastorno se da en diferentes grados, desde leve hasta muy severo, y frecuentemente combinado con otros trastornos y otras manifestaciones; pero ahora que sabe cómo es básicamente un psicópata, seguro que le han venido a la mente más de dos o tres personas conocidas, posiblemente incluso algún familiar; y puede ser que hasta usted mismo, aunque le cueste reconocerlo. Pero probablemente le han venido a la mente infinidad de políticos. Sí, en este gremio es donde más abundan los psicópatas. Y no es extraño; la personalidad sociable del psicópata le ayuda a ganarse la confianza de la gente que le va a votar. Después, desde una posición de poder le es más fácil burlar, adaptar o deformar las leyes de interés común para satisfacer sus intereses personales.

Acerca de la Dra. Mendoza Burgos

Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.

Fui la primera Psiquiatra infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas especialidades en El Salvador.

Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.

La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.

Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.


Estoy absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el futuro. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario