Tomado de BBC Mundo
La masacre que marcó las relaciones de Haití y la República Dominicana
Por Nick Davis
Rafael Trujillo estuvo en el poder desde
1930 hasta que lo asesinaron en 1961.
Hoy se cumplen 75 años de una masacre que
se cobró la vida de miles de haitianos en la República Dominicana.
Hace 75 años la frontera entre Haití y la
República Dominicana fue el escenario de una masacre que, aunque ha formado
parte durante mucho tiempo del imaginario colectivo haitiano, era desconocida
para el resto del mundo.
El episodio se bautizó como la
"masacre del perejil", porque los soldados dominicanos llevaban una
rama de perejil y le preguntaban a los sospechosos de ser haitianos que
pronunciasen dicha palabra.
A aquellos que tenían como lengua materna
el criollo haitiano les resultaba difícil, un error que les podía costar la
vida.
Los historiadores estiman que entre 9.000
y 20.000 haitianos fueron asesinados en la República Dominicana bajo las
órdenes del dictador Rafael Trujillo.
Los cuerpos fueron arrojados en el Río
Masacre, ominosamente bautizado así por una antigua disputa colonial entre
España y Francia.
Los asesinatos de 1937 cambiaron la
relación entre los dos países de la isla La Española y sus efectos pueden verse
todavía hoy.
Desde finales de septiembre a mediados de
octubre de ese año hombres, mujeres y niños fueron primero reunidos y
posteriormente golpeados hasta la muerte solo por el hecho de ser haitianos.
Incluso dominicanos de piel oscura fueron
víctimas de una purga conocida como "el corte".
El comercio entre Dajabon y Ouanaminthe,
en el lado haitiano, es crucial para ambas localidades.
Los extranjeros como chivo expiatorio
Los migrantes haitianos han cruzado
durante generaciones la frontera en el norte de la isla para trabajar en las
plantaciones de azúcar de la República Dominicana.
Pero durante la gran depresión que comenzó
en 1929 la economía del país cayó en picado y los inmigrantes se convirtieron
en el chivo expiatorio.
Documentos diplomáticos estadounidenses de
la época describen los asesinatos como "una campaña sistemática de
exterminación".
Trujillo era un importante aliado de
Estados Unidos, pero después de que la magnitud de la masacre saliese a la luz
la administración del presidente Franklin D. Roosevelt hizo que el gobierno
dominicano pagase reparaciones a las familias de las víctimas – un dinero que
en última instancia nunca llegó a su destino.
Hay evidencia de que en muchos pueblos
dominicanos la gente arriesgó sus vidas para ayudar a sus vecinos, pero en
otros muchos incluso los delataron.
Muchos haitianos buscan trabajo en la
República Dominicana.
Historia compartida
En la actualidad la frontera está abierta
los lunes y los viernes.
El puente que conecta la ciudad de Dajabón
en el lado dominicano y Ouanaminthe en Haití es un mar de gente con productos
para comerciar.
Las dos ciudades, donde se oyen ecos tanto
del criollo como de la lengua española, dependen una de la otra.
"Son más las cosas que tenemos en
común que las que nos diferencian. Trujillo intentó despojar a la República
Dominicana de sus raíces haitianas pero nuestras culturas y formas de vida son
muy parecidas", dice Lesly Manigat, un médico haitiano que vive en la
ciudad dominicana de Santiago.
"Franceses, españoles, africanos… la
nuestra es una historia compartida".
El doctor Manigat pertenece a un grupo
llamado "Frontera de luces", que celebra el aniversario con arte,
poesía y acciones sociales en un intento por acercar a ambas comunidades.
Para conmemorar la fecha hubo misas en
honor de los muertos en las dos ciudades fronterizas y la gente participó en
una vigilia con velas en la que marcharon hacia la frontera.
Se pudieron oír voces de apoyo a medida
que las luces intermitentes de las velas descendían por el río.
Pero para algunos ya ha pasado demasiado
tiempo.
Varios diarios dominicanos argumentaron
que el aniversario podía propiciar un aumento de la tensión, pero sus
organizadores aseguraron que era importante recordar.
"La gente lo ha descrito como 75 años
de silencio, y esta es una oportunidad para hablar sobre ello porque todavía
sufrimos estas heridas y para no repetir el pasado", afirma Cynthia
Carrion.
A nivel del estado hay todavía cierta sensación
de rechazo hacia los haitianos de piel oscura"
Edward Paulino, un dominicano-estadounidense
miembro de "Frontera de luces"
Esfuerzo conjunto
Ambas comunidades se unieron para marcar el aniversario.
Aun así, las actitudes marcadas por un
oscuro pasado persiguen a los dos países.
Se estima que en la República Dominicana
viven más de un millón de inmigrantes ilegales haitianos y que en Dajabón,
provincia en la frontera, el tráfico de personas está muy extendido.
"Después de 1937 la cultura dominicana se
hizo exclusiva. A nivel local la gente podía trabajar junta y aceptar que
tenemos una sociedad mixta, de la cual los dominicanos de origen haitiano son
también parte", afirma el doctor Edward Paulino, un
dominicano-estadounidense miembro de "Frontera de luces".
"Pero a nivel del estado hay todavía
cierta sensación de rechazo hacia los haitianos de piel oscura".
Hace poco un trabajador haitiano
presuntamente mató a un dominicano en una ciudad de la frontera, Loma de
Cabrera.
Los locales le dijeron a los haitianos que
abandonasen el pueblo en las siguientes 24 horas.
Pero muchos de los que tomaron parte en
las celebraciones para marcar el aniversario de la masacre coincidían en la
unión que existe entre la gente a ambos lados de la frontera.
"Llevamos a cabo la limpieza de un
parque en el lado haitiano. Uno de los voluntarios no podía creer que
hubiésemos venido a ayudar a limpiar su comunidad y entonces me di cuenta que
era la primera vez que hacíamos algo así" dijo Sady Díaz, una de las
organizadoras.
La gente de los dos pueblos se volverá a juntar
este mismo mes para pintar murales en la frontera, un eterno tributo a aquellos
que murieron.