Muchos factores pueden
contribuir al desarrollo de los trastornos de conducta en el niño o en el
adolescente, incluyendo el daño cerebral, el haber sufrido abuso, los defectos
del desarrollo físico, el fracaso escolar, las experiencias negativas con la familia
y con la sociedad, etc. Excepto en el caso del daño cerebral, las demás causas
son externas, incluso los defectos del desarrollo físico, puesto que no son los
defectos en sí mismos los que causan el trastorno de conducta, sino la burla,
el rechazo y la marginación que manifiestan los demás ante tales defectos.
Cualquiera de estas
causas externas provoca en la persona una muy baja autoestima y una profunda
herida ante la cual reacciona negativamente en contra de aquello que le hiere,
es decir, desde el entorno familiar hasta el entorno social más amplio,
reacción negativa que se expresa con la mala conducta. Ello, a su vez, causa
una reacción negativa en los demás, que por ello le rechazan y marginan más
aún, lo que hace que se comporte aún peor, creándose un círculo vicioso muy
difícil de romper sin la ayuda pertinente.
El tratamiento de los
niños con trastorno de conducta no es fácil, ya que las causas del problema son
variadas y complejas, y también porque cada niño es único. Existen diferentes
alternativas para el tratamiento, dependiendo de la severidad del trastorno.
Además del reto del tratamiento, muchas veces se pone también en contra la
falta de cooperación del niño y del medio, y la falta de confianza de los
adultos. Para poder diseñar un plan integral de tratamiento, el especialista
necesita utilizar la información de otros especialistas médicos del niño, la
familia y los maestros para entender bien las causas del trastorno.
La terapia del comportamiento
y la psicoterapia son usualmente necesarios para ayudar al niño a expresar y a
controlar su rabia. La educación
remedial puede ser necesaria para los jóvenes con problemas de
aprendizaje. Los padres y, frecuentemente también los maestros, necesitan
asistencia de los especialistas para aprender a manejar la situación y para
diseñar y llevar a cabo programas educativos en la casa y en la escuela. El
tratamiento, en función de cuáles sean las causas también puede incluir
medicamentos.
El tratamiento suele ser
prolongado, ya que toma mucho tiempo establecer nuevas actitudes y patrones de
conducta. Sin embargo el tratamiento ofrece una oportunidad para una
considerable mejoría en el presente y una esperanza de éxito en el futuro.
Acerca de la Dra. Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General
y Psicología Médica, Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia,
obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde
1,993, en El Salvador, se ha enfocado en dos direcciones fundamentales: una es
el ejercicio de la profesión en mi clínica privada; y la segunda es la
colaboración con los diferentes medios de comunicación nacionales, y en
ocasiones también internacionales, con objeto de extender la conciencia de la
necesidad de salud mental, y de apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado
también con otras instituciones en sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir,
Ministerio de Educación, Hospital Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador.
He sido también acreditada por la embajada de U.S.A. en El Salvador para la
atención a su personal. Todo ello me hizo acreedora en 2007, de un Diploma de
reconocimiento especial otorgado por la Honorable Asamblea Legislativa de El
Salvador, por la labor realizada en el campo de la salud mental. Desde 2008
resido en Florida, Estados Unidos, donde compatibilizo mi actividad profesional
con otras actividades.
La tecnología actual me ha
permitido establecer métodos como video conferencia y teleconferencia, doy
consulta a distancia a pacientes en diferentes partes del mundo, lo
cual brinda la comodidad para mantener su terapia regularmente aunque
esté de viaje. De igual manera permite a aquellos pacientes que viven en
ciudades donde los servicios de terapeuta son demasiado altos acceder a ellos.
Todo dentro de un ambiente de absoluta privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi
profesión hacia la prevención, y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones
familiares y dirección y educación de los hijos, porque después de tantos años
de experiencia profesional estoy cada vez más convencida de que el
desenvolvimiento que cada persona tiene a lo largo de su vida está muy
fuertemente condicionado por la educación que recibió y el ambiente que vivió
en su familia de origen, desde que nació, hasta que se hizo adulto o se
independizó, e incluso después.
Estoy
absolutamente convencida del rol fundamental que juega la familia en lo que
cada persona es o va a ser en el futuro.