Ante la situación de divorcio de los padres, invariablemente los niños se
sienten asustados y confundidos por la amenaza a su estabilidad y seguridad
personal. Algunos padres se sienten tan heridos y abrumados por el divorcio que
buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos, sin entender que los adultos son
ellos, los padres; los hijos están aún más heridos, abrumados e indefensos; no
se les puede cargar con más responsabilidad. Los hijos difícilmente entienden
lo que está pasando, ni mucho menos por qué y los padres deben explicárselo,
cómo se verán afectados y cómo será su vida a partir de ahora.
Es frecuente que los niños crean que ellos son la causa del conflicto entre sus
padres. Muchos asumen la responsabilidad de reconciliar sus padres y muchas
veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. La pérdida traumática de uno o
de ambos padres debido al divorcio puede hacerlos vulnerables a enfermedades
físicas y mentales. Sin embargo, con mucho cuidado y atención, una familia
puede hacer uso de su fortaleza o de sus factores positivos durante el
divorcio, ayudando así a los niños a tratar de manera constructiva con la
resolución del conflicto de sus padres.
Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistente en sus hijos.
Estas señales pueden incluir la pérdida de motivación por la escuela, por los
amigos o, aún peor, por entretenerse. Otras señales de aviso son el dormir muy
poco o demasiado y el ser habitualmente rebeldes y argumentativos con los
familiares.
Es muy frecuente que los padres que se están divorciando utilicen a los hijos
como arma, o bien como objeto de posesión o dominio, como si se tratara de la
casa o el carro. Los niños han de saber que su mamá y su papá seguirán siendo
sus padres aún cuando la pareja se termine y los padres no vivan juntos; pero
sobre todo, los padres también han de tenerlo claro, así como que su
responsabilidad en la atención emocional de los hijos es ahora mayor que nunca.
Las disputas prolongadas a cerca de la custodia de los hijos, o el presionar a
los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá le puede hacer
mucho daño a los hijos y acrecentará el daño intrínseco del divorcio.
La continuación de
la obligación de los padres por lograr el bienestar afectivo y emocional de sus
hijos es vital. Si el niño tiene indicios de estrés, los padres deben consultar
con un especialista, quien podrá evaluar y darle tratamiento al niño para
aliviar las causas del estrés. Además el especialista puede reunirse con los
padres para asesorarles y enseñarles cómo manejar la situación, y cómo pueden
minimizar los problemas que causa el divorcio, con el fin de hacerlo menos
dañino para todos los miembros.
Acerca de la Dra. Mendoza
Burgos
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Titulaciones en Psiquiatría General y Psicología Médica,
Psiquiatría infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad
Complutense de Madrid, España.
Mi actividad profesional, desde 1,993, en El Salvador, se ha
enfocado en dos direcciones fundamentales: una es el ejercicio de la profesión
en mi clínica privada; y la segunda es la colaboración con los diferentes
medios de comunicación nacionales, y en ocasiones también internacionales, con
objeto de extender la conciencia de la necesidad de salud mental, y de
apartarla de su tradicional estigma.
Fui la primera Psiquiatra
infanto-juvenil y Terapeuta familiar acreditada en ejercer dichas
especialidades en El Salvador.
Ocasionalmente he colaborado también con otras instituciones en
sus programas, entre ellas, Ayúdame a Vivir, Ministerio de Educación, Hospital
Benjamín Bloom, o Universidad de El Salvador. He sido también acreditada por la
embajada de U.S.A. en El Salvador para la atención a su personal. Todo ello me
hizo acreedora en 2007, de un Diploma de reconocimiento especial otorgado por
la Honorable Asamblea Legislativa de El Salvador, por la labor realizada en el
campo de la salud mental. Desde 2008 resido en Florida, Estados Unidos, donde
compatibilizo mi actividad profesional con otras actividades.
La tecnología actual me ha permitido establecer métodos como
video conferencia y teleconferencia, doy consulta a distancia a pacientes en
diferentes partes del mundo, lo cual brinda la comodidad para
mantener su terapia regularmente aunque esté de viaje. De igual manera permite
a aquellos pacientes que viven en ciudades donde los servicios de terapeuta son
demasiado altos acceder a ellos. Todo dentro de un ambiente de absoluta
privacidad.
Trato de orientar cada vez más mi profesión hacia la prevención,
y dentro de ello, a la asesoría sobre relaciones familiares y dirección y
educación de los hijos, porque después de tantos años de experiencia
profesional estoy cada vez más convencida de que el desenvolvimiento que cada
persona tiene a lo largo de su vida está muy fuertemente condicionado por la
educación que recibió y el ambiente que vivió en su familia de origen, desde
que nació, hasta que se hizo adulto o se independizó, e incluso después.
Estoy absolutamente convencida del
rol fundamental que juega la familia en lo que cada persona es o va a ser en el
futuro.
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